Sobre papeles amarillos

Off

01.10.2011 | Apuntes del teatro platense

Se gestó con tiempo. Se fue cocinando -como graficó su directora- como esas comidas que hacemos sabiendo que ingredientes combinar pero, al ser la primera vez que las preparamos, nos tenemos que guiar por los aromas, el color, las texturas. Algo parecido sucedió con Sobre papeles amarillos, la creación colectiva de Hierba roja teatro que se fue “fraguando con mucho tiempo de anticipación porque siempre tuvimos ganas de trabajar algo así, pero por una u otra cosa no se daba, hasta que se dio”, reconoció Carolina Donnantuoni.

El espacio que encontró el grupo “para moverse” (ya que no tienen sala propia) fue el Centro Cultural El Núcleo, donde pudieron iniciar este nuevo proyecto que es “un raconto del trabajo grupal, un encuentro para celebrar que estamos trabajando juntas hace 10 años. Se buscaron los personajes con los que cada una quería trabajar, que se reconozcan en ellos, buscamos material de apoyo para meter dentro de nuestro entrenamiento y la obra quedó. Es un montaje, un collage, empezamos a trabajar tratando de tramar figuras con voz, texto, palabras y canciones, pero que encuentren algo en común”, precisó la directora.

En el mes de marzo arrancó este proceso, que también se vio condicionado en cuanto a tiempo de estreno, porque el hecho de utilizar un espacio no propio limita algunos aspectos (como el del debut) y eso hace apresurar o ajustar otros. Desde este punto, ¿cómo se dieron cuenta qué la obra estaba lista para salir a escena? Donnantuoni mencionó -además del límite temporal de la sala- que “al ser una creación colectiva no sabés cuando va a estar, se va fraguando como cuando uno cocina y no está bien consiente. Creo que tuvimos la sensación completa de haberla terminado hará unos 45 días, que serían 20 días antes del estreno. Después queda ensayar lo más posible”.

Retoques

El ritmo “es fundamental” para la directora. Ella pone énfasis en ir conjugando todo: "lo que van creando las chicas (las actrices) y lo que yo busco desde mi lugar. Pretendo que exista un nivel de ritmo donde el tema del uso de la voz tenga mucha presencia, fue fundamental afianzar recursos actorales en el cuerpo y la voz, pero son cosas que no se terminan de cerrar. Cada una de las actrices lo va decidiendo de a poco, en retazos, que ellas puedan llevar adelante la propuesta rítmica”. Pero para profundizar esta y otras cuestiones, el grupo se reúne todos los miércoles y en ese espacio se van “apuntalando las cosas más personales y grupales” en cambio en la “previa”, se percibe claramente que la concentración y el trabajo es individual. Una de las actrices, Ayelen Días Correia, lo confirma: “cada una necesita fortalecer diferentes cosas. Somos cuatro pero son muchos personajes los personajes que interpretamos, la idea de collage está presente, es un montaje de lenguajes” y agregó que “la previa es un poco individual, lo grupal está en el ensayo, porque nos reunimos una vez por semana a ver las cuestiones colectivas”.

El “caldeamiento” es un término recurrente para referirse a la preparación del cuerpo y la voz, es algo que responde a la “línea de trabajo del grupo” (coinciden las actrices). El equipo sabe que cuando la directora se hace presente (llega prácticamente sobre la hora porque da clases en la Escuela de Teatro) ya deben estar “caldeadas física y vocalmente”, por eso están en la sala dos horas antes de la función y cuarenta minutos antes de pararse sobre las tablas no queda casi nada por acomodar: la escenografía está lista (incluidos los objetos de creación propia), el maquillaje, vestuario y peinados también. Sólo queda concentrarse…

Puesta a punto

Todo lo que se ve en el espacio fue hecho por las integrantes de Hierba roja (“horas de pintar, de cortar telas, de mate, mate y mate”, recuerda María Belén Rosas). Bolsas con ladrillos colgando, ropa -también colgando- en perchas, una especie de cajón peruano y cajas de madera.

Las cuatro actrices ya están en el escenario, cada una en la suya, concentradas, moviéndose por todos lados, cantando, repasando el texto, acomodando cosas (retocando mejor dicho, porque ya está todo acomodado).

–¿El agua? -se la escucha a Liliana Perdomo, y esa inquietud (la de saber dónde está la botella) se va a repetir en distintos momentos de la previa.

Los ejercicios de precalentamiento se combinan con bromas entre las actrices y advertencias: “chicas, apaguen los celulares”.

La directora aparece en la sala, saluda a cada una de sus compañeras y sube a la cabina para poner a punto las luces. Colabora con ella Maxi, quien recibe las indicaciones de lo que debe modificarse (o no) desde abajo.

–Aguanten que vamos a poner las luces. ¿Podemos hacer 5 minutos de silencio?- se la escucha a Carolina.

Indicaciones como “un poco más adelante Ale, al centro, donde bailás”, “esa un poco más picadita”, “dame la 5 por favor, ¿me das público?” o “Aye, ponete como si colgaras la primera sábana. Como sí, como sí”, se suceden en pocos minutos, porque el equipo no quiere hacer esperar al público, que ya aguarda tras la puerta.

En medio del repaso la directora dice “necesito que me presten un celular para medir el tiempo, el mío se murió”. También pide “cinta blanca”.

Las actrices comunican que están “más nerviosas” que en el estreno, no saben por que será, pero tratan de relajarse.

–Son las diez y 8 minutos, ¡vamos! - apura la directora- Acomodo esta (por la última luz), bajo, les doy un beso y largamos.

Cuando se reúnen en el centro del escenario, las cinco mujeres forman una ronda, se abrazan y corretean en el lugar, deseándose éxito entre ellas.

–¡Pásenla bomba!- es el mensaje Carolina Donnantuoni, que vuelve a la cabina para probar (una vez más) las 12 luces y al grito de “Pásenla lindo” deja a las actrices oscuras (casi a oscuras) listas para hacer lo suyo.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-160310-Sobre-papeles-amarillos.html