viernes, 1 de abril de 2011

U2 y su odisea espacial

El descomunal escenario 360º, con su “garra incluida”, en todo su esplendor: luces, rock y la pantalla circular gigante a pleno

01.04.2011 | 360º Tour en el estadio ciudad de La Plata

El último miércoles, no fue fácil el acceso al Estadio Único para unos cuantos platenses. Muchos tuvieron que caminar unas cuantas cuadras de más (unas cuantas) por el mal asesoramiento de quienes tenían a su cargo los accesos al lugar, que paradójicamente eran oriundos de Buenos Aires. En el recorrido fue posible ver vendedores ambulantes (no de comida, claro está), voluntarios de Greenpeace y militantes de Amnesty International, que explicaban a quienes se detenían ante ellos la importancia de la organización y las distintas campañas que actualmente realizan en todo el mundo. Tampoco faltaron los medios televisivos que en vivo y en directo buscaban capturar algo de la ansiedad de los más de 50 mil seguidores de U2. Imposible. Para sentir esa sensación había que estar ahí, ¿frase trillada? Sí, pero no menos verdadera.

El desfilar de gente fue constante y no hubo espacio para un solo disturbio. Fue una auténtica fiesta, en la que convivieron claramente distintas generaciones de seguidores: aquellos de la primera etapa del grupo reflejada en discos como Boy, War o October; otros, frutos del vuelco electrónico y multimedia de los irlandeses (los hijos de Achtung baby o Zooropa); y otra tanda, bastante más fresca que los encontró con el CD How to dismantle an atomic bomb y temas como "Vertigo".

Quienes llegaron temprano al Ciudad de La Plata calmaron la sed de música jugando a ser parte de la "ola" o un rato después con la soberbia actuación de los británicos MUSE.

El reloj de muchos de los presentes marcaba las 19.40 -y la esperaba amenazaba con volverse eterna- cuando se apagaron las luces de todo estadio y los músicos ganaron el escenario. Tamaña gentileza, la de la presencia de semejante grupo, sin dudas hay que agradecérsela a Bono & los suyos, que también les permitieron a los británicos utilizar buena parte del escenario 360º y la pantalla circular. El gesto de estos invitados es común en ellos, en el Vertigo tour llegaron acompañados de Franz Ferdinand; alguna vez giraron por el mundo con The Ramones; y la etapa norteamericana de este tour la harán con Lenny Kravitz e Interpol.

Qué decir del impactante show de los MUSE, ingleses tan prolijamente desprolijos que resultan tan inclasificables por sus múltiples intenciones. Riffs bien metaleros, bases y actitud britpop, sumados a arreglos de voces que por momento remiten a Queen. Pero los chicos se portaron bien y después de 50 minutos de show dejaron a la gente con ganas de más, y ese más era U2.

Unos, dos, tres, catorce. Antes y después de este trío británico los parlantes del estadio dejaron escuchar música clásica. Y eran casi las 9 cuando la pantalla gigante dibujó un inmenso reloj redondo que daba las 8. "Atrasa", comentó risueño alguien del público. "Mirá como trabajan poniendo a punto el escenario", le respondió otro señalando a casi un centenar de personas que armaban y desarmaban distintas estructuras. Los segundos del mentado reloj avanzaban más rápido que cualesquiera otros, y así pasaron las 9, las 10, las 11. A las 12, el aparato se destruyó y las agujas comenzaron a flotar hasta perderse en el espacio. No tardó en sonar la estremecedora "Space Oddity", en la voz inconfundible de David Bowie, esa preciosa canción que el gran Duque blanco grabó en 1969. Y apenas habían pasado un puñado de minutos de las 21.30, cuando el griterío en el estadio se volvió el único sonido.

Los U2 caminaban parsimoniosamente -y con todas las luces encendidas- hacia el escenario con el mismo ritmo que los astronautas avanzan hacia su nave espacial. Hacían bien, porque apenas unos minutos después sumergirían a los 55 mil espectadores en un show de otra galaxia.

"Even better than the real thing", del CD Achtung baby fue la canción elegida por los irlandeses para abrir su primer show en La Plata (habrá más canciones mañana y el domingo) y el estadio literalmente estalló. Fue el impulso primario, la exteriorización de un grito reprimido desde que se confirmó el primer show en nuestro país. Y eclécticos, como lo han sido a lo largo buena parte de su discografía, después retrocedieron hasta 1980 para tocar "I will follow", de Boy -su lejano disco debut-. Hubo canciones para todos los gustos y de casi todos los discos.

“Buenos Aires”, saludó Bono en el medio de la primera canción y poco después redoblaría la apuesta al enumerar: “Palermo, San Telmo, Cañitas, Buenos Aires”. Más de uno, platense de nacimiento y tocado en su orgullo, comentó: “alguien que le avise que está en La Plata”. Claro está que había que armarse de paciencia, porque el tipo sabía donde estaba.

A la hora de presentar a la banda lo hizo recorriendo distintos jugadores del seleccionado argentino de fútbol. Así "el por siempre joven Larry Mullen Jr" fue rebautizado como "la Pulga"; el bajista Adam Clayton como "Pipita"; The Edge "un jugador de toda la cancha como Pupi Zanetti" y cuando le llegó el turno, el cantante comentó: "Y yo, ¿qué jugador sería? Si puedo elegir, diría: 'Carlitos Apache Bono'", para el aplauso generalizado de todos los presentes.

El cuidado track list elegido por la banda transcurrió felizmente para el beneplácito del público y fue en la canción "Where The Streets Have No Name" (Donde las calles no tienen nombre), cuando Bono dejó en claro que sí sabía dónde estaba, al incluir "La Plata" dentro de la canción. Luego aclaró que estaban encantados de estar tocando en una ciudad donde las calles "tampoco tienen nombre".

Para el final queda en los oídos de todos el deseo por la pronta recuperación del ex Soda Stereo Gustavo Cerati (en estado de coma desde hace casi un año) y la despedida con "Momento f surrender" y tras haber pasado en los bises por la siempre bella "With or without you", y por la poderosa "Hold me, thrill me, kiss me, kill me", con Bono colgado del micrófono y sobrevolando buena parte del escenario. Eso fue todo.

Con sonidos espaciales flotando en el aire, los U2 abandonaron el Ciudad de La Plata en varias camionetas todas escoltadas por una veintena de policías motorizados. Terrenales, así se fueron del estadio, pero luego de regalar un show de otro planeta.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-132513-medios-122-U2-y-su-odisea-espacial.html

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