Cantando con Adriana.
Teatro / Balance de vacaciones
Propuestas abarrotadaos y otras que se quedaron con las ganas en un invierno difícil
Por Veronica Pages | LA NACION
Pasó el malón. Uno festivo, alocado, divertido, pero malón al fin. Bastaba intentar acercarse al microcentro para sentir el murmullo creciente de los chicos llegando. Las vacaciones de invierno se han instalado como el momento en que son ellos los que toman por asalto la ciudad en busca de teatros, cines y circos que les brinden espectáculos del tamaño que sea; pero si son grandes, coloridos y brillantes... mucho mejor.
Hoy, una semana después, se puede pensar en un balance de lo que las vacaciones dejaron. Para ellos, los chicos, un conjunto de experiencias para contar a los compañeros el primer día de clases; algo de la adrenalina que le contagiaron los padres en el apresurado tironeo de manitos para llegar a tiempo, pese a que la multitud va en sentido contrario, y uno que otro suvenir luminoso, titilante y de corta vida- de los que tapizaban las veredas de los teatros más céntricos.
Y para los teatristas, productores y empresarios teatrales, las vacaciones dejaron distintos gustos en la boca, según cómo les haya ido con la taquilla. Quienes más rebosantes de sonrisas resultaron fueron los responsables de La novicia rebelde, que replicó el éxito que viene teniendo desde su estreno en el maratón de funciones que les ofrecían los 15 días de vacaciones. Justo frente al Opera, donde el espectáculo que encabeza con sobrado talento Laura Conforte, salían anchos de felicidad los cinco lindos chicos de Teen Angels que hicieron explotar el Gran Rex en cada presentación. También en Corrientes, pero del otro lado del Obelisco, Cantando con Adriana hizo de las suyas, lo mismo que Topa y Muni con su versión teatral de La casa de Disney Junior . Corrientes de parabienes, pero no toda. Por ahí cerca, en el Apolo, Robin Hood -una muy buena propuesta de Héctor Presa- no tuvo los resultados esperados, al menos en cuanto a la venta de entradas, porque en calidad -con un Osqui Guzmán de lujo-, fue de lo mejor que se podía encontrar.
"Fue difícil, no puedo decir que nos haya ido mal en estos quince días, pero si pensamos que estamos tratando de instalar una temporada de teatro infantil de calidad más allá de las vacaciones de invierno, el resultado es magro. Se ha instalado entre los padres esto de llevar a sus hijos al teatro sólo en vacaciones, lo que está perjudicando muchísimo la factura de las obras que se presentan. ¿Quién va a producir un gran espectáculo, de calidad, bien pensado y realizado para sólo quince días? Los números no cierran; las entradas están caras, y estamos obligados a empujar los precios para arriba porque han aumentado mucho los costos. Ahora los gremios que respaldan a los artistas tienen una ingerencia mayor -lo que me parece muy bien-, pero inevitablemente esos costos llegan a las entradas". ¡Uff! El que respira para poder seguir es Roberto Bisogno, el empresario teatral responsable del Apolo, La Comedia y el SHA, salas que este invierno tuvieron, además de Robin Hood , a Los Cazurros, Libertablas, Gotitas de primavera y La vuelta al mundo en un violín .
"Acá hubo un quiebre en 2009 con el cierre de salas al que nos obligó la gripe A. Desde ahí no se repuso la actividad; la temporada de 2010 fue mala y ésta también, sobre todo para los espectáculos que no vienen de un soporte televisivo", dice Bisogno.
Para Carlos Rotemberg -presidente de la Asociación de Empresarios Teatrales-, si bien no fue un gran invierno, no se anima a decir que fue decididamente malo, sobre todo porque encuentra que este año no sólo los espectáculos que llegaron de la tele fueron los más exitosos, y da como ejemplo Cantando con Adriana . Pero reconoce que es difícil ser empresario teatral y tener en la mira a los infantiles: "En 2002, cuando terminé de producir una obra de Pipo Pescador, dije basta. No hay posibilidades de hacer esto si no tengo garantizada la concurrencia masiva que sostenga los costos que implica". Triste panorama se avecina.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1395568-contluces-y-sombras-del-receso
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