"Rehén de ilusiones" (Argentina)© Pensa & Rocca Producciones
Pero hay mucho más en Romina: una madre atenta, un ama de casa organizada y la perfecta compañera de un músico emblemático
Semanas atrás la celebridad viajó El Cairo, Egipto, para la presentación de su nueva película "Rehén de ilusiones" pero, sucedió algo curioso. Según lo explicó Romina, "una amiga mía descubrió que un hombre se estaba masturbando en la sala. Es que allá no son muy comunes los desnudos en el cine y la escena erótica mía con Daniel Fanego, le provocó esa reacción. Por supuesto que la gente de seguridad lo echó inmediatamente. Situación incomodísima. ¡Imagínate! En un país musulmán tan cerrado, mis escenas resultaban pornográficas. Aunque, sí, son fuertes... Acá también van a traer cola", dice la mujer de Fito Páez (48) en Mardel.
Hasta aquí llegó para presentarse en Camino Negro, que protagoniza junto a Luciano Castro. En este caso, la bella Romina también se desnuda. "Si bien estoy acostumbrada a los desnudos, nunca antes había hecho temporada en la costa. Es una experiencia divertida. A pesar de que tuve que organizarme para mudarme con las nenas", cuenta.
En rigor se instaló en una estancia de Mar Chiquita con Fito, de quien estuvo separada durante años y se reencontró a fines de 2010. Y allí, en el campo, comparten el tiempo con los hijos: Valentina (13 años, de una relación anterior), Margarita (7, la que tuvo con Fito) y Martín (12, fruto de la unión del músico con Cecilia Roth.
-¿Por qué aceptaste hacer temporada en Mar del Plata?
-Porque leí la obra y me apasionó. El Taño y Luciano, con quienes hice algunos capítulos de Herederos, me lo propusieron y me gustó la idea. Es una historia de amor tan actual...
—¿Qué te exige desde lo físico?
-La mayor exigencia pasa por la voz. Estoy una hora y media arriba del escenario. Termino muy cansada. Por eso, todos los días me levanto al mediodía y duermo mucho. Es la única manera real de descansar las cuerdas vocales. De todas maneras, la satisfacción es grande. Por ejemplo ayer, en una parte de la obra, cuando Pereyra -el personaje de Luciano Castro- me deja sola, lloriqueando, con la cara semi tapada, me tenté y espié al publico. ¿Sabes que vi? Una mujer llorando en la fila dos. ¡Me mató!
-¿Ahí está el logro?
-Sí. No lo ves nunca. Porque tampoco podés colgarte mucho mirando al público. Por ahí sentís el reconocimiento en los aplausos. Por un segundo yo fui la espectadora. Sentí que estaba generando algo en el otro.
-Tu personaje, Teresa, es una mujer atractiva y manipuladora a la vez. ¿Cuánto de eso tenemos las mujeres en general?
-No sé si se puede generalizar, pero hay mucho. El ser manipuladora es una patología de la mujer. Pero no quiero matar a mi personaje, porque lo quiero. Teresa es una tremenda putona, pero con sentimientos. Es humana. Está del lado de "los malos", pero ella también es una víctima.
-¿Como te llevás con la tele? ¿Hay prejuicios?
-Quizás en un momento hice demasiada tele y me agobió. En su justa medida, me gusta. Pero no es fácil. Es como hacer abdominales en tiempo récord. A mí tal vez me gusta preparar más las cosas.
-¿Qué habrías sido si no fueras actriz?
-Piloto de avión. Vengo de una familia de pilotos. Cada tanto llamo a mi primo y le pido que me lleve a algún lado. Volar me pone nerviosa, pero me encanta. Creo en que mí ganó el ser actriz porque mi mamá vio que yo tenía algo, cuando todavía no podía darme cuenta de lo que quería hacer.
-¿Por qué decidiste que Richi, tu apellido, aparezca ahora escrito así y no Ricci, como figuró tantas veces?
-¡Es que me lo cambiaban automáticamente! Durante mucho tiempo dejé que lo escribieran con doble "c", porque a algunos les parecía que quedaba mejor, pero ahora quiero que se mantenga como es el original: Richi. Ahora decido yo. Desde noviembre no tengo representante.
Una, sola, se defiende mejor.
-¿Al elegir un laburo te importa la plata?
-He hecho obras en el Centro Cultural Rojas por amor al arte. Hasta sumándoles escenografía y vestuario de mi casa. El cachet depende del contexto. Es decir: no me importa tanto la plata. Pero mido la exigencia física. Acepto un trabajo primero por el libro; después, por el grupo de trabajo; y luego, por el director. Si hay plata, mejor.
-¿Qué es lo próximo que te gustaría hacer?
-Terminar mi película para filmarla. Aún estoy escribiéndola. Me faltan un par de escenas. Hice cursos de guión.
-¿No te asusta dirigir siendo tan joven?
-Sí. Siempre. Pero si no me diera miedo, no estaría la motivación.
-¿Cuánto tiene que ver Fito con que te motives por lo que hacés?
-Mucho. Porque él también es un apasionado, incluso en niveles más altos que los míos.
-¿Hablan de laburo?
-Sí. De lo que escribimos.
-¿Te imaginabas con un tipo como él?
-No. Es que no tuve tiempo de pensar. Me fijé en la persona. No era fan de él cuando lo conocí. Fito es el gran motivador de mis pasiones. Todo el tiempo está pensando y produciendo cosas. Escribiendo canciones, música y películas.
-Si vos sos una de sus musas, ¿Qué es él para vos?
-Es quien me incentiva. Aprendí de él eso de la motivación, a apasionarme. Hace diez años, cuando era más chica, sólo lo miraba. Pero entre nosotros hubo todo un proceso.
-La de ustedes es una típica familia ensamblada. Martín, el mayor, que es hijo de Fito; Valentina, tu hija mayor-, y Margarita, la de ambos. ¿Cómo funciona?
-Perfectamente.
-¿Creés en la familia tradicional?
-Debe existir, supongo (risas) Mi familia es tradicional.
¡Bastante típica!
-¿Vos decís?
-No sé... Por ahí voy a reuniones y veo que hay familias con otras formas (risas). Pero tiene que ver con lo que hacemos: somos artistas.
-¿La bohemia no es tanta como uno se la puede imaginar?
-Hay organización.
-¿Una casa con horarios?
-¡Absoluta organización! Si no, no habría tiempo para volar, para trabajar de lo que trabajamos.
-¿Es como que no se puede estar todo el día creando...?
-Claro. Cuando hay hijos, hay que organizarse. Mi maestra de guión siempre me decía que tenía que ponerme horarios. Encerrarme una hora a escribir, salir un rato a hacer lo que tuviera que hacer en casa, y después volver a escribir.
-¿Sos ama de casa?
-Sí. Me gusta organizar todo, cocinar, hacer la pasta de los domingos. Tengo sangre italiana.
-¿Te gustaría que tus hijas fueran artistas?
-Valentina actuó en algunas cositas y Margarita dice que va a ser cantante. Ya toca el piano. ¡Y es fan de Lady Gaga!
-¿Pensás tener más hijos?
-Sí. Me encantaría.
-¿Es un proyecto cercano?
-Puede ser... Ahora tengo que terminar algunas cosas. Pero es la idea.
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