jueves | 06.10.2011 Publicado en Edición Impresa: Espectáculos
Por JUAN J. TERRY (*)
Se recuerda hoy, 6 de octubre, el Día del Teatro Criollo Rioplatense, o día del teatro nacional argentino, celebración instituida en la fecha del nacimiento de esa figura patriarcal de nuestras tablas, que fuera don José Juan Podestá, don Pepe para la amistad y el afecto de todos aquellos que tuvieron el privilegio de tratarlo. Nació en Montevideo en 1858, ciudad donde realizó sus primeras representaciones y a la que volviera cuando las circunstancias lo requerían; se trasladó después a la Argentina donde se consagrara como paradigma del teatro nacional.
Fue su fecunda vida la que abriera la ruta y alentara las creaciones más nobles de nuestro teatro. Primero desde el picadero del circo dando vida a aquel payaso inigualable de Pepino el 88, o como audaz trapecista que arriesgaba su vida en cada salto mortal, como hábil ecuestre o en cualquier otro rol porque dominaba todas las artes del variado espectáculo, hasta culminar con su "Juan Moreira", aquella pantomima de Eduardo Gutiérrez, obra a la que renovara dotándola de voz, es decir, haciendo hablar al mítico personaje. Esa transformación va a fijar el hito fundacional del teatro nacional y a reivindicar la figura gallarda del gaucho, dando sentido popular y estructura propia a nuestro teatro. El acontecimiento se convirtió de inmediato en un suceso imparable para la época, al ofrecer episodios vívidos y apasionados de nuestra vida rural, con escenas de alto realismo descriptivo, desconocidas entonces por el público al que sólo llegaban manifestaciones de índole menor o de compañías extranjeras.
La voz y la presencia de don Pepe en el escenario constituían un imán que atraía con notable fuerza, y aquellos acontecimientos imaginarios del coraje gaucho y el sentir criollo se convertían en verdaderos testimonios que anidaban en el alma y el corazón de los espectadores.
TIEMPOS DIFICILES
Los comienzos de la labor de los Podestá fueron duros y difíciles, con sacrificios llevados a cabo con entereza, en recorridos interminables por la campaña, en carromatos transhumantes, picaneando los bueyes, para llegar con su mensaje a pueblos que no fueran sólo los de las grandes ciudades.
Esa verdadera labor patriótica fue correspondida por el público y los más grandes autores de la época -hasta entonces a merced de empresarios extranjeros- que atraídos por ese fulgor que irradiaban los Podestá se acercaron con sus obras, culminando lo que se consideró el período más feliz de la dramaturgia argentina. Martín Coronado, Enrique García Velloso, Ezequiel Soria, Gregorio de Laferrere, Florencio Sánchez, Belisario Roldán, Hilario Ascasubi entre otros no menos representativos, le aportaron títulos como Juan Moreira, Política Casera, La Chacra de Don Lorenzo, Santos Vega, La Piedra de Escándalo, etcétera, que alternaban con el Pericón que introdujo del Uruguay y los cielitos palpitantes de gracia, color y ensueño.
La fecha adquiere particular resonancia en La Plata, ciudad en la que estuvo don Pepe el día de su fundación, porque aquí se radicó con su familia y estableció su teatro propio -la aspiración de toda su vida- hoy monumento histórico nacional. También en La Plata descansan sus restos.
Su nieta mayor, Martha Morando Podestá, hija de Aurelia Podestá, una admirable actriz desaparecida muy joven, y de don Ovidio Morando, administrador de la compañía Podestá, fue la única que alcanzó a actuar con su abuelo y hoy atesora en su casa invalorables recuerdos de la trayectoria del genial actor.
Quiero recordar que la fecha fue establecida por decreto del gobernador Dr. Oscar Alende a propuesta de los Amigos Tradicionalistas de América Los Tientos, que presidía don Ricardo Zarazaga, y el Círculo de Periodistas de la Provincia, que presidía don Reynaldo D'Onofrio, iniciativa a la que sumaron numerosas instituciones públicas y privadas.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20111006/el-recuerdo-jose-podesta-dia-del-teatro-criollo-espectaculos33.htm
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