martes, 2 de agosto de 2011

La Fura Dels Baus: "Si nos quedáramos con lo que hacemos, seríamos patéticos"

A PARTICIPAR. LOS CATALANES TRAEN UN ESPECTÁCULO EN EL QUE EL PÚBLICO NO ES MERO ESPECTADOR. LA PUESTA INCLUYE ENTRE SUS TEMAS LA ANTROPOFAGIA

02.08.2011. Entrevista. Pep Gatell. Fundador del grupo catalán, habla de la puesta de “Degustación de Titus Andronicus”, que desde mañana estará en GEBA. Luego de romper el espacio escénico, sin espacios diferenciados entre actores y público, ahora agregan gastronomía en una versión libre de la tragedia de Shakespeare.

Provocar, sacudir, despabilar. Eso es lo que se ha propuesto desde sus orígenes La Fura dels Baus con sus espectáculos. Y Degustación de Titus Andronicus que, a partir de mañana, estrenan en la Argentina, no es la excepción. Esta vez, a su peculiar estilo de representación (sin espacios diferenciados entre actores y público y con escenografías móviles), al cruce de teatro, música, elementos audiovisuales, plásticos, tecnológicos y otras disciplinas, el grupo catalán suma la gastronomía. Todo para dar forma a una versión libre de la tragedia de William Shakespeare, Tito Andrónico .

Su director artístico (y uno de los fundadores del grupo), Pep Gatell, asegura que la intención es no quedarse quietos nunca. “Antes rompimos el espacio escénico y ahora buscamos que la ruptura sea en el interior del espectador”. La puesta de esta obra, una de las más sangrientas y macabras concebidas por Shakespeare, cuenta con once intérpretes en escena y ocho técnicos dedicados a mover las escenografías, además de la novedad de dos cocineros que, en escena, preparan el banquete final del que participan, también, una veintena de espectadores (ver recuadro).

La inclusión de la gastronomía, ¿es parte de lo que ustedes llaman el “lenguaje furero”? Sí, nuestro lenguaje ha ido evolucionando en estos 30 años de existencia del grupo. Lo que llamamos furero tiene que ver con todas las disciplinas que fuimos incorporando. En un principio rompimos la famosa cuarta pared y dejamos que el público compartiera el espacio sagrado del actor. Así el público se convierte en un actor más que decide qué ver en cada función: construimos un 3D total y real. Lo mismo con las disciplinas visuales que incorporamos a lo largo del tiempo. Pero si nos quedáramos sólo con lo que hacemos, seríamos patéticos, y ya aburre un poco. Así que ahora se nos ocurrió esto de la gastronomía porque incluye los otros sentidos que estaban sin trabajar: el olfato y el gusto. Eso nos permite crear ambientes, climas, sobre todo porque el olfato es muy memórico, es un sentido que no hay cómo cerrarlo. Esta es la primera experiencia y a partir de los efectos que tenga veremos cómo se va a seguir desarrollando en nuevos espectáculos.

¿Cómo trabajaron la incorporación de una cocina en tiempo real en escena? Fue todo un reto, pero La Fura es muy incursionista, nos gusta explorar y trabajamos en conjunto con el chef Andoni Luis Adúriz, dueño del Mugaritz, uno de los mejores restaurantes del mundo que está en el País Vasco. Para él también fue un desafío porque en su restaurante tiene 30 cocineros para 50 comensales y aquí, apenas dos para mil personas y con una cocina de campaña. Cuidado, que la gente no crea que va a estar cenando en medio de la función. Lo gastronómico es un recurso más que utilizamos para crear momentos y sensaciones. Hay gente que se desmaya en algunas funciones, pero no por repugnancia sino porque creemos que los olores provocan algo en el sistema parasimpático, una contradicción entre lo que sucede afuera y lo que siente en su interior el espectador. Es un efecto que sucedió sin buscarlo.

Y vale la aclaración porque en esta obra los personajes se caracterizan por la desmesura, el salvajismo, lo sanguinario de su accionar e, incluso, la antropofagia. En la obra, el general romano Tito Andrónico regresa triunfal de una guerra, pero las traiciones y venganzas con las que se encuentra lo transforman a él y a su entorno en seres bestiales, capaces de mutilar al enemigo y hacer un banquete de sus despojos. Para recrear esa locura caníbal, el chef se inspiró en recetas del Imperio Romano, entre ellas el “garum”, una salsa a base de vísceras de anchoas, aceite y hierbas, que intentó recuperar en su forma original.

¿Por qué eligieron Shakespeare y en particular esta tragedia para el nuevo espectáculo? Porque en esta obra, escrita por un Shakespeare muy joven, ya está el patrón de todas sus tragedias posteriores como Macbeth o Romeo y Julieta . Además de que nos permite incursionar en este nuevo espacio del gusto y el olfato que nos faltaba explorar. Y porque abre una gran pregunta sobre la bondad y la maldad humanas. Acá los personajes pasan del amor profundo al odio visceral, de la gloria al fracaso. Aman a su familia y a la vez se transforman por la venganza. No hay buenos totales ni malos totales. Shakespeare te va sacando las capas, como una cebolla, y te va mostrando a lo que el ser humano puede llegar. Te muestra que si no sabés ser malo, no sabés ser bueno porque no podés distinguir.

En esta ocasión, además, introducen por primera vez, el texto hablado en una puesta. ¿Por qué? Porque la métrica de Shakespeare es genial y, al no tener los vicios de los actores clásicos, se luce. El adaptador de la obra con quien trabajamos estaba fascinado con eso porque los actores no declamaban, decían el texto.

La formación de los actores de La Fura tampoco es tradicional. ¿Cómo arman los elencos? Tenemos nuestros propios espacios de formación y además nosotros buscamos gente alrededor del mundo. Más allá de lo habitual, a veces vemos a un artista que nos gusta y nosotros pedimos trabajar con él. Y así se van sumando. La Fura ya está formada por tres generaciones de artistas: los que están desde el inicio, otros que llevan diez años y otros más nuevos. Y todos somos iguales. La Fura es una tribu, siempre estamos de gira y lo que más nos importa es lo humano porque convivimos todos juntos mucho tiempo y dependemos de los demás. Nosotros mismos somos lo que armamos nuestras puestas: somos actores, pero además, técnicos, obreros. En el camino aprendimos muchas disciplinas distintas y también aprendimos a ser disciplinados. Un actor que no sabe ir de gira, que no respeta a los otros, no nos sirve. Por suerte, descubrimos que en el mundo hay mucha gente “furera”.

Gatell es uno de los seis fundadores del grupo, que nació en Barcelona allá por 1979, del que quedan seis miembros como directores artísticos. “Fuimos nueve en un principio, ahora somos miles”. A partir de sus intervenciones artísticas, La Fura creó un nuevo mundo artístico del que varios grupos fueron herederos: Organización Negra, Fuerza Bruta, De la Guarda. “Curiosamente la mayoría son agertinos”, dice Gatell. “El lenguaje, la iconografía, el descaro, la organización que parece desorganización que nosotros impulsamos se expandió a muchas otros aspectos del arte e incluso a otros ámbitos como la publicidad”.

Y es que a esta altura, La Fura dels Baus ya es una marca de identidad.


¿La Fura de qué?

SANGRIENTA Y MACABRA ASÍ ES LA PUESTA. HARÁN 11 FUNCIONES EN TODO EL PAÍS.

¿De dónde viene el nombre del grupo? El director Pep Gatell explica: “Fura, en catalán, significa hurón. Y Baus es un lugar donde se descartaban desechos electrónicos. No nos poníamos de acuerdo en cuál de los dos nombres elegir y optamos por unirlos. Yo decía que nadie se iba a acordar, era como decir: “El perro del Mississippi”. Pero quedó, y funciona”.


Atreverse

Explorar es el verbo que mejor conjuga con el espíritu furero. Hace lejanos 32 años, los catalanes quebraban no la famosa cuarta pared, sino las otras tres e integraban al espectador en su búsqueda. No había escenario, sí escenografías móviles. Los argentinos aplaudieron -alguno, no tanto- los espectáculos que trajeron aquí. Fuerza Bruta y De la Guarda son hijos o parientes dilectos de La Fura.

Pero esta vez la apuesta es distinta. Ahora, se atreven también a un texto. Y no cualquiera, sino de Shakespeare. Y no cualquier texto, sino su primera tragedia.

Lejos están los fureros de representar el teatro isabelino. Parece que de “Tito Andrónico” tomaron la venganza y se volcaron hacia el amor y el odio, la bondad y la maldad. Y si faltaba algo, decidieron apelar a más sentidos del público, y le agregaron el aspecto culinario, ya que la obra también tiene antropofagia. Habrá que atreverse con ellos, porque el plato se percibe, a la distancia, sustancioso. Y degustarlo de cerca.

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/quedaramos-hacemos-pateticos_0_528547154.html

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