miércoles, 20 de diciembre de 2017

La muerte de Lito Cruz: adiós a un actor de los que ya no quedan

ESPECTÁCULOS | UNA NOTICIA QUE DUELE

Intérprete, director, docente, funcionario público. El multifacético berissense, con seis décadas de trayectoria, murió ayer a los 76 años, dejando una galería de personajes inolvidables en el cine, el teatro y la televisión


La noticia de la muerte de Lito Cruz, ayer, a los 76 años, nos golpeó con fuerza por la cercanía que el multifacético artista mantenía con los platenses por el hecho de haber nacido en Berisso, ciudad vecina de la que siempre fue un simbólico referente. Actor, director, docente y funcionario público por y para la cultura, fue encontrado muerto en su departamento porteño por su hija Micaela, quien aseguró que “murió mientras dormía”.

Nacido en 1941 como Oscar Alberto Cruz en Berisso, de chico convivió con las estampas del bar portuario de su padre en la calle Nueva York donde recalaban marinos e inmigrantes que venían de las guerras y la miseria de países remotos.

Allí trabajó de mozo entre parroquianos teatrales, también trabajadores de los frigoríficos cercanos, gente que llegaba del anarquismo, del marxismo y del socialismo, laboristas que acunaban el peronismo del 45.

En ese bar conoció a Federico Luppi, lo atendió como mozo y Luppi le contó que era actor y que le gustaba algo que se llamaba teatro independiente y Lito Cruz sintió que el teatro había entrado en él para siempre. Con Luppi comenzó a trabajar, a comprender hasta dónde podía llegar el teatro cuando llegaba al espectador.

Años después, en 1961 se traslada a Buenos Aires, donde estudia arquitectura y a la vez teatro, para iniciar sus primeros trabajos profesionales en los escenarios. En 1965 viajó a Chile para perfeccionar sus estudios en lo que él considera la mejor escuela de formación teatral de América latina (Instituto de Teatro Universitario de Chile) y tres años después regresó a la Argentina para profundizar su carrera como actor.

En 1969 fundó, junto con Augusto Fernandes, el grupo ETEBA (Equipo de Teatro Experimental de Bs. As.), con el que tuvo su primer protagónico relevante en el obra “La leyenda de Pedro”, basada en el Peer Gynt de Ibsen.

Como docente, se desempeñó en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y en 1978 fundó su propio estudio (declarado de Interés Cultural por la Legislatura porteña), formando a varias generaciones de actores y directores. Por el estudio pasaron importantes docentes nacionales e internacionales como Augusto Fernandes, Carlos Moreno, David Di Nápoli, Peter Brook, Nikita Mijalkov, y actores como Christopher Walken, José Sacristán, Barry Primus, Anna Strasberg y Robert de Niro.

“A De Niro lo conocí cuando vino a la Argentina a hacer una publicidad sobre la vida del boxeador que representó en ‘Toro Salvaje’. Yo lo admiraba siempre por la capacidad de invisibilidad actoral que tiene, es decir, de desaparecer él y dejarse tomar por el texto y el personaje. El se interesó mucho por eso que le dije a través de una carta y vino a mi estudio de teatro y se mostró generoso, habló para los alumnos. Después nos vimos algunas veces más”, le contó a EL DÍA, sobre su relación con una de las figuras más emblemáticas de la industria hollywoodenseComo actor, protagonizó en teatro obras como “Ha llegado un inspector”, “Madera de reyes”, “El pupilo quiere ser tutor”, “El tiempo y los Conway”, “Juan Moreira”, “Hughie”, “Guayaquil... El encuentro”, “Sueños de milongueros” o “Todos eran mis hijos”. Como director puso su firma a los espectáculos “Chau”, “Misterix”; “Guayaquil... El encuentro”, “Pedir demasiado”, “Así de perras”, “Queridas mías” o “Alegato de un mamarracho inconcluso”.

También deja su huella en el cine, con participaciones en “Los taitas”, en 1968, filme que marcó su debut, y otros como “Don Segundo Sombra” (1969), “La isla” (1979), “Sur” (1987), “Sotto voce” (1996), “El sueño de los héroes” (1997), “La revolución es un sueño eterno” (2012), “Betibú” (2014) y, más recientemente, en “Los inocentes” (2016).

La pantalla chica también fue un formato en el que manifestó su vocación artística. Debutó en 1991 con su aparición en “Alta Comedia”, ciclo de unitarios de Canal 9 y luego siguió su carrera con grandes producciones como “Tiempo Final” (2000), “Malandras” (2003), “Epitafios” (2004), “Botines” (2005), “Mujeres asesinas” (2005), “Para vestir Santos” (2010) y “El Elegido” (2011), que le valió un Martín Fierro como mejor actor, entre otros éxitos. Su último trabajo en tele fue este año en “Siete vuelos”, programa que se emitió por la TV Pública.

En el rol de funcionario, se desempeñó como director del Teatro de la Ribera, fue titular de la Dirección Nacional de Teatro, Director del Instituto Nacional de Teatro, Director de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires, presidente del Consejo Provincial de Teatro Independiente, director del Teatro Coliseo Podestá, entre otros cargos.

En 2007, la Asociación Argentina de Actores y el Senado de la Nación le entregaron el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable.

Su último paso artístico por la Ciudad -en la que tenía infinidad de amigos y colegas- fue en agosto pasado. En el Coliseo Podestá, junto a Claribel Medina, realizó una función de la comedia “Mi querido mentiroso”, con la que continuaba girando por el país hasta que un escándalo de índole privado llevó a la producción a bajarla de la cartelera.

Desde el círculo íntimo del actor, que era fanático de Racing -club que en mayo de este año lo distinguió como socio honorífico-, aseguran que las denuncias públicas de violencia de género que le realizó su ex pareja, Patricia Perrota, y que el rechazó anunciando que llevaría el tema a la Justicia, lo habrían sumido en una profunda crisis anímica.

Viudo de un matrimonio de 45 años, con dos hijas y cuatro nietos, sus restos serán velados hoy en la empresa Zuccotti Hnos., Córdoba 5080.

Fuente: EL DIA

viernes, 15 de diciembre de 2017

“Montaraz”: una obra sensorial, que habla desde los cuerpos

ESPECTÁCULOS | TEATRO

Con dramaturgia y dirección de Braian Kobla, se ofrecerá hoy a las 20 gratis en el Centro Universitario de Arte

15 de Diciembre de 2017 | Edición impresa

ESCENA DE “MONTARAZ”

Tras su exitoso estreno en el marco del festival escénico Aúra, “Montaraz”, con dramaturgia y dirección de Braian Kobla, volverá a escena con una función gratuita en el Centro de Arte Universitario de la UNLP, 48 entre 6 y 7, hoy a las 20.

Protagonizada por Denisse Van Der Ploeg, Natalia Maldini, Julieta Ranno, Anabelén Recabarren, Eliana Giommi, la pieza cuenta con música en vivo a cargo de Francisco Raposeiras y Andrés Dillón; escenografía y vestuario de Sol Santacá; y asistencia de dirección de Rafael Gigena.

Según aseguró el director, “la compañía fue compuesta de la manera más heterogénea posible. Hay actrices, bailarinas, actrices que bailan, bailarinas que actúan, bailarinas que cantan, músicas. De todas estas variables me interesaba poder construir un lenguaje que dé cuenta de todas estas particularidades. Generar una unidad que traccione hacia un mismo lugar y un mismo pulso”.

En relación a la propuesta, Kobla manifestó que “nos propusimos propusimos encontrar una obra que tenga una extensión de tiempo acotada, pero una intensidad muy alta, casi deportiva”.

Y sobre la concepción, explicó: “En esta obra, la dramaturgia asumió el rol de partitura musical o rítmica. La textualidad devino de los cuerpos de las intérpretes”.

“Montaraz”, así, “propone dislocar algunas operaciones que aparecen a la hora de percibir el relato de una obra. El relato en general está puesto en la palabra, en el discurso. En este caso decidimos componer un relato que no solo sea percibido a través de la palabra, sino también a través de canciones, estados actorales, secuencias coreográficas, loops de textos, proezas físicas”.

La idea, así, se concentró en “proponer una experiencia sensorial en donde el espectador construya sentido a través de mecanismos ligados a lo emocional, a lo instintivo y no a lo racional. Poder capturarlos por medio de intensidades y que puedan percibir los latidos, el pulso de la obra”.

 Fuente: EL DIA

jueves, 14 de diciembre de 2017

Lo que el teatro nos dejó

BALANCE 2017

14 de Diciembre de 2017 Publicado en edición impresa Diario El Día

NICO STRATICO (DERECHA) JUNTO A ROBERTO CONTE EN "EL PRINCIPE AZUL", DE 2016

El “Cirque du Soleil” tocó este año una fibra íntima con su “Séptimo Día”. Los canadienses se pusieron generosamente al servicio de un merecido homenaje a la emblemática banda “Soda Stereo”, otorgándoles protagonismo absoluto, para beneplácito de los miles de fans de todas las edades, que colmaron la capacidad del Luna Park, noche tras noche. Una fiesta colectiva y emotiva.

Juan Leyrado estrenó “El elogio de la risa” en el Multiteatro, pieza escrita y dirigida por Gastón Marioni, que luego recalara en el Coliseo Podestá. En este unipersonal, el actor encarna a un personaje que hace un balance de su vida junto a “Susan”, su Musa inspiradora, compañera inseparable. Picardía, ternura, humor, reflexión: un texto que permite el lucimiento de un actorazo.

Otro actorazo (compañero de Leyrado en “Los Mosqueteros del Rey”), Miguel Angel Solá, junto a Paula Cancio, protagonizaron en el Teatro de la Comedia, “Doble o Nada”, de Sabina Berman, dirigidos por Quique Quintanilla. Feroz duelo que gira en torno al manejo (y al abuso) del poder en las relaciones laborales y personales: la ambición desmedida, la manipulación, la discriminación, la envidia, el sexo. Un combo explosivo y una Master Class de teatro.

Marisé Monteiro presentó su “Varón, pa´querte mucho” en el Tándem Bar, del Centro Cultural San Martín, bajo la dirección de Nacho Medina, protagonizada por los hermanos gemelos Ariel y Pablo Juin, dos bailarines excepcionales que integran el elenco de “Sugar”. Provocativa y divertida propuesta, con músicos y cantantes en vivo, en una historia de amor prohibido entre dos tangueros de antaño.

En el Teatro Municipal Coliseo Podestá disfrutamos de un exitazo de taquilla imparable: “El otro lado de la cama”, de David Serrano, con dirección musical de Martín Bianchedi y dirección general de Manuel González Gil. Nico Vázquez, Jimena Accardi, el platense Benjamín Rojas, Sofía Pachano, Sofía González Gil y Francisco Ruiz Barlett, en un musical arrollador, que tiene cuerda para rato.

Otro musical, esta vez para niños: “Canciones para mirar”, dirigido por Gastón Marioni y Damián Mahler. Conmovedor reencuentro con la poética de María Elena Walsh, un clásico que sigue deleitando a varias generaciones.

“Bajo Terapia”: impecable tragicomedia de Matías del Federico, dirigida por Daniel Veronese, con un elenco homogéneo y compacto, que sobrevuela tema sórdidos sin volverse solemne ni trágica El humor como medio para hablar de cosas serias.

“Le prénom”, de Matthieu Delaporte y Alexander de la Patilliére, dirigida en gira por Selva Alemán. Interesante pieza, malograda por una sobreactuación que la vuelve inverosímil. Griterío, corridas, innecesario uso de amplificación, velocidad desenfrenada que se confunde con ritmo. Un éxito digno de mejor causa.

“Casa Valentina”, de Harvey Fierstein, con un José María Muscari que es mucho mejor director
que actor, y dos trabajos descollantes: la glamorosa “Gloria” de Diego Ramos, y la desopilante
“Gogó”, de Roly Serrano. Una mirada “voyeurista” al mundo de los “cross dressers”.

“Todas las rayuelas”, de Carlos La Casa, dirigida por Andrés Bazzalo. Otro animal de teatro, Hugo Arana, junto al notable Esteban Meloni, en una pieza que destila ternura y picardía.

“El pequeño poni”, de Paco Bezerra, dirigida por Nelson Valente. Una pareja contundente: Melina Petriella y Alejandro Awada, y un doloroso alegato contra el bullying escolar. Capo lavoro de ambos.

En la ex - Las Tablas, hoy Escenario 40, vimos unas cuantas propuestas locales. “El nombre”, de la descomunal dramaturga Grisela Gambaro. Medular y conmovedora labor de la actriz Mirta Azzano, dirigida por Paula Boero, La pérdida de la propia identidad, tema tan afín a nuestra historia, lamentablemente.

Otra obra que gira en torno a la identidad perdida es “El día menos esperado”, de Gabriel Ade, dirigida por Fabián Martín, e interpretada por el autor, Leandro Aun y Andrea Roma. Esta última se luce componiendo a una mujer que lucha denodadamente por recordar quién es, qué le sucedió, por qué está donde está, y quiénes son esos hombres que supuestamente la mantienen cautiva.

“Final del juicio”, de otro gran dramaturgo, Tito Cossa, dirigida por Paula Boero, con un elenco integrado por Fabián Martin, Gustavo Sara Espiell y Adrián Di Pietro. Un hombre común, del montón, sometido a un juicio (¿Final?), inmerso en una atmósfera kafkiana. Excelente trabajo de
Di Pietro, en la piel de ese pobre tipo, atrapado sin salida.

“Hasta el velorio que viene”, de Hugo Daniel Marcos, dirigida por Gastón Beltramini. Disparatada
comedia, muy al estilo de “Esperando la carroza”, que divierte con buenas armas.

“La extravagancia”, de Rafael Spregelburd, protagonizada por Andrea Hamamé, bajo la dirección
de Olga Anzolini. Gran trabajo de la actriz, que se multiplica en un trío de hermanas muy particular, enmarcada en una sofisticada y compleja puesta en escena.

En el Taller de Teatro de la Universidad vimos al tandilense Germán Romero, homenajeando al actor, guionista y director Alejandro Urdapilleta, en su espectáculo unipersonal “Pure de Alejandro”, dirigido por Gustavo Lazarte. Histriónico, verborrágico, efectivo, Romero se adueña de la escena con gran versatilidad y solvencia

En la Sala Armando Discepolo de la Comedia de la Provincia disfrutamos de una joya: “Decadencia” de Steven Berkoff, dirigida por Rubén Szuchmacher, brillantemente interpretada por Ingrid Pelicori y Horacio Peña. Otra memorable “Master Class”.

Shakespeare no podía faltar a la cita en esta temporada. Fabio Prado González se puso en la piel de un inolvidable “Yago” en “Otelo”, Saverio Sala de Teatro, dirigido por Nicolás Prado, y acompañado por Omar Sánchez, Florencia Zubieta, Roberto “Mono” Aceto, María Eugenia Massaro y Nicanor Perón.

Visita ilustre en la Sala 420. Nada menos que Eugenio Barba y Julia Verley, del Odin Teatret, dando cátedra con enorme fundamento y experiencia del rol del actor. Un deleite que coincidió con una fecha emblemática: el Día Mundial del Teatro.

En La Nonna, dos actores de raza, Claudio Rissi y Osvaldo Santoro, presentaron “Kilómetro Limbo”, pieza de Pedro Gundesen, dirigida por Luis Romero. Un “tour de forcé”, lacerante por momentos, divertido en otros. Plato fuerte.

En Teatro Estudio vimos “Mapa del Tiempo”, escrita e interpretada por Cristian Palacios, dirigida por Daniela Martín. Una dantesca cosmogonía que remite a los orígenes del universo y al final de los tiempos. Un paisaje desolador, poblado de fantasmas, en el que resuenan ecos de guerras apocalípticas, catástrofes y destrucción.

El Esférico presentó “Tras los pasos de Jekyll & Hyde”. Noelia Almassio, Emilio Berasain y Martín Eliseo Mendivil le ponen el cuerpo a una nueva travesura teatral, divirtiendo y divirtiéndose, como lo han hecho con sus anteriores propuestas.

Tras su estreno en CABA, hizo temporada en Teatro Estudio “La vagina enlutada”, pieza de Walter Ghedin adaptada y dirigida por Gastón Marioni. Judith Gabbani, Ana Padilla, Mónica Salvador, Jessica Schultz y Cecilia Tognola: cinco amigas varadas en una estación de ferrocarril de un pueblo de provincia, tras asistir al velorio del marido de una amiga en común. Un cocktail logrado, con justas dosis de humor, suspenso y dramatismo.

El ya legendario grupo platense “Ridiculum Vitae” divirtió con sus “Ridículas EquivocaNciones”. Nicolás Ciocchini, Pablo de la Fuente, Diego Larraggione y Juan Pablo Piscitelli siguen haciendo humor y música, dos terrenos en los que se manejan como pato en el agua.

Unas líneas finales para despedir a un gran actor que emprendió una gira: Nico Strático, querido como pocos y extrañado por muchosdió una gira: Nico Strático, querido como pocos y extrañado por muchos.

martes, 12 de diciembre de 2017

Temporada 2018- Teatro Argentino La Plata


Estrenos y funciones en la ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata y Avellaneda
TEMPORADA ARTÍSTICA 2018 del TEATRO ARGENTINO

El Teatro Argentino de La Plata, dependiente del Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires, presenta su temporada 2018 teniendo en cuenta los trabajos de puesta en valor y refacciones que se están llevando adelante desde 2016. El año próximo, en la Sala Alberto Ginastera, la principal por su tamaño, se realizará la renovación y reparación de los artefactos escenotécnicos del escenario, el reemplazo y acondicionamiento de las butacas y de la infraestructura en general de ese ámbito. Por tal motivo, los espectáculos de mayores dimensiones se realizarán fuera de sede: en el Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata; en el Teatro Coliseo, la Usina del Arte, el CCK y el Anfiteatro de Parque Centenario de la ciudad de Buenos Aires; en el Teatro Roma de Avellaneda y en el Teatro Tronador de Mar del Plata. 

De todas formas, la actividad en el Teatro Argentino continuará con normalidad en las salas de ensayo y en las Salas Astor Piazzolla, del TACEC (Centro de Experimentación y Creación) y de la TA-E (Escuela y Espacio de Arte y Oficios para el Espectáculo Contemporáneo).

Fuente: Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino

sábado, 9 de diciembre de 2017

Museo José Juan Podestá: un recorrido por la historia de La Plata

lA CIUDAD  HISTORIAS PLATENSES

El Teatro Podestá, es el edificio donde se desarrolló la primera manifestación artística de la ciudad. En su interior un museo que revive un siglo de historia

VALERIA NATALIA SÁNCHEZ

“PEPINO EL 88”, CREADO POR EL PÚBLICO. / GONZALO MAINOLDI

El 15 de abril de 1884 se instalaron los poderes públicos de la Provincia de Buenos Aires en la ciudad de La Plata y en medio de grandes festejos, Dardo Rocha organizó un banquete. Invitó a José “Pepe” Podestá, que aún vivía en Buenos Aires, para que realice su show de clown con el reconocido personaje de “Pepino el 88”.

José llegó a La Plata y no consiguió donde hospedarse, los pocos hoteles estaban ocupados. Caracterizado por su espíritu aventurero durmió a la intemperie en la Plaza de La Estación, hoy Plaza San Martín. Al día siguiente, cuando Don Pepe se cruzó a Dardo Rocha le mencionó dónde había pasado la noche y con la perspicacia que lo caracterizaba le dijo: “Tuve la suerte de ser el primer vago de su ciudad”.

La escena de la Plaza fue rescatada por Nicolás Colombo, autor del Libro “Misterios en la ciudad de La Plata”. Dos años más tarde, Don Pepe, su hermano y su socio Scotti, que ya tenían una carpa situada en 51 y 10, compran el edificio del actual Teatro Coliseo Podestá. Lo inauguran el 19 de noviembre de 1886 con el nombre de “Politeama Olimpo”. Así empieza la historia de la familia Podestá, casi desde el nacimiento de La Plata.

Un viaje al pasado

La vieja casa de la familia Podestá fue reconvertida en una suerte de museo. Aunque es difícil delimitar cuándo termina y empieza el Teatro, José Podestá junto a su mujer, hijos y nietos vivieron en el mismo lugar donde trabajaron. Cada pared, ventana o mueble restaurado es, para quienes han cuidado estos años del museo, la más eficiente prueba de lo que pasaba allí.

Así es una visita guiada del Museo Podestá: En el ingreso, un hall con piso de madera, fotos en blanco y negro de artistas reconocidos que pasaron por el Teatro, una vitrina de vidrio con joyas de la actriz Eva Franco y libretos de teatro de la época. A la izquierda, está la primera sala, que era el dormitorio de la familia, dedicada a las pocas piezas que se lograron restaurar de lo que quedó de la casa.

Un inodoro original, las rejas de las ventanas que daban a la calle 47, otra vitrina con papeles de golosinas y entradas de la época que se encontraron tiradas en el piso del teatro y una silla Luis XVI sacada de los palcos. Lo que para algunos fueron solo objetos de una simple casa abandonada e incendiada, hoy, luego de ser restaurados uno por uno, permite viajar en el tiempo y vivir la historia en primera persona.

Alberto Leonforte, Arquitecto y actual director del museo, estuvo desde el inicio de la remodelación: “El teatro y la casa de los Podestá estuvo una década abandonada. En ese entonces se incendió. El museo nace de una necesidad de exponer todos los objetos que se recolectaron dentro del edificio, si bien estaba devastado y no tenía mobiliario, habían quedado cosas como pedazos de sillas, butacas, papeles”.

Pepe era el cuarto de nueve hijos de Pedro Podestá y María Torterolo, inmigrantes genoveses que se radicaron en Montevideo. Fue en ese lugar donde los hermanos Podestá desde chicos comenzaron a practicar malabares y piruetas en la playa hasta terminar conformando la compañía de circo Scotti-Podestá.

Su éxito se afirma y se agranda cuando cruzan el Río de la Plata y se instalan en Buenos Aires. Una función, el payaso de la compañía faltó y Pepe salió a escena. En el apuro, su madre le cosió un traje con sábanas viejas y le colocó parches negros y redondos con cuatro círculos en negro en la espalda. Se hizo tan famoso que la gente lo reconocía como el payaso que tenía un 88, hasta su bautismo definitivo como “Pepino el 88”, creado por el público.

La reconstrucción de Pepino está expuesta en el museo. En lo que antes era el comedor de la casa, ahora un maniquí con la cara de Pepino y una escoba en la mano, viste el famoso traje. El mismo, es una réplica exacta del traje original que está expuesto en el Cervantes.

La sala se recorre rápido, tres baúles que se pudieron recuperar, afiches de la época utilizados por el teatro para publicitar sus espectáculos, un juego de té de seis piezas con una bandeja de cobre y molduras originales, son algunos los objetos que se encuentran. Un rompecabezas en el que faltan piezas. Por suerte, Alberto con su amor inigualable hacia el museo, ayuda a la reconstrucción de la historia: “Pepe Podestá era el pilar de la familia y era una persona maravillosa. Su nieta Martha Morando, que falleció hace dos meses, me hablaba de él como que su abuelo era lo máximo. Además se sabe que Don Pepe tenía un alma caritativa, siempre hospedaba a los artistas que no tenían en dónde dormir”.

Cumplí con el afán de toda mi vida, tener un teatro propio, todos mis desvelos fueron esclavos de ese deseo” Don Pepe Podestá

El museo nace de una necesidad de exponer todos los objetos que se recolectaron dentro del edificio” Alberto Leonforte, Arquitecto y actual director del museo

Otro personaje de Don Pepe que aparece en la habitación es el Juan Moreira ubicado al final de la sala, sin duda, uno de los más emblemáticos. Su nacimiento fue así: Una tarde, Eduardo Gutiérrez, autor de la novela “Juan Moreira” llamó a Pepe para arreglar su folletín en pantomima. La noche de inauguración, Don Pepe creyó que lo iban a matar. Para su sorpresa, el personaje fue un éxito. “Moreira estaba en el alma del pueblo. Yo le puse todo mi criollismo, mi corazón, mi espíritu, mi amor a la pampa. Desde entonces, el culto al coraje criollo tuvo un símbolo. ¡Cuántas veces el público se identificó con el drama del gaucho! perseguido por las injusticias”, contó Don Pepe en un reportaje realizado en 1931. Al tiempo, el personaje suma palabras a sus gestos y en 1885 con su presentación inauguró lo que se conoce como teatro rioplatense.

Susana Macris, Licenciada en Artes Plásticas y escultura tiene fotos de cuando construyeron el maniquí de Juan Moreira. A sus setenta años, con la nostalgia en sus ojos y una sonrisa recuerda: “Las caras de los dos personajes las modelé de acuerdo a fotos antiguas. Todo se trabajó en detalle, éramos seis personas que nos pasábamos el día ahí. La idea era rescatar el original de todo. Reconstruimos baúles, molduras antiguas que luego se usaron para restaurar las paredes del teatro, sillas… Fue una experiencia increíble”.

El Picadero: un tesoro de La Plata

“Cincuenta años viviendo en esta ciudad y nunca me había enterado de esto”, afirma Jorge que con asombro y cautela baja las escaleras que lo llevan al picadero original de Pepino y Juan Moreira. El picadero, era la pista de arena en donde se realizaban los espectáculos de circos. Bajar es parte de la visita del museo y aunque hay gente que fue buscando conocerlo, muchos todavía se sorprenden.

El Teatro Podestá es uno de los pocos que conserva esa parte de la historia. Se ingresa por un túnel que está ubicado al comienzo de la sala del Teatro. Al bajar, te encontrás con la pista de arena hecha de una mampostería que forma el círculo del escenario. Allí, funcionaba el circo compuesto por artistas y animales en donde, del techo de cielo raso, se colgaban los trapecios: ahí ocurría la magia circense.

Lo curioso, es que antes de la última remodelación, el piso se sacaba para realizar las funciones, quedando al descubierto el picadero. En la planta baja había gradas de madera que convergen a él. En 1920 Don Pepe saca las gradas y construye los palcos transformándolo definitivamente en un teatro de prosa. A su vez, le cambia el nombre de “Politeama Olimpo” a “Coliseo Podestá” en memoria de su padre. Con criques que servían para nivelar el piso y sacando las butacas se realizaron en el teatro los grandes bailes de la época. Todavía hoy, eso se puede ver.

El actual Director del Coliseo Podestá, Gastón Marioni reflexiona al respecto: “El picadero es un viaje a la historia en la cultura popular. Somos privilegiados de tener en el Coliseo la piedra fundacional del teatro argentino”.

El nacimiento del museo

La primera vez que Alberto abrió las puertas del teatro se encontró con un edificio abandonado, con humedad, quemado y objetos que parecían no tener ningún tipo de valor. Era 1981 y cumplía funciones como empleado municipal; tenía fascinación por el edificio Podestá. En esos años la Municipalidad se hace cargo y él le pide a la directora colaborar con su restauración. Al día de hoy, Alberto es considerado un pilar en esta historia: “Yo empecé a ir, tomaba medidas y hacía los planos. Un día llego y escucho un estruendo, se había caído un techo. Pero ni eso me detuvo”.

En el proceso de restauración se propuso un objetivo, hoy logrado: “Como consideraba que todo lo que estaba adentro era histórico, decidí que la gente que trabaja acá tenía que guardar todo. Fuimos guardando objetos en los baños del segundo piso”. Para el año 1983, todavía con el edificio en ruinas, Alberto realizó una pequeña muestra de las cosas que había y ese fue el puntapié para que finalmente, en 1991, se inaugurara el museo.

La historia del Museo comienza con la historia de la restauración del Teatro: en la década del 70 la familia Podestá, heredera de media manzana, decide que no puede mantener más el edificio y se va, dejando el teatro completamente abandonado. Para el año 1981, entre idas y vueltas y el temor de que el edificio sea demolido, se realizó una movida con la consiga “Salven al Coliseo”. Lo adquiere la Municipalidad de La Plata y allí comienza su restauración. En 1986 las autoridades deciden restaurarlo por administración, es decir que los mismo empleados trabajaron en ellos. Con los planos que ya había trazado Alberto, en cinco meses se restaura casi todo y desde ese día nunca más se cerró.

Para Alberto, todo lo que se logró fueron sus “sueños cumplidos”. Don Pepe Podestá sentía parecido: “Cumplí con el afán de toda mi vida, tener un teatro propio, todos mis desvelos, mis trabajos y mis ahorros fueron esclavos de ese deseo”.

El museo, situado en calle 10, entre 46 y 47, reabrirá sus puertas en 2018. Este año las visitas se llevaron a cabo de martes a domingo de 10:00 a 13:00.

Fuente: EL DIA

martes, 5 de diciembre de 2017

Braian Kobla: joven fruto del talento platense

ESPECTÁCULOS | TEATRO

A punto de estrenar un nuevo espectáculo, la obra del dramaturgo y director cosecha reconocimientos a nivel iberoamericano


EL DRAMATURGO, DIRECTOR Y DOCENTE TEATRAL PLATENSE COSECHA FRUTOS DE SU TRABAJO

Todavía no llega a los 30 años y sus logros en el teatro, la disciplina en la que se desempeña como dramaturgo, director y docente, han trascendido la escena platense independiente, en la se mueve desde hace años con firmeza. A punto de estrenar “Montaraz”, su nuevo espectáculo que verá la luz en el marco del Aúra, Braian Kobla celebra la elección del teatro como modo de vida con reconocimientos a nivel nacional e iberoamericano bajo el brazo.

Egresado de las carreras Profesorado y Licenciatura en artes escénicas en la Escuela de Teatro La Plata, Braian es autor y director de obras como “Yo fui Sofía” (2010); “Ofelia se ahoga” (2011); “The Good” (2015); y “No hay nada más hermoso que acariciar algo quieto” (2018).

“The Good”, que recorrió la cartelera local durante dos temporadas, fue seleccionada por la editorial Sur Surreal, para ser parte del tomo II de la colección Poéticas Profanas.

Aquella pieza, que formó parte de la Biblioteca digital de CREADOR.ES (Madrid, España) durante el año 2014, es, según contó el autor, “una metáfora de la vida misma, en la que todo, en algún momento, tiende a ir hacia un mismo lugar para que algo suceda”.

En diálogo con EL DIA, Braian dijo que “ser editado es un estímulo muy grande, más aún, si lo que se edita es una obra de teatro y no una novela”. En la misma línea, agregó: “Dentro del circuito editorial los dramaturgos tienen muy pocas posibilidades de ser editados. Cualquier lector o editorial mira con más amor a una obra narrativa o a la poesía que a una obra de teatro. Pero ahora que me toca ser editado se me activaron algunos pensamientos en relación a qué significa esto: tengo una relación muy fuerte con la literatura. Leo muchísimo y todas mis obras son resonancias de lecturas previas. Escribo a través de otros autores. Los uso como plataforma y para sentirme un poco más cerca de ellos y de sus obras. Entonces editar es una especie de sueño nerd, una comunión con ellos, pero que a su vez juzgaba bastante”.

Por otro lado, su pieza “No hay nada más hermoso que acariciar algo quieto” -que también ganó la beca Individual del Fondo Nacional de las Artes- acaba de ser elegida ganadora en el concurso Joven Dramaturgia Iberoamericana de la Biblioteca Nacional de España, formando parte del catálogo digital de dramaturgos emergentes de la escena iberoamericana sub 30.

Según Kobla, la obra se desarrolla en la habitación de una vivienda a la cual llegarán una vez que desde la compañía se le facilite la dirección de la misma. La idea es construir una experiencia y un lenguaje determinado que dé cuenta de las especificidades de ese espacio en particular.

“La obra nos presenta a un posible prototipo de hombre moderno de la urbe. Un hombre que nunca está en su casa, vive en tránsito. Un individuo que corre detrás de los acontecimientos para que estos no lo pasen por encima”, remarcó.

Y explicó que “la propuesta dramatúrgica está construida sobre esta idea de Hombre moderno: Un hombre que organiza su vida acorde a su ritmo laboral, que está al servicio del sistema y que alimenta a sus afectos de manera virtual con su Smartphone encendido las veinticuatro horas al día. Podría ser el arquetipo de hombre contemporáneo de clase media con un trabajo administrativo en el Microcentro de su ciudad”.

Sobre la concepción, indicó que la experiencia está enfocada en que el espectador esté dentro de la ficción sin ningún tipo de intermediarios.

“En cada una de mis obras sostengo un interés en no negar la presencia de esas personas que están compartiendo un mismo tiempo y espacio con la ficción. Sea en una sala o un espacio real como en este caso. Sino más bien incluirlas y utilizarlas en post del lenguaje”, agregó el director.

“No hay nada más hermoso que acariciar algo quieto” -que estará protagonizada por Federico Aimetta y Matías Mingrino; y que contará con diseño de locación y vestuario de Sol Santacá; y asistencia de dirección de Rafael Gigena-, realizará funciones regulares a partir del año entrante.

Además, su obra “Montaraz” -una coproducción de PAR (Programa de apoyo para la Realización artística) de la UNLP y Aúra Festival de artes escénicas-, tendrá su estreno el viernes a las 22.30 en el Galpón de La Grieta, 18 y 71, con las actuaciones de Denisse Van Der Ploeg, Julieta Ranno, Natalia Maldini, Anabelén Recabarren, Eliana Giommi, y la participación de dos músicos en vivo: Francisco Raposeiras y Andrés Dillon.

“Hay actrices, bailarinas, actrices que bailan, bailarinas que actúan, bailarinas que cantan, músicas. De todas estas variables me interesaba poder construir un lenguaje que de cuenta de todas estas particularidades. Generar una unidad que traccione hacia un mismo lugar y un mismo pulso. Nos propusimos encontrar una obra que tenga una extensión de tiempo acotada, pero una intensidad muy alta. Casi deportiva”, anticipó Kobla.

En “Montaraz”, la dramaturgia asumió el rol de partitura musical o rítmica, y la textualidad devino de los cuerpos de las intérpretes.

“La obra propone componer un relato que no solo sea percibido a través de la palabra, sino también a través de canciones, estados actorales, secuencias coreográficas, loops de textos, proezas físicas. Proponer una experiencia sensorial en donde el espectador construya sentido a través de mecanismos ligados a lo emocional, a lo instintivo y no a lo racional. Poder capturarlos por medio de intensidades y que puedan percibir los latidos, el pulso de la obra”, concluyó el autor.

Fuente: EL DIA

domingo, 19 de noviembre de 2017

Los 69 años de la Escuela de Teatro La Plata

SOCIALES | UN TRADICIONAL CENTRO DE ENSEÑANZA

La Escuela de Teatro La Plata en el marco de los festejos por el 69º aniversario, reunió a docentes, alumnos e invitados para realizar distintas actividades entre ellas, teatro, maquillaje, escenografía y vestuario, en avenida 51 entre 3 y 4

CECILIA LIÉBANA, LILIANA CÁCERES, VIRGINIA ZANGRONIZ, MARCELO DE MARCHI, ESTELA KARCZMARCZYK, VÍCTOR GALESTOK, ALEJANDRO ARECHA, RAÚL BONGIORNO, DIEGO DE MIGUEL, JUAN PABLO THOMAS


CECILIA LIÉBANA, LILIANA CÁCERES, VIRGINIA ZANGRONIZ, MARCELO DE MARCHI, ESTELA KARCZMARCZYK, VÍCTOR GALESTOK, ALEJANDRO ARECHA, RAÚL BONGIORNO, DIEGO DE MIGUEL, JUAN PABLO THOMAS


MAGALÍ SALVATORE, LEÓN RODRIGO, MARCELO TRACALEU, GABRIELA DÍAZ, MARISA FRUTOS, CLAUDIA HIGA, CELINA BEDINA, GABRIELA ROMAIRONE, GABRIELA SUÁREZ Y ALICIA DURÁNMARÍA 

LAURA SÁNCHEZ, PAOLA NARANJO, LORENA RABANAL, GIMENA DI CIANNI, MARIO ENRIQUE Y PATRICIA GLENZA

JORGE CABALLERO, GUILLERMINA ANDRADE Y RODOLFO PESA

JOAQUÍN BRASERO, SEBASTIÁN SANDULLO, LEANDRO BALBÍN, MANUELA VAMPA, JUANA FONDOVILA, VALENTINA MONTEORO, CAMILA GELÁ Y JUANA CARRANZA

SANTIAGO DHROSO, COCO PELLEGRINI, SEBA ZAMPONI, MELISA HUIZAR Y MARCOS SCURI 

Fuente: EL DIA

El gran Coliseo Podestá, un teatro de riquísima historia que arranca en 1886

LA CIUDAD | LA TRADICIONAL ESQUINA DE 10, 47 Y DIAGONAL 74

Edificio austero de estilo neorenacentista italiano, de dos plantas en su frente, que conforman el acceso en planta baja, y un foyer en planta alta. En el año 1981 fue adquirido por la Municipalidad de La Plata



EL INTERIOR DEL COLISEO DONDE SE RESPIRA CULTURA ARTÍSTICA

FICHA
Proyectistas: Arq. C. Zaehndorf
Dirección: calle 10 e/ 46 y 47
Fecha de Proyecto: aprox. 1886
Fecha de construcción: 1886
Otras intervenciones: Remodelado (1921) - Empresa Liotta-Domenicantonio.
Restauración parcial (1981)
Dirección: Arq. G. Ruotolo (1921) Arq. Leonforte

Perteneciente a un conjunto edilicios, junto con la vivienda de la familia Podestá. En sus orígenes también era parte del mismo la esquina de 10 y 47, con un bar en planta baja y vivienda en planta alta, que posteriormente fueron vendidos.

También constaba de una entrada y salida de almacenamiento, sobre calle 47 entre medianeras, posee pequeños patios laterales longitudinales.

Básicamente las construcciones, tanto públicas como privadas, estaban compuestas por técnicas constructivas simples. Una construcción típica de la época, podría resumirse de la siguiente manera: cimientos en ladrillo. Muros en ladrillos comunes, revocados con molduras, cornisas y ornamentaciones de variados estilos, con hierros que las afirmaban. Entrepisos de bovedilla, sobretirantes de hierro importados.

El Coliseo fue construido en 1886, como parte de un conjunto de edificios mayores

Pisos de baldosa o tablas de madera. Vacíos debajo de tablas en los pisos bajos (un metro), que servían de ventilación. Cielorrasos con ornamentos de yeso. Techos de pizarra sobre armadura de hierro, con canaletas, cumbreras y desagües de cinc. Escaleras de cedro o de hormigón.

El Teatro Coliseo es un edificio austero, destacándose su sala de conciertos.

ESTILO NEORENACENTISTA ITALIANO

Edificio de estilo neorenacentista italiano, de dos plantas en su frente, que conforman el acceso en planta baja, y un foyer en planta alta. Luego se desarrolla la herradura de la sala (con tres pisos de palcos superpuestos) de amplias dimensiones, la cual tiene graderías de madera.

La entrada de actores y animales al picadero, de 21, 60m. de diámetro, era por los laterales del escenario, donde actualmente se ubican palcos.

Originalmente era parte de un conjunto mayor, junto con la vivienda del director (hoy museo), y el Bar Olimpo, sobre la esquina de 47 y 10, el cual se comunicaba con el foyer con una gran arcada.

En la planta alta del edificio de la esquina, había habitaciones, que cumplían la función de hotel de las compañías teatrales que llegaban a la ciudad.

Fue construido en el año 1886, como parte de un conjunto de edificios mayor, con la denominación de Teatro Politeama.

Fue administrado por la empresa de V. Jordan, hasta que fue vendido a la familia Podestá, de reconocida trayectoria en el teatro nacional, en el año 1887, y a su compañía circense (en remate público).

Según datos de la época, el edificio sufrió varias modificaciones para funcionar como teatro-circo. En la década de 1920 se realizaban bailes de verano, gracias a su escenario móvil, que permitía nivelar la sala y el escenario.

Estuvo inactiva durante algún tiempo, hasta que lo adquirió la Municipalidad de La Plata, en el año 1981, y comenzó su restauración. Hoy funciona plenamente como uno de los teatros más concurridos de la Ciudad.

Fuente: EL DIA

miércoles, 15 de noviembre de 2017

CTVNoticias | ENCUENTRO NACIONAL DE TEATRO EN LA PLATA

 

Del 16 al 18 de Noviembre de 2017 se realizará el Encuentro Nacional de teatro independiente "La terraza en el camino" en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires. 

Fuente: UNLP TV

domingo, 29 de octubre de 2017

El Teatro Argentino revivió en la memoria de los platenses

SÉPTIMO DÍA

Una semana de lágrimas y evocaciones en La Plata. Actos en recuerdo del teatro incendiado hace 40 años. Testimonios de quienes bregaron
por su reconstrucción

Por Marcelo Ortale

EL HISTÓRICO TEATRO ARGENTINO - CESAR SANTORO

El Teatro Argentino de La Plata –el histórico, el que hace cuatro décadas terminó herido por las llamas y muerto por piquetas interesadas- revivió estos días en la memoria de los platenses. Al igual que siempre se cantó el emblemático y conmovedor Va Pensiero de Verdi y fueron expuestas, en la muestra inaugurada en la actual sala, la Virgen que se había hecho para Tosca, una balaustrada de la entrada principal salvada del fuego, objetos rescatados como una flauta traversa, una silla de palco, material documental y veintiocho fotografías de época.

El sólido y antiguo edificio renació ahora en tantas memorias. Alguien recordó a Pedro Albarracín cuando en aquellos días decía: “tiene paredes de un metro y medio de ancho…¿a quién se le ocurrirá demolerlo..?”. Pero las piquetas, las bolas de derribo y el retumbo de la demolición ya se dejaban ver y oir. Ahora, en estos últimos días, muchos platenses evocaron el martirio de aquel bello edificio.

“Volvía de hacer unas compras y al acercarme a las proximidades del teatro vi las densas columnas de humo negro, los bomberos trabajando, la gente conmovida y desorientada comentando en todos los tonos la tragedia. Corrí hacia la casa de mis padres con el corazón oprimido y los ojos llorosos. Al darles la noticia me asusté, nunca había visto a mi padre reaccionar así, presa de un abatimiento que parecía haberlo envejecido en un instante”, cuenta la abogada y escritora Elvira Yorio, hija, sobrina y nieta de músicos del Argentino.

Su padre, Héctor, fue violista del Argentino durante 50 años. Su abuelo, Nicolás, flaustista que actuó en el Argentino con Luisa Trettazzini en el memorable contrapunto de Lucía de Lamermoor, en 1907…Su tío, Carmelo, violinista, compositor y director de orquesta. Ahora, consternada como hace cuatro décadas sigue recordando que “para mi padre era como perder su hogar y esto no es un eufemismo. Allí había ingresado a la orquesta estable siendo un adolescente…

“Lo acompañé hasta el teatro, distante sólo dos cuadras, y desde los jardines que lo rodeaban, contemplábamos el horror, sin querer creer lo que veíamos. Fue la primera vez que lo vi a mi padre quedarse en el lugar de un suceso trágico. Pero creo que, en la ocasión, abrigaba la esperanza de poder ingresar al edificio para rescatar la viola, su bien más preciado, ya que se trataba de un instrumento de fines del siglo XVIII, obra de reconocido luthier. No fue posible. Comprendí su tristeza, por el teatro y porque sabía que la viola era absolutamente irreemplazable”.

Elvira Yorio concluyó narrando que a partir de ese día se dedicó a juntar firmas para formar una comisión por la reconstrucción del teatro, ya que se fueron conociendo pericias técnicas de colegios profesionales que se expedían a favor de esa alternativa.

También se recordó estos días que la llamada Virgen de las Cenizas, hecha en papel maché, fue creación de quien en, en la temporada del 77, era jefe de utilería del Argentino, el maestro Dino Orlandini. Esa imagen apareció en el primer acto de la ópera Tosca. Luego de ser usada en las presentaciones, la imagen fue guardada en uno de los depósitos existentes en los subsuelos del Teatro. Pero cuando concluyó el incendio y se revisó el lugar, afectado por las llamas, se encontró a la Virgen intacta entre las cenizas. El personal creyente del Teatro consideró ese hecho como un “milagro” y fue llevada en procesión a la Catedral platense. Hoy la Virgen está custodiada en el archivo del Teatro.

LA TRADICION

En estos días volvieron también a ser mencionados los apellidos de muchas familias de artistas y trabajadores íntimamente relacionados a la vida del Teatro Argentino a lo largo de varias décadas. Así fueron mencionados los Baldasarri, los Bugallo, los Mancuso, los Gianni, los Melía, los Yorio, entre tantos otros.

Un caso prototípico es el de Paula Almerares, la encumbrada soprano platense. Su padre es Héctor Almerares, conocido violinista y fundador del Cuarteto Almerares. Su madre, Leonor Baldasarri fue primera bailarina del Teatro Argentino. Su marido es el tenor Rubén Martínez con extensa trayectoria en el Argentino, al igual que su hermana Viviana Almerares, cellista de primera línea de la orquesta estable del mismo teatro.

Sobran testimonios de una historia que aún estremece. Así, el director del coro, Luis Clemente, contó que “al quemarse el Teatro, el Coro estable tenía una planta de noventa personas. Poco después, una nueva ley artística redujo la misma a sesenta, realmente una merma muy alta. Ello no obstante, durante varios años se siguieron encarando obras de gran envergadura coral, en las que el Coro se veía obligado a cubrir varias partes simultáneamente: ángeles, hombres y niños en Mefistófeles; esclavos, pueblo y sacerdotes en Aida, etc”.

Recordó que el teatro –sin edificio durante veinte años- tuvo su esforzado éxodo por numerosas salas de la Provincia, por el ex Jockey Club, el Costamagna y finalmente actuó por años en el cine Rocha- para expresar que en todo ese tiempo el Teatro “estuvo vivo por nosotros y nosotros por él”.

Quien fue director del Argentino durante los llamados años del exilio, José Melía, no dejó de recordar en un texto escrito hace veinte años que “como trabajador del Teatro estuve presente ese trágico 18 de octubre de 1977 y he llorado con los ciudadanos platenses, ubicado en la esquina de 9 y 51, la caída de su cúpula con la espectacular araña de la sala lírica”.

En el escrito, Melía destacó que “a pesar de que la etapa 1977-1983 eran años sin democracia, el personal cumplió con su labor abnegada en beneficio del público, sin importar el trato a que fueron sometidos por funcionarios de facto que los discriminaban en forma permanente”.

LA LUCHA

El incendio había sido una catástrofe para la Ciudad, pero la fachada y la caja del edificio del Argentino se mantenían enhiestas. Se formó la “Comisión Pro-Reconstrucción del Teatro Argentino”. Dice ahora un platense que integró ese cuerpo: “todos recordábamos que la Scala de Milán había sido detruida por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y que la habían podido reconstruir, sin demolerla”.

Ese grupo de personas recibió amenazas del gobierno militar de entonces. El periodista platense Juan José Terry, cubrió durante años esa historia. En ese entonces, además, trabajaba en el área de Cultura y, fue visto junto a la gente que coreaba en la avenida 51: “Reconstrucción, reconstrucción”. Las autoridades decidieron echarlo: “Bueno, no me echaron. Me dijeron que acá no se hablaba más de reconstrucción y que, en realidad, habían eliminado mi cargo…” dice sonriente ahora.

Terry habló el lunes pasado en el Museo Fra Angélico, en un acto realizado en conmemoración del incendio del Argentino. En esa charla matizada y crítica recordó episodios que el tiempo ha enfriado, pero que en su momento causaron gran temor. “Iban a ir los de la comisión a hablar con la Federación de Instituciones para hablarles sobre la posible reconstrucción del Teatro. Entre otros de la federación estaban José María Prado y Nicodemo Scenna, dirigentes vecinales muy valorados y reconocidos…Alguien le dijo a la Policía que los de la Federación eran todos comunistas y cuando llegó la comisión los habían arreado a todos, los había echado la policía…No hubo reunión, claro”.

¿Debería decirse en esta nota de índole evocativa que las reuniones de la gente que, en aquellos años, sólo buscaban reconstruir la sala más entrañable de la ciudad –empleados, dirigentes vecinales, abogados, artistas, arquitectos, ingenieros- se vieron disueltas violentamente por la policía y que, de allí en más, las amenazas de muerte a los organizadores hicieron frecuentes? Sí, debe decirse. Se amenazó de muerte a quienes sólo querían salvar al edificio más entrañable de la Ciudad.

Pero el teatro siguió funcionando. A pulmón. A suerte y verdad. Contra viento y marea. A veces como si fuera un circo, llevando sus petates de ciudad en ciudad y presentando magníficas óperas y funciones de ballet en los pequeños escenarios.

Hace pocos días se inauguró en el primer piso de la nueva sala la muestra que hasta el 6 de noviembre presenta la Fundación Teatro Argentino, que preside Marita Unchalo. En esa oportunidad, en donde estaba la boca del viejo escenario, en el mismo lugar en donde danzó la primera llama del incendio, se exhibe una maqueta del desaparecido edificio, realizada por Zacarías Gianni. La instalación fue declarada Patrimonio Cultural de la Provincia. “Carlos, mi padre, fue escenógrafo y vestuarista de este teatro por 50 años y siempre tuvo la idea de que se hiciera una maqueta como esta”, dijo Gianni.

El espíritu del viejo teatro Argentino sigue soplando, de generación en generación.

Fuente: EL DIA

jueves, 26 de octubre de 2017

Video: El histórico Teatro Argentino revive en una expo

LA CIUDAD


Una balaustrada del acceso principal del viejo Teatro Argentino, antiguas fotos que lo muestran en llamas o la imagen de la virgen creada para la ópera Tosca hace más de cuatro décadas, forman parte de la muestra que recuerda el incendio del histórico edificio. La exposición es de entrada libre y gratuita y podrá visitarse hasta el 6 de noviembre.

Se denominada “40 años del incendio del Teatro Argentino: aquella sala soñada por los vecinos”, fue organizada por la Fundación Teatro Argentino y se encuentra en el foyer del primer piso.

En el mismo lugar donde el 18 de octubre de 1977 se inició el fuego se instaló una maqueta del desaparecido edificio, realizada por Zacarías Gianni. La instalación fue declarada Patrimonio Cultural de la Provincia. “Carlos, mi padre, fue escenógrafo y vestuarista de este teatro por 50 años y siempre tuvo la idea de que se hiciera una maqueta como esta”, dijo Zacarías Gianni a quien la obra le demandó unos 8 meses de trabajo.

La muestra incluye veintiocho fotografías de época, material documental y objetos rescatados como una flauta traversa, una silla de palco y periódicos de esa época con títulos que hablan de “Estupor y dolor”, por el siniestro.

Ángel De Pascalis, arquitecto y secretario de la Fundación del Teatro, recordó que el día del incendio quedó pasmado ante las columnas de humo que se divisaban a varias cuadras: “fue un espectáculo dantesco y al pensar que se podría haber reconstruido y no se hizo me lleva a pensar que el Teatro Argentino fue un desaparecido mas de la dictadura”.

 Fuente: EL DIA

miércoles, 18 de octubre de 2017

Hace 40 años un incendio reducía a escombros el histórico Teatro Argentino

EL DIA | CIUDAD | CUANDO LA CIUDAD LLORO FRENTE A UNA JOYA EN LLAMAS 

Cuatro décadas atrás la magnificencia del coliseo platense quedaba devastada por las voraces llamas. Fue el 18 de octubre de 1977, exactamente a las 14.30. En minutos el fuego devoró los cortinados y luego se propagó por todo el Teatro. Las pérdidas fueron irreparables. El recuerdo de uno de los días más tristes en la historia de la Ciudad

 Por Marcelo Ortale 

El diario platense “EL DIA” anunciaba el incendio del antiguo teatro. Autor: Zacarias Gianni

En las páginas de EL DIA se reflejó la conmoción que provocó en la ciudad la destrucción del antiguo Teatro Argentino, tras una trayectoria de 87 años al servicio de la cultura. El Teatro constaba de cinco niveles, con palcos y galerías, pudiendo albergar hasta 1.500 espectadores. Aquel día los rescatistas lograron poner a cubierto a las doscientas personas que se encontraban en el interior y poco después se dispuso la demolición. En 1999, tras varias demoras y dilaciones en la reconstrucción, se inauguró el nuevo edificio de 51 entre 9 y 10.

Aquel día, del corazón de la Ciudad se elevó en el atardecer una columna espiralada de humo ocre o dorado. “Hay un incendio en el Argentino...” fue el mensaje que iba de boca en boca, de teléfono en teléfono. Hubo que ir corriendo por la avenida 51 y ver aquello. Ese humo ya era como el color martirizado del teatro despidiéndose. 

Por las ventanas se veía la impotencia y la desesperación de brazos que arrojaban vestidos operísticos o el leve tutu del baile que tardaba más en llegar al jardín. Terciopelos y estucos se convertían en ceniza. Había como un sonido de fondo que se parecía a un bramido manso y los bomberos llegaban, pero el fuego ya arrasaba la sala, el escenario, las bambalinas, el latido más íntimo del querido teatro.

Muchos platenses sufrieron y lloraron ese día. Del volcán del techo crecía una danzante humareda y el silencio era estremecedor. La gente del teatro, los músicos, los coreutas, los bailarines, los operarios, debían abandonar el edificio que ya crepitaba y lo hacían llevando lo último, lo que podían salvar, lo que sirviera para alguna otra vez. Sólo se escuchaba de fondo ese rumor insonoro de las llamas, como el de una rutinaria caldera encendida hace mil años. 

Cuando las dotaciones de bomberos apagaron esa catástrofe, quedaba en pie las antiguas y hermosas paredes del edificio casi centenario. “Se puede salvar, lo vamos a recuperar” decía un desconsolado músico de la orquesta. “El fuego destruyó el Teatro Argentino. Sólo la estructura exterior quedó en pie de lo que fue un orgullo para la ciudad”, diría a la mañana siguiente la crónica de EL DIA. Informaba que un reflector había tocado a un cortinado, iniciándose a partir de allí la devastación.

También empezó desde ese día una porfiada lucha por el rescate del viejo edificio del Argentino. Mucha gente se convocó ante la sede y coreó “reconstrucción, reconstrucción”. La estructura había quedado en pie, el foyer estaba intacto, se veía al edificio chamuscado pero ileso.

Gente que amaba al teatro, los elencos y el personal que trabajaba, el público que asistía a sus funciones, con el respaldo de dictámenes técnicos de excelencia que avalaban la reconstrucción, dieron batalla en todos los niveles. Pero el gobierno militar desoyó el reclamo y se pronunció a favor de la piqueta, para convertir en polvo aquel sobrio edificio renacentista, diseñado a fines del siglo XIX por el arquitecto Leopoldo Rochi y financiado por la colectividad italiana. 

La mayoría de los músicos perdió sus instrumentos, devorados por el fuego. “Intentamos primero hacer un concierto en el Jockey Club, pero no lo autorizó el gobierno de los militares. Era para recaudar fondos y destinarlos a la compra de instrumentos. Finalmente lo hicimos en la iglesia del colegio San José”, reseñó entonces Raúl Carpinetti, ex director de la Cantoría Ars Nova.

Carpinetti recordó que muchos años antes el entonces director del Argentino, Jaime Bauzá, estaba preocupado ante la alternativa de un incendio. “Pero nunca aparecían los recursos presupuestarios para prevenir esa cuestión. Bauzá protestó siempre pero no le hicieron caso”. Por esos tiempos se había quemado el teatro Cervantes, en capital federal, después reconstruido.

Muchos aseguraron desde entonces que el incendio fue intencional. Dejaron unos reflectores cerca al lado de las patas de un decorado. No había telón metálico. “Si no lo quemaron, lo dejaron quemar”, fue una de las conjeturas. El dolor siguió siempre y quienes vivieron y vieron aquello aún lo sienten. Entidades prestigiosas como el Centro de Ingenieros bonaerense, el Colegio de Arquitectos y otros se pronunciaron con pericias enfáticas a favor de la reconstrucción del Argentino. No verificaron fallas estructurales en el edificio. El gobierno desoyó esos dictámenes. 

Todo fue en vano. Pocos días después del incendio, la orquesta y el coro actuaron en los jardines. Se trató, en realidad, de la última y estremecida función del tan querido edificio, despedido por las lágrimas que aún –aunque parezca extraño- siguen apareciendo en los ojos de quienes conocieron al que fue, como bien dijo la crónica de este diario, un orgullo para la ciudad.

 Fuente: https://www.eldia.com/

domingo, 8 de octubre de 2017

En la ciudad del arte

SEPTIMO DIA 

Beatriz Catani, una representante de la vida teatral platense: actriz, directora, autora y docente. “El centro del teatro es el actor”. Crecen las salas y los grupos independientes en La Plata. La magia del “Princesa" 

 Por MARCELO ORTALE 

BEATRIZ CATANI

En la ciudad de Beatriz Catani, que es la del arte, ella viene desde hace años y sigue siempre sobre los escenarios elaborando una última obra. Trabajó sobre las tablas como actriz, para inclinarse después hacia la dirección y más tarde convertirse en autora, hasta completar la saga como profesora de dramaturgia en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional del Arte. Cuatro actividades para una misma pasión.

En silencio, sólo con la elocuencia del trabajo personal y cotidiano, sin más recursos que su imantado fervor artístico, actuó, dirigió, enseñó y además escribió en los últimos años obras como “Cuerpos abanderados”, “Ojos de ciervo rumanos”, “Finales”, que exploran los límites del alma humana y que fueron representadas en los principales teatros de Buenos Aires y del interior del país.

Esas obras también se presentaron con éxito –los recortes periodísticos así lo comprueban- en teatros de Caracas, Barcelona, Viena, Bonn, Bilbao, Montreal, Lisboa, Bruselas, Essen, Madrid, Río de Janeiro, Hannover y otras ciudades del mundo. En ese derrotero obtuvo premios de festivales muy conocidos, a los que concurrió especialmente invitada. Prestigiosos críticos de teatro elogiaron sus trabajos.

Ahora Catani fue profeta en tierras de Sevilla, España, de donde termina de regresar. Allá, invitada por “Creador.es”, ofreció una “master class” en la Universidad de Sevilla, dirigió talleres y presentó el corto “El infierno de Beatriz”, dirigido por Marcos Migliavacca y Nahuel Lahora.

Cabe recordar que el cortometraje “El infierno de Beatriz” fue premiado el año pasado como el mejor en su categoría en el cierre de la III Edición del Festival Internacional de Cine Documental de República Dominicana y el Caribe, que se celebró en Santo Domingo. El filme relata un viaje por la mente y las sensaciones de Beatriz Catani, durante una función de compleja puesta en escena donde se combina el riesgo y el descontrol, junto a lo efímero de lo teatral, lo inevitable de la muerte y el amor.

También Catani compuso otras obras - “Borrascas”, “Patos hembras”-, que combinan textos imaginativos acompañados por un estilo poético. Asimismo, desarrolló obras teatrales de tipo documental o experimental. Entre otras, “Los 8 de Julio” y “Los muertos”, ambas en autoría compartida con Mariano Pensotti, o la ópera “Gli amori d´Apollo e Dafne” estrenada en el Kunsten Festival des Arts de Bruselas.

Como mujer del teatro y de la literatura, se siente influenciada por Shakespeare, Godard, Brecht, Grotowsky, pero también lee y se nutre de la atomizada realidad que hoy es –”más que nunca”, afirma- la tendencia mundial que más influye sobre el arte contemporáneo: “La moda universal sería que cada uno haga lo que quiera”.

Lo que siempre está buscando ser oculta o relega lo que ya es, habría que decírselo. Pero sin ofender su modestia. Ella siempre en silencio, sin bombos ni platillos. Como directora teatral dijo alguna vez que lo mejor es ir sacándole a los actores todo que les sobra, “porque el actor es como una escultura que ya está”. Recuerda que nuestra zona tuvo muchos actores que dejaron rumbo: Federico Luppi, Lito Cruz, Carlitos Moreno, entre muchos otros. “El centro del teatro es el actor, el cuerpo del actor”, define.

EL PRINCESA

Quien quiera encontrarse con el ojo de esa tormenta íntima puede acudir al edificio místico de diagonal 74, cerca de la Terminal de ómnibus, donde ella actúa, enseña, dirige y presenta sus obras. Se trata del maravilloso teatro “La Hermandad de la Princesa” que hasta hace seis décadas fue cine de barrio –el Princesa-, con tres películas seguidas por función y, antes, sede de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Unione e Fratellanza” y mucho antes, ya cerca de la fundación de la ciudad, asiento de una logia masónica o de consultorios médicos, quién sabe.

Es raro lo del Princesa, casi enigmático. La sala principal (la ballena o la nube del teatro) pareciera estar en ruinas, hasta que el espectador se acostumbra y entonces sólo se ve el arte sin faltantes, sin roturas, sin columnas demolidas ni muros descascarados. En 1993, cuando el desaparecido empresario y artista Quico García compró el inmueble, trabajaron a pulmón hasta lograr poner en escena “Maluco”, una obra que deslumbró a las audiencias, que duró cuatro temporadas y que contó con la idoneidad extrema de Ricardo Ibarlín como primer actor.

Ahora Catani está preparando una obra a estrenar en diciembre próximo, en el ciclo denominado “Princesa hoy”. Será una suerte de antología de obras, con música de fondo a cargo de Luis Menacho y el grupo artístico que ella conforma con Germán Retola y Juan Manuel Unzaga. El proyecto de Catani es invitar también a Ibarlín, a Graciela Martínez Christian y a Sonia Stelman, además de otros actores de obras ya dadas en el Teatro.

“Para mediados del año próximo estoy preparando algo distinto, un trabajo sobre la época anterior a la Conquista del Desierto, con producción a cargo del teatro Cervantes y en principio lo estrenaría en Buenos Aires”, dice Catani desde el silencio, mientras toma su café en el bar del Malvinas.

LA PLATA Y SU TEATRO

Catani reseña que La Plata, a pesar de estar tan sólo a 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, cuenta con un intenso movimiento teatral.

La referencia a la urbe porteña no es caprichosa. Ocurre que Buenos Aires es la ciudad con más teatros en el mundo, ya que cuenta con 187 salas en las que suben unas casi 500 obras en cartel. En este sentido se impone ante Paris y Nueva York que, junto a las de Londres y ahora Berlín, integran el lote de ciudades en donde se ve multiplicada la actividad teatral.

En cuanto a La Plata, los datos reflejados en una nota publicada el 15 de noviembre de 2015 en el Suplemento de Espectáculos no dejan lugar a muchas dudas acerca de que ha crecido en forma exponencial la oferta teatral.

“Para mediados del año próximo estoy preparando algo distinto, un trabajo sobre la época anterior a la Conquista del Desierto, con producción a cargo del teatro Cervantes y en principio lo estrenaría en Buenos Aires”

Según stimaciones del Consejo Provincial de Teatro Independiente, la Ciudad cuenta con alrededor de 70 grupos teatrales en actividad. A su vez, son aproximadamente 30 los espacios, entre salas, centros culturales y bares, en los que se ofrece actividad teatral y suman 50 los talleres y cursos de teatro que se dictan en La Plata. A pesar de las dificultades económicas y de las trabas que virtualmente deniegan todo esponsoreo, algunos grupos independientes invierten en construir nuevas salas y espacios culturales.

A ellos debe sumarse la presencia de los teatros oficiales –Argentino, Podestá y La Comedia-, de modo que Catani no duda en destacar que “el teatro sigue teniendo vigencia como género y mucho más ahora, con el florecimiento de los grupos independientes”. Desde luego que también gravita –y mucho, según los entendidos- la presencia de la facultad de Bellas Artes.

Acaso esta sólida base que muestra el teatro en nuestra ciudad y –también- “el arraigo y afecto que siento por mi ciudad”, explican por qué Catani no marchó hace años a formar parte del universo teatral porteño, pese a que recibió ofertas para ello. “Es cierto que allá existen más recursos, pero acá están las raíces”.

Cuando se le pregunta con quién ha trabajado más y mejor en nuestra ciudad, entre los actores menciona una vez más a Unzaga y a Retola. Como docente, dice, contribuyó en la formación de actores como Matías Vértiz, Jazmín García Satic, Julieta Ranno, Amelia Pena. En cuanto a quienes la formaron a ella –varios de los cuales siguen trabajando junto a Catani- mencionó a Graciela Martínez Christian, Adrián Ercoli, Julia Domínguez y Luciana Lima.

LA POESIA

Catani escribe obras de teatro, ensayos sobre dramaturgia y –aunque se resiste a reconocerlo- poesía. En un portal platense están algunos de sus poemas y, entre ellos, uno que empieza así: “Ahora la mujer cae. El piso de líneas hundidas, cede./ Cede la tierra./ Todo se ahueca. Cae sobre el hombre. El otro hombre./ Alzada de ella misma./ Desde los ojos del otro hombre, una luz cada vez más intensa, la penetra./ Hay un verdor. Resplandor en su talle nuevo.”

Dice Catani: “debiera mencionar a dos poetas mujeres maravillosas -eso sí con apellidos muy difíciles- rusa una y polaca con Premio Nobel en 1996, la otra: Marina Tsvetáyeva y Wisława Szymborska. Marina tiene una poesía a Rilke muy conmovedora, y de Wislawa me gusta mucho “Gente en el puente”, aunque el más famoso es su poesía a “Hitler niño...”. La primera estrofa de este poema de la poeta polaca dice así: “¿Y quién es este niño con su camisita?/ Pero ¡si es Adolfito, el hijo de los Hitler!/ ¿Tal vez llegue a ser un doctor en leyes?/ ¿O quizá tenor en la ópera de Viena...?”

Ya cae el sol sobre el Malvinas y también declina la charla con Beatriz Catani. Ahora tiene que irse al Princesa donde la esperan maniquíes y vestidos de obras ya actuadas, el escenario que recuerda a marineros alucinados, reyes locos, náufragos, príncipes y también actores de nuestro tiempo, antihéroes, fantasmas anónimos, figurantes efímeros. Ella se va porque tiene mucho trabajo y muchos proyectos por delante: con todos ellos deberá levantar –y lo hará- el universo del arte.

Fuente: EL DIA

Una celebración de teatro: un ciclo mostrará obras gratis durante toda la semana

  ESPECTÁCULOS | LA CARTELERA LOCAL “El teatro argentino celebra su público” realizará más de 650 funciones en todo el país. En La Plata, ob...