De gira entre amigos

En el Coliseo Podestá, así como en todos los teatros del interior, los actores son ovacionados al final Foto: LA NACION / Soledad Aznarez

Nota en la ruta

Backstage de un éxito que sigue creciendo: Baraka, con Marrale, Grandinetti, Arana y Leyrado

Viernes 9 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa LA NACION

"Para llegar hay que ser -filosofa Arana-. No va a ser sencillo, para nada, pero para ellos tampoco."

"Según escuché a Maradona en la conferencia de prensa, Messi no tuvo fiebre. Lo guardó a propósito", desliza Grandinetti. "Si hay un partido donde tiene que hacer un gol, es mañana", se entusiasma Marrale. Leyrado prefiere no augurar un pronóstico y calla. Por ahora.

"Alemania tuvo muchas ventajas, muchas ventajas... Me parece que mañana Argentina, si tiene la pelota, no le va a dar tantas. Ahora, mi duda es: ¿cómo va a tener la pelota sin Verón? Con México no la tuvo", la deja picando Grandinetti. Es viernes por la tarde, acaba de terminar el partido entre Ghana y Uruguay y los cuatro integrantes de Baraka se suben a una combi en la puerta del Paseo La Plaza con el Mundial en las pupilas. Y no es para menos. Argentina todavía no sufrió la derrota fulminante frente a Alemania, y las ilusiones del cuarteto de prestigiosos actores todavía siguen intactas.

Así empieza el viaje rumbo al Coliseo Podestá, en La Plata, continuando con una extensa gira nacional e internacional que desde el 23 de abril los lleva a recorrer las principales ciudades del interior del país, Colombia, Uruguay y Chile, para desembarcar en octubre en España, luego de ser aplaudidos por más de 250.000 espectadores en el Metropolitan porteño.

"Al Mundial lo estamos siguiendo con la gira. Lo vimos en Mendoza, lo vimos en Salta. Me parece que Maradona tiene un trato afectuoso con los jugadores", sigue Grandinetti. "La verdad es que así estamos, siempre con el fixture a ver dónde nos va a tocar cada partido", certifica Marrale.

"Cuando salimos de Buenos Aires con Baraka nos pasan muchas cosas. Una de las primeras es que revivimos situaciones que transitamos hace muchos años entre nosotros, incluso en otros mundiales, cuando hacíamos giras con Los mosqueteros y con Los lobos. Volvemos a teatros donde ya estuvimos, y vamos hilando el recuerdo para que aparezcan imágenes de esa época", cuenta Leyrado desde la butaca de adelante.

-¿Cómo es la convivencia cuando pasan varios días afuera?

Leyrado: -La gira es un entrenamiento actoral muy profundo, y así lo tomamos, como propuesta grupal. Nos damos cuenta que esto de ir cambiando de escenario, de hotel, de clima, de alturas, todo eso te lleva a que cada representación esté plagada de cosas nuevas. La verdad es que nos conocemos mucho, nos queremos y nos respetamos como amigos, como actores, y estamos siempre atentos de la tarea que nos convoca.

Grandinetti: -Somos gente grande. Y además del afecto, somos gente buena. La verdad es que nos pasamos todo el tiempo juntos, en los hoteles, en los restaurantes. La gira tiene mucho de convivencia, entonces es importante llevarse bien. Pero independientemente de eso, también somos profesionales. La mayoría de las veces te toca tener que sobreponerte a cosas, y apelar a la profesión. Pero por suerte, en general estamos muy relajados.

Marrale: -La convivencia es muy divertida. Pero además de pasarla bien, por supuesto, cuando estamos en tránsito para mostrar lo que hacemos estamos muy concentrados en eso, como artistas, sabiendo que la gira es un ejercicio de adaptación permanente.

El recibimiento del público no deja de sorprenderlos y el cálido aplauso los induce a la reflexión. "Después de eso, uno comprende que los conflictos del mundo occidental y cristiano, que es de lo que trata esta obra pareciera que son siempre los mismos -dispara Arana-. El año pasado, la autora holandesa Maria Goos fue a ver la obra a Buenos Aires, y nos dijo que estaba sorprendida de que el público argentino reaccionara en los mismos lugares y de la misma manera que el público holandés. Y eso, a su vez, nos sorprendió a nosotros. Pero claro, por algo sigue vigente Shakespeare. Hay cuestiones que van más allá de lo temporal, de lo circunstancial".

Para Marrale, los diferentes públicos son la pintura de una paleta muy grande que conforman la característica de un país. Y sus dichos se relacionan con lo que ocurrió al finalizar la función del Coliseo Podestá. "Cada región tiene una forma de manifestación, y eso se ve y se siente. De todas maneras, la resultante en general es siempre la misma. La gente acepta el compromiso nuestro, y lo expone en el aplauso final, que en general termina con casi toda la sala de pie.

El viaje en combi dura poco más de una hora, y luego de un tentempié en una confitería cercana, los actores se refugian en el teatro para familiarizarse con el escenario, una rutina que repiten cada vez que llegan a una nueva sala, como un equipo de fútbol que reconoce el campo de juego antes del partido. Allí se encuentran con los técnicos, recorren el lugar y ajustan aquellas cuestiones que tienen que ver con las distancias arriba del escenario y las salidas. Media hora antes de la función se reúnen en los camarines, donde Arana es el encargado de cebar unos mates y se hacen las bromas cotidianas antes de dedicarse pura y exclusivamente a la tarea de actuar.

La pieza de Maria Goos, que dirige Javier Daulte, contrapone los irrefutables valores de la amistad frente a la imposibilidad de sostenerla a través del tiempo sin que las ambiciones personales, las traiciones, la cobardía y otras tantas avaricias contaminen los vínculos que alguna vez fueron auténticos. De eso habla Baraka. Curiosamente, detrás de escena, una prolongada y afectuosa amistad entre Arana, Grandinetti, Leyrado y Marrale parece desmentirla irrespetuosamente.

Alejandro Rapetti

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1282923