miércoles, 24 de noviembre de 2021

En el Pasaje Dardo Rocha, se va la última de “Boleros irreverentes”: teatro musical

Espectáculos |CARTELERA


El domingo a las 20.30, en la sala B del Pasaje Dardo Rocha, el grupo Barataria presentará la última función de “Boleros irreverentes”, un espectáculo de teatro musical que presenta una mirada irónica y femenina sobre los clásicos ritmos de otras épocas, transformados y renovados para la ocasión. Con dramaturgia, dirección y arreglos musicales de Nina Rapp.

Fuente: EL DIA 

domingo, 21 de noviembre de 2021

Continúa la maratón teatral en El Altillo

ESPECTÁCULOS | “CORRAMOS DETRÁS DE LAS IDEAS”: EDICIÓN NÚMERO 25

6 de Noviembre de 2021 | Edición impresa

“ARREMETE VIAJERA”, SOBRE LA POESÍA DE ALEJANDRA PIZARNIK

La maratón teatral “Corramos detrás de las ideas” está celebrando, por estos días, su 25ta. edición, convertida en un clásico de la sala de teatro independiente local: El Altillo del Sur.

“Siempre seguimos corriendo tratando de alcanzar alguna idea nueva, más no lo conseguimos, por eso seguimos en carrera. Y quizás, ese sea el camino a seguir, aunque nunca lleguemos a ninguna meta. Porque sirve para eso: para seguir abrazando ilusiones”, manifestó el actor y director César Palumbo, impulsor de esta iniciativa que arrancó el fin de semana pasado con una obra del padrino de la institución, Roberto “Tito” Cossa, “Angelito cabaret socialista”.

Esta noche, desde las 21, la carrera continuará con una función de “Arremete viajera”. La obra, escrita y dirigida por Martín Noya, nos sumerge en el gigante mundo pizarnikiano. Tres actores y una puesta en escena en la que los textos del autor dialogan con la poesía de Alejandra Pizarnik, recorriendo diferentes momentos de su vida. Un alma buscando alivio en algún lugar callado ¿entendimos sus palabras? ¿sus silencios? ¿su miedo a la jaula hecha pájaro? Con música y poesía buscan ir nada más que hasta el fondo. Con la actuación de Emilia Gaillard y Manu Stoichevich (música).

En tanto que mañana, desde las 18, la maratón presentará el clásico familiar de El Altillo, “Una plaza y mil historias”, un espectáculo para niños de 1 a 99 años. Bajo la dirección de César Palumbo.

Fuente: Diario El Dia de La Plata 

sábado, 20 de noviembre de 2021

Devenir: cuarenta años de aventuras en movimiento

ESPECTÁCULOS | UNA MARCA DE LA ESCENA PLATENSE

La compañía teatral celebra su vigencia con el reestreno de “Diario de abordo”, la obra que en los 90 le abrió la puerta al mundo

EL DOMINGO, EN ESPACIO 44, LA COMPAÑÍA TEATRAL DEVENIR ESTRENARÁ UNA NUEVA VERSIÓN DE “DIARIO DE ABORDO”

Por: María Virginia Bruno 19 de Noviembre de 2021
Edición impresa Diario El Día

Si 20 años no es nada, qué decir de 40. Esos, 40, son los años de aventuras que está cumpliendo la compañía platense Devenir, cuatro décadas ininterrumpidas en el arte del teatro que ha llevado a sus integrantes a recorrer Argentina y otros 20 países con una propuesta dinámica, siempre en movimiento. El festejo será, como de costumbre, con el público, en tanto este domingo reestrenará una de sus obras más recordadas, “Diario de abordo”, con dramaturgia y dirección de Gustavo “Tati” Vallejos, fundador y director artístico “y filosófico” de este grupo teatral.

En diálogo con EL DIA, el día exacto en que se cumplió el aniversario, Vallejos recordó aquel 27 de octubre de 1981 cuando todo comenzó. Era domingo y diluviaba y no sabía entonces que esa copiosa lluvia que lo mortificaba sería una cábala que los acompañaría en cada estreno de ahí en adelante. “Hablemos a calzón quitado”, para tres actores, se ofreció en el Centro Universitario de Bahía Blanca, en 8 entre 41 y 42, y aunque el techo se filtraba en ese boliche devenido en sala teatral, llegaron a convocar a 40 personas, todo un éxito dadas las circunstancias.

Armado Di Coco, Edgardo Molina y Eduardo Lazcano fueron los intérpretes y Vallejos el director “circunstancial”; un rol que todavía no lo entusiasmaba pero, como el benjamín del grupo, y su mirada estética más delineada, dada por sus conocimientos fotográficos, así se decidió. Ese fue su debut en la dirección y, analiza ahora, a la distancia, una bendición. “Tuve mucha suerte porque todo lo que dirigí en mi vida fue exitoso, no sé si en relación a los marcos con los que la gente entiende lo exitoso sino de acuerdo a mi criterio estético”. Y con eso le bastó.

En 1991 devenir salía a la calle con “mascarada”: teatro, música y humor

Para definir la esencia de Devenir, Vallejos citó a Aristóteles y dijo que es “la condición de todo cambio, y eso, para mí, es el ser humano y el arte porque ser humano y arte son lo mismo”. Una condición que, advirtió, “te exige mucho, una exigencia que no es triste sino hermosa, que te incentiva a seguir estudiando, indagando, explorando e investigando”, haciendo luego que “los trabajos sean consecuencia” de esas nuevas etapas que se van atravesando.

Vallejos, un “obsesivo” del estudio que durante 15 años se volcó a la investigación teológica sólo “para discutirle a los curas algunas cosas”, le dedicó también varios años de su vida a la investigación antropológica teatral, una etapa en la que se acercó a referentes como Eugenio Barba y Renzo Casali, con el que consolidaría después un vínculo personal y profesional.

Devenir, de hecho, fue la primera compañía en llevar a escena en el país una obra de quien fuera cofundador del Grupo teatral Comuna Baires (1969) y de la Escuela Europea de Teatro y Cine (1977). Se llamó “Maximiliano, 10 años después”, se ofreció en 1983 y, a la distancia, la consideró como su primer gran suceso.

Desde entonces, la compañía ha producido dos obras por año, un total de 80 producciones con las que ha explorado todos los lenguajes teatrales, entre propuestas callejeras, espacios convencionales y no tanto, mezclando teatro, música y humor, y más; una condición de ser dinámica, de “viajeros constantes”, que los ha llevado a girar por éste y otros países, desde  Italia y España hasta Polonia y Eslovenia, derribando cualquier barrera idiomática y cultural.

Eso, precisamente, “fue parte de la investigación” del grupo, destacó Vallejos, que se pasó años también estudiando “qué hace que un público que no tiene mi idioma esté atento igual”, llegando a una conclusión acabada. “Quedó clarísimo que no es la palabra en sí misma sino la gestualidad absoluta, la dramaturgia del actor, y todo lo que transmite interiormente con su verdad creativa".

Con Pampa González, con quien recorre la vida desde hace 22 años, “Tati” protagonizó en 2019 la última -hasta ahora- gira europea de Devenir. Llevaron la obra de ella, “La viajera”, que encantó con su música balcánica a señoras mayores que vibraron de emoción con sus gestos, pero también la de él, el “Señor Mo Ki Tó”, que siempre está listo en su valija para salir a conquistar nuevos corazones callejeros.

La pandemia los mantuvo en stand by y Devenir volvió con fuerza a fines del año pasado para preparar su regreso a los escenarios en este 2021 en el que cantan los cuarenta, y decidieron hacerlo con “Diario de abordo”, una pieza que “nos hizo muy felices y nos parecía que era un homenaje lindo para nosotros mismos, sobre todo para Coco (Demarco) y para mí, que somos los más viejos, en todo sentido, de la compañía”, resaltó.

Con “Diario de abordo”, que estrenaron en 1994, época muy muy lejana- salir del país por primera vez con su arte, un recorrido que se pensó por tres semanas y que terminó extendiéndose por cuatro hermosos meses.

En esta nueva versión, que también podría llamarse “Tres mujeres a la deriva en una balsa perdida”, actúan además de Jorge Demarco -otro histórico ‘devenidiano’- las actrices Virginia Naón, Yanina Saavedra y Luciana Vivas, quienes se suman a la compañía como invitadas o “satélites” -como le gusta definir a Vallejos- para darle nueva vida a esta historia escrita y dirigida por él en la que tres mujeres están naufragando, a la deriva, hasta que llega un momento en que tienen hambre y tienen que decidir a quién comerse.

Un texto donde abundan “todas las miserias del ser humano” pero siempre desde “el humor porque estamos en presencia de un absurdo”, aclaró el director.

Tras el estreno, que será este domingo a las 20.30 en la sala ubicada en 44 entre 4 y 5, habrá una nueva función el domingo 28 de noviembre, antes de que el espectáculo recale en la sala marplatense El Séptimo Fuego. Ojalá llueva.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

“Como un jardín eterno”: un viaje teatral pintado de erotismo, fantasía y plantas

ESPECTÁCULOS | DESTACADO DE LA CARTELERA

Glenda Pocai escribió y protagoniza un unipersonal que navega por la obra de Marosa Di Giorgia y Clarice Lispector

María Virginia Bruno

LA ACTRIZ GLENDA POCAI EN ESTA OBRA DIRIGIDA POR ROCÍO PASSARELLI

En su debut en la dramaturgia, la actriz Glenda Pocai (30) acaba de estrenar en la cartelera platense “Como un jardín eterno”, unipersonal que también protagoniza y que, bajo la dirección de Rocío Passarelli, se presenta como un viaje de fantasía entre el mundo surreal, érotico y la naturaleza, donde se cuelan textos de Marosa di Giorgio y Clarice Lispector.

Aunque tiene dos experiencias en el unipersonal, un formato al que considera como “el acto más revolucionario de todos”, Glenda desmarca del resto a “Como un jardín eterno” , una obra que “significa bastante” en su trayectoria artística por varias características.

No sólo por la duración más extensa y el formato “obra” sino, sobre todo, por cómo la encuentra este presente, consolidada como actriz, tomándose la carrera “profesionalmente”, una palabra que no le termina de convencer pero así lo siente, por verse “trabajando más en lo fino”, en cada detalle, con el peso de la responsabilidad a flor de piel.

Como tantos otros proyectos, la semilla de su obra “nace en medio de la pandemia por el deseo y la abstinencia de salir a actuar a las tablas”, dijo en diálogo con EL DIA.

Encerrada en su habitación, parada frente al espejo, se encontró pensando y diciéndose, que ya había sido suficiente, que era tiempo de “empezar a probar y a escribir” porque entendió que “la única manera que tenía de actuar en ese momento, era actuar sola”.

Glenda, que también es locutora y que escribe poesía desde que recuerda, debuta en este material como dramaturga, un terreno que le resultó interesante de explorar, en tanto, por primera vez, se encontró “escribiendo algo que después iba a actuar” porque, aseguró, no se imaginó otro cuerpo haciéndose carne en estos textos rotos.

“Como un jardín eterno”, nombre que apareció con el proceso avanzado, en medio de una de las tantas jornadas de improvisación alrededor del material, comenzó siendo un puñado de poemas en los que Pocai se propuso trasladar al papel algunas imágenes de Marosa di Giorgio, una de las tantas poetas que le gustan.

La actriz reveló que siempre que encuentra afinidad con algún autor hace el ejercicio de tratar de escribir familiarmente, es decir, tratando de representar “algo de su mundo poético”, y en eso estaba con la escritora uruguaya cuando se topó con un libro de Clarice Lispector, “Agua viva”, que le hizo sentir que ya había encontrado el rumbo. “Ahí vi la escena. Dije ‘esto es muy teatral’”.

En ese momento, los poemas dejaron de ser poemas y empezaron a ser las puntas de su primer material dramatúrgico, un material fragmentado que tiene una estética muy plástica y fotográfica, casi como “una contemplación de una obra de arte”.

Un taller de pintura que realizó durante la cuarentena le sirvió para probar con colores en flores y delinear una puesta poética que tiene mucho de surrealismo, de erotismo, de fantasía pero también de plantas, muchas plantas, a lo Marosa.

Si bien la obra presenta toda una parte “muy bella”, dado por la magia y las formas tan sensuales y oníricas que la naturaleza aporta, también hay “una parte de locura, súper retorcida, algo oscuro solapado sobre el brillo que tienen las flores”.

Entre azules aterciopelados y magentas, la pieza muestra a una “actriz y dramaturga que está buscando las imágenes y las palabras para poder componer y escribir una obra”; una actriz en medio de una crisis creativa que va develando el mecanismo de actuación, “porque sale y entra todo el tiempo, buscando las imágenes perfectas, pero se arrepiente y borra y vuelve a empezar”.

En el escenario, una actriz y dramaturga en crisis busca las palabras perfectas para escribir su obra

Es su personaje, aseguró Pocai, una “actriz que está luchando mano a mano con ella misma”, enfrentándose a su “monstruo, su bestia, que le traba la sintaxis” y no la deja escribir.

Y es, también, un poco (bastante) ella y otros tantos artistas que, como su personaje, sintieron que sus casas fueron sus cuerpos, caparazones que les permitieron vivir aislados del aislamiento.

Glenda, que es una de las protagonistas de “Alma y Nervio” -la obra dirigida por Fernanda Pintos que ofrecerá este viernes su última función en la ex Fábrica CITA-, espera que el público que visite su jardín se quede quizás con la parte poética, lúdica y fantástica que lo caracteriza, aunque también le interesa que se deje atravesar por “la libertad de esta persona, esta actriz, que, aunque no encuentra las palabras, puede crear igual”.

Con vestuario de Consuelo Fuertes e iluminación y objetos de Anabella Muñoz Candia, “Como un jardín eterno”, ofrecerá sus dos últimas funciones este domingo 21 de noviembre y el domingo 5 de diciembre a las 21 en La Caipo, 9 entre 58 y 59. Entradas por Alternativa Teatral.

Fuente: Diario El Dia de La Plata</span></div>

domingo, 14 de noviembre de 2021

Gastón Marioni: “Tengo ganas de hacer lo que tengo ganas de decir, lo que me atraviesa”

ESPECTÁCULOS | EN DIÁLOGO CON EL DIA

El dramaturgo y director platense acaba de recibir el Konex en reconocimiento a su labor en el teatro en la última década, justo cuando se cumplen diez años del infantil que le dio trascendencia nacional: “Tanguito mío”

              EL PLATENSE GASTÓN MARIONI

Gastón Marioni, dramaturgo, director y docente teatral platense, acaba de recibir el Konex por su aporte al teatro en la última década, un premio que llega justo cuando se cumplen diez años del estreno de “Tanguito Mío”, el multipremiado infantil con el que debutó en calle Corrientes y que le dio trascendencia nacional.

Por eso, aseguró el artista local en diálogo con EL DIA, “yo vinculo mucho ‘Tanguito’ con los Konex, porque siento que esa obra fue un antes y un después, una bisagra en mi carrera”.

Bajo el sello del sainete teatral, “Tanguito Mío, un musical bien guapito” se estrenó en La Plata en 2011, con una historia de amor ambientada en la Buenos Aires de los inmigrantes, donde el cocoliche, la música y el tango rodeaban la vida porteña. Por esta obra, que incluye música original de Fernando Finocchi, Marioni fue ganador de los Premios Nacionales 2012 que, otorgados por la Secretaría de Cultura de la Nación, son el máximo reconocimiento del Estado Nacional a quienes construyen con su talento nuestra identidad cultural. En 2013, el infantil llegó al porteño teatro Maipo, con un elenco que tenía como protagonistas a Fernando Dente, Agustina Vera y Vanesa Butera, y se ofreció durante varias temporadas con gran éxito de público, crítica y premios.

Feliz y orgulloso con el reconocimiento de la fundación Konex, Marioni reveló que vivió la distinción como una oportunidad para “reflexionar sobre lo que pasó en estos diez años”. ¿Y qué pasó? “¡Pasó un montón de laburo! ¡Una locura total!”, dijo, entre risas.

En esa mirada retro hacia su propia obra, el artista platense se reencontró con un “recorrido en el que me permití indagar, experimentar y probar con ambos públicos”. Porque si bien tuvo un inicio muy ligado al teatro para las infancias, pudo desmarcarse.

“El elogio de la risa” (se puede ver en Teatrix), que escribió y dirigió para Juan Leyrado en 2017, y que marcó el debut del prestigioso actor en el formato unipersonal, fue el proyecto que le permitió equilibrar la balanza, “acomodar un poco esta doble poética que tengo”.

Porque para el autor, que durante la pandemia pudo terminar la licenciatura en Artes Combinadas en la UBA, “hacer teatro para pibes y para adultos, en definitiva, es hacer teatro”.

¿Y si tiene que elegir? “Me gusta escribir y dirigir teatro, más allá de los públicos. Tiene que ver con lo que uno, en un momento siente ganas de compartir: hay cosas que comparto con el público infantil que no las comparto con el adulto o viceversa”, explicó.

Sí hubo una obra, en medio de una década marcada por una producción diversa (“Las heridas del viento” con Miguel Jordán, “Cantando sobre la Mesa” con Cecilia Carrizo, “Cuentos de la Selva” con Diego Ramos, “Canciones para mirar” con Fabián Mazzei, “Melodías de diván”, con Julia Zenko y “Frontera”, con Claudio Gallardou, entre más), con la que Marioni pareció sintetizar estas dos poéticas con las que trabaja: se llamó “La gran farándula”, se estrenó en 2019 y, en algún punto, fue una obra premonitoria: un grupo de artistas que se reúne en un teatro abandonado que está a punto de ser rematado para su cierre definitivo. Dispuestos a defender el teatro, planean una obra peculiar para salvarlo. Con música original y dirección musical de Hernán Matorra, incluyó las actuaciones de Omar Calicchio, Anita Martínez, Julián Pucheta, María Rojí y Nicolás Scarpino.

“‘La gran farándula’ es como mi amor por el teatro. Es un homenaje al mismo teatro, y amo al teatro nacional, al nuestro”, manifestó el también actor que en noviembre de 2020, tras cinco años de gestión, renunció a la dirección artística del Coliseo Podestá.

Y en esta revisión que se autoimpuso tras recibir el Konex, Marioni no puede dejar de incluir en su balance a su presente, un presente que lo tiene abordando por primera vez el género de teatro documental o biodrama, de la mano de un proyecto que les dio a él y a su protagonista, Martín Slipak, “muchísimo más de lo que imaginábamos”.

“La ilusión del rubio”, escrita por Santiago San Paulo, se estrenó por YouTube en febrero pasado en el marco del Cervantes Online, y pone sobre las tablas el caso real de Facundo Rivera Alegre, un joven cordobés que salió a bailar y nunca más volvió. Un desaparecido en democracia.

Este proyecto “gustó mucho artísticamente”, en tanto presenta al desnudo la maquinaria teatral; aunque “socialmente interesó mucho más”, advirtió Marioni, que temía que la obra quedara atrapada en la localía del caso, pero no.

“Lamentablemente, hay un montón de pibes desaparecidos en democracia y creo que la obra logró un grado más de universalidad”, contó el artista sobre esta pieza que trajo este año a La Plata y que, anoche, tuvo una función muy especial y emotiva en la Sala de las Américas en Córdoba, con la presencia de Viviana, mamá de Facundo, y otros familiares.

Se podría decir que con “La ilusión del rubio”, que volverá el año que viene a la cartelera porteña, Marioni está iniciando una nueva década artística en la que cada proyecto que encare tendrá una marca.

“Estoy en un momento en el que tengo ganas de hacer cosas que tengo ganas de decir. Alejadas tal vez al teatro de entretenimiento puro, que he hecho mucho, y me encanta, pero este es otro momento, en el que tengo ganas de hacer lo que tengo ganas de decir, lo que me atraviesa, y que tengo ganas de compartir también”, reflexionó.

A esta decisión artística llegó tras haber atravesado la pandemia en fases teatrales, con una introducción ligada al terror, un nudo amarrado por el desconcierto y un desenlace volcado a la reflexión.

Marioni, que se contagió de COVID-19 apenas comenzó el aislamiento, fue abordado por una inquietud: ¿y si la muerte me toca a mí? “La vi tan cerquita, aislado en una habitación en el fondo de casa, y prendía la tele y se morían 800 personas por día, con lo cual creo que fue una buena posibilidad para pensar que no somos inmensos, infinitos (...) Pienso que debería haber una revisión sobre cómo nos vinculamos con la vida y la falta que nos hace vincularnos con la muerte. Estoy copado con ese tema y se me está filtrando para mis próximos proyectos”, avanzó.

En febrero de 2022 estrenará en Montevideo la versión uruguaya de “El elogio de la risa”, con Carlos González. Y en marzo, además del reestreno en CABA de “La ilusión del rubio”, inaugurará la temporada de su sala platense, Teatro Estudio, que volverá a convocar a esos fenómenos del boca en boca del off porteño como “Teresita. Una vida de mierda”, por ejemplo, y otras perlitas como “Abismados”: un proyecto que nació junto a alumnos del Taller de entrenamiento y Montaje que dictó este año, y con los que creó “un registro pandémico, un díptico, entre la cuarentena y la nueva normalidad”; una producción de su espacio teatral con el que se abre una ventana de visibilización del trabajo de nuevos artistas.

Y mientras termina de escribir “Plaza ronda”, un nuevo infantil que reivindica el valor de los juegos en la vida de los chicos, Marioni seguirá poniéndole el cuerpo a “un teatro que me hable, que me interpele personalmente”.

“Vinculo mucho ‘Tanguito’ con el Konex, porque siento que esa obra fue una bisagra”

Fuente: Diario El Dia de La Plata 

domingo, 7 de noviembre de 2021

El Tinto Bar, una escalera al cielo del rock platense

Historias

Eternizado en una canción de Estelares, fue un lugar que marcó la noche de los ´90. Historias, anécdotas y mitos de aquel recordado reducto del rock platense.


0221.com.ar / Begum

Por Nicolás Arias

No muchos de los que habitualmente transitan por la esquina de las calles 10 y 49 se imaginan que en ese sitio, donde hoy se encuentra una casa con varios carteles de “En venta”, hubo décadas atrás un bar que fue eje del mundillo rockero de La Plata. Con dos etapas bien diferenciadas, El Tinto emergió a inicios de los ‘90 con el agregado del a Go Go, tratando de emular el aura del Whisky a Go Go, mítico bar de Los Ángeles donde The Doors supo descollar en la década del ‘60. Bastó reemplazar el whisky por una bebida más popular en estas tierras, para que el a Go Go acompañara a El Tinto; sin ánimos de ofrecerse como una vinoteca. “Aunque Skay Beilinson vino un par de veces y nos pedía buenos vinos. ¡Y nosotros no sabíamos qué darle!”, recuerda Piero Pierini, uno de los creadores del bar original.

Fundado en 1992, en un espacio que previamente era la casa de una pareja de hermanos con problemas de salud mental, El Tinto a Go Go se creó bajo la idea de un grupo de pibes de agitar la movida juvenil de La Plata, tomando distancia de las típicas discotecas. Para eso, tenían la voluntad de desarrollar el concepto de un bar de rock abierto y permeable a todo, sin ideas preconcebidas de un target de asistentes o público. Y lo hicieron. 

En una época donde en el mundo del rock había que pertenecer a tal o cual tribu para enfrentarse con el resto, este nuevo espacio fue excepcional porque habilitaba encuentros e intercambios sin ningún tipo de prejuicios. “Lo mejor de El Tinto fue el hecho de ser el primer bar de la diversidad: convivíamos freaks, gays, punks, hippies, drag queens… fue increíble. Era realmente revolucionario para La Plata.”, resalta Rudie Martinez, exponente de extensa trayectoria en la música electrónica vernácula, quien ofició de DJ del local en numerosas noches. Y suma: “La Plata era un agujero rugbier insoportable donde te echaban de todos lados. No aceptaban a los gays, por ejemplo. En cambio, El Tinto a Go Go fue una fiesta.”

El DJ platense siempre peleó contra la modorra local, y así desplegó su rol en el bar, incorporando nuevas tendencias musicales como el Detroit techno, aportando demos inéditos de bandas como Babasónicos, Martes Menta o Los Brujos, mientras que apostaba a mezclas locas como Queen y Lía Crucet. Esta nueva visión musicalizadora contrastaba con algunas resistencias de los rockeros tradicionalistas, que le pedían canciones de dinosaurios como Led Zeppelin y Pink Floyd; no siempre en los mejores términos.

Martinez a su vez pertenecía a Víctimas del Baile, mítica banda techno de la ciudad que, junto a Las Canoplas, Sergio Pángaro o Avant Press tocaron en El Tinto a Go Go; eran todas bandas relativamente jóvenes en aquellos tiempos, que venían a mostrar nuevas iniciativas artísticas que agitaran a la escena establecida, siempre tratando de mover la vara un poco más allá de los límites. Víctimas del Baile, por ejemplo, para un show empapeló las paredes del recinto con fotocopias de una revista pornográfica de los ’70, además de emitir en televisores imágenes desenfocadas de una película porno.

Otra de las noches memorables que se vivieron en El Tinto a Go Go se dió con la presentación de Pángaro con toda su impronta bolerística y romántica. Para tal ocasión, la escenografía fue ocupada por una cantidad enorme de flores robadas en el cementerio. El músico recuerda con picardía por qué surgió tal “sacrilegio”: “El olor de las flores era bastante mórbido y el efecto también. Era una belleza a punto de desaparecer, y a punto de que las fuerzas naturales reciclaran la vida. Un gesto que tenía toda una simbología”.

Más allá de los artistas jóvenes que pululaban por todos lados, el bar además atraía a músicos históricos del rock argentino. Jorge Pinchevsky, por nombrar un caso, era un habitué al que siempre se lo veía acompañado de su inseparable violín para, whisky mediante, sumarse a la banda que circunstancialmente estuviera en el escenario. A veces aparecían Alejandro Medina y Javier Martínez, dos pilares fundamentales de Manal, pero solían pasar inadvertidos para muchos de los asistentes a El Tinto a Go Go. Todavía no había estallado la “retromanía” del rock argentino y en plena Argentina de importaciones libres, en el auge de la convertibilidad menemista, se solía valorar más al rock foráneo. 

Foto actual de donde estaba ubicada la entrada al bar, sobre calle 49

Entretanto, el recordado decreto 1.555 que en julio de 1996 firmó el por entonces gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, y que limitó las actividades nocturnas hasta las tres de la madrugada, fue un duro golpe para los espacios como el Tinto a go go, que acusó recibo de esta medida e intentó mostrar su inconformismo. Pierini rememora: “Cuando el bar estaba explotando, a las 3 de la mañana, nosotros teníamos que decirle a la gente que se vaya. ¡Imagínate los quilombos! Por eso salimos e hicimos marchas en las calles con La Barra de El Tinto”.

La realidad, sin embargo, marcó que ese fue el golpe de knock out para el bar, que ya venía acarreando también dificultades económicas. 

SEGUNDA ETAPA: DEL ROCK A LO MULTIDISCIPLINAR 

Para 1997 hubo una refundación. Cuatro socios que venían desarrollando su trabajo en el bar El Estudio (calle 8 entre 41 y 42) se hicieron cargo de las deudas y decidieron revivir al ex-Tinto Bar, intentando darle una nueva impronta. Denominado ahora como “El Tinto Bar” a secas, continuó siendo referencia en el circuito platense. “Nuestra propuesta iba por el lado de lo multidisciplinar; en el lugar había muestras de arte, ferias, exposiciones de fotografía, se podía comer. Una propuesta más integral”, expresa Marcelo Cricco, una de las personas que se hizo cargo de esta nueva etapa. El Estudio, por su parte, era un lugar más amplio donde incluso se abrían a la realización de fiestas de estudiantes y también eran un poco más “comerciales”. De alguna manera este espacio subsidiaba a El Tinto Bar, más chico y donde la onda era artística y abierta a diferentes expresiones.

Manuel Moretti (Estelares) en el balcón del bar, la tarde previa a su cierre definitivo.
(Gentileza Julieta de Marziani)

De todos modos, la música continuaba siendo el eje central del lugar, y las bandas y músicos seguían presentándose en el recinto. Desde nombres míticos del rock platense como Mister América o Estelares, hasta números del furor alternativo de la época como Pez o Suárez, abriendo el panorama también a cantautores como Manuel Moretti, Francisco Bochatón o Érica García. De hecho, Estelares (la banda de Moretti) perpetuó al bar en su canción Aire: “Te busqué, pues, cada vez que te encontré. Y en tus ojos no vi brillos como aquellos del show en El Tinto Bar, cuando me viste cantar”. El músico oriundo de Junín saca pecho y recuerda, en diálogo con @221: “Me encanta que haya quedado El Tinto Bar registrado en una canción que después se hizo tan popular. Justo en esa época no tocábamos tanto, pero El Tinto era una fija. Era muy grato tocar ahí, era un lugar de encuentro, de intercambio. Para nosotros fue un lugar de pertenencia”.

Son recordadas, además, las visitas recurrentes de personajes muy queridos dentro del rock argentino como Daniel Melingo o Willy Crook. Este último solía llegar en su Coupé Torino blanca, donde improvisaba una cama en su asiento trasero. Crook, conocedor del paño de las agitadas noches platenses, dormía allí luego de sus sensuales shows, aferrado a su rueda de auxilio para que no corriera peligro de robo.

Asentado sobre la estructura de una casa familiar, el bar estaba en el primer piso al que se accedía por una escalera larga, antigua e inestable que, a medida que pasaban los tragos y las horas de la noche, daba la sensación de incrementar su dificultad para los concurrentes que la “escalaban”. Con una disposición de espacios que invitaba al contacto, el bar tenía una mesa estelar creada con una resina transparente que poseía en su interior petrificado diferentes objetos como llaves perdidas o muñequitos de los chocolatines Jack; una imagen que remitía a las antiguas texturas de las palancas de los colectivos, pero magnificada al tamaño de una mesa. En una de las ventanas había un balcón que debió ser clausurado por las quejas de algunos vecinos. 

La Plata en la década del ’90 tuvo varios espacios por donde circulaba lo under, más allá de El Tinto se pueden nombrar otros reductos como El Bar, Ultrabar o El Estudio. Pero por su parte, a medida que pasaban los meses, El Tinto Bar iba ganando renombre y adquiriendo convocatoria en la escena platense. Aun así, el entorno que reinaba en el bar de 10 y 49 era relajado y no se sufrían aglomeraciones sofocantes. Un ejemplo que grafica este ambiente es la predilección que tenía una banda como Los Piojos, de pleno estrellato en esa época, por visitar El Tinto Bar ya que allí no los molestaban los seguidores “piojosos”. La gente que concurría al bar le escapaba al “cholulismo” de la época.

Diego Billordo, músico que tocó y organizó ciclos en El Tinto Bar, hace un paralelismo con el presente: “Fue el Pura Vida de esa época. Con la idiosincrasia de ese momento, con los músicos de esa época, pero era muy lindo. Sonaba música under, independiente. Éramos los alternativos”. De hecho, años después Pura Vida recuperó la lógica que tenía El Tinto de no cobrarles a los músicos que tocaban en su escenario. Un trato más justo, reconocido por los artistas, que contrastaba con las metodologías más explotadoras que tenían otros sitios. Y también resultaba interesante para los músicos tocar en El Tinto Bar porque había una cierta garantía de "sonar bien": el lugar contaba con los servicios y parte del equipamiento de Julio “Bochi” Antonelli, uno de los sonidistas más reconocidos de la ciudad de La Plata.

Al igual que en la encarnación del a Go Go con Rudie Martinez brillando desde las bandejas de DJ, El Tinto Bar tuvo sus puntos destacados en sus DJs estelares, con el núcleo integrado por Roberto “Cabe” Mallo, Marcelo Gaitán y Oscar Jalil; grupo que ya venía indagando en las novedades musicales desde principios de los noventa con emprendimientos como la revista Bongó. En épocas de pleno 1 a 1 del peso con el dólar, Jalil revela que llegó a costearse un viaje a Europa con lo trabajado en el bar. A su retorno, dice que obviamente trajo muchas novedades musicales del viejo mundo para animar con nuevos sonidos al bar.

Otro condimento fundamental que recuerdan quienes pisaron El Tinto Bar es su predilección por la gastronomía. Diferentes manjares se ofrecieron desde su cocina, destacando algunas comidas exóticas para el momento como los shawarmas u otras exquisiteces. Esa comida casera, de todos modos, debía venir preelaborada porque la Municipalidad no les daba los permisos para cocinar ciento por ciento desde el bar.

UNA REVISTA PROPIA

Una innovadora propuesta del El Tinto Bar fue la edición de su propia revista, donde difundían su agenda y sus iniciativas. La publicación circulaba entre los asistentes al bar, pero también entre los medios de comunicación de La Plata y alrededores. Quienes la trabajaban eran un grupito de pibes de la Facultad de Periodismo y de Diseño Gráfico entre los que se incluían nombres como Javier Belza, Matías Rossi o Diego Morales. Este último, estudiante de periodismo, pero también músico de la banda Venenosos, comenta acerca de la revista: “Era como una agenda, una revista informativa sobre las actividades que había en la semana. Esa revista era una rareza en esa época, los bares no tenían una revista”.

Inspirada en la histórica revista inglesa Time Out, la revista/fanzine que editaban desde El Tinto Bar era más que una simple guía, ya que solía traer también notas a los artistas que se iban a presentar en el local, como una suerte de anticipación. Después de todo, en sus páginas se leyeron las primeras entrevistas a muchos músicos unders que luego serían populares a nivel nacional e internacional.

EL FINAL 

Los coletazos de la fiesta menemista repercutieron fuertemente en los asuntos económicos de los sitios por donde circulaba la cultura del rock platense. Fue incluso, una época de éxodos: varios músicos locales emigraron a Buenos Aires en busca de horizontes más rentables. Nombres como Bochatón, Pángaro o Rudie Martinez se incluyen en este listado. Todos músicos que habían empezado a desarrollar sus carreras en los bares platenses. Pero, en lo concreto, lo que más impactó en la continuidad de El Tinto Bar fue el fuerte aumento del precio de alquiler del local. “A fines de los ’90 el centro ya había empezado a crecer hacia calle 9. Se veía venir la explosión inmobiliaria, que fue lo que hizo que en el 2000 no pudiéramos alquilar más. Cuando explotó comercialmente nos pidieron siete veces el valor del alquiler original. Tuvimos que dejarlo”, se lamenta Cricco.

La previa al estallido económico y social de diciembre de 2001 acabó con el bar que nació, murió, reencarnó y volvió a morir, prácticamente dentro del transcurrir de la década del 90, reflejando en definitiva una época que cimentó mucho de lo que hoy en día se conoce como escena de cultura rock platense. Para sus visitantes, fue una semilla que germinó a modo de ejemplo para futuras generaciones, porque -y en definición de Rudie Martínez-: “Lo que tienen los platenses de genial es que si en la ciudad no hay algo, lo inventan”.

Fuente: https://www.0221.com.ar/begum/

lunes, 1 de noviembre de 2021

Eva de Dominici y Nazareno Casero en “Maradona: Sueño Bendito”

 

Al parecer, el fogoso personaje que tuvo un íntimo encuentro con Nazareno Casero haría referencia a Lucía Galán, la vocalista de Los Pimpinelas. Sin embargo, se utilizó otro nombre debido a que la artista no dio su autorización para ser mencionada en la serie.

Escena "Maradona Sueño Bendito" - Copyright © Amazon Prime Video

Redacción Los Andes

Lunes, 1 de noviembre de 2021

La biopic de Diego Maradona está sembrando un mar de emociones en los espectadores. Desde críticas por sus imperdonables errores hasta descubrimientos de algunos secretos oscuros del Diez.

La ficción Maradona: Sueño Bendito, que narra la vida de Maradona desde el año 2000 para atrás, recorriendo sus inicios en Cebollitas, su debut en Boca y su paso por el mundial ‘86, ha generado gran repercusión en la audiencia.

Aunque en los últimos días no deja de resonar la escena de sexo que el personaje de Nazareno Casero, quien interpreta a un Maradona de mediana edad, tuvo con Eva de Dominici.

La actriz da vida a un misterioso personaje que los seguidores de la serie ya descifraron. Encubierta bajo otro nombre, la joven le da vida a una de las amantes del jugador en su etapa por España.

Fue en ese entonces cuando Maradona se enamora de una cantante, Lorena Gaumont, interpretada por de Dominici. Allí el Diez ya estaba en pareja con Claudia Villafañe, quien solía acompañarlo en sus viajes a Barcelona.

Según cuenta la serie, la relación de Maradona con dicha cantante fue una de las más apasionadas. Y así lo muestran en la escena hot que ambos protagonizan.

En la escena, el Diez le plantea si ella mantiene relación con otras personas, mientras él la mantiene en secreto.Sin embargo, a muchos les llamó la atención el misterioso nombre que oculta la identidad del personaje.

¿QUIÉN ES LORENA GAUMONT, LA AMANTE DE MARADONA?

Aunque la serie se dedique a dar detalles íntimos de la vida de Diez, bajo su completa bendición, algunos permanecen ocultos.

Es claro que muchas personas que formaron parte de la vida de Maradona no quisieron quedar expuestas en la biopic, por lo que se reusaron a que sus nombres e identidades fueran reveladas.

Sin embargo, lejos de omitir esos personajes, desde la producción decidieron mantener ocultas sus identidades. Aunque el que conoce un poquito más de su historial, puede deducir de quién se trata.

Nuestra misteriosa Lorena parece ser que representa a Lucía Galán, la cantante del dúo Pimpinela.

“Él me dijo en ese momento estaba separado de Claudia Villafañe. Teníamos veinte y pico de años. Era el Diego sano, el Diego divertido, simpático y familiero. Era el mejor Maradona”, reveló Lucía sobre su vínculo con El Diez.

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