domingo, 18 de septiembre de 2011

La Noche de los Lápices que siguen escribiendo la historia

La Noche de los Lápices que siguen escribiendo la historia.

REALPOLITIK | 18 de septiembre de 2011

Cultura | Documento histórico

 Por IRINA STERNIK

Era la madrugada del 16 de septiembre de 1976 cuando comandos del ejército y de la policía bonaerense ingresaron a los domicilios de amigos, abuelas y padres de diez estudiantes secundarios de diferentes escuelas de la ciudad de La Plata. Los secuestraron, los torturaron, los humillaron, los chuparon. Los llamaron “potenciales subversivos”. Los mataron.

Sólo sobrevivieron Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler. Claudio de Acha y Horacio Ungaro, de 17 años, Daniel Alberto Racero y María Clara Ciocchini, de 18 años, María Claudia Falcone y Francisco López Muntaner, de 16 años, continúan desaparecidos.

Para algunos, como Pablo Díaz, fueron 90 días de horror.

Horas reconstruidas y retratadas por uno de los sobrevivientes del “Pozo de Banfield” que al marcharse, al salvarse, se llevó el pedido desgarrador de sus compañeros que le gritaban: “No nos olvides”.

Para otros, fueron toda una vida que se cortó antes de cruzar la mayoría de edad. Se estima que entre el 73 y el 76, el plan sistemático de persecución de estudiantes se llevó 250 vidas.

Pero no fue hasta el juicio a las juntas militares en 1985 que este crimen tomó nombre y estado público: “La Noche de los Lápices”. Así la apodaron en un documento de la jefatura de policía de la provincia de Buenos Aires firmado por un comisario mayor de apellido Fernández. Le sobrevivieron una película, libros, homenajes, canciones y revisionismo histórico. El filme “La Noche de los Lápices”, de Héctor Olivera, permitió que esta historia comenzara a tener repercusión masiva.

Lejos de la ficción, los verdugos de esta trágica historia, fueron los integrantes del batallón 601 del servicio de inteligencia del ejército y la policía. Se movían en seis centros clandestinos de detención e integraban el “Circuito Camps”. El operativo y el objetivo, dirigido por el general Ramón Camps, era parte de una lucha contra “el accionar subversivo en las escuelas”.

Con los chicos, sí. Las víctimas, estudiantes, habían sido parte de ese accionar: un año antes de ser capturados habían participado de una manifestación en reclamo del boleto estudiantil secundario (BES) ante el ministerio de Obras Públicas en la ciudad de La Plata. Esta es la historia que se recrea en la película.

Es un antecedente pero, según los sobrevivientes, lo que los nucleaba y condenaba no fue su reclamo sino su pertenencia a la agrupación Unión de Estudiantes Secundarios (UES), a la cual pertenecían los diez chicos secuestrados.

Más exactamente, su condición de militantes y su pertenencia política. Una actividad estigmatizada tras la dictadura que se desarrolló hasta 1983, poco discutida durante los 90 y 2000 y con un renacer político luego de la muerte de Néstor Kirchner.

Hoy, a 35 años de este episodio, queda una película con su nombre, un juicio, algunos condenados y un monumento involuntario en uno de los centros de detención más transitados de la provincia, el batallón 601 de Villa Martelli, donde hoy se erige Tecnópolis.

La historia se sigue escribiendo y nuevos procesos judiciales para continuar juzgando a los responsables de los crímenes cometidos en la red de centros clandestinos que integraron el “Circuito Camps”, como el que se inició el 12 de septiembre en La Plata y adonde se están juzgando 26 represores por los crímenes de lesa humanidad. Entre ellos, los asesinatos cometidos en la Noche de los Lápices.

Fuente: http://www.realpolitik.com.ar/nota.asp?id=4540

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