Entrevista. El compositor argentino abre la temporada lírica del Colón. Mañana se verá la obra que lo hizo famoso en el mundo, “La Pasión según San Marcos”. Habla este gran autor, ecléctico, aclamado y acusado de plagio.
13.03.2012 | Por Sandra De La Fuente. Especial Para Clarín
Ya en Buenos Aires el músico platense, radicado en los EE. UU., posando en el Colón
La Pasión según San Marcos , la obra más conocida del argentino radicado en los Estados Unidos Osvaldo Golijov, abrirá mañana la temporada lírica del Colón.
La Pasión fue estrenada en el año 2000. Surgió de un encargo que el director de la Academia Bach de Stuttgart, Helmuth Rilling, hizo a cuatro músicos (Sofía Gubaidulina, Wolfgang Rihm y Tan Dun fueron los otros tres elegidos) para conmemorar los 250 años de la muerte de Bach.
Golijov escribió una Pasión colorida y latinoamericanista, una obra cargada de percusión caribeña, un collage en el que pueden distinguirse también algo más que el aroma del tango, del flamenco y de la liturgia judía.
Su estreno en la Beethovenhalle elevó a Golijov al rango de estrella de la composición del nuevo siglo. Fue nada menos que Paul Griffiths, el reconocido columnista de The New York Times , quien lo colocó en la galería de ídolos que conforman Debussy, Schönberg, Stravinsky, John Cage y Milton Babbitt (ver La revelación...).
Pero fue también la crítica neoyorquina la que, justamente por estos días, acusó al compositor de plagio...
Apenas dos horas después de haber aterrizado en Buenos Aires, después de 12 horas de vuelo -seguramente mal dormido, pero de humor y presencia impecables- Golijov no elude el tópico: “Esto tuvo algo de ‘Vamos a cortarle la cabeza al rey’. Me sorprendió la saña. Pero las cosas son así y hay que seguir. Nunca busqué la fama. Hice siempre lo que quise y voy a seguir haciendo lo que quiero”.
Es difícil, en todo caso, reconocer cuál es el límite para que una pieza sea considerada plagio. La Pasión, por ejemplo, también trabaja sobre la idea de collage. De algún modo, las razones que utilizó la crítica para ensalzarte son las mismas que usa para acusarte.
Es así. Aunque la pasé mal, tengo la tranquilidad de haber escrito siempre con honestidad y humildad. Con la Pasión , por ejemplo, sólo pretendí hacer una obra honesta siguiendo el espíritu del encargo. Con humildad frente a la obra de Bach y honesto respecto de lo que significa escribir una Pasión ya en el año 2000, pero también con la cultura de la que uno viene. En mi caso, no se trataba tanto de mi lugar de proveniencia sino del continente al que representaba, Latinoamérica. No quería escribir una obra europeizante, y me parecía que la historia de la Pasión, sin haber perdido su contenido, se había transformado de una manera radical en algunas áreas de Latinoamérica como son el Noreste de Brasil y Cuba. Creí que ésos tenían que ser los centros de gravedad culturales y musicales para el desarrollo de mi obra. Deseché la liturgia de los países del sur, Argentina, Uruguay y Chile, porque no se ha transformado tanto desde su llegada de Italia y España. Una vez elegido el material tenía que encontrar un enfoque, un modo de contar esta historia. Había desafíos técnicos sobre los que trabajar. En Bach la narración avanza a través de los recitativos del evangelista con el órgano y con las palabras de Jesús. Tomé la decisión de que no hubiera ni Jesús ni evangelistas sino una especie de fluir de la conciencia, un monólogo colectivo. Tomé la idea de Gabriel García Márquez, de El otoño del Patriarca . Me pareció que la Pasión es tan conocida que podría ya pensarse como un fluir de la conciencia coral.
¿Por qué coral? Porque me parece que el mensaje de Jesús en Latinoamérica no se le puede adjudicar a una sola persona. Es el pueblo latinoamericano el que ha sufrido y ha conservado la fe, del mismo modo que Jesús. El coro aquí es agonista y protagonista. La Pasión es el triunfo de la fe sobre el padecimiento de esa gente que fue esclavizada.
La técnica del collage vuelve difícil reconocer tu firma. ¿Podrías definir tu estilo más allá de los aspectos técnicos? Me gusta la respuesta que daba Picasso cuando le reprochaban lo difícil que era reconocer su estilo. El respondía con una pregunta: ¿Cuál es el estilo de Dios? Dios hizo la jirafa, los mares, ha creado todo tipo de criaturas. No creo estar a la altura de Picasso y menos a la altura de Dios, pero creo que ésa es la respuesta. Mi obra es honesta y verdadera. La firma de La Pasión está en el kaddish (rezo de la litrugia judía) con el que finaliza, porque nunca una pasión termina con un kaddish y en los muchos momentos de gran intimidad, de desazón, de espiritualidad. El estilo en el que esos momentos se desarrollan no creo haberlos escuchado en ningún otro compositor.
Los diferentes estilos de Picasso hoy pueden ser valorados. De aquí a cuando ya no estemos, ¿creés que se conocerán los distintos estilos de Golijov? Creo que sí, pero, por sobre todo, lo más importante para mí es que las obras queden, que tengan la posibilidad de ser escuchadas. Cuando camino por un museo, muchas veces me siento llamado a mirar un cuadro entre muchos, algo me acerca a él, me da ganas de estudiarlo más de cerca y luego veo que, claro, era un Rembrandt. Aspiro a que con mi obra suceda algo de eso. No que se diga que es un Golijov, pero sí que alguien tenga ganas de meterse por un rato largo en la obra que escribí. Aspiro a ser parte de una cadena histórica como ésa.
Esa aspiración, ¿condiciona tu escritura? ¿Le hablás a un público en particular? No, no tengo un público en abstracto. No pienso en eso pero sí muchas veces escribo pensando en alguien en particular y en el caso de esta Pasión pensé en la Schola de Venezuela.
A lo largo de la entrevista hablaste de honestidad y verdad. ¿Cómo se verifica la honestidad de una obra? En mi caso, en que no me arrepiento de haberla compuesto. En creer que valió la pena el tiempo, el esfuerzo y hasta el sufrimiento que invertí en hacerla.
Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/Osvaldo-Golijov-obra-honesta-verdadera_0_662933708.html
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