lunes, 22 de agosto de 2011

María Canale: la primera es la vencida

UNAS FICHAS A... MARIA CANALE

Ganó el premio a mejor actriz en el Festival de Locarno por “Abrir puertas y ventanas”, su primer largometraje.

22.08.2011 | Por Diego Lerer


No hay muchos actores argentinos que hayan ganado premios en grandes festivales de cine. Y mucho menos con su primera película. Eso es lo que acaba de pasarle a María Canale, que se llevó del Festival de Locarno el Leopardo de Plata a la mejor actriz con Abrir puertas y ventanas, opera prima de Milagros Mumenthaler que, además, se quedó con el Leopardo de Oro a la mejor película del festival suizo.

María acaba de aterrizar en Buenos Aires una semana después de ganar el premio. “Tuve un recibimiento muy lindo -cuenta-. Con mi familia y amigos disfrazados, con carteles, fue emocionante”. Le vino bien, asegura, esos días en los que, con el gigantesco premio en el bolso, “envuelto entre la ropa”, se fue a pasear por Europa para “bajar un poco”. Y ahora, supone, todo volverá a la normalidad. O no.

Pero, antes de este presente, hagamos un furioso flashback. María, ahora de 24 años, era una niña porteña de seis que se había mudado con su familia a Boulogne y había descubierto el placer de “disfrazarse, jugar, hacer personajes en actos escolares”, por los que al tiempo fue enviada por sus padres a un taller de teatro.

Pero lejos estaba de verse como actriz. “Cuando terminé el secundario quería ser escritora y empecé a estudiar Letras -recuerda-. Siempre fui buena alumna, pero el CBC me pareció un embole.” Paralelamente, María se puso a estudiar teatro en el IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte) y a entrenar con “mi maestro”, Guillermo Angelelli. Y eso le interesó más: adiós Letras, entonces.

Sin referentes actorales en la familia (padre médico, madre bióloga), María empezó trabajando con su padre y luego como camarera en un restaurante, dando clases de teatro o estudiando guitarra, otro de sus intereses que también está convirtiéndose en profesión.

Instalada con su novio en Almagro, los procesos fueron los habituales para los actores que recién empiezan: algunos montajes de obras, alguna pieza que circula por salas independientes, castings, y cortos para “alumnos de la FUC”, entre los cuales se destaca No me ama , dirigido y coprotagonizado por Martín Piroyansky, que circuló por varios festivales.

Así fue que “me llegó una convocatoria a un casting por email y me mandé”. Era el primer largo de la premiada cortometrajista Milagros Mumenthaler, entonces llamado Ausencias (luego cambió el título por el actual) y que tenía como protagonistas a tres hermanas que viven solas en una casa, tras la muerte de sus padres cuando eran niñas, y la reciente, de su abuela.

“Fue un proceso muy largo porque se necesitaba una combinación de looks y edades para los personajes. Tomó varios meses, pero finalmente quedamos Martina Juncadella (como la hermana del medio), Ailín Salas (como la más chica) y yo”, explica.

A eso le siguieron meses de ensayos en los que “estuvo bueno ir probando y conociéndonos: juntarnos, pintarnos las uñas, hacernos máscaras, esas cosas. Fue un proceso de laburo bueno porque pudimos construir un vínculo”.

María encarna a la hermana responsable, la que se carga encima el peso de llevar la casa adelante y tratar de “controlar” a sus más inconstantes hermanas. “Yo no tengo hermanas, tengo un hermano más chico -cuenta-. Pero tengo una prima muy pegada y hay puntos de contacto con esa relación”.

Además, admite, hay algo de Marina, su personaje, en lo que es bastante similar. “Tengo esa cosa organizadora, ordenada y operativa, como de hermana mayor que soy: la mas nerd, la que estudia. Marina tiene algo más duro por dentro, algo que sale de forma rara, porque ella no dice tanto”.

Un rodaje muy respetuoso de lo que Milagros había escrito terminó en una película bella, de cámara, que retrata como pocas la relación entre hermanas de personalidades muy disímiles. “Aportamos algunas cosas, pero el guión tiene algo redondito, funcionaba. Mila sabía qué quería y qué no”, comenta.

De regreso al presente: Locarno, agosto de 2011. María presentando la película, recibiendo elogios, decidiendo irse unos días a Italia a pasear y a esperar novedades, premios o si, simplemente, le tocaba volver con la alegría de haber pasado una buena experiencia.

“Fue muy loco porque estaba sola en un hostel en Venecia. Llego a la noche, cansada después de caminar todo el día y me encuentro con un email diciendo que había ganado un premio y si podía volver. Estaba feliz: metí todo en la valija y me fui a la estación de trenes temblando de la emoción para ir a Milán. Ni siquiera avisé para que me fueran a buscar. En el tren tuve que explicarle a un alemán lo del premio y si me prestaba el celular para que me fueran a buscar”.

“Todo fue inesperado -agrega- Mi primera película, mi primer festival, ganar el premio, los festejos. Fue un flash.” María dice que, al ser una película sobre tres personajes, siente que es “un premio para las tres y para Juli (Julian Tello, un vecino de las hermanas). No lo hubiera recibido sin el buen trabajo de ellos. El premio tiene que ver con que todos trabajamos bien, conectados. Es para todos”.

¿Y ahora? “Ojalá pueda hacer más trabajos como éste: sensibles, con personas con los que te podés conectar, armar climas, vínculos”, dice. Por lo pronto, la vida normal. “Retomar la facultad, las clases de guitarra, los ensayos con la banda. Día por día. Y si tiene que venir, que venga.” «

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/personajes/Maria-Canale_0_541145900.html

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