Estreno a las 21, en el TACEC
Diagonales / 22.09.2011 | De la mano del compositor Carlos Mastropietro, la novela de Alan Pauls se convierte en ópera
Suele pensarse que el único terreno que los hombres no han dominado es el sensible. Sin embargo en la negación, allí donde parece que no hay mucho más para decir, se esconde la historia que aún no ha sido contada, susceptible de ponerse en palabras que se improvisan, se van de mambo, pero siempre vuelven a ese punto en cuestión que da título a la novela del escritor Alan Pauls: el llanto.
Cuando se involucró con este tema el autor retomó dos de los sentidos más comunes “los hombres no lloran” y el que le sucedió “los hombres deberían llorar”. Así la Historia del Llanto narra la educación ideológica sensible de un joven de 13 años que de niño admiró a Superman, que de adolescente seguía fervientemente los relatos de los grupos revolucionarios a través de la literatura, pero que llegado el caso no puede conmoverse por nada. Como diría Pauls en el 2007 cuando editó la novela, el personaje conmocionado al no poder llorar por la muerte de Allende queda fuera de toda capacidad de comprensión. Porque el llanto se presenta en nuestras vida de forma cotidiana “desde el tango hasta el programa de Maradona en la televisión, que fue un lloratorio profesional, hay una cultura del llanto fuertísima. No sólo del llanto literal, sino del llanto en un sentido de quejarse, de la falsa emoción, o de la emoción más superficial. El llanto es una prueba de sensibilidad, de que tenés corazón, de que sos humano, aspectos que los progresistas necesitan confirmar y exhibir todo el tiempo”.
La novela de Pauls que alberga una serie de personajes inolvidables el niño Superman, un cantautor de protesta, una novia chilena de derecha, un oligarca torturado, una madre exasperante y un vecino militar, no tiene en todo el texto un solo héroe más que la emotividad plena. Por eso no es extraño que cuando el compositor Carlos Mastroprieto invitado por el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino (Tacec) tomó la novela, más de un compositor amigo le preguntó cómo iba a hacer para llevar este tema a la ópera. Cuenta el músico que “en realidad fue más que complicado, un gran desafío. De todos modos en ningún momento se me ocurrió hacer una ópera tradicional ni mucho menos, para eso ya están las tradicionales. Esta obra entraría dentro de un concepto de ópera amplio, con ciertos elementos experimentales o particulares como que no hay diálogos o hay un actor con mucho texto. Sin embargo, muchos de los textos son cantados y sigue siendo teatro entonces de alguna manera cumple con esa definición tan básica de pertenencia al género de la ópera”.
Alan Pauls temía que alguien tome La historia del llanto para dramatizarla en sentido tradicional y desandar el andamiaje que cuidadosamente había armado donde no hay diálogos sino que todo sucede. Aún así se vio tentado por la idea de que su texto se escuche en vivo y por sobre todas las cosas que se trate de una “ópera contemporánea”. Mastropietro cuenta que una vez que se decidió por el texto lo primero que hizo “fue contactarme con el autor de la novela y proponerle que sea él quien escriba el libreto. Él me comentó que tenía cierta distancia con la obra y prefería no volver a inmiscuirse pero que me daba total libertad. Entonces decidí hacer yo la adaptación porque sentía una identificación con el texto y lo primero que me atrajo es que era un autor de mi generación. Me pareció lo más adecuado y lo más versátil para trabajar, escribirla. Al principio pensé que no iba abarcar toda la novela, pero finalmente la tomé de punta a punta.
Hay una correspondencia entre la estructura de la novela y la composición musical”. Mientras que algunos elementos están sólo en lo musical y otros textos aparecen de forma explícita con sus características literarias.
Si bien Carlos aclara que no se trató de un trabajo colectivo y que prefirió “que la obra pudiera prescindir absolutamente de él” estuvo al tanto de todo el proceso tanto en la conducción musical a cargo de Carlos Britez y de la dirección escénica de Analía Couceyro y Minou Maguna de la ópera. Historia del llanto se presentará además de hoy, el 23, 24, 25 y 27 de septiembre, y desde su contrucción busca refutar esa suerte de axioma que impulsa la novela: “La única tragedia que es en verdad irreparable, es no haber estado a la altura de la oportunidad”
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-158898-El-llanto-como-el-gran-estandarte-de-la-sensibilidad.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario