miércoles, 31 de agosto de 2011

“Todos tenemos algo de ese criollismo degradado”



Teatro y política - Mauricio Kartun

Sociedad / 31.08.2011 | El director pega un paseo que va desde sus comienzos allá en el barrio San Martín pasando por su última obra, Ala de Criados, hasta llegar a la que está ensayando actualmente, Salomé de Chacra

Seguirle el tranco a Mauricio Kartun es difícil, porque va del chiste más grotesco a la hipótesis poética más cautivadora en una sola frase y lejos de cierto acartonamiento como marca patentada de estos eventos donde uno se dispone a escuchar del otro la verdad revelada. El director pega un paseo que va desde sus comienzos allá en el barrio San Martín pasando por su última obra, Ala de Criados, hasta llegar a la que está ensayando actualmente, Salomé de Chacra. Y es por este continuo movimiento esquivo que se entiende su capacidad de no haber quedado preso de la mirada ética de su época y aún así hacer un teatro completamente político.

A la hora de describir sus orígenes en este oficio se remonta a su infancia y cuenta que su primera experiencia placentera en el teatro fue en el de revista, al que iba por elección de su padre. "Tengo la suerte de pertenecer a esa generación que compartió un espacio de erotismo con su viejo, mirando unos minones terribles y riéndome del chiste más escatológico posible. En cambio, cuando ganaba la pulseada mi madre íbamos a ver a Miguel de Molina, varieté de artistas españoles. Y si los que decidían eran los tíos anarquistas terminábamos en el teatro independiente. Un embole terrible."

Sin embargo, y a pesar de esa triangulación tan particular, Kartun llega al teatro a través de la narrativa, porque luego de ganar un concurso y decidido a ser escritor en pos de mejorar sus diálogos –que era lo más flojito que tenía– lo mandaron a un taller de dramaturgia. De ahí siempre en fuga hacia adelante estudio dirección y pidió "ser oyente" de un taller de Teatro de Augusto Boal. "Una ridiculez completa, pero en ese entonces todavía tenía cierta reserva moral sobre el ser actor, que provenía de mi barrio. Hasta que me di cuenta que el teatro era el lugar que yo, el alumno repetidor y patotero de la secundaria que le gustaba la literatura, siempre había estado buscando."

Así comienza su carrera dentro del teatro político que lo trajo a La Plata para formar parte de una compañía de la Comedia de la Provincia con la que salían a hacer obras en los barrios. Kartun afirma que "en el teatro encontré mi forma de militar en una época donde tenías que asumir un compromiso. Éramos una compañía que iba a los barrios a bajar línea y a veces nos volvíamos con más de un escupitajo porque creíamos que les revelábamos una verdad. "Desde esa época en adelante están los que continúan reeditando la fórmula hasta el día de hoy y quienes en respuesta se vuelcan a una cuestión más abstracta. En el medio, Kartun le encontró la vuelta, "creo que el pensamiento profundo está vinculado con una revelación de cierto absurdo que se manifiesta como un impulso de risa. De manera tal que el acto más inteligente está siempre vinculado a la posibilidad de relacionar, de mirar la realidad y de verla distorsionada pudiendo reír de ella. 

Un filósofo que admiro mucho, Gastón Bachelard, dice ‘sobrecargue una metáfora y se volverá un chiste vulgar. Quítele precisión a cualquier chiste vulgar y se volverá una metáfora’. Un chiste vulgar y una metáfora son lo mismo, la diferencia está en la esencia de percepción en la cual yo sólo quiero quedarme con el procedimiento poético o quiero recargarla tanto para reírme de ella. El pueblo que ríe es el pueblo que puede distanciarse y puede entender poderosamente, es el pueblo que no cree en el peso de la solemnidad. Por eso escribo como Armando Discépolo, cosas horrorosas de las que la gente se ríe. Por ejemplo, cuando termina Ala de Criados me dicen ‘che, eso de los anarquistas es muy feo’, y yo les contesto: ‘sí, pero cómo te reíste’”.

Ala de Criados transcurre en enero de 1919 mientras que Buenos Aires es sacudida por una huelga terrible que derivaría en la Semana Trágica. Una familia aristocrática porteña se refugia en Mar del Plata en un club de tiro a la paloma frente al mar. Un universo donde se devela el pensamiento bien pensante, la fascinación por las armas, el sexo entre las rocas y el amor como un atentado anarquista. Según Kartun, esta obra nace de una conversación con Daniel Veronese, donde lo intenta convencer para hacer una obra juntos: "así chejoviana, de tipos al pedo hablando. Y de ahí surge el universo de Ala de Criados, mezclado con el hallazgo de una foto donde se veía que la terraza del Torreón del Monje era el área de tiro a la paloma. 

En general, mi universo está lleno de anarcos porque es el parámetro con el cual construir ciertas imágenes que tienen que ver con la incorrección. Miro al anarquismo como una hipótesis política poética, es decir, creo que el anarquismo es la hipótesis de máxima en relación a la convivencia humana siempre atravesada por el cotidiano y la imposibilidad de hacerlo. El anarquismo instala el verdadero patrón de lo que sería una vida más justa frente al pensamiento político como ficción que estamos viviendo. Donde un acto salvaje era verdadero, no verosímil."

En su nueva obra, Salomé de la chacra, aparece nuevamente el anarquismo y el mito bíblico religioso, pero Kartun retoma también cierta reflexión sobre la Argentina que parecía en El niño argentino y El Partener, porque "me gusta cierta zona del folclorismo degradado que viene de los ‘70 en La Plata cuando estábamos contratados por la Comedia de la provincia de Buenos aires e íbamos a laburar a los barrios con una obra polítiquera. A nadie le importaba lo que tenían para decir estos chicos, entonces teníamos una estrategia de ‘entrismo’. Viajábamos con un recitador criollo magnífico, Pachequito. 

Nosotros éramos unos militantes salvajes, intransigentes y Pachequito era un alma de dios que subía primero a recitar y la gente entraba en un estado encantador. Atrás veníamos nosotros luego a bajar línea. Pachequito te decía ‘yo te puedo recitar seis versos’, y cuando se le terminaban el tipo recitaba boleros. Ese universo medio patético de las peñas, del centro tradicionalista que no es todo el folclore, me encanta. Esa cosa de cuchillo, borrachera, Dios y la patria. Porque creo que cada uno de los argentinos tenemos algo de ese criollismo degradado". Y Kartun, con su irreverencia al mostrarlo, pega el salto del chiste a la metáfora.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-155561-Todos-tenemos-algo-de-ese-criollismo-degradado.html

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