Publicado el 10 de Agosto de 2011
Factótum de la agrupación calificada como la compañía de teatro más experimental y brillante de Gran Bretaña llega al país para presentar dos de sus obras. Tim Echells advierte que sus creaciones requieren de un espectador activo.
Por Mercedes Méndez
Qué es el teatro y qué hacer con él? Esa es la pregunta que desde 1984 se hace el prestigioso artista inglés Tim Etchells, director de Forced Entertainment, una compañía que trabaja en el montaje de obras experimentales, en las que se fusionan instalaciones, medios digitales y cine, utilizando texto, tecnología y bandas sonoras. Sus performances son conocidas por la larga duración –el viernes presenta un espectáculo de improvisación que dura seis horas– y por cómo construyen acontecimientos teatrales en vivo.
Hoy se podrán conocer las principales ideas de la innovadora estética de Etchells cuando se presente en la clase magistral de Panorama Sur, que contó con el apoyo del British Council, bajo el tema: “El espectáculo del tiempo: la presencia, el vivo y la representación de la temporalidad.” Forced Entertainment fue descripta por el diario The Guardian como “la compañía de teatro más experimental y brillante de Gran Bretaña”. Sus obras se han presentado en toda Europa, Australia, Japón, Canadá y los Estados Unidos. Ahora, además de transmitir sus ideas sobre el hecho teatral, el artista presentará por primera vez en Buenos Aires dos obras de su compañía: Quizoola! y Void Story (ver recuadro).
–Muchas de sus obras son de larga duración y el público puede levantarse e irse cuando quiere. ¿Cuál es su idea del tiempo en teatro?
–En el teatro, lo que se hace siempre es manipular el tiempo, se lo puede estirar o condensar, pero para mí consiste en armar formas en el tiempo. Por ejemplo, en Void Story el tiempo está muy condensado, es una obra narrativa, lo cual es raro para el trabajo que solemos hacer nosotros. Pero es un espectáculo muy preciso y avanza muy rápido. Mientras que Quizoola! es una obra de improvisación, que dura seis horas y ahí tenemos otra concepción distinta del tiempo. Estas obras se hacen una pregunta distinta del tiempo. El espectador se ubica de una manera diferente en cuanto a la observación. No se presentan formas prolijas o ajustadas, sino que van a la deriva.
–Después de tanto esfuerzo por parte de los artistas en los ensayos y durante la función, ¿cómo se siente si hay personas que deciden irse antes de que se cumplan las seis horas?
–Está perfecto si la gente se va, eso es parte de la obra. Yo siento un alivio cuando se van los primeros, porque es una manera de decir que nosotros estamos acá y ahora, que esto no es una película. En el teatro, la gente se va, hace ruido, mira un poco. Las reacciones son distintas, porque lo que se ve, está sucediendo. En general, el tipo de obras que yo hago son muy demandantes para el público. Lo que se genera como actividad en el espectador está vinculado con la imaginación y el pensamiento.
–¿Por qué sus obras son muy demandantes para el público?
–Creo que lo más importante que se le puede regalar al público es un espacio para hacer conexiones. Para que imaginen cosas y para que ellos armen las historias. Cuando logro abrir esos espacios con la gente me siento realizado.
–¿Alguna vez un espectador le dijo que una obra suya le cambió su modo de pensar?
–Nunca me pasó algo tan mecánico como que un espectador me diga que de ahora en adelante va a reciclar su basura con mayor conciencia, por ejemplo. Pero sí, que de maneras menos directas, el público me contara que lo había hecho reflexionar, que estaban conmovidos como para cambiar. Creo que para eso es el arte. Su función es abrir distintas posibilidades sobre uno mismo y sobre el mundo.
–Sus obras se presentan en todo el mundo ¿nota diferencias de recepción según las culturas?
–Yo viajo mucho, pero no estoy muy interesado en generalizar los públicos. Me resulta casi un estereotipo tipificar al público de esa manera. No pienso al público como si fuera una sola masa. Yo entiendo que son individuos y en una misma noche puede haber una o dos personas a quienes les cambia un poco su vida en relación con lo que vieron, gente que la pasó genial y otros que piensan que es lo peor que vieron en su vida. Por lo tanto, estoy acostumbrado a entender al público como algo que está partido.
Fuente: http://tiempo.elargentino.com/notas/mis-obras-son-muy-demandantes
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