viernes, 2 de julio de 2010

Rigoletto

OPERA - CRÍTICA

"La donna e 'mobile" se luce en celebrada versión del Argentino

Por MARIO F. VIVINO

La macabra historia del jorobado y tortuoso bufón del Duque de Mantua que por vengar la honra de su hija vejada por su señor termina llevándola al suicidio, se convirtió, gracias a su inspirada composición musical, en una de las obras paradigmáticas de la lírica mundial y desde su estreno hasta nuestros días sigue subyugando a quienes tienen el placer de asistirla. Representada en todos los teatros del mundo en forma permanente, el Teatro Argentino la repuso en una muy aceptable producción escénica, quizás un poco recargada y "oscura" pero perfectamente ambientada para dar vida al contrastante ambiente en que se desenvuelve el drama. (Algunos detalles de mal gusto en cuanto a presentar "pornografía lírica" (sic) parece ser inevitable por estas épocas.).

En cuanto al movimiento actoral, resultó un poco cuestionable que la mayoría de las escenas se desenvuelvan muy alejadas de la entrada del escenario, en un plano elevado y con permanente pasaje por escaleras, lo que exigió de los cantantes y actores un esfuerzo mayor en la emisión y movimientos. Es posible que ello se corresponda con el objeto de mostrar la opresión en que la mayoría de los personajes vive, pero de todas maneras la simplicidad en este tipo de óperas resulta deseable.

Muy correcta la versión orquestal -resaltando el maravilloso juego de contrabajo y cello del segundo cuadro-, con el coro afiatado y perfecto en todas sus intervenciones, quedó para los solistas la posibilidad de un desempeño eficaz y logrado. Esta ópera "para barítono" da al personaje central la posibilidad de alto lucimiento y así resultó. El platense Lisandro Guinis -de fructífera carrera en Europa- fue un bufón hiriente y despótico, padre cariñoso y protector, vengativo cortesano que odia a sus pares pero les teme y que pacta con un malhechor la muerte de un hombre. El dúo final fue su parte más lograda, y el aria "Corteggiani." otro suceso.

La presentación de la joven soprano española Sabina Puértolas no pudo ser mejor. Dotada de impecables medios vocales, sobresaliente como actriz, fue una Gilda amante, sensual, sufriente y decidida según los momentos, con un fascinante "Caro Nome". Verdi reservó para el tenor la pieza posiblemente más conocida de la ópera (y de casi todas las óperas): "La donna e´mobile...". Pero además, permite su lucimiento en otras páginas: estupendas arias y dúos y el famoso cuarteto "Bella figlia dellámore...". Darío Schmunck, argentino con trayectoria internacional muy amplia, fue un Duque de Mantua muy ajustado y ampliamente aplaudido. También se lucieron Christian Peregrino, como el siniestro Sparafucile y Mónica Sardi, hermana y cómplice del asesino. En roles menores, muy seguros Ernesto Bauer, Matilde Isnardi y Alberto Jaureguilorda.

En definitiva: brillante producción, éxito de público, impecable versión musical.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20100702/espectaculos18.html

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