FUNCIONES DESDE EL SÁBADO
El ex bailarín repone en el Argentino su versión de “Romeo y Julieta”, un ballet inoxidable “que puede llegar al público de una manera muy particular”. La primera función será a beneficio de la Cooperadora del Hospital San Roque de Gonnet
23 de Abril de 2025
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Iñaki Urlezaga marcando pasos junto a los protagonistas / Gui Genitti |
Con la “enorme responsabilidad” que conlleva transportar al público una pieza como “Romeo y Julieta”, una obra “sumamente estética, pero a la vez profunda”, Iñaki Urlezaga vuelve al Argentino para reponer la versión coreográfica que estrenó en 2023. Será para él una nueva oportunidad para reafirmar el drama de los amantes más famosos del universo de William Shakespeare pero también para volver a habitar el encanto de su paisaje, en tanto, según aseguró el ex bailarín en diálogo con EL DIA, “es muy mágico verte adentro de Verona”.
Con música de Sergei Prokofiev, estará a cargo del Ballet y la Orquesta Estable del Teatro Argentino, que dirigen María Fernanda Bianchi y el maestro invitado Luis Gorelik, respectivamente. La primera función, este sábado a las 20 en la sala Ginastera, será a beneficio de la Asociación Cooperadora del Hospital San Roque de Gonnet, y las entradas están a la venta por Livepass.
Se trata de una producción íntegramente realizada en los talleres del teatro que, ahora, volverá a cobrar vida. En los roles protagónicos se alternarán Julieta Paul, Melisa Heredia, Bautista Parada -Primer Bailarín Invitado, ex miembro del Cuerpo de Baile del Argentino- y Miguel Ángel Klug. Todos los demás papeles serán interpretados por integrantes del Ballet Estable.
Habrá nuevas funciones, con entrada gratuita con reserva online desde este jueves, el domingo 27 a las 18; el martes 29, miércoles 30 y sábado 3 de mayo, a las 20; y el domingo 4, a las 18.
En diálogo con EL DIA, Urlezaga se refirió al desafío de volver a su primera casa con este título inoxidable del repertorio clásico, una obra tantas veces interpretada por él como bailarín, y al que volvió a abordar desde la coreografía.
-¿Qué representa para vos volver al Argentino con “Romeo y Julieta”?
-Por un lado es una enorme alegría, como todo acto que a uno le gusta hacer. Es una obra que yo quiero mucho, que cuido mucho, porque creo que puede llegar al corazón del público de una manera muy particular. Son obras muy analíticas, filosóficas también, psicoanalizadas. Shakespeare era un gran humanista pero a la vez un gran psicólogo, entonces hay que tener mucho cuidado cómo eso se transporta, cómo ese mensaje llega al público. Y después una enorme responsabilidad por todo lo que conlleva, así que no es una obra más a la hora de hacerla para mí. Como todo acto que implica una enorme responsabilidad y que me gusta, tiene un enorme desafío.
-¿Cuál fue tu principal inspiración a la hora de crear esta versión?
-Un poco todo. La obra de Franco Zeffirelli siempre fue un antes y un después para mí. Aunque parezca mentira, la misma música, que es distinta a la del ballet, es un acto muy sublime, es una época del cine donde realmente se producía arte de forma asidua y de una enorme belleza. Y, seguramente, y pensándolo en voz alta, la obra de Zeffirelli tiene los versos de Shakespeare, entonces tiene una poesía y una hondura que creo que también hacen a la belleza de la obra, que es sumamente estética, pero a la vez profunda, justamente por los versos de Shakespeare.
-Esta versión se estrenó en 2023. ¿Cómo ha evolucionado desde entonces? ¿Habrá cambios?
-Yo creo que se ha asentado, se ha cimentado un poco más. Ha pasado poco tiempo, y no está esa distancia necesaria para ver si lo que estás plasmando es realmente válido. El tiempo en eso siempre es lo más certero, quién más te va guiando en si tal vez no hubo tantos aciertos o sí, y los reafirmás. Así que en este caso, trabajamos en darle aún mayor visibilidad al drama. Si bien los pasos son los mismos, nos enfocamos en tener mayor intención a la hora de expresar con el cuerpo lo que el texto está diciendo.
-¿Qué aspectos del diseño escenográfico y de vestuario resaltarías en esta producción?
-Es un diseño muy bonito, muy romántico por momentos, como la escena del balcón. Creo que tiene una magia sin igual. Es muy mágico verte adentro de Verona cuando se abre el telón. De repente es como retrotraerte 600 años. Eso tiene el efecto teatral: que realmente te deja inmerso y te aleja de lo que sos vos, y te permite soñar como si fuera un libro que te sumerge en una historia tan ajena a tu vida cotidiana. Y después la ropa también, que es muy bella, que es diseñada por un histórico del teatro, Mariano Toffi, con quien yo trabajo hace muchos años. Hay una complicidad que creo que también se ve a la hora de reflejar lo que a mí más me gusta del hecho teatral.
-¿Cómo fue este nuevo reencuentro con el Ballet?
-Cuando me reencontré con los bailarines en 2023 hacía siete años que, tristemente, no bailaban porque el teatro estaba cerrado. Entonces fue mucho más que poner una obra arriba del escenario. Este año, ellos ya vienen con una dinámica distinta en el sentido de que han vuelto a estar en forma regular y eso, por un lado, le da la confianza nata y necesaria que el cuerpo de baile tiene que tener, de apropiarse del espacio y del lugar. Y, por el otro, los desafíos de haber hecho algo que salió muy bien y, lógicamente, seguir creciendo desde ese momento en adelante y no bajar la vara.
-Para alguien que no haya visto nunca “Romeo y Julieta”. ¿Por qué lo debería hacer?
-(...) Creo que la obra llega muy directo al corazón y al cerebro y te permite hacer una analogía constante de lo que sos como persona, de lo que son los roles y a dónde te lleva el viaje que Shakespeare te invita a vivir. Es impresionante. Sigue siendo absolutamente actual y mucho más hoy en día en donde se habla tanto del patriarcado y con toda esta nueva construcción social que está tan arraigada en esta obra y que lo expone de una manera muy poética.
-¿Qué estuviste haciendo entre el estreno y esta reposición? ¿Y qué nuevos proyectos tenés en marcha?
-Yo soy un artista muy ecléctico. Estoy trabajando sobre una obra de Cerati, que no tiene nada que ver en lo más mínimo con esto. Hice una obra de tango para Uruguay, que también ha sido muy controversial, porque hablaba de una política social, pero que no hablaba del mundo del tango. Y después he hecho también otra obra sobre un texto de Simone de Beauvoir. Son caminos distintos. A veces no sé por qué se me abren tantas ventanas a la hora de tener interés pero creo que va más allá de la danza. Tal vez mi necesidad de trabajar ciertos temas sociales hacen que, en la diversidad y en la coexistencia de todos estos mundos, uno pueda entenderlos mejor. Me parece que el trabajo del arte también nos da esa posibilidad de reflexionar acerca de quiénes somos.
Fuente: EL DIA