DE UNA TRADICION FAMILIAR A UNA ESCUELA
Abrió sus puertas hace muy poco para formar a técnicos y especialistas en las distintas disciplinas vinculadas con el quehacer artístico. Enseñan desde vestuarismo hasta escenografía
Por NICOLÁS MALDONADO
A principios de año, una convocatoria educativa lanzada sin demasiada publicidad movilizó de pronto a cerca de 2.350 jóvenes en La Plata. La convocatoria invitaba a aprender algunas de las artes y oficios que sostienen el funcionamiento del Teatro Argentino, pero no en una cátedra sino en sus propios escenarios y talleres. Con esa propuesta en torno a la sastrería, la iluminación, el montaje escénico y otras tantas disciplinas nació en abril pasado una escuela de proyección internacional que busca abrirse camino propio.
La Escuela de Artes y Oficios del Teatro Argentino es sin duda una experiencia que ofrece algo distinto en el terreno de la formación artística. Además de apoyarse en profesionales en actividad en lugar de catedráticos, y proponer un modelo de enseñanza casi medieval entre maestro y discípulos, selecciona a sus alumnos con criterios poco ortodoxos: "no nos interesa su formación ni sus currículums, sino su dedicación y las ideas que traen", aseguran los directivos.
Producto de ese criterio, a cinco meses de empezar a funcionar en el primer subsuelo del Argentino, la Escuela concentra ya una matrícula diversa. Entre sus 250 alumnos hay tanto estudiantes de arte como jóvenes desocupados que participan de programas nacionales de empleo, trabajadores del Teatro y artistas vocacionales. Todos ellos comparten sin embargo el mismo interés: acceder a una formación que durante décadas ha estado casi circunscripta a tradiciones familiares.
En eso consistiría precisamente una de las claves de la Escuela, según entiende Claudia Billourou, su alma máter y directora. "Durante décadas, muchos de los oficios del Teatro fueron transmitidos por tradición familiar: los padres se los enseñaban a sus hijos y así se iban renovando los planteles. Lo que hizo este proyecto fue precisamente abrir todo ese conocimiento artesanal y de altísimo nivel a la comunidad", dice.
Pero tan valioso como ese capital cultural es el hecho de que quienes lo poseen se hayan mostrado dispuestos a compartirlo. El grueso del plantel docente de la Escuela de Artes y Oficios está compuesto por técnicos y artistas del mismo teatro que aceptaron sumarse al proyecto en forma desinteresada: iluminadores, escenógrafos, maquinistas, tramoyistas, vestuaristas, zapateros, sombrereros, maquilladores, carpinteros, herreros, tapizadores, escultores, sonidistas, músicos, artistas digitales, directores...
"Algunos de nuestros profesores son técnicos que tienen hasta treinta años de experiencia y trabajan actualmente en los talleres del Teatro; otros son profesionales con carreras internacionales que ha vuelto para transmitir sus experiencias; todos lo hacen por la vocación de enseñar ya que cobran apenas un mínimo. Y es que si bien la Escuela funciona bajo la órbita del Teatro, nos financiamos gracias a un apoyo de Ministerio de Trabajo de la Nación y un subsidio de la UNESCO que nos posibilitan que nuestros cursos sean gratis", señala Billourou.
Lo cierto es que, aunque gratuita, la formación que ofrece la Escuela no es de acceso irrestricto; requiere someterse a un proceso de selección. "Hacemos entrevistas personales para seleccionar a los alumnos ya que tenemos cupos limitados y buscamos un perfil muy especial. No nos interesan los currículums o si tuvieron muy buenos profesores, tampoco nos importa mucho su formación; para formarlos estamos nosotros. Los que nos interesan son las ideas que traen los estudiantes y su interés por aprender", dice la directora.
Tampoco la propuesta educativa que ofrece la Escuela es la habitual: "no creemos en las cursadas interminables, nuestros cursos duran sólo un cuatrimestre, del cual un tercio se dedica a la teoría y el resto es pura práctica. La idea es que a partir de esa formación, cada cual busque su propio camino", explican. Por la misma razón, su programa curricular es tan flexible como quiera el estudiante: cada quien cursa lo que le interesa y tanto puede asistir todos los cursos como hacer simplemente a uno de ellos.
Tras haber arrancado con unos pocas propuestas, "la TAe" -como la llaman algunos de sus estudiantes- suma ya en este segundo cuatrimestre cerca de veinte cursos. Entre ellos están los de maquinista y tramoyista, iluminación y montaje lumínico, realización escenográfica, escultura escenográfica y utilería, sastrería teatral, mantenimiento, maquillaje, fotografía del espectáculo, diseño industrial aplicado al arte, puesta y espacio escénico, análisis del circuito de arte contemporáneo, régie, espacio escénico, diseño de vestuario, acústica de los instrumentos musicales, análisis del espectáculo y crítica del espectáculo.
Contra lo que suponen muchos de sus aspirantes, la Escuela de Artes y Oficios no implica necesariamente un pase directo a los cuerpos del Teatro Argentino; pero si el acceso a saberes cada vez más raros de hallar y, por tanto, cada vez más valorados por los teatros del mundo.
"Saberes que se están perdiendo"
"El éxito de convocatoria que tuvo de entrada la Escuela demuestra el vacío que existe en este tipo de formación. Y es que nosotros apuntamos a formar artistas y técnicos de la escena, no profesores; ahí está la diferencia con la orientación que predomina en nuestro país; una diferencia radical. Por eso es que nuestros docentes no son profesores sino profesionales en actividad, personas con saberes que se están perdiendo y desean transmitir".
Claudia Billourou
Directora de la Escuela de Artes y Oficios del Teatro Argentino
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20110925/saberes-estan-perdiendo-informaciongeneral9.htm
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