jueves, 21 de enero de 2021

Defensa del Escudo

 


Defensa del Escudo
A las Autoridades de la 
Iglesia Evangélica Luterana Unida:

Como integrantes del Centro Cultural El Escudo, estamos atravesando una situación sumamente dolorosa. A partir de la carta que nos enviaron, informándonos la decisión de desalojo y habiendo comunicado esta disposición a la Comunidad Artística de la ciudad de La Plata nos han llegado cientos de mensajes de actores, actrices, bailarines, directorxs teatrales, músicxs, técnicxs y compañerxs que gestionan otros espacios culturales para solidarizarse con nosotrxs y expresarnos lo que este Espacio significa para todxs ellxs. Esta respuesta tan inmediata nos hizo reflexionar y reafirmó una certeza:

El Escudo no es nuestro, es patrimonio cultural y artístico histórico de la ciudad de La Plata. 

El Centro Cultural El Escudo es un espacio donde se han creado obras teatrales y de danzas, se han realizado exposiciones de arte visual, Festivales de Artes Escénicas, Ciclos de Cine, Conciertos Musicales, se han dictado Talleres y Seminarios de todas las disciplinas artísticas a nivel nacional e internacional. Fue un lugar de encuentro y discusión que siempre ha estado abierto a la Comunidad Artística. Durante los últimos años, hemos afianzado el vínculo con diversas instituciones educativas como los Institutos Terciarios de Formación Docente (Escuela de Teatro y la Escuela de Danzas de la provincia de Buenos Aires) y la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata. En nuestro espacio se han recibido muchxs estudiantes que han desarrollado sus Tesis en nuestras instalaciones.
                                                   
Si bien nuestro trabajo en el espacio comenzó hace algo más de 15 años, tenemos conocimiento que el mismo funciona como tal desde el año 1995. Cientos y cientos de artistas se formaron o realizaron sus proyectos aquí. Cerrar el Centro Cultural no es solo terminar con fuentes de trabajo, no solo es cerrar un teatro más en nuestra ciudad sino que es quitarnos un pedazo de historia.    
                                                            
Desde hace más de 15 años, cuidamos al Centro Cultural mejor que a nuestra casa, pagamos los impuestos al día y le hicimos el mantenimiento que una Infraestructura tan antigua exige. Incluso compartimos un proyecto para refaccionar la escalera y entrada del Templo pero nunca tuvimos respuesta de la administración de la I.E.L.U. Desde nuestro equipo siempre estuvimos abiertxs al diálogo y con predisposición para mejorar todas las instalaciones del edificio.
                                                            
Analizando esta situación, pero sobretodo escuchando a la Comunidad Artística local, solicitamos una reunión con las autoridades y el nuevo Pastor que fue designado para el corriente año, que por lo que entendemos, llega con propuestas para utilizar las instalaciones de El Escudo. Quizás, podamos encontrar un punto de equilibrio de convivencia donde los objetivos de la Iglesia Luterana y la continuidad del Centro Cultural puedan co-existir como así sucedió durante por lo menos 30 años. 

De nuestra parte siempre nos hemos mantenido abiertxs al diálogo y al trabajo conjunto con los integrantes de la comunidad luterana. Durante años hemos trabajado en equipo con Andrea Báez, quien fue pastora de la iglesia hasta el año 2013. Junto a ella nos formamos como grupo de trabajo y aprendimos a gestionar y sostener el espacio. Conocimos la historia del Centro Cultural, cómo este surgió por impulso de un pastor anterior (César Gogorza) a inicios de la década de 1990, con el objetivo de poner en valor y abrir a la comunidad un espacio que desde hacía años se encontraba en desuso, abandonado y deteriorado. 

Más de una vez hemos participado en reuniones con integrantes de la Comunidad San Timoteo y de los HUL, así como en actividades y ceremonias en el templo, siempre dispuestxs a dar a conocer el espíritu del espacio y generar proyectos que permitan alinear nuestros objetivos con los de los restantes sectores de la comunidad luterana. Es por eso que el modo unilateral en el que decidieron el futuro del espacio y la vía impersonal por medio de la cual nos comunicaron su decisión nos duele doblemente.

Miembrxs del Equipo del Centro Cultural El Escudo (2005-2021)

Ariel Enrique Barresi
Actor, dramaturgo y gestor cultural

Natalia Maldini 
Docente, Directora, Actriz y Bailarina

René Lisandro Mantiñan
actor. Profesor de teatro. Investigador y técnico de sala diplomado.

Carlos Alejandro Uncal
Prof. en Letras, Dramaturgo, Actor y Editor de video.

Lucía Durante
Fotógrafa, Directora de arte y Estudiante.

Agustina Fornari
Actriz y estudiante.

Hernan Olmos
Músico y Estudiante

Lucas Emanuel Martinez Molinari
VJ, Artista Visual, Director de Arte y Estudiante

Jorge Luis Pinarello
Creador de contenido web, guionista

Celina Cascella
Actriz y Profesora de Teatro

Ayrton Menzel Aguado
Artista Plástico

Lxs aquí firmantes expresan su apoyo para que el Centro Cultural El Escudo continúe funcionando en su sede de calle 10 n 1373.

jueves, 14 de enero de 2021

Jorge Suárez: “Estamos haciendo una patriada”

 

El reconocido actor volvió al teatro presencial con “Lo escucho”, la comedia francesa que debió estrenarse en marzo pasado. Navegando “a la deriva, como en un barquito de papel”, celebra haber vuelto a actuar

María Virginia Bruno
14 de Enero de 2021
Jorge Suárez, “Puma” Goity y Julieta Vallina hacen “Lo escucho” 

Faltaban cinco días para el estreno de “Lo escucho” en el porteño Metropolitan Sura cuando Alberto Fernández, en conferencia de prensa, anunció el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio a causa de la pandemia. La historia, desde ese 19 de marzo de 2020, es tristemente conocida y para los artistas supuso un parate inmediato de toda actividad presencial. Pero la semana pasada, y con una postergación de casi 10 meses, la comedia escrita por el actor y músico francés Bénabar y el chileno Héctor Cabello Reyes, bajo la dirección de Carlos Olivieri, finalmente pudo tener su estreno con todos los protocolos que este presente demanda, y Jorge Suárez, uno de sus protagonistas, celebra la gesta heroica de haber podido regresar a las tablas porque fue volver a actuar que es “lo que, a los actores, nos termina de formar como personas”.

Con 40 años de trayectoria, y una carrera que se movió principalmente entre el teatro y la televisión, el reconocido actor asegura en diálogo con EL DIA que “más allá de lo económico, hay algo en la necesidad humana de constituirse como lo que uno es”. Para Suárez, “la profesión no es algo que uno elige solamente” sino que es algo que “se elige mutuamente” y que, después, “hay algo de eso que empieza a ser parte inherente de uno” que es difícil de separar. “Hay algo de la profesión que excede a la profesión en sí misma, hay algo de uno puesto en juego”, remarca.

Por eso, admite, fue tan emocionante volver al teatro presencial, sobre todo en un momento donde existe un “97% de desocupación en el gremio” y que tiene a todos sus colegas “muy preocupados y necesitados de trabajar”.

Compara el intérprete la experiencia de estar haciendo teatro en un momento donde siempre existe la posibilidad de una nueva restricción para la actividad, con la sensación de “ir navegando a la deriva en un barquito de papel” y, al mismo tiempo, y por las mismas circunstancias, destaca el esfuerzo de productores y actores para, a pesar de los riesgos, seguir apostando.

“La sensación es de estar haciendo patria, en el mejor sentido de la palabra, de estar haciendo lo que uno sabe hacer, con toda la entrega, con toda el alma, con lo mejor que tiene, y no necesariamente para ganar plata, sino para tratar de sostener nuestro oficio. Estamos todos haciendo una patriada”, destaca.

Más allá de las “raras” circunstancias, en el marco de una sala totalmente acondicionada para llevar a cabo los más estrictos protocolos sanitarios pensados para la seguridad del público -entre desinfecciones, sanitizaciones, distancias, sistemas de ventilación y demás medidas como el aforo reducido que sólo permite el ingreso de 180 personas en una sala para 600-, celebra el hecho de haber podido volver a enfrentarse al público y de haberlo hecho con una obra “encantadora”.

Acompañado en escena por Gabriel “El Puma” Goity, Julieta Vallina, Daniela Pal y Ricardo Cerone, Suárez detalla que la obra tiene los condimentos de la comedia típica francesa aunque “tratamos de acercarla a lo argentino”.

La trama se desarrolla a partir de un señor (Goity) que se hace pasar por un paciente de un psiquiatra (Suárez) pero, en realidad, es el marido de una paciente (Vallina) del psiquiatra que cree que por culpa de la terapia la esposa lo dejó. “Se arma una que ni te cuento y me amenaza de muerte con un aparato explosivo”, se ríe el intérprete sobre la “situación francamente desopilante” a partir de la cual se desarrolla la historia de “Lo escucho”, que tiene funciones de miércoles a domingo en la sala de Av. Corrientes 1343.

Se sincera el actor a la hora de contar cómo se esfuerzan por llevar adelante, con la mayor verdad posible, la “locura” que se desarrolla arriba del escenario “porque, imaginate, en un departamento de dos ambientes, oscurito y en medio de algún barrio como el Once o Villa Crespo, de repente te llega un loco de estas dimensiones...”.

La química, al igual que la amenaza, es explosiva entre Suárez y Goity, quienes han forjado una relación que bajó de los escenarios y que lleva 40 años, los mismos desde que los dos comenzaran a transitar sus formaciones en el Conservatorio.

“Los dos hacemos muchísima fuerza para sostenernos (risas). Somos actores formados para tratar de hacer la comedia, pero no para necesariamente reírnos nosotros, pero a veces hay que tener un aguante extraordinario sin que pase nada más allá de lo que tiene que pasar”, confiesa.

La dupla Suárez-Goity atesora en la mochila dos grandes éxitos: “El método Grönholm”, que duró tres años en cartelera, y “Gorda”, hace diez años y convertido en otro pequeño fenómeno teatral, por lo que “Lo escucho” marca el regreso de este dúo a las andanzas, algo que disfruta y vive con mucha algarabía. Una conexión natural que lleva al público a reírse a carcajadas de principio a final.

Como ahora, a Suárez le ha tocado hacer reír; le ha tocado hacer reflexionar, como en “El test” y, también, le ha tocado emocionar como en “Manzi”, por ejemplo, la obra con la que escuchaba llorar a los espectadores, una de las experiencias más transformadoras que le ha regalado su profesión.

Jorge se siente “bendecido” por haber encontrado un oficio que, se atreve a decir, “me salvó la vida”. Hijo único, cuenta que sus padres “eran gente humilde y muy buena, muy cariñosos, pero encontrarte con un oficio que te acompañe y que te siga acompañando con esa energía en la vida, que vos puedas entregarte por completo y no tengas miedo, es algo inexplicable. Es inexplicable la sensación que uno tiene arriba del escenario, es algo muy parecido a volar”.

Casado y con dos hijos, el actor se sincera al decir que sin su familia contenedora al lado hubiera sido muy difícil alcanzar la plenitud laboral y el disfrute que le genera cada proyecto entre manos.

“Cuando mi papá tenía 80 años, me decía ‘me parece que tengo 30 años, siento intacta mi alegría, mi sentir, mis deseos’. Yo le decía ‘bueno, papi, por supuesto’, como uno cuando escucha con respeto a los padres porque, al menos antes, se los escuchaba con atención. Y ahora yo, que tengo casi 58, pienso que yo también tengo 20 años en el corazón y cuando estoy en el escenario creo que tengo 7. Esta profesión te hace sentir un chico, una sensación de juego permanente, con una enorme responsabilidad de adulto, también, porque es salir a entregar lo mejor para que el público que pagó su entrada pase un buen momento”.

Fuente: EL DIA

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