sábado, 27 de marzo de 2021

“Pequeño Gran Muerto”: en el Cementerio, renace el mito de la momia de Tolosa

 

El predio platense recibe desde hoy la experiencia teatral escrita y dirigida por Nelson Mallach que rescata el vínculo que el escritor uruguayo Matías Behety mantuvo con la Ciudad

Por María Virginia Bruno

"Pequeño gran muerto" / Mula Cultura

“Pequeño Gran Muerto”, un acercamiento a la historia de la Ciudad a través de la figura y posterior mito del escritor uruguayo Matías Behety, se estrena hoy en el Cementerio de La Plata, donde desde hace más de un siglo reposan sus restos: los de la momia de Tolosa.

Behety, que teniendo las posibilidades para ascender terminó descendiendo a los infiernos, murió de tuberculosis en La Plata en 1885 y fue enterrado en el cementerio de Tolosa. Años después, los cuerpos comenzaron a ser trasladados al flamante predio de 131 y 72 y, en ese proceso, restos sin identificar se disponían a ser colocados en un osario común cuando un gran acontecimiento llegó a imprimirse en letras de molde.

“Uno de los ataúdes contenía una momia de un cuerpo entero y máscara intactas, de ojos semicerrados, con su dentadura superior al descubierto en una mueca risueña; atada con cabeza con un pañuelo cuyas puntas fingíanle la mariposa de una corbata de moño, la cabellera larga y descolorida, las ropas interiores y exteriores en perfecto estado”, se leía en una crónica de la época, en donde nacía, a principios del siglo XX, el mito de la momia de Tolosa.

Tal fue la fascinación por este cuerpo que se lo llegó a exhibir en una capilla del cementerio, generando reacciones desmedidas de la gente -que lo creía santo y le adjudicaba milagros-, lo que llevó a terminar con el espectáculo ante las críticas recibidas por esa momia todavía sin nombre que, recién años después, fue identificada por quien fuera su cuñado y amigo, Antonino Lamberti. Por encargo de su familia se construyó un mausoleo de mármol y granito alrededor del cual, ahora, se teje “Pequeño Gran Muerto”.

Con dramaturgia y dirección de Nelson Mallach, esta experiencia teatral coproducida por Mula Cultura cuenta con la participación de artistas de larga trayectoria como Juan Pablo Thomas, Elke Aymonino y Gerardo “Cuco” Guzmán, pianista y actual director del Conservatorio de La Plata.

Dramaturgo, director teatral y narrador, Mallach contó en diálogo con EL DIA que más allá de la figura de Behety lo que le interesó fue el vínculo que él mantuvo con nuestra ciudad, “una relación que no se limita solo a su vida, sino a la historia que se desarrolla con su cuerpo luego de haber fallecido en 1885”.

Según admitió, el mito de la momia de Tolosa “abre la posibilidad de poder ver aquellos primeros años de nuestra ciudad de manera diferente, bajo la lente del universo decadente, bien lejos de la intención positivista que la forjó. Behety es un poco de oscuridad en la ciudad luz, un contrapunto necesario para pensar la identidad como un claroscuro”.

Para Mallach, Behety de alguna manera “inaugura post mortem la ficción en nuestra ciudad”, en tanto este poeta que estuvo vinculado con el Colegio Nacional de Buenos Aires y que hasta aparece mencionado en el libro “Juvenilia” fue protagonista de un drama de película. “Es muy interesante ver cómo un miembro de esa generación político-literaria que se considera articuladora de un proyecto de Nación moderna, elige el camino de la bohemia. Nada menos que Sarmiento había dicho que Behety era el joven más sobresaliente de su generación. La historia del caído siempre es atractiva, pero la historia del caído transformado en momia sin identidad es ya en sí un hecho artístico”, admitió el director.

Con “Pequeño Gran Muerto”, Mallach vuelve a apostar por la creación site specific, es decir, puestas pensadas para espacios determinados como fueron sus elogiados proyectos en la casa Curutchet, en el Conservatorio Gilardo Gilardi o en la casa-museo Almafuerte, lo que le permite generar “un diálogo abierto hacia nuevos espectadores”, rompiendo con “la endogamia de la actividad teatral”.

En este caso, se apropia del Cementerio de La Plata, un espacio “con innumerables perspectivas y estilos que genera una teatralidad inmediata” que no le resulta extraño y en el que mira para atrás y se ve de niño acompañando a su abuela limpiando la bóveda familiar, siendo parte de “un culto a los muertos de generaciones que ya han fallecido, que son, justamente, las que dejaron su huella arquitectónica en ese lugar”.

Para Mallach, “poner la lupa en un hecho histórico que se despliega ahí mismo es insistir en esta cuestión de la identidad sobre las que versan la mayoría de mis trabajos. Es darle a los platenses un poco de su historia a través del presente que propone la teatralidad”.

Y aunque la muerte es protagonista en este proyecto teatral, también está la vida. “Hay música, hay canciones, hay movimiento, se respira, se ríe, se bebe. No hay quietud ni silencio. Tenemos muy claro que actuamos para los vivos y para los muertos. En ese lugar donde nadie respira, la obra es de una gran vitalidad”, avanzó el director en relación al “hilo sensible” sobre la muerte que también les interesó abordar con este proyecto, más allá del horror y del sufrimiento con los que la solemos asociar.

“Pequeño Gran Muerto” se presenta como un recorrido por un espacio específico para el cual, aconsejó el director, habrá que ir preparados: “A aflojar los cuellos, a agilizar la mirada y la escucha: la acción y las perspectivas serán múltiples”.

Dadas las circunstancias tan inciertas de este presente viral, haber podido llegar a la instancia de estreno ha sido todo un logro y Mallach lo celebró. “Somos un montón los que, con lluvia, viento, sol rajante estamos ahí con una fuerza que maravilla, arriesgando tanto en este panorama delicado. Estamos emocionados, encendidos. De esa fibra está hecho PGM”.

La obra, que tendrá hoy su estreno con dos funciones agotadas, ofrecerá presentaciones los sábados de abril a las 17 y 18 (puntual, con acceso por 131 y 74). Las entradas están disponibles por Alternativa Teatral.

Fuente: EL DIA

martes, 23 de marzo de 2021

Pompeyo Audivert: “Nos gusta morir y renacer todo el tiempo, es nuestra verdadera naturaleza”

 

La pandemia lo redujo a su casa y sin escenarios que pisar empezó a pensar en qué pasaría si su cuerpo fuese su propio escenario. Así nació su unipersonal “Habitación Macbeth”

María Virginia Bruno
23 de Marzo de 2021

En la introspección a la que fuimos llevados por las circunstancias virósicas, gestamos nuevos virus, fuerzas poéticas que contrarrestaron el encierro y nos permitieron abrirnos a horizontes interiores, donde habitan fantasmagorías que no conocíamos”, dice Pompeyo Audivert (61), en diálogo con EL DIA, sobre la génesis en pandemia de “Habitación Macbeth”, versión unipersonal sobre la gran tragedia shakesperiana que protagoniza y dirige.

La obra, que se estrena este sábado en el porteño Centro Cultural de la Cooperación, toma la potencia poética y los elementos ficcionales del gran clásico de Shakespeare para explorar por las formas de producción, en un intento por transparentar la estructura soporte, la máquina teatral y su metáfora.

A través del cuerpo de un actor (encontrado en la fosa del teatro), las Brujas Fatídicas del páramo de huesos representarán la tragedia “Habitación Macbeth” para el goce, deleite y catarsis metafísica de nuestra majestad creadora Hécate, vulgarmente conocida como El Público.

“Es -admite Audivert- tal vez la obra más exigente que he hecho en mi vida. Una apuesta total a la actuación como vehículo de la teatralidad. Una forma de expresar mi visión teórica del fenómeno teatral con mi propio cuerpo. Y a la vez una experiencia salvaje de lo que llamo ‘La Fuerza Ausente’, es decir, la representación bajo máscara de la estructura impersonal de la presencia, esa sensación de otredad que se siente en el teatro y que debe ser señalada como el último remitente, como el sentido de ser de la operación teatral”.

Con este espectáculo, el actor regresará al unipersonal, un formato que no abordaba desde la época del Parakultural porque “no encontraba el motivo que fundara artística y conceptualmente esa necesidad”. Pero “Habitación Macbeth” -que nació en plena cuarentena por la pandemia, cuando, despojado del escenario, se encontró reducido a su casa y reducido también como intérprete- le regaló “un sentido que trasciende mis deseos de actor y se transforma en un acto poético político necesario de ser manifestado públicamente”.

Dueño de un nombre con mucha presencia y de origen catalán, el que sus padres le pusieron en homenaje a su abuelo paterno, Pompeyo asegura que la puesta en escena de su criatura surgió de una definición del espacio que va desencadenando un campo imaginario en el que se cruzan dos realidades: la de Macbeth y la de la máquina teatral que ese actor significa.

“Dos diagonales que atraviesan el escenario, dos caminos que se cruzan y establecen distintas zonas donde dispusimos muy pocos elementos que me ayudan a establecer sintéticamente no solo el mundo de Macbeth, sino también el de ese actor que está allí representando la obra. La incógnita que abre su presencia es un nivel temático que se imbrica con la temática de Macbeth. Me interesa que se trasluzca el operario, ese que lleva adelante la función, ¿quién es? ¿dónde está? ¿quién lo puso allí? ¿No será, al igual que Macbeth, el asesino de una teatralidad que antes de que él irrumpiera en la escena tenía sus cuerpos, sus funciones, su lenguaje y su organización político representativa?”, cuenta el intérprete cuya última presentación en La Plata la hizo como protagonista y adaptador de “El Farmer”, de Andrés Rivera, junto a Rodrigo de la Serna.

VIVIMOS EN UN “MOMENTO MACBETH”

La humanidad, advierte el intérprete, está atravesando “un momento Macbeth”, en tanto estamos siendo “asediados por fuerzas históricas regresivas, por una compulsión de poder criminal que nos aborda desde los medios y el sentido común ficcional que nos inoculan; hay una subjetividad parásita que no nos pertenece, estamos siendo infiltrados por un enemigo invisible que se alimenta de nosotros, hay que responder con los cuerpos, entrar en un acto que restituya la fe poética y metafísica como sentido de base del ser históricos”.

Por eso es que “Habitación Macbeth”, para él, es una especie de catarsis creativa. “Me permite dar rienda suelta al goce de la actuación, deslindarme, entrar en otros confines, practicar un cierto salvajismo escénico, en fin, jugar fuera de los límites habituales. Es este un buen momento para desaforarse”.

Consultado en relación a los elementos shakesperianos que experimentó durante la cuarentena por la pandemia, y que fueron determinantes para la creación de esta obra, Audivert analiza que “estamos en presencia de un momento universal donde la humanidad toda toma conciencia de su interrelación y su destino común. Dentro de esta conciencia colectiva que desata la pandemia, entra también la percepción de nuestra encrucijada histórica a todos los niveles, todos los asuntos humanos e inhumanos se manifiestan aquí y en todas partes a la vez, concitados a escena por este bicho microscópico”.

En este sentido, autores clásicos como Shakespeare o Beckett, dos de las grandes fuentes inspiracionales de Audivert, “ponen de manifiesto como ningún otro dramaturgo estos asuntos universales sagrados y profanos simultáneamente, revelando así nuestra pertenencia a otro nivel existencial que ha sido lapidado y debe ser señalado: nuestra naturaleza poético metafísica. Nos recuerdan impiadosamente que estamos inscriptos en el eje de inercia de un sinfín implacable, como piezas predestinadas a un circuito prefijado de muerte y resurrección”.

Y si para muchos el teatro es un espejo de la sociedad, para Pompeyo “el teatro debe ser la piedra que rompe el espejo y revela que esa realidad era una ficción que ocultaba un trasfondo de naturaleza metafísica, un nivel de otredad al que pertenecemos y del que somos fruto desvirtuado”.

A su consideración, “uno finalmente va al teatro a ensayar la muerte y la resurrección. Nos gusta morir y renacer todo el tiempo, es nuestra verdadera naturaleza. Solo al arrojar un piedrazo en el espejo de nuestra realidad histórica podemos atisbar nuestra pertenencia a esa zona originaria a la que pertenecemos irremediablemente”.

Actuar y dirigir no es para Pompeyo una presión extra. Prueba de ello han sido espectáculos en los que ha encarado estas dos facetas como “Fin de Partida”, junto a Lorenzo Quinteros, “Muñeca”, “Trastorno”, “La fuerza de la Costumbre”, junto a Andrés Mangone. Le sale de manera “natural” y “orgánica”, dice, aunque no duda en admitir que el trabajo con su equipo de colaboradores -José Glusman, Mónica Goizueta, Andrés Mangone y Marta Davico- le hace más fácil la tarea al aportarle una “mirada lúcida, crítica y amorosa”.

“Habitación Macbeth”, con música original de Claudio Peña, tendrá funciones los sábados a las 21 y domingo a las 20 en la sala Solidaridad del Centro Cultural ubicado en Av. Corrientes 1543.

Fuente: EL DIA

miércoles, 17 de marzo de 2021

Capítulo: Cuerpos A banderados. Versión audiovisual

 

En el marco de la edición 2021 del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) Beatriz Catani realizó un audiovisual que parte de la publicación realizada el año pasado correspondiente al capítulo de Cuerpos A banderados. Esta producción forma parte del Proyecto Atlas (de) las obras perdidas de Catani que se aloja en el Archivo de Arte y conformó la segunda instancia de un conjunto de actividades que se programan para este año. 

Sinopsis Volver a pensar hoy las obras a través de la memoria y de la reflexión de artistas y público, entablando diálogos -más directos o más sesgados- con nuestro tiempo. En este caso se presenta un audiovisual con parte de la documentación del archivo de Cuerpos A banderados (Imágenes de diversa procedencia, vinculadas conceptualmente con aspectos de la obra y conacontecimientos sociales y políticos, comentarios de espectadores, registros producidos en la acción Si yo en silla y el público habla (2019), entre otros aportes de personas involucradas y de referentes de la cultura. 

Ficha técnica Dirección: Beatriz Catani Edición de sonido e imagen: Marcos Migliavacca Producción: Archivo de Arte. Centro de Arte de la UNLP.

Fuente: https://www.centrodearte.unlp.edu.ar/

martes, 16 de marzo de 2021

Martín Slipak: “La obra es una excusa para acompañar un hecho”

 

En “La ilusión del rubio”, una producción del Teatro Nacional Cervantes que llega este domingo a La Plata, el actor aborda un pedido de justicia dándole vida a un joven desaparecido en democracia

María Virginia Bruno
16 de Marzo de 2021
Martín Slipak en una escena de “La ilusión del rubio”

Son varias las razones por las que podría decirse que este es uno de esos proyectos que serán difíciles de olvidar para Martín Slipak (32), en tanto se trata de una producción del Cervantes, con la que debutó en el formato unipersonal, interpretada sin público y estrenada en pandemia de manera online. Pero el joven actor elige quedarse con que “La ilusión del rubio” (con la que el fin de semana llegará a La Plata) es una de esas obras que esconden, más allá del hecho artístico, una intención política. En este caso, un pedido de justicia.

Escrita por Santiago San Paulo, y dirigida por el platense Gastón Marioni, la obra trae al escenario la historia real de Facundo Rivera Alegre, un joven cordobés desaparecido en la ciudad de Córdoba el domingo 19 de febrero de 2012, a los 19 años de edad. La noche del sábado salió a un baile de cuarteto y no volvió más. En 2015 la Justicia de Córdoba, luego de un juicio plagado de irregularidades, dicta sentencia declarando culpable de homicidio doblemente agravado a un joven del barrio Maldonado. La investigación se detuvo y Facundo sigue desaparecido. Sus familiares y amigos lo siguen buscando.

“Es un proyecto muy significativo, sobre todo, por la temática que aborda -admitió Slipak, en diálogo con EL DIA-. Meterse con un material que tiene que ver con un pibe desaparecido en democracia o que mi primer acercamiento haya sido tener un Zoom con la mamá de ese chico, son sentimientos que te dejan una marca muy profunda. Y si bien no me pasa mucho de olvidar lo que hago, es cierto que me está pasando mucho cuando la obra es una excusa para acompañar un hecho, como en este caso”.

Según Slipak, “la obra está acompañando algo que es mucho más interesante que la obra y es un pedido de una mamá porque se haga justicia por su hijo y porque aparezca; pero también es un pedido de una sociedad porque se haga justicia por todos los que no están”.

El intérprete, a quien hemos visto crecer a través de diferentes personajes tanto en cine como en teatro y en televisión, pero al que quizás muchos recuerden por su papel de adolescente conflictuado y en crisis permanente con sus padres (Julio Chavez y Cecilia Roth) en “Tratame bien” (2009), también es protagonista de “Jauría” (de Nelson Valente, en el Picadero), otro caso policial llevado a las tablas y tristemente conocido como “La manada”, sobre el grupo de cinco hombres que violó a una joven durante las fiestas de San Fermín en Pamplona (España).

Ser parte de estos dos proyectos, que difieren en contextos y ubicaciones geográficas, pero que comparten una intención, hacen vivir al intérprete que debutó en la tele en el recordado “Magazine For Fai” (1995), un presente profesional movilizante.

“Son obras que no están hechas solamente por la obra en sí misma sino que son parte de un movimiento. Y cuando uno se siente afín a ese tipo de movimientos, la obra toma una significancia mayor”, manifestó el actor que antes de abordar sendos proyectos sintió la necesidad de ir a buscar algo que no estaba explícito en los textos para ayudarle a delinear sus personajes.

“En los dos casos me llevó a investigar y curiosear sobre cómo las coberturas de los medios de comunicación volvían menos claros los casos, los volvían ambiguos, lo deformaban, los embarraban”. En el caso de “La ilusión del rubio”, el hecho de estar solo en el escenario le dio una posibilidad más lúdica porque el formato unipersonal permite “producir juego constantemente”.

En este sentido, reconoció que “lo lindo, por el lugar que agarramos con Gastón Marioni este material, fue justamente tratar de traer un poco la vitalidad de este pibe, no solamente hablar de la desaparición y de lo terrible sino, justamente, rescatar su vitalidad, su juego, su deseo, su amor por su hija, por la música”.

Así, a pesar de la densidad y oscuridad de la trama, la ilusión de ese rubio que soñaba con cantar en los bailes se hace presente y la obra se hace hasta alegre por pasajes, haciendo que el drama se vuelva digerible.

“Nosotros creemos que una ilusión podría ser aparecer y que se haga justicia pero también una ilusión podría ser la de alguna vez pararse en un escenario y cantar sus canciones o jugar porque era un pibe joven que jugaba. Entonces, me parece que ese juego que tenía él, es el juego que nosotros brindamos arriba del escenario”, explicó.

En relación a las licencias ficcionales que se utilizaron en la pieza, y de las que él mismo echa mano, remarcó que “esos permisos que yo me doy en escena podrían ser los permisos que Facundo se daría arriba de un escenario”, algo que si bien es imposible de comprobar en tanto “es una teoría porque Facundo no está”, lo que hicieron fue apropiarse desde el respeto de esa ausencia y visibilizarla.

“Yo, internamente, le pido permiso a él para representarlo porque es algo muy delicado y muy valioso”, consideró Slipak, consciente de que personaje real y actor son dos personas diferentes, que han llegado al mundo con privilegios distintos, y que es necesario “hacerse cargo de esa situación” y no caer, como suele pasar, en un intento de imitación facilista.

De movida, “La ilusión del rubio” muestra sus cartas. Para el actor, “evidenciar de entrada el pacto en el que uno dice ‘yo soy un actor de Buenos Aires y me tomo el permiso de hacer o de jugar a ser un poco este pibe que ya no está y que no puede pedir justicia’, es poner sobre la mesa que es una maquinaria teatral y, a la vez, que es una denuncia política”.

¿Existe una presión extra a la hora de abordar un personaje que existe o existió? Con honestidad, afirmó que no. “Me parece que el compromiso con el público siempre está porque si el público te brinda algo tan valioso como su tiempo, está bueno poder brindarle algo que esté a la altura de eso tan valioso. Entonces, el compromiso, una vez que uno se para frente al público, está un poco en todo lo que hace”, argumentó.

Protagonista de “Pepper, todo por un like”, una serie que aborda el aspecto más negativo y crudo que se esconde detrás de las redes sociales que, espera, pueda llegar a producir su segunda temporada (los primeros capítulos se pueden ver en Flow), Slipak despunta por estos días el vicio de la dirección cinematográfica, una faceta en la que le gustaría poder seguir incursionando.

“Actuar me fascina pero hay algo de lo nuevo que, en la dirección, me acerca un poco como al éxtasis que sentía las primeras veces que actuaba. A mí me cuesta mucho concentrarme y la verdad es que dirigir me lleva a un lugar de concentración absoluta y de descubrimiento muy pleno. Si bien la actuación tiene mil facetas, lo que tiene la dirección para mí es que te abre el umbral de un montón de cosas muy interesantes, como cuestiones rítmicas, musicales, pictorales, temporales, de los simbólico. Siento que es algo que engloba muchas cuestiones que me interesan mucho y por eso lo disfruto tanto”, aseguró Slipak.

“Soñé que carneaban a Tom” es el nombre de su nuevo filme, actualmente en montaje, una producción tan personal que le cuesta definir aunque adelantó “que habla un poco de la locura y de una obsesión que tengo yo que es la imposibilidad de entender la mente del otro; en eso de pensar en lo imprevisible que es la cabeza del que tenemos al lado”.

Su primer corto, llamado “Céline”, está protagonizado por Marilú Marini, y se puede ver gratis en Cine.Ar.

Como actor, lo que más lo entusiasma por estas horas es el regreso a La Plata con dos funciones presenciales de “La ilusión del rubio” que serán el domingo a las 20.30 y 22.15 en Teatro Estudio (3 entre 39 y 40); sala que el sábado a las 22 abrirá su temporada artística con “Nina” de Patricia Suárez, bajo la dirección de Jorge Diez y con protagónico de Ana Padilla, que narra la vida de una tal Nina a la que le dicen la gaviota y que recuerda, revive y vive años después, mientras trabaja en el guardarropas de un teatro en donde representan esa noche la obra “Tres hermanas” de Antón Chejov.

Fuente: EL DIA 

sábado, 6 de marzo de 2021

Cartelera presencial: teatro, música, cine y homenajes a las mujeres

ESPECTÁCULOS | PARA HACER PLANES 


SHAKESPEARE Y UN HOMENAJE A LAS MUJERES EN EL ALTILLO DEL SUR

El Altillo del Sur Casateatro, 1 casi esquina 67, inicia mañana la temporada presencial 2021 con una función, a las 21, de “Sr. Shakespeare, soy Shylock”, de y por César Palumbo.

Basada en el personaje de la obra “El Mercader de Venecia”, de William Shakespeare, se trata de un alegato contra la discriminación y el antisemitismo.

Por protocolo, solo se permitirá el ingreso de 12 personas por función. Reservas únicamente por WhatsApp al 11 4533 3161.

En tanto, el lunes 8 de marzo, a las 20, el Altillo del Sur, en el marco del Día Internacional de la Mujer, ofrecerá, con entrada libre y gratuita solo 12 personas por protocolo, “Espectador o Jurado, Poesía y relatos”, a cargo del elenco de El altillo del sur, bajo la dirección de César Palumbo.

Las reservas de las entradas para este espectáculo se realizarán por el mismo medio que las de “El Mercader de Venecia”.


MÚSICA Y CINE EN EL PARQUE

Continúa la temporada de verano en el parque del Teatro de Cámara de City Bell. Mañana a las 20 se ofrecerá un espectáculo de operetas italianas. 

Con el Auspicio del Consulado General de Italia en La Plata y de la asociación Lumen Artis, la Quinta de Apolo presentará “Il mondo dell’operetta italiana”. Basado en el vaudeville francés, Carlo Lombardo, Virginio Ranzato, Mario Costa, Giuseppe Pietri y Riccardo Drigo dieron vida a las bellas melodías y tramas argumentales que interpretarán Verónica Díaz Benavente, Paula Mena, Adriana Poch, Pablo López Reggiani, Lautaro Damonte, Esteban Salvador Gómez y Franco Gómez, con dirección musical de Cecilia Prieto y Sebastián Boeris. Presentación y comentarios: Carlos Iaquinta. Más información y entradas en www.lumenartis.org. 

En tanto, el domingo, a las 20, se proyectará en pantalla gigante “Splendor” (1989) de Ettore Scola, con Marcelo Mastroiani, Massimo Troisi y Marina Vlady.



“YO SOY LA AUTORA”, TEATRO HECHO POR MUJERES

En el marco del Día Internacional de la Mujer que se celebra el 8 de marzo, este fin de semana se ofrecerá en Teatro Abierto (63 entre 3 y 4) el ciclo “Yo soy la autora”.

En ese marco, hoy a las 20.30 se dará inicio a la propuesta con la presentación de tres obras teatrales cortas: “El verbo habló y dijo”, de y por Karen Hawryliszyn; “Yo animal, yo árbol” de Lucía Pocai con dirección de Azul Pocal; e “Insomnio”, de y por Mariana Ozafrain.

El ciclo seguirá mañana a las 20.30 con la reposición de la premiada “2072” (foto), con dramaturgia y dirección también de Ozafrain, y las actuaciones de Irene Bianchi, Sabrina Cahuepé, María Emilia Costoya y Marilina Oriolani.

“Culpa, destejiendo la madera” es la propuesta que cerrará el ciclo el domingo a las 20, una creación colectiva de la compañía “Nos temen artistas”.

Durante el ciclo, expondrán sus obras Anabela González, Catalina Moncalvillo y Mariana Gherzi. Las entradas se pueden conseguir por Alternativa Teatral.

Fuente: Diario El Dia de La Platae Venecia”. MÚSICA Y CINE EN EL PARQUE Continúa la temporada de verano en el parque del Teatro de Cámara de City Bell. Mañana a las 20 se ofrecerá un espectáculo de operetas italianas. Con el Auspicio del Consulado General de Italia en La Plata y de la asociación Lumen Artis, la Quinta de Apolo presentará “Il mondo dell’operetta italiana”. Basado en el vaudeville francés, Carlo Lombardo, Virginio Ranzato, Mario Costa, Giuseppe Pietri y Riccardo Drigo dieron vida a las bellas melodías y tramas argumentales que interpretarán Verónica Díaz Benavente, Paula Mena, Adriana Poch, Pablo López Reggiani, Lautaro Damonte, Esteban Salvador Gómez y Franco Gómez, con dirección musical de Cecilia Prieto y Sebastián Boeris. Presentación y comentarios: Carlos Iaquinta. Más información y entradas en www.lumenartis.org. En tanto, el domingo, a las 20, se proyectará en pantalla gigante “Splendor” (1989) de Ettore Scola, con Marcelo Mastroiani, Massimo Troisi y Marina Vlady. “YO SOY LA AUTORA”, TEATRO HECHO POR MUJERES En el marco del Día Internacional de la Mujer que se celebra el 8 de marzo, este fin de semana se ofrecerá en Teatro Abierto (63 entre 3 y 4) el ciclo “Yo soy la autora”. En ese marco, hoy a las 20.30 se dará inicio a la propuesta con la presentación de tres obras teatrales cortas: “El verbo habló y dijo”, de y por Karen Hawryliszyn; “Yo animal, yo árbol” de Lucía Pocai con dirección de Azul Pocal; e “Insomnio”, de y por Mariana Ozafrain. El ciclo seguirá mañana a las 20.30 con la reposición de la premiada “2072” (foto), con dramaturgia y dirección también de Ozafrain, y las actuaciones de Irene Bianchi, Sabrina Cahuepé, María Emilia Costoya y Marilina Oriolani. “Culpa, destejiendo la madera” es la propuesta que cerrará el ciclo el domingo a las 20, una creación colectiva de la compañía “Nos temen artistas”. Durante el ciclo, expondrán sus obras Anabela González, Catalina Moncalvillo y Mariana Gherzi. Las entradas se pueden conseguir por Alternativa Teatral. Fuente: Diario El Dia de La Plata

martes, 2 de marzo de 2021

El Apolo fue el primer teatro de la joven capital bonaerense

La Ciudad | ESTABA EN 54 ENTRE 4 Y 5 

La sala se inauguró el sábado 14 de marzo de 1885 con la puesta en escena de la ópera “Il Trovatore”, de Verdi 

EL TEATRO APOLO. ESTABA UBICADO EN LA CALLE 54 ENTRE 4 Y 5, SOBRE LA VEREDA DE LOS NÚMEROS PARES

La primera sala teatral de nuestra ciudad fue inaugurada el sábado 14 de marzo de 1885, casi a los dos años y cuatro meses de haber sido fundada la nueva capital de la provincia de Buenos Aires.

Se trataba del Teatro Apolo, ubicado en la calle 54 N° 482, entre 4 y 5. Del edificio no quedan rastros desde hace ya no menos de siete décadas, pero se recuerda que era una edificación del tradicional estilo italiano del momento, con tres puertas principales que permitían el acceso del público a un amplio foyer, aunque había, a cada lado, sendas puertas laterales, una de ellas para que ingresaran los artistas, mientras que la otra correspondía a las dependencias administrativas.

El emprendimiento teatral se desarrolló por impulso del señor Pablo Cousandier, un enamorado de la Ciudad, aunque ésta estuviese aún “en pañales” y también de la lírica clásica, por lo que ese 14 de marzo, se representó la ópera “Il Trovatore”, de Giuseppe Verdi.

DIMENSIONES

Las dimensiones de la sala eran de 14 metros de ancho, por 20 de largo y 10 de elevación; el proscenio tenía 10 metros de embocadura; la capacidad era para unas 500 personas, distribuidas en 240 butacas diseñadas con esqueleto de nogal, respaldo y asientos de estructura metálica y, debajo, un cajoncito para guardar los sombreros; en la galería baja de tertulias había otras 120 localidades, y también 24 palcos altos de los cuales se destacaba el central, reservado para las autoridades y una veintena de espectadores.

UN PUNTO DE PARTIDA

El historiador platense Roberto Abrodos ha contado muy bien los orígenes del Teatro Apolo, señalando que “la manifestación inicial del género teatral en nuestra ciudad cobra cuerpo en un café de lugar espacioso; después asciende en categoría utilizando aquella construcción de madera de la manzana comprendida por las calles 4, 5, 51 y 53, en la cual se sirvió el banquete el 19 de noviembre de 1882. Provenía dicha construcción de la Exposición Continental que poco antes se celebrara en Buenos Aires. La estructura había servido como pabellón de conciertos, antecedente con el cual bien podía acoger en su recinto a otros artistas”.

“También hubo otro escenario con el nombre de Teatro de La Plata en una casa poco arrogante de la calle 4 entre 48 y diagonal 80, en la acera de la numeración par. Se improvisaron además otros proscenios y picaderos. Pero el acontecimiento que determina el comienzo honroso de la actividad escénica en la ciudad es la fundación del Teatro Apolo”, asegura Abrodos.

DESARROLLO

Por su parte, en uno de sus tantos trabajos sobre la historia de La Plata, el recordado don Carlos Moncaut señaló en una publicación de 1982 que la construcción de la sala teatral de 54 entre 4 y 5 se desarrolló “bajo la atenta mirada del empresario Luis de Cousandier y del Ingeniero Pedro de Cousandier, copropietarios de un edificio que no funcionaría con el nombre previsto de Olimpo sino de Apolo, al ser rebautizado por ‘varios artistas líricos’ que lo arrendaron y concretaron su inauguración”.

Moncaut reseñó que, en la función inaugural del Apolo, el teatro “desbordó de gente. El gobernador D’Amico prestigió la velada con su presencia en la puesta en escena a cargo de la compañía italiana dirigida por el actor Julio Saosoni Dalnegro”.

 Fuente: EL DIA

Agenda Teatro La Plata

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