
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2002/11/29/pdf/18.pdf
Archivo virtual destinado a difundir la Actividad Teatral de la Ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina
Espectáculo coreográfico. Por el Ballet del Teatro Argentino de La Plata. Programa: "Rapsodia", música de Rachmaninov; "Adagiettto", música de Mahler, y "Magnificat", música de Bach. Todas coreografías de Oscar Araiz. Con María Massa, Nadia Música, Carolina Queiroz, Cecilia Rojas, Carla Vincelli, Fabiana Bianchi, Darío Lesnik, Gaik Kadjberounian, Federico Fleitas, Juan Manuel Ortiz, Adolfo Burgos y elenco. Solista de piano: Adrián Martínez. Solistas vocales: Mariana Rewersky, María Soledad de la Roa, Rubén Martínez y Víctor Castells. Director de orquesta: Roberto Ruiz. Director del Ballet Estable: Oscar Araiz. En la sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino de La Plata. Función del 23 del actual. Nuevas funciones: viernes, sábado y domingo.
Nuestra opinión: muy bueno
El Ballet del Teatro Argentino cierra su temporada con tres obras de Oscar Araiz, director del elenco. El programa que puso nuevamente sobre el escenario una pieza que se vio en pocas oportunidades y que da lugar para que todo el cuerpo de baile dé lo mejor de sí. Se trata de "Magnificat", con música de Bach. Todos vestidos de blanco, los bailarines forman un entramado que va desarrollando breves escenas, siempre ligadas entre sí. Son figuras evanescentes que se unen en formaciones de conjunto y en las que los movimientos, volátiles, dan una soltura particular a cada uno y a la pieza en general. Los encuentros de varones y mujeres tienen un aire juguetón, una idea de alegría de abarcar el espacio libremente y de poder disfrutarlo con la danza. La exaltación de la femineidad está en la suavidad de los gestos del grupo femenino, sobre todo en un trío en el cual las actitudes tienen algo de mimosas. Entre todos acumulan energía.
Sin embargo, no es poderosa ni busca el impacto. Es el contagio de expresarse corporalmente y de allí ascienden a la felicidad espiritual. Sin connotaciones religiosas, la obra habla de una mirada hacia el alma y hacia las alturas, manifestadas desde lo físico. La riqueza de lenguaje de Araiz hace que una coreografía realizada para el total del plantel tenga una variedad infinita de imágenes, sin repetirse o, en todo caso, sólo cuando desea acentuar algo que tiene que ver con la imponencia de la música. La frescura es una clave en lo que el autor quiso mostrar en la interpretación, mas no por esto hay libre albedrío. La homogeneidad es indispensable y el Ballet del Teatro Argentino así lo entendió. Radiante, traduce los movimientos con exactitud de reloj, sin que por esto se vea el rigor exigido ni pierda en nada la sensación casual. Es como si al escuchar a Bach los bailarines se hubieran amalgamado espontáneamente para hacer una improvisación, mas luego, con la misma naturalidad, se unifican en una danza esplendorosa. Este fue un brillante broche para cerrar la función.
El espectáculo comienza con "Rapsodia", con música de Rachmaninov sobre un tema de Paganini. La impresión es que los intérpretes están en una reunión. Sus trajes de gala así lo sugiere. Pero los tonos oscuros, que se mezclan con el oro viejo, dan una visión misteriosa. Del mismo modo, hay una contraposición entre los personajes, que lucen fastuosos, con el ánimo sombrío de sus actitudes. Hay coqueteos no exentos de cierta perversidad. El clima es tenso y si bien por momentos se entrelazan, las actitudes son distantes, y las reacciones, de personas susceptibles, a las cuales todo les es fastidioso. Ese juego es el favorito, aunque cada cual mantiene una posición snob, donde las emociones no ingresan porque están fuera de sus códigos. En la medida en que la pieza avanza, se arman parejas que prueban, en bellos pas de deux, el acercamiento a los sentimientos. Cuando aparece la pasión, aquel viso de enamoramiento se torna un desafío, brota la agresividad y luego, la total indiferencia, como si nada hubiese ocurrido.
Si bien son los varones los que las buscan, las mujeres, que se entregan más, quedan en los diferentes casos abandonadas, melancólicas, recordando el breve tiempo en el que hubo contacto. Pero también con la misma facilidad se reponen y olvidan. La conjunción grupal muestra la violencia controlada. Aunque todos se repelen, también se atraen y buscan situaciones de enfrentamientos. Siempre con diplomático sarcasmo, las miradas son de desprecio, los efímeros encuentros en los dúos no dejan huellas. La acción es vertiginosa, como para acentuar que nada es profundo, importante, romántico. Son situaciones que transcurren una tras otra en un crescendo de actos agresivos. Acida en su contexto, la pieza muestra el lado sombrío que anida en seres superficiales, aunque interiormente sus instintos son de negativa provocación. Excelente la labor del cast de diez bailarines, en la que se destacan los que realizan los pas de deux y un cuarteto masculino en un brioso fragmento.
En el intermedio, "Adagietto" colmó de luz y calma el escenario, comunicando la conjunción de hombre y mujer de manera suave, donde el éxtasis es arrobo, armonía de los cuerpos. María Fernanda Bianchi y Darío Lesnik fueron los protagonistas, aunque a él se lo vio algo tenso y forzado, cuando en otros ballets su actuación fue superior. Evidentemente, los nervios le jugaron en contra, pero Bianchi estuvo a la altura de esta maravillosa obra de Araiz.
El Ballet Estable del Teatro Argentino de La Plata finaliza su temporada con un programa integrado por tres obras de Oscar Araiz, director del plantel.
Si bien son reposiciones, las piezas que se verán son hitos en la trayectoria de este creador, por cuanto no sólo mantienen su vigencia, sino que son parte del repertorio de compañías de todo el mundo y del país.
La dirección orquestal estará a cargo del maestro Roberto Ruiz. Las tres tienen vestuario de Renata Schussheim, colaboradora permanente y desde hace años de Araiz.
Cada cual con una definida personalidad respecto de la concepción teatral y en sus labores específicas, la comunión de ideas ha dado por resultado un sello particular y único a todo lo que encaran.
Seguramente "Adagietto", con música de Mahler, es una de las obras más admiradas y conocidas del coreógrafo. Siempre existe la intriga de cómo surgen y cuál fue la inspiración en el momento en que las creó. Unidos a la pregunta vuelven los recuerdos. Araiz se remonta a otra etapa y con cariño habla de lo que lo llevó a ésta: ""Adagietto" es una especie de descendiente de una serie de pas de deux que comenzó con "Halo", siguió con "Cantábile" y luego apareció este dúo. Uno acercó al otro".
El coreógrafo se detiene un instante para tratar de explicar el proceso que llevó a esta creación.
"Fue un proceso de búsqueda de una calidad de movimientos, superligados, armoniosos. Además, hay una carga afectiva, pero traté de plasmar una emoción. También me interesaba el clima, que se adhiere a estos conceptos. Lo estrenaron Ana María Stekelman y Mauricio Wainrot, creo que en 1971, con lo que quedaba del primer Ballet del San Martín. Es una obra que me ha dado un placer enorme, extraordinario, y que se adapta tanto a bailarines de danza contemporánea como a clásicos. Cada pareja que lo ha interpretado dio y experimentó sensaciones distintas, como diferentes son las personas. Pero siempre conservó y trasladó el efecto, las bases de las cuales yo había partido."
"Rapsodia", con la composición de Rachmaninoff para orquesta y piano, que ejecutará Adrián Martínez como solista, sobre un tema de Paganini, es la antítesis. Cuenta Oscar: "La monté en mi primer año como director del Ballet de la Opera de Ginebra, 1980. Quise llevar el potencial de los bailarines al máximo de sus posibilidades en cuanto a técnica y brillo. Es un trabajo energético, agresivo, también, con fragmentos muy líricos, pero llevado a circunstancias que tienen que ver con el juego, con la seducción, el dominio y el poder, entre otras instancias".
En una gira, el elenco se presentó en el Teatro Colón y "Rapsodia" fue parte de los estrenos que mostró en esa sala. Luego, Araiz la montó en la Argentina en el Ballet de Bolsillo y en el Ballet del Sur, de Bahía Blanca. Se vio muy poco en Buenos Aires y es estreno para La Plata.
Cierra el actual programa "Magnificat", con música de Bach. Al respecto, comenta: "Es una obra pura, blanca, técnica, lineal, formal y con una carga un poco espiritual y un poco deportiva, porque es también la exaltación del cuerpo. Los bailarines son como palomas". En este caso actuarán como solistas vocales Rubén Martínez, Vanesa Mautner, Mariana Rewersky, Víctor Castells y María Soledad de la Rosa.
Más allá está el texto que el autor escribió sobre la pieza: "La primera versión de esta coreografía fue creada para el Ballet del Teatro San Martín en 1969, al año siguiente de su fundación. Era asimismo mi primera experiencia como director de una compañía profesional subvencionada. La temporada inicial había sido estimulante, pero también me había revelado la falta de una técnica unificadora en la troupe. Sentí la necesidad de hacer un ejercicio que dotara de homogeneidad al grupo. Proyecté entonces un "ballet blanco" y fue así como llegué a "Magnificat", concebida en el plano coreográfico como una suerte de "arte de la barra", con algo de misticismo deportivo, fiesta del cuerpo y del espíritu en conjunción. No podemos olvidar que la música de Bach es una celebración gloriosa de la Virgen y, si bien ningún intérprete la representa concretamente, ella es el común denominador en todas las variaciones y la energía de la obra. Remontándome a mis años de formación en La Plata, entre mis sueños adolescentes había uno preciso: presentar un ballet frente a la Catedral de la ciudad. Esa ilusión se concretó el 20 de diciembre de 1998, con "Magnificat". Significó sin dudas la alegría de evocar a los bailarines originales que la hicieron en el San Martín y a los que levantan catedrales con el movimiento".
Hay que agregar que el estado anímico de Araiz es óptimo. Está muy abocado a su trabajo, observando muy de cerca la evolución de la compañía, que desea alcance un nivel superior y que esté preparada para mayores desafíos.
El trabajo constante, exigente y la continuidad de funciones hacen suponer que así será. Si bien siempre existen vallas con el presupuesto, hasta ahora todo se ha dado como lo planificó y es escuchado y entendido por los funcionarios.
Silvia Gsell
PARA AGENDAR
Ballet Estable del Teatro Argentino. Coreografías de Oscar Araiz
Sala Ginastera . Calle 51, entre 9 y 10, La Plata. TE: 0800-666-5151. Hoy, a las 20.30; viernes 29 y sábado 30, a las 20.30, y los domingos 24 y 1° de diciembre, a las 17. Servicio de ómnibus desde la Casa de la Provincia de Buenos Airs, Callao 235. Salida: viernes y sábados, a las 18; domingos, a las 14.30. Precio del boleto: 8 pesos, ida y vuelta.
ESPECTÁCULOS | LA CARTELERA LOCAL “El teatro argentino celebra su público” realizará más de 650 funciones en todo el país. En La Plata, ob...