viernes, 19 de agosto de 2011

“Yo soy un comediante que se brinda de corazón”

Carlos Sánchez

Espectáculos / 18.08.2011 | El actor trae a La Plata el show que se toma con humor su vida

“El peronismo no es ni bueno ni es malo, es incorregible”. La cita, casi tan célebre como su autor, pertenece a la eminente y filosa verba de Jorge Luis Borges. De acuerdo o no, es innegable su ingenio y en definitiva -y como decía otro irónico, Oscar Wilde- “ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista”. Lo cierto es que Carlos Sánchez prologa la entrevista con una extensa disertación sobre (o contra) el Gobierno nacional, la inseguridad, la corrupción y los males del mundo (o de Argentina). 

Lo hace con tal énfasis que insta a sentar amablemente una posición. “No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo”, diría Groucho, el Marx menos peligroso. Lo suyo no es el humor político, pero en parte lo describe: de porte generoso y modos vehementes, el actor se muestra innegablemente genuino. Yo, Carlos Sánchez. Así lo anuncia erradamente un volante. “El espectáculo es Menú de humor. El otro título lo puso un productor que hizo afiches y siempre me pareció terriblemente soberbio”. Sánchez se refiere al espectáculo que presentará este sábado, a las 21.30, en el Teatro La Nonna (3 y 47).

¿Qué sirve ese menú? “Fundamentalmente soy cantante -introduce-. Así inicie mi carrera artística, así que voy a estar mezclando el humor con la música y últimamente hago más música... Termino y me piden que siga cantando y no que cuente cuentos. Hago baladas, temas de Blades. Y hablo de mi vida. Mi vida es en sí es una risa. Tengo cosas muy jodidas que me han pasado y las tomo en joda. Y las transmito a la gente por el lado del humor -continúa-. Si no hubiera sido por el humor, quizá no sé donde estaría. Así que hago terapia arriba del escenario, me divierto con lo que he vivido. Y muchas veces la gente le ha pasado lo mismo que a mí. Cosas de pareja… Viste que yo tengo más separaciones que la Unión Soviética”.

Como es usual, sus remates son acompañados de su propia risa estruendosa. El cariz autorreferencial del show le permite cierta docilidad a la hora de la estructura: “Voy agregando cosas todo el tiempo. Por ejemplo hablaba en el show de las cosas que pasan en tu casa”.

En su nutrido anecdotario profesional, que lo llevó por teatros de todo el país y canales de televisión, recuerda: “Tuve la suerte de trabajar mucho tiempo con Esteban Mellino (Doctor Lambetain) que hacíamos Café Fashion y una gira por el país. Éramos carne y uña. Lo que hacíamos en el escenario era 90% improvisado. Y cuando bajábamos del escenario decíamos: ¿qué fue lo que dijimos que la gente se reía tanto? Y a lo último le decíamos a su hija o su mujer, que anotaran las cosas nuevas y después las íbamos incorporando. Una rutina de 5 minutos terminaba en una de 20”.

Sánchez reconoce a Mellino y Beto César como los compañeros con mayor química: “Con Beto no necesitamos ensayar. Pronto haremos el Festival del Chiste 20/11. Y con Lambetain tampoco necesitaba ensayar. Como no esta más, lo extrañás más. Me costó mucho su ida, lo lloré mucho. Fue un hermano de la vida. No me da vergüenza llorar… es un sentimiento que expreso constantemente”.

Sánchez sabe ir del tono elevado al afectivo, sin miedo a exponer su sensibilidad. “Las cosas que me emocionan no trato de ocultarlas. La vida es emocionarse permanentemente. Cuando no te emocionás con nada, fijate que tenés adentro. El tipo frío no tiene espíritu. Yo trato de mostrar lo que siento. Y no me avergüenza”.

A la hora de citar referentes, va desde “De los primeros, fue Don Juan Verdaguer, uno de los más grandes humoristas que existió en este país. Era uruguayo, no argentino, me enteré hace poco, ‘El señor del humorismo’. Y después el primer monologuista que fue el gran Pepa Arias”. A la lista agrega a “Les Luthiers, por supuesto. Huguito Varela, además de ser mi amigo, me divierte. Y uno que encanta es Cacho Garay. Tiene un problema conmigo. No quiere que vayan al teatro porque mi risa le caga le show… escucha mi risa, no aguanta y se va”.

Sánchez definiría al espectáculo como “en parte stand up y en parte cuentos, chistes”. ¿El stand up es en verdad eso que hacían Arias o Verdaguer, pero con un nombre cool? Sí, al menos para él: “Es una forma más cool… hace veinte años nos tenía idea que quería decir cool. Pero es así, van cambiando los modismos. El stand up es lo que hacía Pepe Arias, los grandes capocómicos que se paraban en un teatro.Don Pelele fue el más grande ‘standupero’ que hubo en este país”.

Según cuenta, la vocación surgió de pequeño: “Siempre fui el payaso del curso, el que en todas la fiestas hacía boludeces. Yo representé a todos los próceres en el colegio… La verdad es que siempre me gustó el escenario...”

Sánchez niega rotundamente la palabra “capocómico” y se define como “un comediante que se brinda de corazón y sinceramente. Trato de demostrar lo que soy con corazón y la gente lo acepta”. Así es este hombre visceral: bueno para algunos, no tan bueno para otros; incorregible sin dudas. Él, Carlos Sánchez.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-153838-seccion-114&Redirect=false-Yo-soy-un-comediante-que-se-brinda-de-corazon.html

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