domingo, 7 de agosto de 2011

Invitados a un horrendo banquete

Opinión teatro

Por Ernesto Schoo | LA NACION

Sábado 06 de agosto de 2011 | Publicado en edición impresa

eintiocho espectadores son convidados a participar del horrendo banquete en que culmina Tito Andrónico de Shakespeare, en la versión de La Fura dels Baus que se representa hasta mañana en el Club GEBA, según lo informó este diario en su edición del miércoles último. La propuesta conduce a una cuestión que preocupa a la gente de teatro desde fines del siglo XIX, cuando se rompieron las nociones aristotélicas y neoclásicas, y el teatro comenzó una vida independiente de la literatura, a la vez que se liberaba también de la escena "a la italiana".

La cuestión es: ¿qué papel desempeña el espectador en el complejo sistema de signos que es una representación teatral? Patrice Pavis, en su Diccionario del Teatro (Paidós, 1983), bajo la voz "Recepción", escribe: "Que el espectáculo le sea exterior, o que lo incorpore, lo involucre, o lo agreda, la recepción siempre plantea un problema que atañe a la estética y que justifica la elaboración de lo que Brecht denomina arte del espectador. Si deseamos alcanzar el placer artístico, no es suficiente querer consumir cómodamente y por unas monedas el resultado de una producción artística: es necesario tomar parte en la producción teatral misma, ser uno mismo productor en cierta medida, admitir cierto esfuerzo imaginativo, asociar nuestra propia experiencia a la del artista u oponernos a ésta. Desafortunadamente, Brecht no especifica la forma en que el público recibe y reelabora los signos de la representación".

Ante la imposibilidad de codificar una reacción unánime (cada espectador recibirá esos signos según su cultura general, su experiencia personal, su posición social, su estado de ánimo en el momento), tan sólo cabe imaginar un sujeto ideal dispuesto a ser sometido a las intenciones, no tanto del dramaturgo cuanto del director y los actores. Desde mediados del siglo XX se procura concretar esa participación, que habría comenzado con el teatro circular y proseguido con los intentos que, por ejemplo, se vieron en Buenos Aires, en el Instituto Di Tella, cuarenta años atrás (el Grupo Lobo y otros similares). Al parecer, fue una temprana visita de La Fura dels Baus la que impulsó la creación entre nosotros de la Organización Negra, De la Guarda, Fuerzabruta y sus desprendimientos posteriores. Personalmente, detesto que los actores me sobrevuelen colgados de arneses, o me tiren desde allá arriba autitos de plástico, o me corran con el chorro de una manguera. Aunque admiro la destreza y el coraje con que ejecutan esas acrobacias, y de buena gana abro un crédito a favor de formas expresivas distintas que enriquezcan a esa antigua liturgia: el teatro.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1395279-invitados-a-un-horrendo-banquete

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