martes, 15 de noviembre de 2011

Más que una banda, una orquesta típica de rock

Martes 15 de noviembre de 2011 | Publicado en edición impresa

Música / Recital de Pearl Jam

Los norteamericanos tocaron en La Plata ante 45.000 personas

Por Sebastián Ramos | Para LA NACION
Foto: Santiago Hafford

Ahí están Eddie Vedder y su lamento: "Querido padre, ¿podés verme ahora? Soy yo mismo, como vos, de alguna manera. Voy a esperar en la oscuridad a que me hables. Voy a estar preparado, libérame, libérame, libérame". Ahí está Eddie Vedder, abanderado de una generación de indignados norteamericanos distinta de la que hoy se planta en las puertas de Wall Street; una generación que a fines de los 80 se dio de bruces contra el sueño consumista de sus padres y que debió enterrar demasiado pronto a muchos de sus jóvenes, aburridos de sobredosis y suicidios. Ahí está Eddie Vedder, ahora sobreviviente de una época, de una lucha que hoy es diferente aquí y allá, pero que a veinte años de su grito primal aún puede, y lo logra en esta noche platense, conmover y movilizar a cerca de 45.000 personas, que repiten, que imploran en el comienzo del concierto, aquello de "libérame, libérame, libérame".

Casi tres horas más tarde, el pedido había sido consumado -al menos por una noche- a manos de un puñado de músicos que a estas alturas más que una banda son una orquesta típica de rock. Pearl Jam volvió a presentarse en el país a seis años de su recordado debut en la cancha de Ferro y en el marco de una gira autocelebratoria, a veinte años de la edición de su primer álbum, Ten . Precisamente el disco que cerraba con "Release" (Liberación, el tema que anteayer abrió el concierto) y que junto a Nevermind, de Nirvana, marcó a fuego y grito ahogado aquel 1991 en el que el grunge explotó en Seattle y sus esquirlas se esparcieron por el mundo.

La orquesta entonces integrada por Vedder en voz, Jeff Ament en bajo, Stone Gossard y Mike McCready en guitarras, Matt Cameron en batería y Kenneth "Boom" Gaspar en teclados, interpretó una lista de 34 canciones rock, hilvanadas por ocho de las once que componen el disco festejado (de Ten sólo faltaron "Once", "Oceans" y "Deep") y coronadas por algunas versiones tan memorables como abiertas, que definen el arco musical que atraviesa a este conjunto de músicos: "I Believe In Miracles", de Ramones ("la primera vez que vine a la Argentina fue hace quince años", dijo Vedder, en alusión a su presencia en el backstage del último concierto de sus amigos ramoneros en el país, en River, en 1996); "Mother", de Pink Floyd, y "Rockin' In The Free World", de Neil Young.

El resto, un repaso por su discografía apuntalado por su última placa, Backspacer (de allí sobresalieron "The Fixer", "Among The Waves" y "Just Breathe", entre otras), remarcando la coherente conexión entre aquel pasado incendiario y este presente maduro.

Hace años que Vedder no sacude su cabellera, pero su voz sigue llegando casi a todas partes y su lenguaje corporal continúa siendo tan intenso como cuando se desgarraba en busca de aceptación. Lo de Gossard y McCready es sencillamente arrasador y su conexión con Ament y Cameron es la base para justificar su condición de orquesta de rock.

No hubo arañas gigantes en el Estadio Unico de La Plata -como la que trajo U2 este mismo año- sino una escenografía por demás sobria y dos pantallas que reproducían a la banda en blanco y negro, respetando cierto espíritu indie que hoy ya no rige los movimientos del grupo.

Pero sí hubo estiletazos punks con "Lukin"; rock en estado de zapada inolvidable en "Porch", y en la épica "Black" también hubo replay de aquella comunión público/banda que se selló de una vez y para siempre en los dos conciertos en Ferro con los que debutó aquí Pearl Jam. El coro de la multitud que no quiere terminar nunca y Vedder que sonríe, mira a sus compañeros, escucha emocionado y agradece: "No tengo palabras". Una frase que se extendió rápidamente entre los presentes mientras volvían a sus casas, ya de madrugada, intentando describir lo que habían vivido esa noche, junto a esta orquesta típica de rock.

UN LARGO CAMINO A LA PLATA

Los multitudinarios conciertos en el Estadio Unico aún no consiguen evitar el malhumor de los miles de espectadores que se movilizan desde la Capital Federal por la autopista a La Plata. Más de dos horas para transitar 52 km sigue siendo un problema a resolver por los organizadores y las autoridades..

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1423226-mas-que-una-banda-una-orquesta-tipica-de-rock

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