jueves, 31 de marzo de 2011

Malambo para Ricardo III: un baile en el que sólo reinan la ambición y el fracaso

Mariano Fernández y Miguel Jordan, actor y director de la obra que se presentará en la sala Armando Discépolo (12 entre 62 y 63)

Teatro

31.03.2011 | Este domingo llega la obra sobre un actor que pacta con el Diablo por un rol soñado

"Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero", aseveraba Cervantes. Y de eso puede dar fe el insaciable Ricardo III, personaje histórico capaz de repartir puñales como flores por doquier y que bien perpetuó el inmortal William Shakespeare con una obra clásica. El bueno de Richard –o malo, a decir verdad– al menos concreta varios de sus bajos anhelos. Pero no es el caso de este pobre y elemental actor retratado en Malambo para Ricardo III, escrita por Claudio Nadie y dirigida por el experimentado Miguel Jordan. Si "la ambición es el último refugio del fracaso", como decía Oscar Wilde, el personaje encarnado notablemente por Mariano Fernández lo corrobora: un actor mediocre inconciente de sus limitaciones, capaz de entregarlo todo por un papel soñado. Y entonces la ambición y la traición no dañan a terceros sino a sí mismo. Y a todos los que en él habitan. Porque este unipersonal multiplica al versátil Fernández por ocho caracterizaciones.

Miguel Jordan nos introduce en esta obra que el domingo 3 a las 20 se presentará en la sala Armando Discépolo (calle 12 entre 62 y 63): "Es una obra que juega con el poder, con la alegría, con el actor que le vende el alma al diablo para hacer Ricardo III de Shakeaspeare. Entonces aparecen e interactúan de la mano de Mariano los personajes que hace el actor, el diablo, el ángel de la guarda, Ricardo III y sus escoltas”.

Esta suerte de cruce del film de Pacino (Buscando a Ricardo III) y el pacto de Fausto, atrajo particularmente al director al igual que a los espectadores que permitieron que estuviera en cartel durante seis meses en la Ciudad de Buenos Aires: "Yo –como actor de tantos años– estaba buscando un texto que me conmoviera para poder dirigir y esta obra tiene llegada a todo público. Es sobre todas la necesidades que tiene el actor para llegar y cubrir su fantasía de actor. Un actor siempre da un examen. Y sueña con el personaje de su vida, que a lo mejor nunca le llega. Esta es una obra para todo público, porque se habla del poder, del fracaso, de la ilusión."

La obra es tan versátil como el trabajo de su protagonista, quien "va hilvanando distintas situaciones, porque cada personaje tiene una particularidad y psicología distinta."Por ello es que la obra se llama Malambo para Ricardo III... porque el diablo hace bailar al actor (risas)." Posiblemente Jordan se ríe porque él también ha hecho "bailar" a Fernández para sacar lo mejor: "Es una hora constante, transpira la camiseta y queda shockeado por un buen rato. Es un trabajo muy intenso, en el que tiene muchas acciones físicas."

Ese trabajo está sujeto a "cuatro meses de ensayo en el que buscamos al máximo, y fuimos recreando cada uno de los personajes. Yo no lo tomé como unipersonal sino como que dirigía a ocho personajes. Yo había trabajado con Mariano en algunas ocasiones, pero este es un trabajo al que el pusimos toda la garra, todo el esfuerzo y el reconocimiento ha sido maravilloso". Y agrega: "Es una obra que yo recomiendo a los actores, es un juego de actuación, muy interesante así que invito a toda la gente ligada al teatro en La Plata".

"Un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto", escribió William Shakespeare". Con una trayectoria de casi 50 años en teatro, televisión y cine, Jordan conserva el entusiasmo y ese divino tesoro que son los sueños no empeñados por la citada ambición. Pues sabe muy bien en donde reside la gloria para un actor: "El momento de gloria es el reconocimiento del público, a través del aplauso. Uno puede trabajar un montón de meses, pero lo que no se ensaya es el momento del aplauso… si te aplauden es porque realmente lo ha sentido... Uno no ensaya su reacción: el público llega, se siente y dice ‘a ver que me van mostrar’."

Una hora y ocho personajes en uno, sin duda satisfarán y arrancarán ese anhelo puro llamado aplauso por el que algunos son capaces de entregar oscuramente sus alma y otros, sencilla y genuinamente, darla.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-132328-medios-122-Malambo-para-Ricardo-III-un-baile-en-el-que-solo-reinan-la-ambicion-y-el-fracaso.html

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