miércoles, 17 de agosto de 2011

La reconocida actriz Amelia Bence edita sus memorias

Ya está en las librerías el libro biográfico “LA NIÑA DEL UMBRAL. AMELIA BENCE. MEMORIAS”, de Raúl Etchelet.

Luego de un proceso de varios años de entrevistas con el autor (responsable, también, de “Niní Marshall:la Biografía” y de “La película de Niní”), AMELIA BENCE abre su corazón para contar su historia en primera persona.

El libro tiene 352 páginas y foto de tapa realizada por Aldo Sessa.

Nacida para ser actriz, Amelia Bence ingresó de pequeña al Teatro Infantil Labardén, donde por primera vez subió a un escenario.

En el libro, recuerda que con apenas cinco años tuvo la suerte de ser dirigida por una joven y talentosa muchacha, que había escrito una obra para niños, que asustada y llorosa abandonó la escena pensado que había hecho todo mal.  La joven la miro con ternura y la alentó.

- “Lo estas haciendo muy bien, vamos, vamos…”, asegura que le dijo.

Años después sus nombres, el de la joven escritora y el de la asustadiza niña, recorrerían no solo el país sin toda Hispanoamérica.

Una, sería poetiza, quizás la más grande de Argentina: Alfonsina Storni; la otra sería actriz, estrella del cine y el teatro, una de las más premiadas de todas las épocas.  

Ya adolescente ingresó en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, desde donde, merced a la elección de su Profesora Mecha Quintana, le llegó su debut en un escenario de la calle Corrientes dirigida por los Hermanos Discépolo en Wunder Bar.

Luego vino una pequeña participación en Dancing de Luis Moglia Bath, y en tres escenas de La Fuga, dirigida por Luis Saslavsky, que supo ver en ella lo que el cine buscaba.

Su rostro, su presencia, su ductilidad y su mirada muy pronto se multiplicaron en películas inolvidables que la historia de nuestro cine atesorará para siempre.

La vuelta al nido de Leopoldo Torres Ríos, Los Caranchos de la Florida de Alberto de Zavalía, La casa de los Cuervos de Carlos Borcosque y En el viejo Buenos Aires de Antonio Momplet, fueron los primeros trabajos que preanunciaban una carrera brillante.

A nadie asombró cuando en 1942 la Asociaciónde Cronistas Cinematográficos la consagró como la Mejor Actriz del año por su labor en El tercer beso dirigida por Luis Cesar Amadori, mientras su rostro compartía el cartel junto a Muiño, Petrone y Magaña en la epopeya de La guerra gaucha. Un año después la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas la eligió como la Mejor Actriz por su labor en Todo un hombre, junto a Francisco Petrone, dirigida por Pierre Chenal. En 1943 recibió el premio como la mejor actriz del año de la Federación de Redactores Cinematográficos y Teatrales de Cuba por su labor en Son cartas de amor.

Luego vinieron títulos emblemáticos como Los ojos más lindos del mundo, Nuestra Natacha, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Lauracha, Las tres ratas y El Pecado de Julia.

Bajo la dirección de Daniel Tinayre su actuación alcanzó consagración internacional en A sangre fría de 1947 y Danza de Fuego en 1949. Por ambos trabajos fue la mejor actriz del año segúnla Asociación de Cronistas Cinematográficos yla Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Estrella indiscutida del cine, enfrentó el escenario y por largas temporadas recorrió el país convocando multitudes donde quiera que vaya.

En 1959, desafiando la crisis, se adelantó a la época abriendo en una galería dela Avenida SantaFe su propio sótano, al que transformó en teatro.

Hizo comedia, drama, teatro costumbrista y clásico, jamás temió a un nuevo desafío actoral, mejor es decir que los buscaba. Fué el teatro el que la llevó en exitosas temporadas por Latinoamérica y por muchos años a encabezar el elenco del Teatro de Repertorio Español en Nueva York.

Hizo radio y televisión en nuestro país, filmó como protagónica también en México y en España. Su imagen inundó diarios y revistas y los críticos siempre consideraron que su nombre era sinónimo de honestidad actoral.

Coronando un viejo sueño, llevó al cine la vida de su admirada Alfonsina, en 1958 y fue nuevamentela Mejor Actrizdel año.

Hace algunos años en el Festival Latinoamericano de Teatro de Miami, las crónicas aseguraron “Alfonsina se llevó las palmas”. Indudablemente, el tiempo no había medrado su sensibilidad y su magnetismo. 

Después de 39 películas y otras tantas obras de teatro su imagen pertenece merecidamente al imaginario popular de nuestro pueblo, su público.

Durante más de dos años Amelia repartió su tiempo entre su espectáculo unipersonal “Alfonsina” y la redacción de éste, su libro de memorias, “La niña del umbral” de Raúl Etchelet, donde volcó con voz pasional y franca los recuerdos de aquellos días.

 -          La Amelia que descubrí, por el autor del libro

Raúl Etchelet es argentino, nacido en Maipú (Provincia de Buenos Aires); autor, director, realizador audiovisual y un apasionado del mundo del cine.  Tiene en carpeta una película sobre la vida de Amelia Bence y otra sobre Alberto Vacarezza, tal como lo hiciera hace años con Niní Marshall en “La película de Niní”(reconocida en el 20ë Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano dela Habana2005, entre otros).

“Desandar el camino de una personalidad como Amelia Bence fue una tarea ardua, otras veces divertida. Siempre apasionante”, dice Etchelet. “Evocar a sus padres, los patios de la infancia, los juegos en la casa de Paulina y Berta Singerman, el Teatro Infantil Labardén, la hacían hablar, serena; y, a la vez, recordar sus  primeras actuaciones en la calle Corrientes, los grandes artistas con los que trabajó, el Buenos Aires que respiraba bohemia, donde ella sintió que tenía un lugar la volvía extrovertida, repitiendo nombres y amigos, fiestas y giras, rodajes y viajes, festivales y premios.”

Los amores de Amelia Bence son un capítulo aparte. “Hablar de amores no fue tan fácil. Después de muchos borradores aparecieron de pronto la bronca, el dolor, el perdón. Entonces los nombres queridos se decían en paz y con una leve sonrisa: Luis, Alberto, Osvaldo….”, revela el autor.

Sobre el proceso del libro, Raúl Etchelet cuenta: “Muchas veces la encontraba leyendo y marcando un capitulo entero, dispuesta a rehacerlo y no guardarse nada, como quien da un primer paso y eso la anima. Comenzaba a hablar como si no la oyera nadie, como debiéndose una explicación y como quien se escucha a si mismo por primera vez. Creo que nunca pensó que todo eso quedaría escrito. Entonces sí aparecieron las verdades. Las verdades que sin interrupciones quedaron en el grabador, sin que hubiera repreguntas. Amelia es seca y cortante, otras veces brutal hasta para ella misma. Y así quedó en el libro. Lo hace auténtico y visceral. No escrito para quedar bien con nadie. Sino en paz con el corazón.”

 “LA NIÑADELUMBRAL. AMELIA BENCE. MEMORIAS” de Raúl Etchelet (Ediciones Corregidor) ya está en todas las librerías.

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