
Texto de la nota introductoria que se incluía de cada libro de la colección.
Con esta colección les proponemos aproximarnos a algunas obras que han hecho y hacen emocionar a tantos niños argentinos con la ternura, la poesía, la aventura, la imaginación o la pura risa.
Han sido elegidas entre muchas que andan haciendo magia en los teatros del país por sus valores integrales, sus contenidos, su capacidad para conmover, su forma de utilizar el lenguaje del teatro y, principalmente, porque ya hace tiempo que los mismos chicos les han dado su voto de confianza.
Claro, leerlas nunca será lo mismo que vivirlas…
El teatro es un hecho vivo, caliente, palpitante estremecido.
Se gesta en el sueño del autor, un sueño que a veces sale de sus mismas entrañas. Toma forma en las visiones del director, el escenógrafo, el músico. Se alimenta de la sangre que corre por las venas del actor, su sudor, sus emociones. Y se hace verdad en la energía que genera el público y que en cada función es nueva.
Entre escenario y platea se establece una corriente, un fluido comunicante que a veces es denso, echa chispas y produce en el actor una especie de delirio porque al recibir la carga siente la necesidad de devolver más y más, y la unión es total, la emoción una, la alegría dilata el corazón y una gran plenitud estalla en el aplauso.
Cuando esta catarsis completa se cumple, el artista y el público se separan realmente satisfechos.
Este hecho mágico no se puede envasar. Hay que generarlo de nuevo cada vez, y cada función será distinta porque el grupo que comparte el rito será diferente.
El carácter ceremonial del teatro es sin duda uno de sus rasgos más potentes y atractivos y especialmente para los chicos, ritualistas por antonomasia.
Y las obras buenas pueden producir un placer muy grande, una emoción muy auténtica, una experiencia inolvidable. Como son hechos vivos, no sólo necesitan estar bien concebidas y bien actuadas: necesitan ser vistas con ese sentido de ceremonia.
Habrá que leerlas también así, integrando una gran platea imaginaria, dándole toda la libertad al vuelo de la fantasía, alimentándola con toda la información que corresponda, para que cada obra se levante viva en la imaginación y recree, cuantas veces se lo desee, una función nueva, íntima, propia.
Por eso hablamos de telones…
Además, todas las obras tienen una vida única que les pertenece, que es la que las hizo profesionalmente posibles: son, a su vez, personajes con una historia. Sus autores las aman, las singularizan, sufren y gozan con ellas, y las entregan a la vida como padres y madres a sus hijos. Y nos han contado cómo nació cada una, cuáles fueron sus primeros pasos, cómo cambiaron, cómo crecieron, cómo les fue.
Por eso los invitamos a que juntos vayamos detrás de las bambalinas a conocer los entretelones: allí nos encontraremos con los creadores, con el germen mismo de la magia, con el por qué y el cómo, con algo que es irremplazable en todo acto de arte: el amor, la lucha con el ángel de la creación, la entrega y el renunciamiento para lograr la victoria.
Fuente: http://www.imaginaria.com.ar/?p=5959
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