A las 18, en el ciclo de charlas IN SITU, la curadora María José Herrera dialogará sobre la década del ´60 en el arte argentino y el famoso Instituto Di Tella con dos de sus protagonistas los artistas Edgardo Giménez y Delia Cancela. Imperdible, en la Sala Dardo Rocha del Edificio de la Presidencia de la UNLP (7 Nº 776).
16.04.2012 | 16.08
Por Daniela Camezzana
Escenografía del artista Edgardo Giménez
Al comienzo de todo estuvo el Di Tella; o por lo menos esa sensación trascendió años después cuando los jóvenes de camisas floreadas se convirtieran en las figuras consagradas del arte argentino. Sin embargo, “el templo de las vanguardias artísticas” fue mucho más que un ámbito de experimentación hasta el hartazgo sino que se creó un interesante equilibrio entre pasado y futuro que se encerraba en aquel lema de vivir con “ese grado correcto de inconformismo creativo.”
El ciclo de charlas IN SITU organizado por la Prosecretaría de Arte de la UNLP propone en varios encuentros problematizar el arte argentino a través de diversos relatos curatoriales. Y en el primero de los diálogos reúne a la curadora María José Herrera con los artistas Edgardo Giménez y Delia Cancela, protagonistas de aquella época, para pensar los alcances de la década del '60. La curadora afirma que más allá del mito del Di Tella que ha alimentado tantas crónicas “fue en realidad una época de oro. Mitos siempre existieron pero muchas veces no hace falta que la cuestión haya sido tan rica para que existan. Sin embargo, en este caso lo cierto es que fue riquísima y mirándolo con nuestros ojos podemos admirar varios aspectos. Lo más revelador de este encuentro es que tenemos a una persona como el artista Edgardo Giménez con quien podemos conversar qué representaba para ellos ser parte de esa movida, qué significaba ser protagonista más allá de lo que terminó representando para nosotros”.
Por otro lado, en la conversación se hace manifiesto la necesidad de buscar la forma de traer al presente los hechos del pasado, como expresa Herrara "el trabajo está puesto en trata de mostrar los significados originales de las obras porque todo ha cambiando muchísimo. Una cosa tan sencilla como lo que se concibe como escándalo puede no serlo hoy. Por ejemplo, en ese entonces usar las camisas floreadas era atrevido y la mitad del Di Tella usaba esa indumentaria y eran muy criticados sólo por eso. Desde cuestiones como esas la pregunta de cómo mostrarle a una audiencia del 2012 algo que era trasgresor, escandaloso, distintivo y distinto hace cincuenta años se plantea todo el tiempo.” El viejo dilema de como contar la pérdida de la inocencia.
La Mazana Loca. “El Di Tella fue una de las primeras y más importantes instituciones no públicas que se dedicó al arte y que no era una galería -explica sucintamente María José Herrera-. Se podría decir que fue el primer museo privado, porque tenía una colección propia, con una programación inabarcable. Por lo general suele vincularse más al pop, los escándalos y la juventud pero el Di Tella fue muy equilibrado en lo que mostró porque en ese espacio se hicieron las primeras muestras de arte pre-colombino pensadas no desde lo antropológico sino como arte, también se exhibió arte colonial e innumerables trabajos de artistas extranjeros. Se daba espacio a grandes figuras junto a artistas jóvenes latinoamericanos. El Di Tella tocó tanto lo tradicional como lo innovador y lo nuevo, en ese sentido sostengo que fue un espacio muy plural para las artes plásticas y otros lenguajes nuevos que aparecieron ahí como la música electrónica. Su variedad y calidad enorme hace que al día de hoy siga siendo un lugar de referencia simbólica y real.”
Un lugar que excedió su existencia física y aparece recortado en las individualidades que pasaron por ahí que van desde Marta Minujin y León Ferrari, Gerardo Gandini y Les Luthiers, Antonio Seguí, Tulio Halperin Donghi y Ezequiel Gallo, Clorindo Testa, Iris Scaccheri, Natalio Botana entre otros tantos. La curadora explica que “no existieron continuidades directas en el sentido de que no se volvió a abrir un lugar que siguiera fomentando los mismos valores que el Di Tella. No hay que olvidarse que en el ´66 vino el Golpe de Estado y que el clima social se fue recrudeciendo afines de la década incluyendo estallidos como el Cordobazo en el ´69 que hicieron que ese tipo de experimentaciones no fueran tan jugadas y a fondo como en ese momento. Sí hubo en los ´90 una revalorización de los ´60, a nivel nacional e internacional, donde se retomaron todo ese tipo de experimentaciones en instalaciones, ambientaciones y performances. Hubo entonces una aparición del neopop, un neoconceptualismo, una neo abstracción que ponía la mirada en el Di Tella y la década del ´60 como un marco de referencia tradicional. Inventando una categoría hubo una continuidad interrumpida, que se hace presente en el recorrido de los artistas que en los ´90 fueron grandes personalidades como pueden ser Pablo Suárez, Edgardo Giménez y Delia Cancela y fueron consecuentas con el espíritu de esa época." Eso que los hace diferente al resto, un grado correcto de inconformismo creativo.
Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-178581-La-consagracion-de-la-primavera.html
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