viernes, 1 de abril de 2011

Para los chicos ir al teatro es como irse de vacaciones

Hugo Midon

31.03.2011 | Entrevista a Hugo Midón. Un héroe de chicos: en sus obras los pibes se sintieron pares; no hay bendición más grande para los que sienten, en cada relación, que no estan a la altura. Un héroe de padres: en la educación de los hijos, encontrar aliados fuera de la paternidad vuelve el alma al cuerpo. Un héroe del teatro: no hay género menor. Un héroe.
Por Jorge Belaunzarán

Entre tener y no tener aquello que gusta o se desea, mejor tener. Siempre. Más allá de que en determinados momentos quien lo consiguió se queje tanto como el que aún busca, o como el que ya abandonó hasta el arrebato. Paradoja del deseo que lo es mientras no se concreta, el logro también es insatisfacción: despierta una nueva queja, la de que sólo se es visto de la manera por la que tanto se ha luchado ser visto. Vaya, ¿sólo no soy más que eso? Algo así le sucedió a Hugo Midón: pese a los esfuerzos, quedó como especialista en chicos.

“Tengo mis peleas internas, me gustaría ir alternando. Pero me di cuenta de que en un momento determinado es difícil salirse del molde en el que uno mismo se encasilló y al que los demás contribuyeron. He hecho espectáculos para adultos a las nueve o diez de la noche y digo ‘no, esto no es para chicos’ y me dicen: ‘¿Qué pasa Midón, no podemos entrar con los chicos?’”

-Tal vez debería ponerlo en trasnoche.

-No hay caso. Así que bueno, ese encasillamiento es perjudicial para mí, pero qué sé yo, a veces vivís un poquito preso de las circunstancias. Trato de salir, el público no. Tengo otros aspectos que no son tan infantiles digamos, ¿no? Como cualquier adulto. Partes como más oscuras, intrincadas, complejas, quisiera sacarlas afuera. Con los espectáculos para chicos saco un aspecto de juego, de inocencia, de conexión con lo lúdico, lo mágico, lo imaginativo. Pero no me meto en realidades duras y más subterráneas, porque sería aterrarlos. Con tus hijos podés hablar de un montón de cosas pero hay ciertas cosas que no. Y de alguna manera es una pena que sea así.

-Extraño, ¿no? Porque los padres que llevan a sus hijos a ver obras suyas lo hacen porque les resulta creativo, libre, pero cuando usted les propone otra cosa se niegan.

-Sí, los padres tienen como ese prejuicio instalado de que un tipo que hace cosas para chicos no puede hacer otra cosa. Duermen más tranquilos si me encasillan. Pero son adultos que vienen acompañando a su hijo y les gustan las cosas que yo les puedo proponer a ellos, no vienen por la relación que se establece a través de los años. De todas maneras, hace bastante que hago y propongo teatro para todo público, entonces el papá también se ve interesado, él particularmente, por compartir con su hijo esas cosas que le despiertan una serie de cosas diferentes a las del hijo; o a veces similares. El asunto es compartir conmigo esas cosas.

-¿Por qué hace bien el teatro a los chicos?

-Le permite encontrarse con una historia contada en vivo. Es importante el contacto humano de los actores a través de su personaje con la platea; es fuerte desde el punto de vista de lo que está acostumbrado el chico a registrar como la televisión, o el cine. También la ceremonia, esa cosa de ir con los papás a ver un grupo que les va a contar una historia. En general las obras de teatro tienden a que por un lado los chicos se diviertan y se emocionen y por otro traten de mirar ciertas cosas de lo que pasa. Esa función estimula mucho su imaginación les permite participar de un acontecimiento social muy interesante, donde hay muchos papás y muchos chicos en lo mismo. El encuentro es muy fuerte. Ver historias contadas en apretadas síntesis es un hecho muy importante en sus vidas: se la acuerda por mucho tiempo, queda marcada, y lo llena de preguntas y de posibilidades de nuevos juegos. Por ejemplo, en general se va a ver comedias musicales donde se canta, se baila, y el chico por ahí se lleva el disco y recrea las situaciones en la casa, incorpora lenguajes, desarrolla su posibilidad de recordar y evocar a través de la música que escuchó. También creo que es importante para el adulto. Habitualmente los chicos van una o dos veces al año al teatro; son hechos aislados, como irse de vacaciones: lo recordás mucho porque te sacan de lo cotidiano.

-Si la percepción no falla, en otra época ir al teatro no implicaba querer ser actor. Al menos no para tantos chicos como sucede ahora.

-Un gran estímulo para los chicos que vienen a mi escuela es ir a ver un espectáculo. A ellos les pasa lo que me pasó cuando tenía quince años y me copé con el teatro: “yo quiero estar ahí, quiero hacer eso”, dicen. Se ven proyectados en una cosa que obviamente les gusta por muchas razones, entre otras poder convocar a una cantidad de gente para que te escuche y te vea y pueda apreciarte; es parte del ego de todos. Esta cosa de exhibirse, mostrarse, ponerse en evidencia, esa también es una necesidad de todos. Y lo encuentran en el teatro porque eso a veces en la vida está un poco reprimido.

-¿Es una condición que los chicos quieran estar “ahí” para estar en su escuela o lo pueden hacer por diversión?

-Ellos no quieren ser actores de entrada. Un poco quieren estar ahí por esta cosa que decimos del juego, el protagónico y a muchos chicos les gustaría cantar y bailar en un acto aunque sea escolar. A eso se refiere. No todos los chicos dicen “yo quiero estar ahí”, son los menos los que lo dicen, sino las escuelas de teatro estarían repletas. Muchos llegan porque les gusta la idea de jugar a disfrazarse, de ponerse en la piel de un personaje, representar cosas; forma parte del juego desde muy chiquitos: a los chicos les gusta mucho hacer de grandes, como una necesidad de crear la realidad para entenderla y verla un poquito de lejos. Al hacer el personaje, el que compone se aleja de la mamá.

-¿Hay una idea exacerbada del éxito por parte de los padres, se muestran muy ansiosos?

-Acá vienen muy pocos papás decididos a que sus hijos sean actores. Pocos son los que hacen el trabajo de llevar a los chicos a los castings, y que ya lo hacían antes de entrar a la escuela. A la mayoría de los padres les parece interesante que su hijo esté en contacto con otros chicos haciendo un juego social, ya que ahora está mucho solo en la casa con los objetos, las cosas, la televisión y la computadora. Entienden que una actividad creativa los va a ayudar a desempeñarse en la vida; muchos padres vienen con la idea de que les gustaría que sus hijos sean expresivos, que digan qué les pasa, que no estén tan ensimismados. Y ya preparándonos para la adolescencia, que los chicos se meten mucho en sí mismo, les parece que les va a dar herramientas de comunicación y eso les va a servir también a ellos para comunicarse con sus hijos.

-¿Hay chicos que ingresan para levantar chicas?

-Sí, jaja, también es un buen motivo.

-¿Y las chicas?

-Puede ser lo mismo, pero es más el varón; no veo a la chica en eso de levantar, lo hacen de otra manera. En general están buscando otra cosa.

-En estas décadas, ¿qué ve que cambió en las miradas de los chicos, en sus conductas e inquietudes?

-Ahora veo una mirada muy virtual, un conocimiento que les da Internet y los medios tecnológicos que no le permiten un conocimiento directo de la realidad. El teatro precisamente le da la realidad de los afectos, de las relaciones humanas, aquello que les resulta más difícil compartir. La fotografía de mis hijos de hace treinta años cuando tenían dos, y la de mi nieto hoy en la playa, es más o menos la misma. Cuando los chicos se ponen en contacto con la naturaleza hacen más o menos son las mismas que hicimos cuando éramos chicos. Pero teníamos un contacto callejero que se perdió, el chico se aisló a través del juego virtual, y eso creo que lo enajena un poco y lo hace perder como esa sencillez que teníamos en contacto con los demás. La rapidez con la que se manejan los padres trabajando todo el día hace que tampoco le den el tiempo que el chico necesita para ese contacto social, entonces el pibe se encierra, porque la calle está peligrosa. Y para los padres es más conveniente.

-Y de lo que se perdió, ¿qué está bueno que se haya perdido?

-Los chicos ahora son como más personales. Los deseos, las necesidades, la palabra, lo que les gusta hacer está menos digitado por los padres. La voz de los chicos es más escuchada, tienen más protagonismo dentro de la familia; hay menos miedo de decir qué piensan y qué sienten; la jerarquía del papá ha disminuido notablemente y esto pone a la familia en un plano de mayor igualdad. Se torna importante, porque ellos se permiten, que los padres se permitan mayor libertad para decir y pensar. En ese sentido el teatro ayuda a lo que los padres quieren para sus hijos. Entonces les dan los medios tecnológicos para su desarrollo intelectual y de conocimiento y la palabra para que puedan ser más libres. Que sean felices y creativos y libres. Y a lo mejor la idea de los padres antes era prepararlos para el trabajo o para su desenvolvimiento laboral.

-En general los padres ponen el énfasis en aquello que no tuvieron, y si antes los querían hacer más productivos porque no tenían trabajo, ahora podría decirse que no fueron felices.

-Sí, claro. El tipo despierto, imaginativo para resolver cosas está muy apreciado en la sociedad, antes con el título estaba bien. *

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-131971-medios-127-Para-los-chicos-ir-al-teatro-es-como-irse-de-vacaciones.html

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