miércoles, 2 de febrero de 2011

Julieta Cardinali: "Si entre los 20 y los 30 no cambiás, sos una tarada"


02.02.2011 Madre de Charo, de 3 años, divide su vida entre Madrid y Buenos Aires; nos cuenta sobre su trabajo como diseñadora y el repentino levantamiento de Caín y Abel

El mismo día en que íbamos a hacer esta nota, dos horas antes de encontrarnos, Julieta se enteró de que Caín y Abel (la tira que protagonizaba junto con Joaquín Furriel y Fabián Vena por Telefe) se levantaba del aire: en una semana, las historias tendrían que estar cerradas. Y ella, que había vuelto a la pantalla televisiva después de ocho años, quedaba repentinamente sin el proyecto al que había apostado.

La entrevista se suspendió. Pero cinco días después, Julieta Cardinali nos citó en un bar cercano a la Embajada de Estados Unidos, a las siete de la tarde, con los restos de un sol que aturdía. Llegó puntual y espléndida, tras una jornada de grabación que había arrancado temprano: babucha y remerita blanca, el pelo recogido y la cara impecable.

Flaca, flaquísima, pero de apariencia fuerte. Se entregó a la charla con un poquito de desconfianza y chequeó cada tanto su Blackberry (su hija Charo estaba en un cumple, y estar conectada la deja tranquila). Dos horas después de conocernos, respiraba aliviada y sonreía: "¿Ya está?". El reportaje había terminado. "Ni sé muy bien qué dije, me relajé ¿conté mucho?", terminó de comer su cuadrado de manzana y se fue, dejándonos la certeza de que nos había contado cosas simples, no "mucho". Pero con lo que nos dijo, contó bastante sobre ella.

¿Cómo tomaste el levantamiento de Caín y Abel?

A ver, nosotros teníamos que seguir un mes más, no es que nos faltaba un montón. Hubo un conflicto entre la productora y el canal; y nosotros, en el medio, sin poder ni decidir ni opinar. Yo personalmente, cuando me pasan este tipo de cosas, que son tan extremas y me exceden tanto, no me hago problema. Me da pena, obvio, porque era un programa que me gustaba, con un elenco buenísimo, y hay gente que se quedó sin trabajo; pero fue más allá de nosotros, más allá del rating incluso.

¿El problema no fue el poco rating entonces?

No, si salimos al aire compitiendo con (Marcelo) Tinelli, y cuando terminaba Showmatch la posibilidad justamente era que nos viera más gente. Además, la idea de Caín y Abel era hacer un producto de calidad antes que un programa con un montón de rating. Nos sorprendió, pero bueno...

¿Tenés planes para el verano?

Ahora me voy a ir a Madrid porque en abril voy a filmar una tevé movie, para la televisión española. Voy a hacer las pruebas de vestuario y esas cosas; en marzo ya empiezo con los ensayos. En abril, mayo y junio se filma.

¿Te vas con tu hija?

Con toda la familia, nos instalamos ahí.

¿Tienen casa en Madrid?

Sí, vamos muy seguido porque Andrés trabaja mucho allá, tiene su banda de músicos españoles. Charo también está muy acostumbrada. Si uno no tiene hijos, es más fácil porque vas y venís. No te importa, no hay tanta pregunta. Pero con hijos es diferente.

Y seguro que con una hija es una mudanza cada vez: que juguetes, que ropita.

No tanto, ¿eh?, porque tengo la casa allá.

¿Equipada con las cosas de todos los días?

Sí, vamos y venimos mucho, tenemos de todo ahí. Cuando Charo sea más grande y vaya a la escuela, veremos. Pero por ahora se puede hacer perfectamente.

¿Vas planificando a futuro?

No, casi nada. Me acostumbré a no planificar, porque con el trabajo mío nunca sabés bien qué vas a hacer. Cuando empecé a trabajar recuerdo que me costaba, al terminar un proyecto, acostumbrarme a salir de eso y tener la paciencia que se necesita para esperar. Tuve que aprender a manejarlo porque me daba mucha ansiedad, y el peligro ahí es aceptar cosas que no estás eligiendo. Me di cuenta de que saber esperar es la única manera de elegir realmente.

Se te ve como una mujer muy relajada.

Aprendí a ser relajada.

¡Danos la receta!

Tengo muuuuuucha terapia encima.

¿Hacés meditación?

No. Muchas veces tuve ganas de meditar, pero no sé si me sale, tengo muchas amigas que meditan. Para las que tenemos tanto diálogo interior, las que nos hablamos y nos contestamos todo el tiempo, es complicado eso de dejar la mente en blanco. Yo pienso mil cosas a la vez. Me vendría bien.

¿Sos de enroscarte mucho?

A ver. ahora que lo pienso. definitivamente, ¡sí! (Risas.) Bueno, tengo momentos en los que me enrosco con cualquier cosa y otros en los que mucho menos. Con el tiempo voy aprendiendo a sacarle peso a todo. Es que soy bastante intensa; eso hace, a veces, que le dé demasiada importancia a cosas que no la tienen. Mi gran aprendizaje pasa por ahí, estoy en eso, no es que ya lo aprendí.

A muchas les pasa lo mismo, casi que parece un mal de época. Araceli nos decía algo parecido en la nota pasada.

Puede ser. pero es contradictorio, porque yo estoy, por un lado, tratando de aprender a restarle intensidad a las cosas y, por otro lado, me gusta la intensidad. No soy una hippie, no me da todo igual y no voy a renegar de mi personalidad tampoco. Pero sí, hay algo en el carácter que con los años una va aprendiendo. Si entre los 20 y los 30 no cambiás, sos una tarada. Es muy estúpido quedarte en el "yo no quiero cambiar" o "yo no puedo cambiar". Hay aspectos en los que tenés que crecer y tomarte las cosas desde otro lugar. Yo también de pronto soy de enojarme mucho. Soy como así, italiana. Me embronco mal y después caigo en que fue un divague. Pero, igual, muy dignamente, ¿eh?

Tenés 32, ¿qué cambiaste entre los 20 y los 30?

El cambio más grande que tuve en mi vida fue ser madre. En lo general y más profundo, pero también en lo más básico del día a día, de cómo te cambian los horarios, la forma de organizarte. Yo viví mucho tiempo sola, con un estilo de vida muy distinto. Al principio es un cambio muy fuerte: tener que despertarme mil veces a la noche, levantarme a las siete de la mañana. ¡what the fuck! De los 20 a los 30, mi gran cambio fue haber tenido a Charo y todo lo que vino con eso. Después, en el resto, tengo una vida bastante parecida: arranqué chica, así que a los 20 ya estaba haciendo lo que me gustaba.

A los 20 eras bastante treintañera en algunas cosas.

Sí, me acuerdo de que a los 27, 28, me sentía ridícula diciendo "veinti"; ya está, recuerdo que necesitaba cumplir los 30 porque ya me parecía que no encajaba en esos "veinti", me parecía que hacía un montón tenía "veinti": ya quería tener 30. De hecho, yo me sumaba; por lo general, decía "30" porque ya me parecía que tenía 30.

Y en este gran momento de ser mamá, te bajaste bastante del trabajo.

No me maté trabajando porque quise disfrutar de la maternidad, no enloquecí. Pero para eso tuve que calmar la ansiedad, porque en los primeros tres meses (lo hablé con muchas madres) te pasa que querés volver al ruedo con todo ya. Y no se puede. Yo pensaba: "¿Esto va a ser así siempre? No es para mí". ¡No dormía!

¿Vos sola te levantabas de noche o Andrés también?

No, los dos. Llega un momento en que te empezás a turnar hasta con el portero. Es desesperante.

Bueno, en algún momento una se olvida de esa parte y llegan las ganas de tener otro bebé.

¡A vos te habrá pasado eso! A mí, no.

Cuando recuperes energía me contás.

Puede ser, pero necesito un añito, por lo menos, para dormir todo lo que no dormí desde que nació Charo.

¿Está en los planes tener más de una hija?

Yo no tendría ningún problema en que fuera hija única, no me parece un horror. Voy a tener otro hijo si tengo ganas, pero no para que ella tenga un hermano. Si tiene amigos, juguetes, de todo.

De última, le regalás un perro y listo.

Ahí no sé, ¿eh? Si es hermano o perro no sé. No tengo desarrollados sentimientos con los perros, ni buenos ni malos: no tengo onda. Son muy pesados, re invasivos. Perro, no. Otro hijo, tal vez. No hay planes, pero por momentos me gustaría; en otros, siento que no.

¿Es compartida la postura o tenés presión del otro lado de la cama?

Cero. Para Andrés el gran cambio fue ser padre; él fue padre de grande.

¿Mucho complejo de Electra, Charo?

Lo normal. Por ahora tiene más mamitis.


Contanos de tu trabajo con Clara Ibarguren: además de protagonizar las campañas de la marca, ¿diseñás ropa para ella o sólo le prestás tu nombre a una línea?

Fue así: durante cuatro años fui la imagen de Clara. La imagen y punto, la modelo de las campañas. Me hice muy amiga de Clara y de Abril, que es la hija. Y un día me dicen: "Queremos hacer una línea Julieta". Es algo que está muy de moda, lo hacen afuera Madonna, Kate Moss. Me ofrecieron involucrarme hasta donde quisiera y me animé a meterme de lleno.

¿Hasta dónde?

A full. No es que hago una colección de ropa, eso no sabría hacerlo. Yo voy a la oficina, donde hay un grupo de diseñadoras, y pensamos entre todas. A mí se me ocurre algo y ellas lo dibujan. Yo digo: "Me gustaría más así o asá". Estoy en las pruebas de las muestras, hasta que la prenda está terminada. Esta parte tiene más que ver con mi personalidad y, ojo, que posar me re divierte también. Es divino, me hacen unos rulos y me creo mil.

¿En quién pensás cuando creás una prenda?

En mí. ¡En lo que yo quiero usar la temporada que viene!

¿Sólo ropa para flacas como vos o también tenés en cuenta a las que necesitan prendas más estratégicas?

Yo no lo pienso en estrategia porque es una colección muy chica la mía, son poquitas prendas. La que tiene esa estrategia es Clara, en su local hay ropa para todas. Yo sólo hago algunas prendas que me gusten, cómodas.

¿Cuánto incide la comodidad?

Lo es todo. Para mí no hay manera de estar elegante si no estás cómoda. Van de la mano sí o sí. Si uso tacos altos no puedo estar ajustada, ponele. Hay que compensar por algún lado. Algún lado de mi cuerpo tiene que estar cómodo.

¿Seguís moda: desfiles, revistas?

Me gusta hojear revistas y, cuando viajo, ir de tiendas a mirar. No soy seguidora de la moda en el sentido de ver qué está de moda para comprarlo. Hay lugares que me gustan, que entro siempre.

¿Cuáles?

Me gusta mucho Chanel, me gusta Marc Jacobs.

¿Comprás ahí o sólo mirás?

A veces compro. Me gustaría ir a ver algo y ya; no salir toda una tarde de shopping. No tengo ese ritmo.

¿A Charo le comprás mucha ropa?

No, ahora está en esa edad que te dice "horrible" y elige ella lo que se quiere poner.

¿Le dejás ponerse lo que ella quiera?

Sí, obvio, que tenga libertad de elegir por ahora que puede.

Y si, como la nena de Angelina Jolie, quisiera vestirse de varón.

¡Que se vista de varón! ¿Qué le voy a decir? Es muy chiquita, creo que la condiciona más si le decís "no, no" que si la dejás. Entre que nacen y tienen 6 años, cuantas menos prohibiciones tengan, mejor.

¿Escuchabas la música de Andrés antes de engancharte con él?

Sí, por supuesto. Por ahí no tenía un disco suyo en mi cdteca, pero sabía todas las canciones.

¿Ahora tenés temas de él en la play list de tu iPod?

¡No tengo iPod!

¿Llevás música de él en el auto al menos?

Eso sí. Obvio que lo escucho, nos apoyamos los dos; él con lo que yo hago y yo con lo que él hace.

¿Sos de consultarle antes de tomar una decisión?

Sí, a él y a mis amigas. Soy muy cagona.

Ahora que desde hace cuatro meses son marido y mujer legalmente, ¿por qué no usás alianza?

Nunca pensamos en usar alianzas.

¿Te cambió en algo casarte?

No.

¿Nada, nada?

Para nosotros fue un hecho romántico, algo íntimo, que finalmente no fue íntimo porque se armó un quilombo de prensa terrible. No lo teníamos calculado eso, ni ahí: fue un bajón eso, porque casi toda mi familia se enteró por la tele. No se lo habíamos dicho a nadie.

¿A Charo tampoco le contaron que se iban a casar?

Se lo dijimos el día anterior, es muy chiquita.

¿Cómo elegiste la ropa que te pusiste?

Tenía claro solamente que iba a usar un tapadito de mi mamá. Si hubiera sabido que se iba a llenar de fotógrafos, ¡me hubiera producido un poco más!

¿Sos romántica o esta vez fue un hecho romántico aislado?

Soy rara: soy muy fan de las películas románticas y me gusta mucho leer poesía femenina. Pero al mismo tiempo soy bastante independiente, no soy melosa. No me gusta que me estén encima, ni estar muy encima del otro. Pero ¿romántica? Sí, soy romántica.

Por Carola Birgin y Violeta Gorodischer
Fotos de Eugenio Mazzinghi
Producción de Carol Schmoisman

Fuente: http://www.revistaohlala.com/1345372-julieta-cardinali-si-entre-los-20-y-los-30-no-cambias-sos-una-tarada

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