viernes, 23 de septiembre de 2011

Días de teatro

“UNA FLAUTA MÁGICA”. Versión del inglés Peter Brook sobre la ópera de Mozart. Cinco funciones agotadas.

Escenarios / Teatro / 23/09/11

Desde hoy, y durante dos semanas, la nueva edición del FIBA reunirá 48 obras de aquí y del exterior. Autores, directores y críticos opinan sobre el acontecimiento y hablan de posibles tendencias emergentes y de la necesidad de políticas culturales, más allá de los mega eventos.

POR LENI GONZALEZ

El telón de Buenos Aires se ha levantado.” La cita es un comodín válido para variadas ocasiones y tiempos. Podría pertenecer a algún funcionario en un acto de ayer, al director de una sala después de la gripe A o a un militante de aquel Teatro Abierto. Pero no: son palabras firmadas por Darío Lopérfido, subsecretario de Acción Cultural durante el gobierno de la Ciudad de Fernando De la Rúa, además de director general del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), que en octubre de 1997 inauguraba su primera edición. Pasaron catorce años con crisis y helicópteros, alianzas y cromañones, caídas, ascensos e inesperadas reelecciones. Y, a pesar de todos los sobresaltos, también pasaron siete festivales que tuvieron desde el inicio y hasta 2007 la marca de Graciela Casabé (despedida a fines de 2007 por el, desde entonces hasta la actualidad, ministro de Cultura de la gestión macrista, Hernán Lombardi) y a la que siguió, en 2009, la de Alberto Ligaluppi y Rubén Szuchmacher. Hoy empieza y hasta el 8 de octubre se desarrolla el octavo festival que trae a Lopérfido en la dirección artística, en un contexto político y social bien distinto que dispara las comparaciones.

“En 1997, no sabíamos lo que iba a pasar, si iba a gustar, en fin, fue descubrir un mundo nuevo. Hoy, como director artístico (no tengo nada que ver –aclara Lopérfido– con lo administrativo ni con los presupuestos) soy el curador de este festival y creo que hay algo de mi estilo, de mi marca, lo cual no quiere decir que elegí sólo lo que me gusta a mí sino que, sobre todo, pensé en nuestro público, que es muy sofisticado y ve teatro todo el año. Es fundamental la comunión con el público y quiero saber cuánto se acerca mi gusto al de la gente. No creo en los festivales de tendencias”, dice el funcionario que entre 2002 y 2008 se desempeñó como consultor del Grupo PRISA en Madrid.

Autodefinido como “fervoroso espectador de teatro”, Lombardi –ex ministro de Cultura, Turismo y Deporte de De la Rúa en la Nación y actual titular de la cartera cultural porteña en el gobierno Pro– considera que “este Festival respeta la esencia de los orígenes, el espíritu con el que fue creado”. Dice también que la programación es “renovadora”: “Creo que es un festival muy conceptual, en el que ninguna obra pasará inadvertida ni es inocente: todas traen un debate entre las éticas y las estéticas actuales”. Entrevistados por separado, en ese mismo sentido opina el curador del Festival: “Lo más importante es discutir las tendencias estéticas, para eso tiene que servir un festival. En sociedades tan banalizadas por discursos populistas, la tv, las redes sociales, no hay debate, no hay discusión y el teatro puede traer ese debate filosófico y político. Creo que el teatro –junto quizá con la literatura– es el único refugio para los intelectuales”.

Si se trata de discusión, de éticas y de estéticas, a la Ciudad no le faltan. El mismo Lopérfido cuenta que en el 97 algunos dijeron que el FIBA era un derroche y por qué con esa plata no se ayudaba a las salas. “Es un clásico que aparezcan las quejas porque estos eventos amplifican los reclamos pero creo que, más allá de los disconformes, el festival afianza la identidad cultural y nos da una mayor inserción internacional y por eso hoy se habla de teatro argentino en el mundo”, subraya. No obstante, a ningún teatrero se le escapa la oportunidad de contactarse con programadores extranjeros en el marco del festival, puertas adentro la Asociación Argentina de Teatro Independiente (Artei) reclamó a los funcionarios porteños haber sido ninguneada en la logística de la programación. Pero con el debut del festival encima y su efecto amplificador, esta cuestión “llegó a buen puerto”, al decir de Lombardi, que también se muestra conciliador con la realización (del 17 de septiembre al 8 de octubre) de un festival paralelo: el segundo Escena organizado por el colectivo Espacios Escénicos Autónomos integrado desde 2010 por 19 salas que se sitúan a la izquierda del off “reconocido”.

Tres nuevas secciones se estrenarán en el festival: Concurso de Proyectos Teatrales, Retrospectiva y FIBA en Santiago. Presentado por las autoridades como su principal logro, es la primera vez que en el Festival se estrenan obras surgidas de la convocatoria del ministerio de Cultura junto al FIBA y al Instituto Nacional de Teatro. Los seis elegidos, entre 156 proyectos, por el jurado –integrado por el crítico Carlos Pacheco, el director y actor Jorge Graciosi, y el director artístico del Complejo Teatral de Buenos Aires, Alberto Ligaluppi– recibieron 30 mil pesos para llevar a cabo las obras. Por otro lado, a través de un acuerdo con el Festival Santiago a Mil, de Chile, el FIBA llevará cuatro espectáculos al teatro municipal de Las Condes de la capital chilena: Una flauta mágica , Hamlet , el recital de Estrella Morente y la obra nacional La familia argentina . Y la Retrospectiva dedicada a un autor, se inaugura con Claudio Tolcachir. Este año, el jurado formado por el director Alejando Ullúa, el coreógrafo Gustavo Lesgart y la crítica Alina Mazzaferro eligió 16 obras para la sección de las ya estrenadas (ver recuadro).

“Tengo que suponer que el festival no me considera como crítica, puesto que no me ha invitado a nada. Podría decir que me mal acostumbré porque el último FIBA invitó a los que escribimos en medios alternativos, pero ahora volvimos a la normalidad. Sin embargo, considero que este festival, sin decirlo ha mantenido algunas cosas que nacieron en el anterior, de la mano de Szuchmacher y Ligaluppi, como el concurso de ensayo o la convocatoria a Ojos Críticos a cargo del programa de Formación de Espectadores”, dice la crítica y docente universitaria Mónica Berman sobre la segunda experiencia del Laboratorio Taller en el que un grupo de jóvenes de 16 a 25 años escriben notas periodísticas y críticas sobre los espectáculos del festival. Acerca de la programación, Berman resalta que “la inclusión de países vecinos no sé si hubiera estado sin el festival anterior. Por otra parte, no faltó demasiado para que nos quedáramos sin propuestas locales; por suerte, parece que les hicieron acordar y la elección definitivamente es interesante”.

Si bien tanto Lopérfido como Lombardi insisten en resaltar al FIBA como faro cultural, disparador de debates y ámbito ideal para el diálogo entre diferentes estéticas y filosofías, no coinciden con esa mirada ni la mayoría de los encuestados por Ñ (páginas 8 y 9) ni el crítico e investigador teatral Federico Irazábal: “No creo que en términos estéticos haya logrado absolutamente nada. Sí lo hace en términos políticos ya que por los problemas que lo han rodeado históricamente se puede ver con mayor claridad cómo cada uno de los que integramos el sistema teatral nos movemos políticamente. Pero pensar que, por ejemplo, las discusiones este año tuvieron que ver con lo económico es un poco triste. Sólo se discutió si dos o tres funciones y si 5 o 7 o 9 mil pesos. Y creo que, en todo caso, ratifica parte de lo que nos pasa en todos los ámbitos: las entradas que se agotan son las de los espectáculos que tienen un gran nombre o una gran estructura y no se venden las de las obras más experimentales, más arriesgadas”, dice el autor de Por una crítica deseante .

Pasaron siete FIBA, empieza el octavo. Mientras, como dice Bartis en su columna, “la escena seguirá latiendo con fuerza” con tantas propuestas que resulta imposible abarcarlas a todas. Para Ana Durán, directora de revista Funámbulos y coordinadora general del Programa de Formación de Espectadores, “hoy por hoy, lo que aparecen son algunas estéticas personales, muy pocas para la cantidad de teatro que se produce. No creo en el estallido ni en la multiplicidad de estéticas, sino en la síntesis de todas esas estéticas diversas y hasta opuestas que se desarrollaron durante los 80 y 90, a la que siguieron varios años de desorientación por la gran eclosión de estrenos y ahora se está separando la paja del trigo. No se están asentando tendencias sino las estéticas personales de algunos artistas interesantes”. En 2009, por el FIBA pasaron unos 40 mil espectadores: si este año también alguna de esas estéticas llega al público para que las multiplique, al menos en ese aspecto el festival será una fiesta.


Programación: de aquí, de allá, de todas partes

La programación internacional ofrece Una flauta mágica , versión de la ópera de Mozart del inglés Peter Brook; dos compañías alemanas, la Schaubühne am Lehniner Platz con Hamlet , dirigido por Thomas Ostermeier, y la Volksbühne am Rosa Luxemburg-Platz con ¡Te estoy mirando a los ojos...

. Será el debut porteño del francés Patrice Chéreau con El gran inquisidor , basado en L os hermanos Karamazov , de Dostoievski, y del músico y director alemán Heiner Goebbels, con Eraritjaritjaka . Se presentan Angélica Liddell y la cantaora Estrella Morente, por España; la compañía Motus, de Italia; y una Medea con elenco de Burkina Faso. Y, entre varias propuestas latinoamericanas, el chileno Guillermo Calderón montará Villa+Discurs o en el ex Centro clandestino, de Virrey Ceballos al 600. En cuanto a la producción local se verán 16 obras ya estrenadas en la Ciudad: Paraná Porá (Maruja Bustamante), El ardor (Marcelo D’Andrea), Un hueco (Juan P. Gómez), Los talentos (Jakob y Mendilaharzu), Rosa mística (Ignacio Apolo), Ala de criados (Mauricio Kartun), El secuestro de Isabelita (Daniel Dalmaroni), Amar (Alejandro Catalán), Niños del limbo (Andrea Garrote), Rosa brillando (Juan Parodi), Cómo estar juntos (Diego Manso), La familia argentina (Alberto Ure) y, las de danza, Anclar (Fabiana Capriotti), Hombre rebobinado (Margarita Bali), Cariño (Mayra Bonard) y Adónde van los muertos (lado B) (Grupo Krapp). Se estrenarán seis piezas surgidas del Concurso de proyectos teatrales: La patria fría (Andrés Binetti y Mariano Saba); Actividad mental (Luis Garay); Pudor en animales de invierno (Santiago Loza y dirección de Lisandro Rodríguez); Leonardo: Trabajo Práctico N.1 (Gerardo Hochman); Pueden dejar lo que quieran (Fernando Rubio); y Esa no fue la intención 2 (Joaquín Bonet). Del interior se presentan Carnes tolendas (Córdoba); De Fierro (Salta); La funeraria (Chubut), Pan...

(Buenos Aires); Kruvikas (Misiones); y Javiera (Mendoza). Para la sección Proyecto clásico, tres directores (Beatriz Catani, Alfredo Ramos y Emilio García Wehbi) adaptaron obras de Shakespeare, Wilde y Eurípides. Información: www.festivaldeteatroba.gob.ar


La escena teatral en tensión

POR RUBEN SCHUMACHER - Director, actor y docente

A manera de balance del FIBA 2009, que dirigimos con Alberto Ligaluppi, un columnista de esta revista decía que ése había sido un festival triste. Fue llamativo, porque calificaba una manera de pensar una política teatral con un adjetivo de tipo emocional. Un nuevo ejemplo de la sentimentalización de la política que viene haciendo bastante daño. Ese FIBA no fue ni triste ni alegre, porque un festival de teatro no existe para cambiarle el humor a la gente, sino que se justifica en la medida en que ponga en tensión la escena teatral en la que se desarrolla. Una de las decisiones más fuertes fue la elección de espectáculos internacionales por fuera de los mercados teatrales habituales y del mercado de festivales internacionales que, por ser programados siempre por la misma gente, terminan siendo iguales en todas partes. La programación no se buscó en otros festivales sino en las mismas ciudades, como Paris, Breslavia, Cochabamba o Maputo, tratando de ver qué era importante para otras comunidades y qué podría ser interesante para reflexionar cuestiones teatrales y políticas en nuestra Ciudad. Otra decisión fue vincular la programación internacional con las salas de teatro independiente, algo que prácticamente no se había hecho en las ediciones anteriores del Festival. A eso le podemos sumar el hecho de haber invitado a los países del Mercosur en el FIBA, algo que no sucedía, salvo excepciones. Otra iniciativa fue invitar a los periodistas de los medios alternativos a todas las funciones y no sólo a las que tenían sobrante de boletería; consideramos que ellos son parte de este nuevo movimiento teatral que tiene la Ciudad. Fue muy criticado el hecho de que no hubiera “nombres” consagrados en los espectáculos nacionales. Sostuvimos esa decisión fuerte, extrema, porque consideramos que un festival es un campo de muestra de las nuevas cosas y no de reafirmación de lo consagrado por el medio local o los festivales extranjeros. Tenemos el orgullo de haber permitido la participación activa del programa Formación de Espectadores, además de haber creado el Premio de ensayos teatrales Alfredo de la Guardia, en colaboración con el INT. Se hizo un catálogo exhaustivo, único en la historia del FIBA, y una muestra de cine llamada “Máquina Hamlet”, que algunos cinéfilos recuerdan como única.


Contra toda domesticación

POR RICARDO BARTIS - Director, actor y docente

Es bueno que por unos días Buenos Aires sea recorrida por actores y directores de otros países que verán la intensidad de nuestro teatro. La importancia del teatro en Buenos Aires sólo deja de ser perceptible para los funcionarios de turno y desde hace muchos turnos. Algo que, desde el adueñamiento de espacios tomados por lo teatral durante los 80 y los 90, mantuvo vivo el tejido social mientras la expresión política de esos funcionarios se dedicó a disolverlo. Por eso, el FIBA es en gran medida una experiencia vinculada al desarrollo de lo teatral alternativo. Bienvenida sea una edición más, independientemente de quién sea el director y de las características de las programaciones. Hay muchos espectáculos que son número puesto y sirven para comparar. Por ejemplo, viene un “Hamlet” del teatro oficial alemán que podrá compararse con el “Hamlet” oficial que se ve en el Alvear. Pero sobre todo habrá grupos de gente joven que presentarán sus trabajos y mostrarán la potencia y singularidad de su lenguaje. Es paradójico que el FIBA se produzca en el momento de mayor dificultad con Proteatro y con las instituciones de la Ciudad vinculadas al apoyo teatral. Viene de arrastre; pero esta gestión ha llegado a lugares de gran dificultad que no deben soslayarse. El maltrato a nuestros espacios y proyectos es una falencia muy grande. Son parte de las contradicciones a las que los teatreros estamos muy acostumbrados. Por eso, está bien el festival, más allá de tal o cual funcionario. Después, la escena seguirá latiendo con fuerza: tomará lo que tenga que tomar, se defenderá de lo que tenga que defenderse, afirmará lo que tenga que afirmar y seguirá desarrollándose en contra –espero– de un modelo que tiende a domesticarla.

Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/teatro/FIBA_2011-_Dias_de_teatro_0_560343968.html

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