martes, 28 de diciembre de 2021

El año en que el teatro sufrió y volvió a vivir

Balance 2021 en la ciudad Autónoma de Buenos Aires

"El público volvió a los teatros más rápido de lo estimado", señala el productor Carlos Rottemberg. Hubo pocos estrenos pero muchas reposiciones, que en el segundo semestre produjeron incluso un "cuello de botella" en la cartelera porteña. La situación de los artistas sigue siendo crítica. Un repaso por lo mejor de la temporada. 

Por Candela Gomes Diez

Imagen: Leandro Teysseire

Luego de un 2020 de cartelera virtual y salas vacías, para las artes escénicas el 2021 podría caracterizarse como el año de la reactivación. Con aluvión de títulos, muchas reposiciones, pocos estrenos, protocolos cuidados y un público con más ganas que nunca de salir al encuentro de la cultura presencial, el teatro cierra una temporada activa y entusiasta.

“Este año termina con una proyección totalmente diferente a lo que fue diciembre de 2020. El público volvió a los teatros más rápido de lo estimado, producto del crédito que nos brindó el haber sido muy claros durante el 2020 acerca de la importancia de priorizar la situación sanitaria y privilegiar la salud, a pesar de la necesidad del sector. Por eso, cuando se abrió la actividad se fue incrementando a lo largo de las semanas la cantidad de espectadores que concurrieron a las salas a medida que fueron comprobando que se cumplían los protocolos. Porque el teatro es una actividad cuidadosa, y sabemos que no siempre el show debe continuar”, analiza en diálogo con Página/12 el productor teatral, y Presidente de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET), Carlos Rottemberg, quien fue una de las caras visibles de la crisis teatral.

La cantidad inusitada de propuestas en todos los circuitos durante el segundo semestre del año podrían arrojar, a priori, un buen saldo para los teatreros, pero Rottemberg advierte que la bonanza es relativa. “Lo que sucedió es que se produjo un cuello de botella, porque la realidad es que hubo un 28 por ciento menos de funciones que en 2019. En el sector estamos acostumbrados a que haya mil estrenos por año en todos los circuitos, y en 2021 apenas sobrepasamos los 700, pero esas obras se estrenaron todas juntas”.

El circuito comercial de la calle Corrientes apostó fuerte a tanques teatrales imbatibles como el caso de Toc Toc, que finalmente pudo celebrar su décimo año en cartel, bajo la dirección de Lía Jelín. A esa comedia infalible se sumó el regreso de Brujas, dirigida por Luis Agustoni, con Thelma Biral, Nora Cárpena, Moria Casán, María Leal y Sandra Mihanovich, y de Art, con puesta dirigida por Ricardo Darín y Germán Palacios e interpretada por Pablo Echarri, Fernán Mirás y Mike Amigorena.

Entre las novedades cómicas, abrió el año Lo escucho, con Jorge Suárez y Gabriel “Puma” Goity, dirigidos por Carlos Olivieri, con una obra desopilante atravesada por la psicología. Y otra dupla que superó las expectativas fue la de Verónica Llinás y Soledad Silveyra en Dos locas de remate, obra dirigida por Manuel González Gil en la que interpretaron a dos hermanas poco convencionales. Y ya en clave histórica, y con el mismo director, volvió a subir a escena Eva y Victoria, de Mónica Ottino, con los protagónicos de María Valenzuela y Sabrina Carballo en los roles de Victoria Ocampo y Eva Perón.

En el Teatro Regina, Virginia Lago se puso al frente de un especial homenaje a María Elena Walsh con Gracias, María Elena, y Pablo Gorlero hizo lo propio con su propuesta de Al bárbaro le doy paz, con un formato de varieté que se estrenó en El Picadero. Allí, en esa misma sala se vio durante todo el año uno de los títulos más necesarios, conmovedores y potentes de la cartelera: Jauría, de Jordi Casanovas, con dirección de Nelson Valente y gran elenco, que interpeló al público acerca del tratamiento mediático y judicial de la violencia sexual.

Responsable de esa propuesta, el productor teatral y dueño de El Picadero, Sebastián Blutrach hizo también su balance. “Esta temporada que termina nos hizo ver lo importante que es nuestra actividad no solo para quienes hacemos teatro sino también para el público. Porque ahí se celebra una ceremonia que nos permite encontrarnos, emocionarnos, divertirnos y reflexionar. Es mucho más que sentarse en una butaca. Y eso se vio reflejado en el público que volvió a las salas con muchísimo entusiasmo, no sólo para ver teatro sino también para escuchar música. Todo funcionó muy bien porque la gente extrañaba la catarsis colectiva y la energía de un recital y de una obra”.

El 2021 comenzó con una temporada de verano que se caracterizó por aforos reducidos y pocas salas operativas. Y cuando todo parecía dado para terminar de despegar, el 15 de abril se dispuso volver a bajar los telones, una suspensión que se extendió hasta el 18 de junio, fecha que dio inicio a un tiempo sostenido de reactivación.

“Todo se dio antes de lo que marcaban nuestras expectativas. Y eso ocurrió gracias al éxito del plan de vacunación que fue lo que acompañó la recuperación y la reapertura en la que pudimos ampliar el aforo”, comparte Blutrach que este año finalizó su trabajo como asesor de contenidos, programación artística y producción del Teatro Nacional Cervantes, cargo que ocupó desde enero de 2020.

“La experiencia fue sumamente positiva. Fue un trabajo de mucha reconstrucción interna, y estuvimos atentos a poder hacer lo máximo que se podía hacer en cada momento de la pandemia. Estoy muy contento con lo realizado, pero me quedo un poco triste por no poder seguir con lo proyectado”, cuenta el productor que compartió ese trabajo con el ex director del teatro Rubén D´Audia.

Entre los proyectos realizados sobresalen las 21 obras cortas filmadas durante el aislamiento de 2020 en la sala María Guerrero, cuya producción pudo verse en gran parte este año en el canal de YouTube del Cervantes y en el canal Encuentro. “Fue muy gratificante poder llevar a cabo esa iniciativa, con calidad y con un protocolo muy fuerte y responsable trabajado en conjunto con los gremios y la dirección. Esto fue algo virtuoso en todos los aspectos, porque generó trabajo a actores, escenógrafos, vestuaristas, músicos y coreógrafos, todos trabajadores que la estaban pasando muy mal en ese momento de la pandemia. Y de igual manera fue un desafío tremendo producir un espectáculo como La comedia es peligrosa. El resultado fue impecable”. Estrenada en octubre, la obra fue encargada especialmente por el teatro para celebrar su centenario. Con dramaturgia en verso de Gonzalo Demaría, dirección de Ciro Zorzoli y un elenco nutrido de 16 intérpretes, la historia gira en torno a un grupo de comediantes que luchan por construir su propio teatro.

El Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) cierra, por su lado, una temporada de múltiples producciones y reconocimientos. “Tuvimos números que nos sorprendieron en cantidad de público y de funciones. No sabíamos cómo iba a ser este año, y terminamos teniendo 28 títulos, integramos al Complejo Teatral el Cine Teatro El Plata y para nuestra alegría agotamos localidades en esa nueva sala. Además, este año finaliza con cuarenta nominaciones a los Premios Ace para las obras de nuestra programación”, detalló el director general y artístico del CTBA Jorge Telerman el pasado 17 de diciembre, en el marco del anuncio de la temporada 2022.

Con texto y dirección de Mariano Tenconi Blanco, Las cautivas fue una de las propuestas más aplaudidas de la programación oficial porteña. Protagonizada por Lorena Vega y Laura Paredes, puso en escena un particular choque de culturas con un enfoque de género. Con un similar objetivo de repensar esquemas y mandatos, se presentó Retratos de masculinidades, un ciclo para reflexionar sobre los paradigmas masculinos.

Y, por su parte, la directora Mariana Chaud presentó en el Teatro Sarmiento una retrospectiva de cuatro obras de su autoría: Ubú patagónico; Elhecho; Budín inglés y Sigo mintiendo, la primera obra que escribió y dirigió sola.

En el Centro Cultural 25 de Mayo se estrenó El recurso de Amparo, que marcó el debut como dramaturga para Laura Oliva, quien llevó al escenario una trama compleja que interpeló el mito de la maternidad como instinto y mandato. Y en la misma sala Los Macocos estrenaron Maten a Hamlet, una jugada revisión cómica del clásico shakesperiano. Por otro lado, en el Centro Cultural San Martín se pudo ver ¿Cuántas son muchas?, dirigida por Valeria Lorca, sobre los femicidios en la localidad mexicana de Ciudad Juárez.

Tiempo de barajar y dar de nuevo. Así lo explica Blutrach, cuando informa acerca del estado de situación del sector en materia económica. “Lo que se perdió en 2020 no se recuperó, en el primer semestre de 2021 se siguió perdiendo, y en el segundo semestre sólo algunos pudieron empezar a dejar de perder. Nuestros trabajadores quedaron con salarios muy atrasados, y el objetivo de 2022 es que podamos recuperar el ingreso de la gente que trabaja con nosotros. Hay mucho por reorganizar. Entre el macrismo, que dejó un país sin pies ni cabeza, y la pandemia, el desorden es tan grande que ahora que volvimos a la actividad lo primero que tenemos que hacer es recuperar un orden salarial y una distribución de la torta un poco más justa. Y eso va a llevar dos o tres años”.

El circuito independiente es el más golpeado, y aunque también parece haber empezado a transitar un período más alentador, la actividad sigue sufriendo la paralización del 2020. “El 2021 arrancó con una apertura parcial con mejor pronóstico porque en febrero teníamos un cincuenta por ciento de aforo, pero en abril se volvió a cerrar todo otra vez y el off se paralizó hasta agosto porque en ese mes recién fueron pocas las salas que pudieron salir a la cancha, y las que pudieron lo hicieron en su mayoría con reestrenos y proyectos de formato unipersonal”, comenta Alejandra Carpineti, vicepresidenta de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), que nuclea a 110 salas de la Ciudad de Buenos Aires, y una de las productoras de La Carpintería.

En ese teatro, precisamente, se vio uno de los estrenos del circuito: Cuerpo de baile, de Carolina Guevara y Leandro Rosati, con un fuerte alegato a favor del deseo y de la diversidad. Incorporando la perspectiva de la discapacidad, en Moscú Teatro también se pudo ver Nicolás anda, otro monólogo basado en la historia de vida de Nicolás Stupenengo y con la dirección de Nahuel Martínez Cantó.

Siguiendo con la mirada del género y la defensa de las disidencias, se estrenaron El virus de la violencia, de Marina Wainer, con Romina Pinto e Iván Steinhardt, que puso el foco sobre la profundización de la violencia de género en el marco del confinamiento, y Lila, unipersonal escrito y protagonizado por Ulises Puiggrós para visibilizar las luchas de la comunidad travesti-trans. Y si de romper moldes se trata, el año del off cerró con Precoz, potente interpelación a la maternidad tradicional basada en la novela homónima de Ariana Harwicz, con la dirección de Lorena Vega, y las actuaciones de Julieta Díaz y Tomás Wicz.

Las obras biográficas también tuvieron su espacio, y entre esas propuestas se vieron Manuela Rosas, destino de exilio, con dirección de Graciela Camino y actuación de Cristina Banegas, y Scalabrini Ortiz, de Florencia Aroldi y dirigida por Sebastián Berenguer, con Alejandra Darín y Pablo Razuk.

Como no podía ser de otra manera, los 20 años de la crisis de 2001 también encontraron en el teatro una forma de recordar. La vergüenza de haber sido y el dólar de ya no ser, de Alberto Ajaka, acercó al público un monólogo en donde la ficción se entrelazó con la biografía familiar y la experiencia colectiva. Y con una temática alusiva a esos tiempos, 90 cts, de Flavio Abraldes, se inspiró en el estallido social que hizo caer al gobierno de De la Rúa para abordar la cruda realidad de una familia de clase media baja que vive en las cercanías a un terreno tomado y que es intimada a desalojar su vivienda.

Otro tópico que regresó a cartelera es el de la ya mentada familia disfuncional. En Timbre 4, se estrenó Otoño e invierno, del dramaturgo sueco Lars Norén, y dirigida por Daniel Veronese, con una puesta que puso la lupa sobre una familia tipo de clase media disfuncional donde las apariencias engañan. Y, con una vuelta de tuerca vinculada a la dictadura, el Método Kairós presentó Esto es tan sólo la mitad de todo aquello que me contaste, con texto de Pablo Bellocchio y dirección de Gastón Cocchiarale.

El 2021 cierra con un panorama auspicioso en relación al año anterior, pero la situación de los artistas sigue siendo crítica. “En términos de circulación de público y de cantidad de funciones presenciales obviamente este año fue más positivo. Pero el arrastre de la crisis provocada por la pandemia dejó a muchas salas independientes en una posición de mucha debilidad. Las entradas están devaluadas, faltan estrenos y hay salas que tienen deudas”, señala Carpineti, al mismo tiempo que advierte que la ayuda estatal es fundamental para poder revertir esa realidad.

“Esta pandemia trajo como aspecto positivo algunas políticas públicas que fueron acertadas como Reactivar Escenas, una inyección presupuestaria instrumentada por el Instituto Nacional del Teatro con la que se buscó reactivar al sector en sus tres patas fundamentales como son las salas, los elencos y el público porque eso permitió hacer funciones con entradas económicas. Esas políticas tienen que venir para quedarse. Es muy importante que desde el Estado haya apoyo económico para que las salas puedan cubrir sus costos de funcionamiento, y para que los artistas puedan producir, porque sabemos que en el teatro independiente es el artista el que pone el dinero por anticipado y eso lo recupera después, y con suerte, con algún subsidio. Y eso es algo que hay que empezar a cambiar”. 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/391939-el-ano-en-que-el-teatro-sufrio-y-volvio-a-vivir

miércoles, 15 de diciembre de 2021

El Altillo del Sur continúa su maratón teatral “Corramos detrás de las ideas”

ESPECTÁCULOS | CARTELERA

15 de Diciembre de 2021 | Edición impresa


La 25ta. edición de la maratón teatral “Corramos detrás de las ideas” continuará mañana en el Altillo del Sur, 1 casi esquina 67, con una función, desde las 20.30, de “Espectador o Jurado: Juicio a la radio, década del 90”. Además, el viernes, en el marco del mismo ciclo, se ofrecerá

“Desventuras de la vida cotidiana” (foto), con actuaciones de Caro Amigo, Gabi Rato y Ce Palumbo.

Fuente: Diario El Dia de La Plata

miércoles, 8 de diciembre de 2021

La compañía teatral Manada o Nada estrena “El Hambre”

ESPECTÁCULOS | ESTE VIERNES EN LA FÁBRICA CULTURAL EN ESO ESTAMOS

8 de Diciembre de 2021 | Edición impresa

REVERSIÓN DE “EN ALTA MAR”, DE MROZEK, DIRIGIDA POR JUAN F. ESCALONA

“El Hambre”, una reversión de la obra “En alta mar”, de Slawomir Mrozek, se estrena este viernes a las 22 en la fábrica cultural En Eso Estamos, 62 entre 1 y 115.

Bajo la dirección de Juan Francisco Escalona, se trata de una creación colectiva de Manada o Nada Cía. Teatral en la que cada una de las partes pudo imprimir su sello artístico en una mirada que, sin embargo, mantiene el mismo norte narrativo.

Bajo el estilo grotesco, la pieza propone a tres personas siendo parte de un experimento social que busca reflexionar sobre los distintos tipos de hambre.

En escena, cuatro actrices se ponen al hombro esta ambiciosa propuesta que se desarrolla sobre un doble escenario y pasarela y que, además, tiene música en vivo de Juan Fursi.

“En alta mar”, que tiene a la antropofagia como tema central, fue escrita en los ‘60, y parte de este feroz conflicto para navegar por temas tan actuales como la lucha de poder, la caprichosa organización de jerarquías y la distribución de la riqueza. La pieza original - tres náufragos en una balsa que deben tomar la decisión de comer a uno de ellos para sobrevivir- se caracteriza por el irreverente humor del autor polaco, por momentos ácido y por momentos ingenuo, pero nunca indiferente.

Más allá de la propuesta narrativa de la pieza original, a Escalona le interesó la idea del hambre que propone el texto pero abordada desde una óptica sudamericana, incluso argentina, “donde tanta gente se muere de hambre día a día”.

“El hambre nos rodea continuamente en todos lados, pero no sólo el hambre físico, sino también espiritual o de motivación o, incluso, como una idea de por qué nos levantamos día a día a hacer lo que hacemos”, destacó el director.

Según reveló, abordaron el material de una “forma experimental”, desde “un laboratorio de cuerpo” en donde la creación colectiva fue emergiendo a partir de juegos de improvisación y ejercicios teatrales.

Manada o Nada Cía. Teatral entiende a los actores y actrices como creadores, un concepto abordado en “El Hambre”, en tanto, “trabajando a partir de esa idea llegamos a esta nueva obra que está basada en ‘El alta mar’ pero enriquecida con los aportes de las actrices, que propusieron su visión creadora con total libertad”.

Erica Basaldella, Malena Gerez, Geraldine Recarte y Daniela Stange son las protagonistas de esta obra que tendrá nuevas funciones los domingos 12 y 19 de diciembre, a las 21.

Al finalizar cada función los espectadores podrán ser parte de tres espectáculos: Nico Marini + Negro Rossi, 10/12; ZunZun y Seba Lino 12/12; y Lucía Moccia y Leti Burbuja 19/12.

Los tickets para la función teatral y el show posterior (opcional) se pueden conseguir en Alternativa Teatral.

Fuente: Diario El Dia de La Plata

miércoles, 24 de noviembre de 2021

En el Pasaje Dardo Rocha, se va la última de “Boleros irreverentes”: teatro musical

Espectáculos |CARTELERA


El domingo a las 20.30, en la sala B del Pasaje Dardo Rocha, el grupo Barataria presentará la última función de “Boleros irreverentes”, un espectáculo de teatro musical que presenta una mirada irónica y femenina sobre los clásicos ritmos de otras épocas, transformados y renovados para la ocasión. Con dramaturgia, dirección y arreglos musicales de Nina Rapp.

Fuente: EL DIA 

domingo, 21 de noviembre de 2021

Continúa la maratón teatral en El Altillo

ESPECTÁCULOS | “CORRAMOS DETRÁS DE LAS IDEAS”: EDICIÓN NÚMERO 25

6 de Noviembre de 2021 | Edición impresa

“ARREMETE VIAJERA”, SOBRE LA POESÍA DE ALEJANDRA PIZARNIK

La maratón teatral “Corramos detrás de las ideas” está celebrando, por estos días, su 25ta. edición, convertida en un clásico de la sala de teatro independiente local: El Altillo del Sur.

“Siempre seguimos corriendo tratando de alcanzar alguna idea nueva, más no lo conseguimos, por eso seguimos en carrera. Y quizás, ese sea el camino a seguir, aunque nunca lleguemos a ninguna meta. Porque sirve para eso: para seguir abrazando ilusiones”, manifestó el actor y director César Palumbo, impulsor de esta iniciativa que arrancó el fin de semana pasado con una obra del padrino de la institución, Roberto “Tito” Cossa, “Angelito cabaret socialista”.

Esta noche, desde las 21, la carrera continuará con una función de “Arremete viajera”. La obra, escrita y dirigida por Martín Noya, nos sumerge en el gigante mundo pizarnikiano. Tres actores y una puesta en escena en la que los textos del autor dialogan con la poesía de Alejandra Pizarnik, recorriendo diferentes momentos de su vida. Un alma buscando alivio en algún lugar callado ¿entendimos sus palabras? ¿sus silencios? ¿su miedo a la jaula hecha pájaro? Con música y poesía buscan ir nada más que hasta el fondo. Con la actuación de Emilia Gaillard y Manu Stoichevich (música).

En tanto que mañana, desde las 18, la maratón presentará el clásico familiar de El Altillo, “Una plaza y mil historias”, un espectáculo para niños de 1 a 99 años. Bajo la dirección de César Palumbo.

Fuente: Diario El Dia de La Plata 

sábado, 20 de noviembre de 2021

Devenir: cuarenta años de aventuras en movimiento

ESPECTÁCULOS | UNA MARCA DE LA ESCENA PLATENSE

La compañía teatral celebra su vigencia con el reestreno de “Diario de abordo”, la obra que en los 90 le abrió la puerta al mundo

EL DOMINGO, EN ESPACIO 44, LA COMPAÑÍA TEATRAL DEVENIR ESTRENARÁ UNA NUEVA VERSIÓN DE “DIARIO DE ABORDO”

Por: María Virginia Bruno 19 de Noviembre de 2021
Edición impresa Diario El Día

Si 20 años no es nada, qué decir de 40. Esos, 40, son los años de aventuras que está cumpliendo la compañía platense Devenir, cuatro décadas ininterrumpidas en el arte del teatro que ha llevado a sus integrantes a recorrer Argentina y otros 20 países con una propuesta dinámica, siempre en movimiento. El festejo será, como de costumbre, con el público, en tanto este domingo reestrenará una de sus obras más recordadas, “Diario de abordo”, con dramaturgia y dirección de Gustavo “Tati” Vallejos, fundador y director artístico “y filosófico” de este grupo teatral.

En diálogo con EL DIA, el día exacto en que se cumplió el aniversario, Vallejos recordó aquel 27 de octubre de 1981 cuando todo comenzó. Era domingo y diluviaba y no sabía entonces que esa copiosa lluvia que lo mortificaba sería una cábala que los acompañaría en cada estreno de ahí en adelante. “Hablemos a calzón quitado”, para tres actores, se ofreció en el Centro Universitario de Bahía Blanca, en 8 entre 41 y 42, y aunque el techo se filtraba en ese boliche devenido en sala teatral, llegaron a convocar a 40 personas, todo un éxito dadas las circunstancias.

Armado Di Coco, Edgardo Molina y Eduardo Lazcano fueron los intérpretes y Vallejos el director “circunstancial”; un rol que todavía no lo entusiasmaba pero, como el benjamín del grupo, y su mirada estética más delineada, dada por sus conocimientos fotográficos, así se decidió. Ese fue su debut en la dirección y, analiza ahora, a la distancia, una bendición. “Tuve mucha suerte porque todo lo que dirigí en mi vida fue exitoso, no sé si en relación a los marcos con los que la gente entiende lo exitoso sino de acuerdo a mi criterio estético”. Y con eso le bastó.

En 1991 devenir salía a la calle con “mascarada”: teatro, música y humor

Para definir la esencia de Devenir, Vallejos citó a Aristóteles y dijo que es “la condición de todo cambio, y eso, para mí, es el ser humano y el arte porque ser humano y arte son lo mismo”. Una condición que, advirtió, “te exige mucho, una exigencia que no es triste sino hermosa, que te incentiva a seguir estudiando, indagando, explorando e investigando”, haciendo luego que “los trabajos sean consecuencia” de esas nuevas etapas que se van atravesando.

Vallejos, un “obsesivo” del estudio que durante 15 años se volcó a la investigación teológica sólo “para discutirle a los curas algunas cosas”, le dedicó también varios años de su vida a la investigación antropológica teatral, una etapa en la que se acercó a referentes como Eugenio Barba y Renzo Casali, con el que consolidaría después un vínculo personal y profesional.

Devenir, de hecho, fue la primera compañía en llevar a escena en el país una obra de quien fuera cofundador del Grupo teatral Comuna Baires (1969) y de la Escuela Europea de Teatro y Cine (1977). Se llamó “Maximiliano, 10 años después”, se ofreció en 1983 y, a la distancia, la consideró como su primer gran suceso.

Desde entonces, la compañía ha producido dos obras por año, un total de 80 producciones con las que ha explorado todos los lenguajes teatrales, entre propuestas callejeras, espacios convencionales y no tanto, mezclando teatro, música y humor, y más; una condición de ser dinámica, de “viajeros constantes”, que los ha llevado a girar por éste y otros países, desde  Italia y España hasta Polonia y Eslovenia, derribando cualquier barrera idiomática y cultural.

Eso, precisamente, “fue parte de la investigación” del grupo, destacó Vallejos, que se pasó años también estudiando “qué hace que un público que no tiene mi idioma esté atento igual”, llegando a una conclusión acabada. “Quedó clarísimo que no es la palabra en sí misma sino la gestualidad absoluta, la dramaturgia del actor, y todo lo que transmite interiormente con su verdad creativa".

Con Pampa González, con quien recorre la vida desde hace 22 años, “Tati” protagonizó en 2019 la última -hasta ahora- gira europea de Devenir. Llevaron la obra de ella, “La viajera”, que encantó con su música balcánica a señoras mayores que vibraron de emoción con sus gestos, pero también la de él, el “Señor Mo Ki Tó”, que siempre está listo en su valija para salir a conquistar nuevos corazones callejeros.

La pandemia los mantuvo en stand by y Devenir volvió con fuerza a fines del año pasado para preparar su regreso a los escenarios en este 2021 en el que cantan los cuarenta, y decidieron hacerlo con “Diario de abordo”, una pieza que “nos hizo muy felices y nos parecía que era un homenaje lindo para nosotros mismos, sobre todo para Coco (Demarco) y para mí, que somos los más viejos, en todo sentido, de la compañía”, resaltó.

Con “Diario de abordo”, que estrenaron en 1994, época muy muy lejana- salir del país por primera vez con su arte, un recorrido que se pensó por tres semanas y que terminó extendiéndose por cuatro hermosos meses.

En esta nueva versión, que también podría llamarse “Tres mujeres a la deriva en una balsa perdida”, actúan además de Jorge Demarco -otro histórico ‘devenidiano’- las actrices Virginia Naón, Yanina Saavedra y Luciana Vivas, quienes se suman a la compañía como invitadas o “satélites” -como le gusta definir a Vallejos- para darle nueva vida a esta historia escrita y dirigida por él en la que tres mujeres están naufragando, a la deriva, hasta que llega un momento en que tienen hambre y tienen que decidir a quién comerse.

Un texto donde abundan “todas las miserias del ser humano” pero siempre desde “el humor porque estamos en presencia de un absurdo”, aclaró el director.

Tras el estreno, que será este domingo a las 20.30 en la sala ubicada en 44 entre 4 y 5, habrá una nueva función el domingo 28 de noviembre, antes de que el espectáculo recale en la sala marplatense El Séptimo Fuego. Ojalá llueva.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

“Como un jardín eterno”: un viaje teatral pintado de erotismo, fantasía y plantas

ESPECTÁCULOS | DESTACADO DE LA CARTELERA

Glenda Pocai escribió y protagoniza un unipersonal que navega por la obra de Marosa Di Giorgia y Clarice Lispector

María Virginia Bruno

LA ACTRIZ GLENDA POCAI EN ESTA OBRA DIRIGIDA POR ROCÍO PASSARELLI

En su debut en la dramaturgia, la actriz Glenda Pocai (30) acaba de estrenar en la cartelera platense “Como un jardín eterno”, unipersonal que también protagoniza y que, bajo la dirección de Rocío Passarelli, se presenta como un viaje de fantasía entre el mundo surreal, érotico y la naturaleza, donde se cuelan textos de Marosa di Giorgio y Clarice Lispector.

Aunque tiene dos experiencias en el unipersonal, un formato al que considera como “el acto más revolucionario de todos”, Glenda desmarca del resto a “Como un jardín eterno” , una obra que “significa bastante” en su trayectoria artística por varias características.

No sólo por la duración más extensa y el formato “obra” sino, sobre todo, por cómo la encuentra este presente, consolidada como actriz, tomándose la carrera “profesionalmente”, una palabra que no le termina de convencer pero así lo siente, por verse “trabajando más en lo fino”, en cada detalle, con el peso de la responsabilidad a flor de piel.

Como tantos otros proyectos, la semilla de su obra “nace en medio de la pandemia por el deseo y la abstinencia de salir a actuar a las tablas”, dijo en diálogo con EL DIA.

Encerrada en su habitación, parada frente al espejo, se encontró pensando y diciéndose, que ya había sido suficiente, que era tiempo de “empezar a probar y a escribir” porque entendió que “la única manera que tenía de actuar en ese momento, era actuar sola”.

Glenda, que también es locutora y que escribe poesía desde que recuerda, debuta en este material como dramaturga, un terreno que le resultó interesante de explorar, en tanto, por primera vez, se encontró “escribiendo algo que después iba a actuar” porque, aseguró, no se imaginó otro cuerpo haciéndose carne en estos textos rotos.

“Como un jardín eterno”, nombre que apareció con el proceso avanzado, en medio de una de las tantas jornadas de improvisación alrededor del material, comenzó siendo un puñado de poemas en los que Pocai se propuso trasladar al papel algunas imágenes de Marosa di Giorgio, una de las tantas poetas que le gustan.

La actriz reveló que siempre que encuentra afinidad con algún autor hace el ejercicio de tratar de escribir familiarmente, es decir, tratando de representar “algo de su mundo poético”, y en eso estaba con la escritora uruguaya cuando se topó con un libro de Clarice Lispector, “Agua viva”, que le hizo sentir que ya había encontrado el rumbo. “Ahí vi la escena. Dije ‘esto es muy teatral’”.

En ese momento, los poemas dejaron de ser poemas y empezaron a ser las puntas de su primer material dramatúrgico, un material fragmentado que tiene una estética muy plástica y fotográfica, casi como “una contemplación de una obra de arte”.

Un taller de pintura que realizó durante la cuarentena le sirvió para probar con colores en flores y delinear una puesta poética que tiene mucho de surrealismo, de erotismo, de fantasía pero también de plantas, muchas plantas, a lo Marosa.

Si bien la obra presenta toda una parte “muy bella”, dado por la magia y las formas tan sensuales y oníricas que la naturaleza aporta, también hay “una parte de locura, súper retorcida, algo oscuro solapado sobre el brillo que tienen las flores”.

Entre azules aterciopelados y magentas, la pieza muestra a una “actriz y dramaturga que está buscando las imágenes y las palabras para poder componer y escribir una obra”; una actriz en medio de una crisis creativa que va develando el mecanismo de actuación, “porque sale y entra todo el tiempo, buscando las imágenes perfectas, pero se arrepiente y borra y vuelve a empezar”.

En el escenario, una actriz y dramaturga en crisis busca las palabras perfectas para escribir su obra

Es su personaje, aseguró Pocai, una “actriz que está luchando mano a mano con ella misma”, enfrentándose a su “monstruo, su bestia, que le traba la sintaxis” y no la deja escribir.

Y es, también, un poco (bastante) ella y otros tantos artistas que, como su personaje, sintieron que sus casas fueron sus cuerpos, caparazones que les permitieron vivir aislados del aislamiento.

Glenda, que es una de las protagonistas de “Alma y Nervio” -la obra dirigida por Fernanda Pintos que ofrecerá este viernes su última función en la ex Fábrica CITA-, espera que el público que visite su jardín se quede quizás con la parte poética, lúdica y fantástica que lo caracteriza, aunque también le interesa que se deje atravesar por “la libertad de esta persona, esta actriz, que, aunque no encuentra las palabras, puede crear igual”.

Con vestuario de Consuelo Fuertes e iluminación y objetos de Anabella Muñoz Candia, “Como un jardín eterno”, ofrecerá sus dos últimas funciones este domingo 21 de noviembre y el domingo 5 de diciembre a las 21 en La Caipo, 9 entre 58 y 59. Entradas por Alternativa Teatral.

Fuente: Diario El Dia de La Plata</span></div>

domingo, 14 de noviembre de 2021

Gastón Marioni: “Tengo ganas de hacer lo que tengo ganas de decir, lo que me atraviesa”

ESPECTÁCULOS | EN DIÁLOGO CON EL DIA

El dramaturgo y director platense acaba de recibir el Konex en reconocimiento a su labor en el teatro en la última década, justo cuando se cumplen diez años del infantil que le dio trascendencia nacional: “Tanguito mío”

              EL PLATENSE GASTÓN MARIONI

Gastón Marioni, dramaturgo, director y docente teatral platense, acaba de recibir el Konex por su aporte al teatro en la última década, un premio que llega justo cuando se cumplen diez años del estreno de “Tanguito Mío”, el multipremiado infantil con el que debutó en calle Corrientes y que le dio trascendencia nacional.

Por eso, aseguró el artista local en diálogo con EL DIA, “yo vinculo mucho ‘Tanguito’ con los Konex, porque siento que esa obra fue un antes y un después, una bisagra en mi carrera”.

Bajo el sello del sainete teatral, “Tanguito Mío, un musical bien guapito” se estrenó en La Plata en 2011, con una historia de amor ambientada en la Buenos Aires de los inmigrantes, donde el cocoliche, la música y el tango rodeaban la vida porteña. Por esta obra, que incluye música original de Fernando Finocchi, Marioni fue ganador de los Premios Nacionales 2012 que, otorgados por la Secretaría de Cultura de la Nación, son el máximo reconocimiento del Estado Nacional a quienes construyen con su talento nuestra identidad cultural. En 2013, el infantil llegó al porteño teatro Maipo, con un elenco que tenía como protagonistas a Fernando Dente, Agustina Vera y Vanesa Butera, y se ofreció durante varias temporadas con gran éxito de público, crítica y premios.

Feliz y orgulloso con el reconocimiento de la fundación Konex, Marioni reveló que vivió la distinción como una oportunidad para “reflexionar sobre lo que pasó en estos diez años”. ¿Y qué pasó? “¡Pasó un montón de laburo! ¡Una locura total!”, dijo, entre risas.

En esa mirada retro hacia su propia obra, el artista platense se reencontró con un “recorrido en el que me permití indagar, experimentar y probar con ambos públicos”. Porque si bien tuvo un inicio muy ligado al teatro para las infancias, pudo desmarcarse.

“El elogio de la risa” (se puede ver en Teatrix), que escribió y dirigió para Juan Leyrado en 2017, y que marcó el debut del prestigioso actor en el formato unipersonal, fue el proyecto que le permitió equilibrar la balanza, “acomodar un poco esta doble poética que tengo”.

Porque para el autor, que durante la pandemia pudo terminar la licenciatura en Artes Combinadas en la UBA, “hacer teatro para pibes y para adultos, en definitiva, es hacer teatro”.

¿Y si tiene que elegir? “Me gusta escribir y dirigir teatro, más allá de los públicos. Tiene que ver con lo que uno, en un momento siente ganas de compartir: hay cosas que comparto con el público infantil que no las comparto con el adulto o viceversa”, explicó.

Sí hubo una obra, en medio de una década marcada por una producción diversa (“Las heridas del viento” con Miguel Jordán, “Cantando sobre la Mesa” con Cecilia Carrizo, “Cuentos de la Selva” con Diego Ramos, “Canciones para mirar” con Fabián Mazzei, “Melodías de diván”, con Julia Zenko y “Frontera”, con Claudio Gallardou, entre más), con la que Marioni pareció sintetizar estas dos poéticas con las que trabaja: se llamó “La gran farándula”, se estrenó en 2019 y, en algún punto, fue una obra premonitoria: un grupo de artistas que se reúne en un teatro abandonado que está a punto de ser rematado para su cierre definitivo. Dispuestos a defender el teatro, planean una obra peculiar para salvarlo. Con música original y dirección musical de Hernán Matorra, incluyó las actuaciones de Omar Calicchio, Anita Martínez, Julián Pucheta, María Rojí y Nicolás Scarpino.

“‘La gran farándula’ es como mi amor por el teatro. Es un homenaje al mismo teatro, y amo al teatro nacional, al nuestro”, manifestó el también actor que en noviembre de 2020, tras cinco años de gestión, renunció a la dirección artística del Coliseo Podestá.

Y en esta revisión que se autoimpuso tras recibir el Konex, Marioni no puede dejar de incluir en su balance a su presente, un presente que lo tiene abordando por primera vez el género de teatro documental o biodrama, de la mano de un proyecto que les dio a él y a su protagonista, Martín Slipak, “muchísimo más de lo que imaginábamos”.

“La ilusión del rubio”, escrita por Santiago San Paulo, se estrenó por YouTube en febrero pasado en el marco del Cervantes Online, y pone sobre las tablas el caso real de Facundo Rivera Alegre, un joven cordobés que salió a bailar y nunca más volvió. Un desaparecido en democracia.

Este proyecto “gustó mucho artísticamente”, en tanto presenta al desnudo la maquinaria teatral; aunque “socialmente interesó mucho más”, advirtió Marioni, que temía que la obra quedara atrapada en la localía del caso, pero no.

“Lamentablemente, hay un montón de pibes desaparecidos en democracia y creo que la obra logró un grado más de universalidad”, contó el artista sobre esta pieza que trajo este año a La Plata y que, anoche, tuvo una función muy especial y emotiva en la Sala de las Américas en Córdoba, con la presencia de Viviana, mamá de Facundo, y otros familiares.

Se podría decir que con “La ilusión del rubio”, que volverá el año que viene a la cartelera porteña, Marioni está iniciando una nueva década artística en la que cada proyecto que encare tendrá una marca.

“Estoy en un momento en el que tengo ganas de hacer cosas que tengo ganas de decir. Alejadas tal vez al teatro de entretenimiento puro, que he hecho mucho, y me encanta, pero este es otro momento, en el que tengo ganas de hacer lo que tengo ganas de decir, lo que me atraviesa, y que tengo ganas de compartir también”, reflexionó.

A esta decisión artística llegó tras haber atravesado la pandemia en fases teatrales, con una introducción ligada al terror, un nudo amarrado por el desconcierto y un desenlace volcado a la reflexión.

Marioni, que se contagió de COVID-19 apenas comenzó el aislamiento, fue abordado por una inquietud: ¿y si la muerte me toca a mí? “La vi tan cerquita, aislado en una habitación en el fondo de casa, y prendía la tele y se morían 800 personas por día, con lo cual creo que fue una buena posibilidad para pensar que no somos inmensos, infinitos (...) Pienso que debería haber una revisión sobre cómo nos vinculamos con la vida y la falta que nos hace vincularnos con la muerte. Estoy copado con ese tema y se me está filtrando para mis próximos proyectos”, avanzó.

En febrero de 2022 estrenará en Montevideo la versión uruguaya de “El elogio de la risa”, con Carlos González. Y en marzo, además del reestreno en CABA de “La ilusión del rubio”, inaugurará la temporada de su sala platense, Teatro Estudio, que volverá a convocar a esos fenómenos del boca en boca del off porteño como “Teresita. Una vida de mierda”, por ejemplo, y otras perlitas como “Abismados”: un proyecto que nació junto a alumnos del Taller de entrenamiento y Montaje que dictó este año, y con los que creó “un registro pandémico, un díptico, entre la cuarentena y la nueva normalidad”; una producción de su espacio teatral con el que se abre una ventana de visibilización del trabajo de nuevos artistas.

Y mientras termina de escribir “Plaza ronda”, un nuevo infantil que reivindica el valor de los juegos en la vida de los chicos, Marioni seguirá poniéndole el cuerpo a “un teatro que me hable, que me interpele personalmente”.

“Vinculo mucho ‘Tanguito’ con el Konex, porque siento que esa obra fue una bisagra”

Fuente: Diario El Dia de La Plata 

domingo, 7 de noviembre de 2021

El Tinto Bar, una escalera al cielo del rock platense

Historias

Eternizado en una canción de Estelares, fue un lugar que marcó la noche de los ´90. Historias, anécdotas y mitos de aquel recordado reducto del rock platense.


0221.com.ar / Begum

Por Nicolás Arias

No muchos de los que habitualmente transitan por la esquina de las calles 10 y 49 se imaginan que en ese sitio, donde hoy se encuentra una casa con varios carteles de “En venta”, hubo décadas atrás un bar que fue eje del mundillo rockero de La Plata. Con dos etapas bien diferenciadas, El Tinto emergió a inicios de los ‘90 con el agregado del a Go Go, tratando de emular el aura del Whisky a Go Go, mítico bar de Los Ángeles donde The Doors supo descollar en la década del ‘60. Bastó reemplazar el whisky por una bebida más popular en estas tierras, para que el a Go Go acompañara a El Tinto; sin ánimos de ofrecerse como una vinoteca. “Aunque Skay Beilinson vino un par de veces y nos pedía buenos vinos. ¡Y nosotros no sabíamos qué darle!”, recuerda Piero Pierini, uno de los creadores del bar original.

Fundado en 1992, en un espacio que previamente era la casa de una pareja de hermanos con problemas de salud mental, El Tinto a Go Go se creó bajo la idea de un grupo de pibes de agitar la movida juvenil de La Plata, tomando distancia de las típicas discotecas. Para eso, tenían la voluntad de desarrollar el concepto de un bar de rock abierto y permeable a todo, sin ideas preconcebidas de un target de asistentes o público. Y lo hicieron. 

En una época donde en el mundo del rock había que pertenecer a tal o cual tribu para enfrentarse con el resto, este nuevo espacio fue excepcional porque habilitaba encuentros e intercambios sin ningún tipo de prejuicios. “Lo mejor de El Tinto fue el hecho de ser el primer bar de la diversidad: convivíamos freaks, gays, punks, hippies, drag queens… fue increíble. Era realmente revolucionario para La Plata.”, resalta Rudie Martinez, exponente de extensa trayectoria en la música electrónica vernácula, quien ofició de DJ del local en numerosas noches. Y suma: “La Plata era un agujero rugbier insoportable donde te echaban de todos lados. No aceptaban a los gays, por ejemplo. En cambio, El Tinto a Go Go fue una fiesta.”

El DJ platense siempre peleó contra la modorra local, y así desplegó su rol en el bar, incorporando nuevas tendencias musicales como el Detroit techno, aportando demos inéditos de bandas como Babasónicos, Martes Menta o Los Brujos, mientras que apostaba a mezclas locas como Queen y Lía Crucet. Esta nueva visión musicalizadora contrastaba con algunas resistencias de los rockeros tradicionalistas, que le pedían canciones de dinosaurios como Led Zeppelin y Pink Floyd; no siempre en los mejores términos.

Martinez a su vez pertenecía a Víctimas del Baile, mítica banda techno de la ciudad que, junto a Las Canoplas, Sergio Pángaro o Avant Press tocaron en El Tinto a Go Go; eran todas bandas relativamente jóvenes en aquellos tiempos, que venían a mostrar nuevas iniciativas artísticas que agitaran a la escena establecida, siempre tratando de mover la vara un poco más allá de los límites. Víctimas del Baile, por ejemplo, para un show empapeló las paredes del recinto con fotocopias de una revista pornográfica de los ’70, además de emitir en televisores imágenes desenfocadas de una película porno.

Otra de las noches memorables que se vivieron en El Tinto a Go Go se dió con la presentación de Pángaro con toda su impronta bolerística y romántica. Para tal ocasión, la escenografía fue ocupada por una cantidad enorme de flores robadas en el cementerio. El músico recuerda con picardía por qué surgió tal “sacrilegio”: “El olor de las flores era bastante mórbido y el efecto también. Era una belleza a punto de desaparecer, y a punto de que las fuerzas naturales reciclaran la vida. Un gesto que tenía toda una simbología”.

Más allá de los artistas jóvenes que pululaban por todos lados, el bar además atraía a músicos históricos del rock argentino. Jorge Pinchevsky, por nombrar un caso, era un habitué al que siempre se lo veía acompañado de su inseparable violín para, whisky mediante, sumarse a la banda que circunstancialmente estuviera en el escenario. A veces aparecían Alejandro Medina y Javier Martínez, dos pilares fundamentales de Manal, pero solían pasar inadvertidos para muchos de los asistentes a El Tinto a Go Go. Todavía no había estallado la “retromanía” del rock argentino y en plena Argentina de importaciones libres, en el auge de la convertibilidad menemista, se solía valorar más al rock foráneo. 

Foto actual de donde estaba ubicada la entrada al bar, sobre calle 49

Entretanto, el recordado decreto 1.555 que en julio de 1996 firmó el por entonces gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, y que limitó las actividades nocturnas hasta las tres de la madrugada, fue un duro golpe para los espacios como el Tinto a go go, que acusó recibo de esta medida e intentó mostrar su inconformismo. Pierini rememora: “Cuando el bar estaba explotando, a las 3 de la mañana, nosotros teníamos que decirle a la gente que se vaya. ¡Imagínate los quilombos! Por eso salimos e hicimos marchas en las calles con La Barra de El Tinto”.

La realidad, sin embargo, marcó que ese fue el golpe de knock out para el bar, que ya venía acarreando también dificultades económicas. 

SEGUNDA ETAPA: DEL ROCK A LO MULTIDISCIPLINAR 

Para 1997 hubo una refundación. Cuatro socios que venían desarrollando su trabajo en el bar El Estudio (calle 8 entre 41 y 42) se hicieron cargo de las deudas y decidieron revivir al ex-Tinto Bar, intentando darle una nueva impronta. Denominado ahora como “El Tinto Bar” a secas, continuó siendo referencia en el circuito platense. “Nuestra propuesta iba por el lado de lo multidisciplinar; en el lugar había muestras de arte, ferias, exposiciones de fotografía, se podía comer. Una propuesta más integral”, expresa Marcelo Cricco, una de las personas que se hizo cargo de esta nueva etapa. El Estudio, por su parte, era un lugar más amplio donde incluso se abrían a la realización de fiestas de estudiantes y también eran un poco más “comerciales”. De alguna manera este espacio subsidiaba a El Tinto Bar, más chico y donde la onda era artística y abierta a diferentes expresiones.

Manuel Moretti (Estelares) en el balcón del bar, la tarde previa a su cierre definitivo.
(Gentileza Julieta de Marziani)

De todos modos, la música continuaba siendo el eje central del lugar, y las bandas y músicos seguían presentándose en el recinto. Desde nombres míticos del rock platense como Mister América o Estelares, hasta números del furor alternativo de la época como Pez o Suárez, abriendo el panorama también a cantautores como Manuel Moretti, Francisco Bochatón o Érica García. De hecho, Estelares (la banda de Moretti) perpetuó al bar en su canción Aire: “Te busqué, pues, cada vez que te encontré. Y en tus ojos no vi brillos como aquellos del show en El Tinto Bar, cuando me viste cantar”. El músico oriundo de Junín saca pecho y recuerda, en diálogo con @221: “Me encanta que haya quedado El Tinto Bar registrado en una canción que después se hizo tan popular. Justo en esa época no tocábamos tanto, pero El Tinto era una fija. Era muy grato tocar ahí, era un lugar de encuentro, de intercambio. Para nosotros fue un lugar de pertenencia”.

Son recordadas, además, las visitas recurrentes de personajes muy queridos dentro del rock argentino como Daniel Melingo o Willy Crook. Este último solía llegar en su Coupé Torino blanca, donde improvisaba una cama en su asiento trasero. Crook, conocedor del paño de las agitadas noches platenses, dormía allí luego de sus sensuales shows, aferrado a su rueda de auxilio para que no corriera peligro de robo.

Asentado sobre la estructura de una casa familiar, el bar estaba en el primer piso al que se accedía por una escalera larga, antigua e inestable que, a medida que pasaban los tragos y las horas de la noche, daba la sensación de incrementar su dificultad para los concurrentes que la “escalaban”. Con una disposición de espacios que invitaba al contacto, el bar tenía una mesa estelar creada con una resina transparente que poseía en su interior petrificado diferentes objetos como llaves perdidas o muñequitos de los chocolatines Jack; una imagen que remitía a las antiguas texturas de las palancas de los colectivos, pero magnificada al tamaño de una mesa. En una de las ventanas había un balcón que debió ser clausurado por las quejas de algunos vecinos. 

La Plata en la década del ’90 tuvo varios espacios por donde circulaba lo under, más allá de El Tinto se pueden nombrar otros reductos como El Bar, Ultrabar o El Estudio. Pero por su parte, a medida que pasaban los meses, El Tinto Bar iba ganando renombre y adquiriendo convocatoria en la escena platense. Aun así, el entorno que reinaba en el bar de 10 y 49 era relajado y no se sufrían aglomeraciones sofocantes. Un ejemplo que grafica este ambiente es la predilección que tenía una banda como Los Piojos, de pleno estrellato en esa época, por visitar El Tinto Bar ya que allí no los molestaban los seguidores “piojosos”. La gente que concurría al bar le escapaba al “cholulismo” de la época.

Diego Billordo, músico que tocó y organizó ciclos en El Tinto Bar, hace un paralelismo con el presente: “Fue el Pura Vida de esa época. Con la idiosincrasia de ese momento, con los músicos de esa época, pero era muy lindo. Sonaba música under, independiente. Éramos los alternativos”. De hecho, años después Pura Vida recuperó la lógica que tenía El Tinto de no cobrarles a los músicos que tocaban en su escenario. Un trato más justo, reconocido por los artistas, que contrastaba con las metodologías más explotadoras que tenían otros sitios. Y también resultaba interesante para los músicos tocar en El Tinto Bar porque había una cierta garantía de "sonar bien": el lugar contaba con los servicios y parte del equipamiento de Julio “Bochi” Antonelli, uno de los sonidistas más reconocidos de la ciudad de La Plata.

Al igual que en la encarnación del a Go Go con Rudie Martinez brillando desde las bandejas de DJ, El Tinto Bar tuvo sus puntos destacados en sus DJs estelares, con el núcleo integrado por Roberto “Cabe” Mallo, Marcelo Gaitán y Oscar Jalil; grupo que ya venía indagando en las novedades musicales desde principios de los noventa con emprendimientos como la revista Bongó. En épocas de pleno 1 a 1 del peso con el dólar, Jalil revela que llegó a costearse un viaje a Europa con lo trabajado en el bar. A su retorno, dice que obviamente trajo muchas novedades musicales del viejo mundo para animar con nuevos sonidos al bar.

Otro condimento fundamental que recuerdan quienes pisaron El Tinto Bar es su predilección por la gastronomía. Diferentes manjares se ofrecieron desde su cocina, destacando algunas comidas exóticas para el momento como los shawarmas u otras exquisiteces. Esa comida casera, de todos modos, debía venir preelaborada porque la Municipalidad no les daba los permisos para cocinar ciento por ciento desde el bar.

UNA REVISTA PROPIA

Una innovadora propuesta del El Tinto Bar fue la edición de su propia revista, donde difundían su agenda y sus iniciativas. La publicación circulaba entre los asistentes al bar, pero también entre los medios de comunicación de La Plata y alrededores. Quienes la trabajaban eran un grupito de pibes de la Facultad de Periodismo y de Diseño Gráfico entre los que se incluían nombres como Javier Belza, Matías Rossi o Diego Morales. Este último, estudiante de periodismo, pero también músico de la banda Venenosos, comenta acerca de la revista: “Era como una agenda, una revista informativa sobre las actividades que había en la semana. Esa revista era una rareza en esa época, los bares no tenían una revista”.

Inspirada en la histórica revista inglesa Time Out, la revista/fanzine que editaban desde El Tinto Bar era más que una simple guía, ya que solía traer también notas a los artistas que se iban a presentar en el local, como una suerte de anticipación. Después de todo, en sus páginas se leyeron las primeras entrevistas a muchos músicos unders que luego serían populares a nivel nacional e internacional.

EL FINAL 

Los coletazos de la fiesta menemista repercutieron fuertemente en los asuntos económicos de los sitios por donde circulaba la cultura del rock platense. Fue incluso, una época de éxodos: varios músicos locales emigraron a Buenos Aires en busca de horizontes más rentables. Nombres como Bochatón, Pángaro o Rudie Martinez se incluyen en este listado. Todos músicos que habían empezado a desarrollar sus carreras en los bares platenses. Pero, en lo concreto, lo que más impactó en la continuidad de El Tinto Bar fue el fuerte aumento del precio de alquiler del local. “A fines de los ’90 el centro ya había empezado a crecer hacia calle 9. Se veía venir la explosión inmobiliaria, que fue lo que hizo que en el 2000 no pudiéramos alquilar más. Cuando explotó comercialmente nos pidieron siete veces el valor del alquiler original. Tuvimos que dejarlo”, se lamenta Cricco.

La previa al estallido económico y social de diciembre de 2001 acabó con el bar que nació, murió, reencarnó y volvió a morir, prácticamente dentro del transcurrir de la década del 90, reflejando en definitiva una época que cimentó mucho de lo que hoy en día se conoce como escena de cultura rock platense. Para sus visitantes, fue una semilla que germinó a modo de ejemplo para futuras generaciones, porque -y en definición de Rudie Martínez-: “Lo que tienen los platenses de genial es que si en la ciudad no hay algo, lo inventan”.

Fuente: https://www.0221.com.ar/begum/

lunes, 1 de noviembre de 2021

Eva de Dominici y Nazareno Casero en “Maradona: Sueño Bendito”

 

Al parecer, el fogoso personaje que tuvo un íntimo encuentro con Nazareno Casero haría referencia a Lucía Galán, la vocalista de Los Pimpinelas. Sin embargo, se utilizó otro nombre debido a que la artista no dio su autorización para ser mencionada en la serie.

Escena "Maradona Sueño Bendito" - Copyright © Amazon Prime Video

Redacción Los Andes

Lunes, 1 de noviembre de 2021

La biopic de Diego Maradona está sembrando un mar de emociones en los espectadores. Desde críticas por sus imperdonables errores hasta descubrimientos de algunos secretos oscuros del Diez.

La ficción Maradona: Sueño Bendito, que narra la vida de Maradona desde el año 2000 para atrás, recorriendo sus inicios en Cebollitas, su debut en Boca y su paso por el mundial ‘86, ha generado gran repercusión en la audiencia.

Aunque en los últimos días no deja de resonar la escena de sexo que el personaje de Nazareno Casero, quien interpreta a un Maradona de mediana edad, tuvo con Eva de Dominici.

La actriz da vida a un misterioso personaje que los seguidores de la serie ya descifraron. Encubierta bajo otro nombre, la joven le da vida a una de las amantes del jugador en su etapa por España.

Fue en ese entonces cuando Maradona se enamora de una cantante, Lorena Gaumont, interpretada por de Dominici. Allí el Diez ya estaba en pareja con Claudia Villafañe, quien solía acompañarlo en sus viajes a Barcelona.

Según cuenta la serie, la relación de Maradona con dicha cantante fue una de las más apasionadas. Y así lo muestran en la escena hot que ambos protagonizan.

En la escena, el Diez le plantea si ella mantiene relación con otras personas, mientras él la mantiene en secreto.Sin embargo, a muchos les llamó la atención el misterioso nombre que oculta la identidad del personaje.

¿QUIÉN ES LORENA GAUMONT, LA AMANTE DE MARADONA?

Aunque la serie se dedique a dar detalles íntimos de la vida de Diez, bajo su completa bendición, algunos permanecen ocultos.

Es claro que muchas personas que formaron parte de la vida de Maradona no quisieron quedar expuestas en la biopic, por lo que se reusaron a que sus nombres e identidades fueran reveladas.

Sin embargo, lejos de omitir esos personajes, desde la producción decidieron mantener ocultas sus identidades. Aunque el que conoce un poquito más de su historial, puede deducir de quién se trata.

Nuestra misteriosa Lorena parece ser que representa a Lucía Galán, la cantante del dúo Pimpinela.

“Él me dijo en ese momento estaba separado de Claudia Villafañe. Teníamos veinte y pico de años. Era el Diego sano, el Diego divertido, simpático y familiero. Era el mejor Maradona”, reveló Lucía sobre su vínculo con El Diez.

sábado, 30 de octubre de 2021

El teatro tuvo su fiesta nacional en La Pampa

Tras la pausa impuesta por la pandemia en 2020, la Fiesta Nacional del Teatro retomó su habitual encuentro de teatristas del todo el país.

REDACCIÓN CLARIN

La adaptación del clásico de Shakespeare por Pompeyo Audivert

Miles de personas disfrutaron de las propuestas teatrales que, a lo largo de toda una semana, se concentraron en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, donde se realizó la 35ta edición de la Fiesta Nacional del Teatro. En esta ocasión, no fue un evento más, ya que estuvo marcado por el reencuentro luego de la suspensión de la fiesta, el año pasado, debido a la pandemia.

Con el cierre de hoy, Santa Rosa se vio así inundada de teatro, desde el 23 de octubre, con artistas de todos los rincones del país que mostraron sus trabajos, más ávidos que nunca de espectadores luego de un año y medio sin actividad por las restricciones.

Con más de 130 funciones de 32 elencos y 140 obras, además de decenas de actividades especiales, esta vez, las funciones tuvieron una cuota extra de emoción, después del parate obligado. "Esta fiesta no va a ser una edición más, va a significar el reencuentro y la supervivencia", adelantaba Gustavo Uano, director general del Instituto Nacional del Teatro INT).

Un encuentro para despejar la mufa

El encuentro, que se realiza cada año en una ciudad distinta del país, es organizado en conjunto entre el Instituto Nacional del Teatro, el Ministerio de Cultura de la Nación, y este año se sumó el Gobierno de La Pampa, la Municipalidad de Santa Rosa y la Asociación de Trabajadores del Teatro Pampeano. El objetivo es tener un pantallazo de lo que sucede en los distintos escenarios de la Argentina.

"Estábamos esperando con ansias esta fiesta, para despejar la mufa. Compartimos ese gran deseo con los elencos participantes, el de compartir el espacio de celebración, no solo del teatro sino también de la vida", dijo Uano.

Además de los espectáculos, para grandes y chicos que se presentaron en la ciudad pampeana, también hubo charlas magistrales de personalidades destacadas del teatro como el dramaturgo y director Mauricio Kartun, el actor y director Pompeyo Audivert y los actores María Onetto y Luis Machín, entre otros, que compartieron experiencias con el público.

Todos, además, aprovecharon para llevar sus obras al público más allá de la ciudad de Buenos Aires. Así, Kartun presentó junto a su elenco,Terrenal, la obra que ya lleva siete temporadas. Por su parte, Onetto subió al escenario con Porno Brujas, una obra semimontada basada en un ensayo de la francesa Virginie Despentes del año 2008, que es clave para el movimiento feminista.

Audivert también presentó y deslumbró con la obra que está haciendo en Buenos Aires con entradas agotadas, Habitación Macbeth, una versión propia del clásico de William Shakespeare, en la que él sólo interpreta siete personajes, además de dirigirla.

Una mirada federal

Algunas de las obras que participaron fueron Los irreverentes (Misiones), Batir de alas (Chaco), Telémaco Subeuropa (Mendoza), El hombre cóndor. Espíritu viviente del aire (Jujuy), Yo soy como la perdiz (Chubut), El banquete de los sobrevivientes (Catamarca), Ella (Santiago del Estero) y Delirio (Río Negro).

También pasaron por Santa Rosa: Estamos grabando (Tucumán), Una tonelada de caracoles (Santa Cruz), Beya durmiente (Dj Beya) (CABA), Misterio (Santa Fe), Fuga (Salta), El fin de la trompeta (La Rioja), En ámbar. Fantomática de objetos (Córdoba) Bardo Cabaret (San Juan), El Fabuloso Mundo de la tía Betty (Santa Fe) y El río en mí (CABA).

Y además, La mujer puerca (La Pampa), Turba (CABA), Asunsueño, melodrama clown inspirado en la Guerra de la triple Alianza (Corrientes), Rodajas de mi (San Luis), Proyecto Medea (Formosa), Tres Latidos de Pulmón Artificial (Buenos Aires), Vibra (Neuquén), La moribunda (Tucumán), Un hueco (Mendoza), Ir yendo (Buenos Aires), y Juan Moreira, una leyenda popular (Buenos Aires

Como muestra de la diversidad y riqueza de la producción teatral de todo el país, completaron la programación Medea va (Entre Ríos), Las del sur (Tierra del Fuego) y La niña que fue Cyrano (Córdoba).

Para el cierre del encuentro esta noche, actuará la orquesta de cumbia La Delio Valdez, en el Anfiteatro Provincial para ponerle música y ritmo a una fiesta que, este año tuvo más sentido que nunca.

E.S.

Fuente: CLARIN

viernes, 29 de octubre de 2021

Santa Rosa: una ciudad revolucionada por la Fiesta Nacional del Teatro y los artistas de todo el país

Durante los ocho días del encuentro, que concluye mañana, se realizaron 130 funciones con elencos del todo el país; el público pampeano llenó las siete salas disponibles, la cárcel de mujeres y hasta la carpa ubicada en el predio del ferrocarril

29 de octubre de 2021

Alejandro Cruz
LA NACION
La moribunda, San Luis - Prensa FNT

SANTA ROSA.- Desde 1991, el teatro de todo el país cumple el ritual de juntarse cada doce meses en una ciudad distinta del país. Una vez al año, a la Fiesta Nacional del Teatro llegan elencos de cada región luego de haber atravesado sus propias celebraciones locales. Alguna vez, el festival tuvo carácter competitivo. Hace años que se abandonó en pos de una verdadera fiesta, de verse las caras. Es el encuentro de lo diverso entre pares, es ampliación de público y es, para los organizadores, un desafío. Este año, la fiesta que concluye mañana se despliega en la capital pampeana. No es un festejo más: la pandemia transformó todo. Por eso tiene algo de revancha por la ausencia de 2020, de celebración entre aquellos que viajaron largas, larguísimas horas en micros para llegar a esta ciudad, que ya había sido sede de este encuentro que organiza el Instituto Nacional del Teatro (INT) hace más de dos décadas. “Desde el contexto en el cual venimos, se trata de la edición más esperada de todas. La del ansiado reencuentro”, como afirma Gusta Uano, director del INT.

Las fotos, las postales, la sensaciones de estos días en Santa Rosa son muy variadas. Al llegar a la ciudad cualquiera se topa con una llamativo de cantidad de postes callejeros con carteles electorales. Llamativamente, sobre la fiesta en sí no hay cartelería alguna, aunque para esta ciudad de unos 115.000 habitantes se trate de un encuentro casi único en su historia. Como sucedió en la última versión, realizada en Posadas, Misiones, a fines de 2019, la conducción del INT estaba atravesando un duro cuestionamiento interno. En esta oportunidad, la conflictividad dentro del organismo de fomento es otra, aunque la bendita grieta siempre está. De hecho, cuando hubo que encender la maquinaria para recibir a las delegaciones, la tensión entre la municipalidad, de cuño peronista, y la oposición terminó en los diarios locales.

La apertura del sábado último se realizó en un gran espacio al libre ubicado próximo a la vieja terminal de tren de la ciudad. Entre palabras de rigor y funcionarios, intervinieron la actriz mapuche Luisa Calcumil, el Grupo Octetas y la bailarina de malambo Micaela del Río. A partir de ese kilómetro cero de la Fiesta Nacional del Teatro comenzaron las funciones en las salas y el rito de ir de un espacio a otro para ver montajes o participar de las diversas actividades especiales programadas. En estos ocho días se realizaron 130 funciones de 45 espectáculos seleccionados por cada una de las provincias y la ciudad de Buenos Aires, a los que se sumaron diez obras invitadas.

El trajín diario tuvo un quiebre fundante, inquebrantable, omnipresente: la siesta. Pasado el mediodía, la ciudad entra en modo mute, pausa, silencio con tardes que superan con ganas los 30 grados. Una siesta que toma las formas del más duro confinamiento. La densidad de esa quietud parece una roca granítica en una ciudad ventosa que cuenta con su laguna (“nosotros también tenemos nuestro charco”, dice una taxista en referencia al Río de la Plata). A su alrededor se encuentran las salas del festival, la Casa del Bicentenario, y una enorme estructura de un gran estadio con capacidad para 5000 espectadores que fue anunciada en 2005 con bombos y platillos. Su plazo de ejecución era de quince meses. La obra está paralizada desde hace años.

Semejante elefante blanco tiene su contracara: el teatro TKQ, ubicado en una centenaria esquina céntrica de esas que, lamentablemente, quedan pocas. Acaba de inaugurarse en el marco de la Fiesta y eso otro motivo de celebración, de sencilla alegría para una ciudad con escasa cantidad de espacios teatrales. Su apertura fue con el preestreno de La moribunda, aquel maravilloso y desbocado texto de Alejandro Urdapilleta que presentó un elenco de General Pico. “La puesta en marcha ha sido bastante compleja y difícil en todo este tiempo, pero llegamos”, reconoció, aliviado, el director Héctor “Pely” Malgá, en un reportaje a Radio Nacional. La realidad de esta impecable sala es fruto de la unión de dos grupos teatrales locales: el Teatro Ké y Quimera, que gracias a un subsidio del INT pudieron adquirir esa esquina. Hasta llegar a su apertura del sábado tuvieron que atravesaron la subida del dólar y la pandemia, pero el teatro, que tiene capacidad para 125 personas, luce cuidado hasta en sus más mínimos detalles. “Los de Buenos Aires miran a Europa, de espaldas a nosotros. Nosotros estamos de espaldas al interior. Por eso tenemos ganas de que los compañeros del interior utilicen la sala. Pero no como un favor, sino como un derecho”, sostuvo el creador en otro encuentro con los medios locales.

El texto de Urdapilleta se ha transformado una presencia recurrente en este festival. La trama de de esas dos hermanas que supieron conocer un pasado aristocrático (que en su versión original protagonizaron Urdapilleta y Humberto Tortonese) ha tenido diversas versiones. De hecho, en la sala El Molino, otro edificio reciclado, el martes se presentó la puesta que interpretaron Marcos Acevedo y Diego Ledezma, dos actores tucumanos que se prestaron al delirante juego escénico con una notable entrega. También por fuera de un escritura teatral convencional, en Santa Rosa se están presentando dos textos de Laura Sbdar, joven dramaturga, directora y escritora con una escritura sumamente inquietante. El lunes, de Córdoba, se presentó En ámbar fantómica de objetos, una muy interesante propuesta de teatro de objetos con dramaturgia y dirección de Fernando Airaldo que se ganó merecidos aplausos en el Teatro Español, la sala histórica de Santa Rosa y la que cuenta con mayor cantidad de butacas. Y el viernes, en la sala ATTP, debutó Turba, el demoledor monólogo que protagoniza Iride Mockert con dirección de Alejandra Flechner, elegido para representar a la ciudad de Buenos Aires.

Invasión de artistas
A pocas cuadras de la centenaria sala (en verdad, acá todo siempre sucede “a pocas cuadras”), un viejo mercado se transformó en el Centro Municipal de Cultura, sede organizativa del encuentro. Allí mismo, el miércoles se presentó Fuga, una obra con la titiritera salteña Andrea García que oficia de muestra de la diversidad de lenguajes escénicos. En el primer piso está el despacho de Pablo Ferrero, encargado de Educación y Cultura de la ciudad. En medio del trajín de esta gran maquinaria en movimiento aclara a este cronista algunos aspectos de este delicado engranaje organizativo único para la ciudad y la provincia. Es que, en verdad, como él mismo reconoce, no ha existido en la historia de la ciudad un evento de estas características. Alguna vez se realizó un encuentro de escultores, pero los pasajeros no eran más de 40 personas. Esta vez, con el INT y las organizaciones teatrales locales, la delegación se estimaba en 300 personas. Pero, con el correr de las semanas, al sumarse a espectáculos invitados esa cifra trepó a 450 personas. Lo cual, para la ciudad, fue un desafío a la hora de hospedarlos y darles de comer (este aspecto en los primeros días despertó sus quejas). Con la pandemia, la ciudad perdió cuatro hoteles.

A diferencia de lo que sucede en la ciudad de Buenos Aires, el aforo en la salas tiene un máximo de ocupación que ronda el 75 por ciento y, a juzgar por las evidencias, no siempre se cumple. En un principio, la organización había decidido que todos elencos debían contar con las dos dosis de las vacunas contra el Covid-19. Después, debieron reconocer que esa medida era impracticable porque no todas las provincias tienen un aplicación de vacunas tan aceitadas como en La Pampa y una fracción minoritaria decidió no vacunarse. Por ellos, el hisopado es obligatorio en la Fiesta Nacional del Teatro. La dimensión de este encuentro escénico para la ciudad también se la puede analizar en relación a la inversión económica. El gobierno provincial y municipal, según datos que aporta Ferrero, destinó diez millones de pesos para su realización. Puede parecer pequeño, pero el presupuesto de Cultura de la municipalidad de Santa Rosa para 2021 fue de 23 millones.

A unas cuadras, tanto de las carpas como del despacho de Pablo Ferrero, está la cárcel de mujeres. En medio del horario de la siesta y bajo estrictas medidas de seguridad, allí tiene lugar la función de Rodajas de mí, unipersonal dirigido por Sylvina Tapie e interpretado por Rocío Spinelli. Tomando como base textos de Roberto Fontanarrosa y en base a improvisaciones, el grupo de Merlo, San Luis, prepara el montaje de esta obra que ya pasó por diversos países pero que nunca presentaron en un penal. La delirante historia de esta delirante mujer genera una inmediata empatía con las 22 mujeres que se habían anotado para poder tomarse un “recreo” -como lo describió una de ellas luego de la función- que las apartara por un rato de la realidad que les toca vivir. La empatía entre la intérprete y sus espectadoras es inmediata. Hay risas, complicidad y suena un furioso rock mientras la ciudad descansa pero, acá adentro, la lógica del recreo, de imaginar otros mundos se expande, toma cuerpo, emociona.

Para los pocos presentes, dentro de las distintas medidas de seguridad figura el no poder sacar fotos durante la función (tampoco antes ni después). A parecer, es la primera vez que se permite ingresar a cárcel para ver una actividad teatral. A falta de fotos, hay un dibujante que, como sucede en la cobertura de los juicios de tantas películas norteamericanas, se encarga de dejar registro de lo ocurrido. Para Santiago Rodríguez (”el Santi Rodríguez, así me conocen todos”, se presenta ante LA NACION) también es la primera vez en una función en la cárcel. Sí tiene experiencia retratando las audiencias que tienen lugar en el Aula Magna de la Universidad Nacional de La Pampa, donde se realiza la tercera etapa de un juicio por delitos de lesa humanidad. Durante la función, mientras las 22 espectadoras están absortas en la acción, “el” Santi compone su propia obra.

Otro día, en momento de siesta, tuvo lugar la charla magistral del dramaturgo, director y docente Mauricio Kartun. En contra de lo esperado, la platea del Teatro Español estuvo casi llena. Kartun es una figura indiscutible de la escena nacional y que artistas del interior tengan la posibilidad de escucharlo y de ver Terrenal, la obra que estrenó ya hace siete temporadas, lo convirtieron en una “fija” de la Fiesta Nacional del Teatro. La charla llevó por título “Manual de supervivencia en el tiempo post-orgánico”. Con la facilidad y la experiencia que tiene en tomar en contacto con diferentes audiencias, apenas comenzó a hablar se hizo cargo del aquí y el ahora. “También podemos hablar de lo inorgánico de encontrarnos en La Pampa, a las 3 de la tarde, en una especie de acto de resignación después de haber comido en el restaurante. Voy a intentar no arruinarles las digestión”, prometió. Y cumplió.

En su charla sacó a cuenta una experiencia de la noche anterior. Su obra se presentó en la sala histórica pero, en el predio en donde está carpa de circo, hay otra carpa en la cual algunos espectáculos se pudieron ver por streaming en vivo, como una forma de apuntar a más audiencia. Una vez que se inició la función presencial dos veces se fue hasta la carpa a ver lo que sucedía (todo es cerca). “La diferencia entre lo que pasaba allá y lo que pasaba acá era verdaderamente interesante para pensar. Acá, en el teatro, se libraba una batalla”, afirmó. En la carpa, había dos amigas con reposeras tomando mate, charlando y con la pantalla como telón de fondo como si fuera un bar. En su primera visita a la carpa, Kartun contó 40 personas. Al final, quedaron cinco. “La relación entre lo que pasaba en un lado o en otro era totalmente distinta”, dijo como una forma de pensar las distintas estrategias teatrales en términos de captación de nuevos públicos.

Kartun no es el único que hizo doblete con espectáculo y una charla magistral. De este otro rito también formaron parte Pompeyo Audivert, quien presentó Habitación Macbeth, y María Onetto, que trajo la obra Porno brujas. Entre las diversas actividades paralelas, también Luis Machín y Enrique Federman se toparon con creadores de las distintas provincias. Por fuera del encuentro, suceden otras cosas en Santa Rosa (hay que reconocer, que no son muchas). Por ejemplo, en un espacio cultural y gastronómico del centro, Arde Pampa, se animaron a programar una propuesta escénica el lunes a las 23 y, contra todo el sentido común, tuvo su público.

La mitad de las entradas disponibles para las funciones iban destinadas a los participantes del festival y el resto se ponía en venta para el público pampeano. Esas localidades se agotaban antes de la siesta. A las siete salas teatrales en la que se realizaron funciones hay que sumarle la capa instalada en el predio del ferrocarril. Tiene capacidad para unas 200 personas y las entradas allí eran gratuitas. Las veces que se presentó la obra La puta mejor embalsamada, de David Metral, con dirección de Julieta Daga, fue una fiesta popular. Los espectadores acompañaron a esta atractiva propuesta de clown cordobesa que sigue los pasos del cadáver de Evita en estado de ebullición permanente. No sucedió lo mismo con aalgunas otras actividades programadas en otras carpas en donde se presentaron libros, se dictaron talleres o se realizaron mesas debates. Tal vez, el horario elegido, el calor reinante o la elección del mismo lugar elegido les jugó en contra.

Si bien la reciente edición de la Fiesta Nacional del Teatro tuvo la marca del fuego de la pandemia, el coronavirus no apareció en los escenarios. Es que las obras son anteriores a la era Covid-19.

El rito de este encuentro entre artistas de la escena llegará mañana a su fin. O no tanto: muchos volverán a sus provincias imaginando en los micros, que tal vez la próxima sede del festival les permitirá la posibilidad de volver a verse las caras con sus colegas y ampliar sus imaginarios creativos.

Fuente: LA NACION

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