lunes, 13 de diciembre de 2010

Impactante despliegue de danzas y música de Bolivia en el corazón platense

Los grupo caporales, una danza vinculada con la antepasados esclavos, fueron los más numerosos en la entrada boliviana a la Plaz

13.12.2010 | Sin olvidar a los muertos de Soldati, celebraron la 1º Entrada Folklórica en la ciudad desfilaron Más de 40 grupos

Cientos de bolivianos y argentinos cuyos padres emigraron en décadas pasadas de ese país en busca de oportunidades, convirtieron ayer a la Plaza Moreno, horas antes de que se desatara la fiesta de Estudiantes de La Plata (ver suplemento Plaza Deportiva), en un gran escenario de danzas y música del altiplano. Si cualquier testigo podía abstraerse de la imponente presencia de la Catedral, también podía imaginar una celebración cotidiana en Oruro, Potosí o Cochabamba.
Las fraternidades, tal el nombre con el que se identifican los distintos grupos, desplegaron alegría por la calles 50 desde la Municipalidad. Después se internaron en la Plaza donde se levantó el palco, y concluyeron detrás de la Catedral, con una show de fuegos artificiales que marcaron el final, para dejar lugar a la alegría futbolera.

Lo hicieron sin olvidar lo que sufren otros hermanos, tras las muertes en el Parque Indoamericano (página 3). "Muchos de los que están hoy aquí son cercanos a las comunidades a las que pertenecen los dos muertos en Villa Soldati", explicó a Diagonales Diego Sánchez, el director ejecutivo de Bolivia Unida, una publicación de la colectividad con distribución en Capital Federal y el conurbano.

La fiesta estuvo a punto de suspenderse y su realización generó algunas críticas. "Necesitábamos hacerla -dijo Sánchez-, porque nuestra colectividad en la Argentina es muy amplia, y queríamos demostrarlo". La de ayer fue la "1º Entrada Folkórica" que se realiza en La Plata. Cada "entrada" es una fiesta imponente que congrega a grupo de casi todos lo distritos bonaerenses y de varias zonas de Capital.

Este año la primera fue en agosto, en Lujan; le siguió la realizada en septiembre en Villa Celina; y la tercera en octubre, en el barrio porteños de Bajo Flores, muy cerca de donde esta semana se registraron los incidentes. La Plata es la cuarta cita, y el objetivo es que con esta inauguración sea una parada permanente todos los años.

Los grupos hicieron sonar sus tambores y sus vientos desde de las 17. Los Reyes Morenos de Berazategui fueron los que abrieron el fuego, y como si fueran las comparsas en un corsódromo, o los cadomberos montevideanos en las llamadas, se sucedieron en la calle con sus bailes tradicionales y su ropa especialmente confeccionada.

Caporales, tinkus, tobas, morenada, pujllay, kullawada y llamerada, son los distintos tipos de bailes. Cada uno tiene un significado especial, muchas veces ligado con una fuerte religiosidad.

Detrás de los de Berazategui siguieron "Las poderosas internacionales", los grupos de San Alberto, los San Simón de Merlo, las bellas mujeres de los caporales de la Virgen de Copacabana de Rafael Castillo, y los Reyes de Boulogne. Pero los barrios y localidades se multiplicaron. Desfilaron grupos de El Jagüel, del Camino Negro, de González Catán, de Laferrere, de Nueva Celina, y de Santos Vega. Vinieron también los del Jalón de Quilmes, los "Nueva Generación" que se identificaron como "de La Salada", los de Monte Grande, Ciudad Evita, Barrio Lindo, Adrogué, San Isidro y muchos más.

Los locales se hicieron sentir al final, y fueron mayoría entre las más de 40 agrupaciones. Si bien los Tinkus entre los primeros en ingresar a la plaza, hubo otro siete grupos platenses que cerraron la fila. Todos ellos caporales. Se vio a los grupos Cruz del Sur, Raíces de mi tierra, San Simón, Bolivia Unida, Estrella del Norte, San Miguel y City Bell.

Integración. "Estamos acá para mostrar nuestra cultura fuera de los ámbitos en los que nos movemos cotidianamente", explicó Sánchez, mientras hacía sonar el Silbato para que el espectáculo no perdiera continuidad. Es uno de los pocos con sobrio traje oscuro, en medio de un mar multicolor.

Los trajes son, en su mayoría, elaborados con telas traídas de Bolivia. O directamente es ropa confeccionada en su tierra natal. El rojo sangre, el amarillo, el azul eléctrico, el violeta, el lila, el verde. Toda la paleta de colores tiene lugar en alguno de los grupos. Trajes trabajados al mínimo detalle, ornamentaciones con plumas, bordados perfectos, hombreras, cortas polleras.

Y los bailes se transmiten de generación en generación casi de manera cotidiana. Los ensayos comienzan en marzo, a casi cuatro meses de la primea entrada en Lujan. Probablemente la mayor parte de los jóvenes que danzan como poseídos son argentinos cuyos padres o abuelos decidieron emigrar de lugares como Oruro o Potosí.

Se resisten a olvidar sus raíces y así lo manifiestan. Lo ratifica Miltón Casajás, un joven que nació y se crió en 522 y 16, uno de los enclaves bolivianos más números en La Plata; o Marina Coro, de los caporales Cruz del Sur, una chica que vive por San Carlos.

Para Sánchez, lo primordial es mostrar la cultura boliviana al pueblo argentino, para lograr con ello una mayor integración. La música, las danzas y las costumbres se recrean a diario en los ámbitos donde las comunidades viven. "Con estas 'entradas' pretendemos salir hacia el resto de la sociedad para que nos conozcan, para que también cambie la perspectiva con la que se nos mira", dice, y deja picando, sin decirlo, la discriminación que sufren sus hermanos.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-118187-medios-122-Impactante-despliegue-de-danzas-y-musica-de-Bolivia-en-el-corazon-platense.html

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