U2 volvió al país y empequeñeció los antecedentes locales del PopMart y el Vertigo Tour, con una puesta espectacular, a la altura de la megalomanía de Bono y sus muchachos
Viernes 01 de abril de 2011 | Publicado en edición impresa
U2:presentacion del 360° tour Con bono (voz), the edge (guitarra), adam clayton (bajo) y larry mullen (bateria). invitado: muse. en el estadio ciudad de la plata. mas funciones: mañana y pasado mañana, desde las 19.30.
Nuestra opinión: excelente
Sí, La Plata hace a la felicidad. Allí donde las calles no tienen nombre, U2 encantó una vez más. Inmensos, espectaculares, magníficos, grandilocuentes, megalómanos, pero también íntimos, gracias a las características del Estadio Unico y a la garra del 360° Tour, que envuelve a todo aquel que está bajo sus designios. Una vez más los irlandeses llegaron, vieron y vencieron y durante dos horas fueron todo aquello que se propusieron.
La incomodidad del viaje, de esos 120 minutos a 30 km por hora en medio de una autopista colapsada, tuvo su desahogo al pasar la frontera y entrar en la República Unica. Argentina, país de contrastes, puede mostrar kilómetros de viviendas precarias al costado del camino y, al llegar a destino, un estadio moderno, techado y hasta fuera de contexto.
A un costado de la autopista, la cartelería cuenta las bondades del imponente estadio y los kilómetros que faltan para llegar a la meca. Pero no dice nada de lo que allí veremos. No habla de la otra república, la separatista U2, esa itinerante que se mueve por el planeta con su apoteosis, su arsenal escénico, sus canciones épicas, su preocupación por las grandes y las pequeñas causas y hasta su capacidad para adaptarse rápidamente al sitio que pisa: a su gente, a sus preocupaciones y también a sus músicos. Por eso Bono puede manifestar su amor y su respeto por Gustavo Cerati, dedicarle el final del show y decir que él "nos escuchará está noche".
En esa batalla simpática que emprenden tour a tour con los Rolling Stones, incluso trabajando con los mismos cerebros que idean y construyen cada puesta de ambas bandas, volvieron a tomar la delantera con esa garra de casi 50 metros de altura que impone respeto y que amenaza con tomar altura. Tiene cuatro pinzas vestidas de blanco, con botones naranjas y un juego de luces escondido en su interior; sostiene la pantalla de 360° con forma de rulero que corona el escenario y cobija a los cuatro tipitos que están abajo tocando, sacando de la galera los viejos-nuevos trucos.
Sin línea en el horizonte
No Line on the Horizon es la excusa para la tercera visita de U2 al país, la primera fuera de River. Y esa excusa se desvanece ni bien David Bowie ("Space Oddity") deja de cantar y los fab four de Dublín arremeten con un tema de Achtung Baby (91), "Even Better Then the Real Thing".
Si ellos dicen que no hay una línea en el horizonte es porque tienen sus ojos, sus mentes y sus sueños mirando al espacio exterior. Como nosotros, que por momentos observamos a los cuatro astronautas que realizan su faena, pero que en la mayor parte del show dirigimos nuestra vista a ese rulero-pantalla que en 360° nos muestra en directo a esos césares del futuro y que también viaja al pasado para verlos jóvenes y hermosos en los días de The Joshua Tree y de Achtung Baby .
Desde allí arriba las (pre)ocupaciones de U2 imantan a los casi 60 mil asistentes que siguen de cerca las noticias y las proclamas que irradia: imágenes de la guerra en Libia; la líder birmana Suu Kyi, premio Nobel de la Paz y liberada por la dictadura militar de su país el año último, tras un arresto que duró dos décadas; el reverendo sudafricano Desmond Tutu, también Nobel de la Paz y cara visible de la lucha contra el apartheid, quien desde el cielo del escenario nos habla sobre las vidas de niños africanos que se salvaron en los últimos años, "niños que llegarán a ser médicos" -en palabras de Tutu- o a cumplir el sueño que abracen. "Dios hará que el viento sople a nuestro favor", concluirá el líder sudafricano, dando pie así a "One": "Somos uno, pero no somos lo mismo".
Achtung ... y The Joshua ... son dos pilares del show. Por caso, "Where the Streets Have No Name", "I Still Haven't Found What I'm Looking For" y "With or Without You", de The Joshua Tree , son de la partida, como también lo son la inicial "Even Better..." (que no tocaban desde 2001), "One", "Until the End of the World" y "Misterious Ways", de Achtung Baby . Hay un tema inédito, "North Star", interpretado por Bono y The Edge a dos guitarras y también suenan, conmueven y excitan "Beautiful Day", "Sunday Bloody Sunday" y las del último álbum "Get on Your Boots", "Magnificent" y la oda final, "Moment of Surrender".
El escenario tiene dos niveles y un satélite: un anillo al que se llega por medio de dos puentes inquietos, que mueven sus metales para, por ejemplo, unir a Bono con The Edge. Ya lo dijeron hace unos días, su arma secreta es la amistad y esta noche suenan creíbles.
Cada miembro de la banda está en su mundo: Bono de frente al campo, The Edge en la parte trasera, Clayton a un costado y Mullen firme detrás de su batería, aunque también tendrá un pasaje para salir de su reinado. El concepto 360° -todo para ver- es un rompecabezas donde cada asistente construye el show según el sitio en el que está ubicado. Somos uno, pero no somos lo mismo.
"Es tiempo de show", exclamará Bono, el líder, el redentor en tiempos de globósfera y el crooner que sabe entretener. Presentará a la banda con guiño futbolístico: "La Pulga" Mullen, "Pipita" Clayton, "El Pupi" The Edge. "No sé quién soy yo -agregará-... Carlitos Apache".
El clásico numerito de la fan que Bono sube a escena hoy se llamará Silvina. El seguirá yendo y viniendo, imitando a Pavarotti a la hora de "Miss Sarajevo", mencionando la ocurrencia de la ciudad que pisa, cuyas calles no tienen nombre, brindando su amor y su respeto por Gustavo Cerati o pidiendo que "la nave vuele sin tripulantes".
Ese rulero-pantalla de 360° por momentos se subleva de la garra que lo contiene, baja, sube, se contrae y se dilata para acompañar siempre con espectacularidad los delirios de grandeza de sus amos. "Gracias a todos, no los olvidaremos", concluirá Bono y ensanchará nuestros egos repitiendo como mantra lo que en el medio del show había dicho con timidez: "Son lo más". Somos uno, pero no somos lo mismo y Bono es quien parece visualizarnos por separado.
OJALA SE MEJORE
El equipo técnico de la gira 360 estaba ansioso por estrenar su chiche de última generación, con un sistema de audio innovador, en el estadio Ciudad de La Plata. "Es algo nuevo para nosotros y nos gustan los desafíos", dijo Jake Berry, productor del tour. Pero a pesar de que el estadio Unico le hace honor a su apodo -la sensación era la de estar en una gran arena del Primer Mundo-, anteanoche, U2 sonó como si un grupo punk hubiera tomado por asalto la estación espacial montada como espacio escénico. Destino nacional, esta gira, pensada especialmente para estadios al aire libre, aterrizó en el primer estadio cerrado del país. Así, los poderosos equipos de audio estremecieron al público en formato "bola de sonido". Ojalá se mejore el fin de semana.
Sebastián Espósito
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1361808-360%C2%B0
Viernes 01 de abril de 2011 | Publicado en edición impresa
U2:presentacion del 360° tour Con bono (voz), the edge (guitarra), adam clayton (bajo) y larry mullen (bateria). invitado: muse. en el estadio ciudad de la plata. mas funciones: mañana y pasado mañana, desde las 19.30.
Nuestra opinión: excelente
Sí, La Plata hace a la felicidad. Allí donde las calles no tienen nombre, U2 encantó una vez más. Inmensos, espectaculares, magníficos, grandilocuentes, megalómanos, pero también íntimos, gracias a las características del Estadio Unico y a la garra del 360° Tour, que envuelve a todo aquel que está bajo sus designios. Una vez más los irlandeses llegaron, vieron y vencieron y durante dos horas fueron todo aquello que se propusieron.
La incomodidad del viaje, de esos 120 minutos a 30 km por hora en medio de una autopista colapsada, tuvo su desahogo al pasar la frontera y entrar en la República Unica. Argentina, país de contrastes, puede mostrar kilómetros de viviendas precarias al costado del camino y, al llegar a destino, un estadio moderno, techado y hasta fuera de contexto.
A un costado de la autopista, la cartelería cuenta las bondades del imponente estadio y los kilómetros que faltan para llegar a la meca. Pero no dice nada de lo que allí veremos. No habla de la otra república, la separatista U2, esa itinerante que se mueve por el planeta con su apoteosis, su arsenal escénico, sus canciones épicas, su preocupación por las grandes y las pequeñas causas y hasta su capacidad para adaptarse rápidamente al sitio que pisa: a su gente, a sus preocupaciones y también a sus músicos. Por eso Bono puede manifestar su amor y su respeto por Gustavo Cerati, dedicarle el final del show y decir que él "nos escuchará está noche".
En esa batalla simpática que emprenden tour a tour con los Rolling Stones, incluso trabajando con los mismos cerebros que idean y construyen cada puesta de ambas bandas, volvieron a tomar la delantera con esa garra de casi 50 metros de altura que impone respeto y que amenaza con tomar altura. Tiene cuatro pinzas vestidas de blanco, con botones naranjas y un juego de luces escondido en su interior; sostiene la pantalla de 360° con forma de rulero que corona el escenario y cobija a los cuatro tipitos que están abajo tocando, sacando de la galera los viejos-nuevos trucos.
Sin línea en el horizonte
No Line on the Horizon es la excusa para la tercera visita de U2 al país, la primera fuera de River. Y esa excusa se desvanece ni bien David Bowie ("Space Oddity") deja de cantar y los fab four de Dublín arremeten con un tema de Achtung Baby (91), "Even Better Then the Real Thing".
Si ellos dicen que no hay una línea en el horizonte es porque tienen sus ojos, sus mentes y sus sueños mirando al espacio exterior. Como nosotros, que por momentos observamos a los cuatro astronautas que realizan su faena, pero que en la mayor parte del show dirigimos nuestra vista a ese rulero-pantalla que en 360° nos muestra en directo a esos césares del futuro y que también viaja al pasado para verlos jóvenes y hermosos en los días de The Joshua Tree y de Achtung Baby .
Desde allí arriba las (pre)ocupaciones de U2 imantan a los casi 60 mil asistentes que siguen de cerca las noticias y las proclamas que irradia: imágenes de la guerra en Libia; la líder birmana Suu Kyi, premio Nobel de la Paz y liberada por la dictadura militar de su país el año último, tras un arresto que duró dos décadas; el reverendo sudafricano Desmond Tutu, también Nobel de la Paz y cara visible de la lucha contra el apartheid, quien desde el cielo del escenario nos habla sobre las vidas de niños africanos que se salvaron en los últimos años, "niños que llegarán a ser médicos" -en palabras de Tutu- o a cumplir el sueño que abracen. "Dios hará que el viento sople a nuestro favor", concluirá el líder sudafricano, dando pie así a "One": "Somos uno, pero no somos lo mismo".
Achtung ... y The Joshua ... son dos pilares del show. Por caso, "Where the Streets Have No Name", "I Still Haven't Found What I'm Looking For" y "With or Without You", de The Joshua Tree , son de la partida, como también lo son la inicial "Even Better..." (que no tocaban desde 2001), "One", "Until the End of the World" y "Misterious Ways", de Achtung Baby . Hay un tema inédito, "North Star", interpretado por Bono y The Edge a dos guitarras y también suenan, conmueven y excitan "Beautiful Day", "Sunday Bloody Sunday" y las del último álbum "Get on Your Boots", "Magnificent" y la oda final, "Moment of Surrender".
El escenario tiene dos niveles y un satélite: un anillo al que se llega por medio de dos puentes inquietos, que mueven sus metales para, por ejemplo, unir a Bono con The Edge. Ya lo dijeron hace unos días, su arma secreta es la amistad y esta noche suenan creíbles.
Cada miembro de la banda está en su mundo: Bono de frente al campo, The Edge en la parte trasera, Clayton a un costado y Mullen firme detrás de su batería, aunque también tendrá un pasaje para salir de su reinado. El concepto 360° -todo para ver- es un rompecabezas donde cada asistente construye el show según el sitio en el que está ubicado. Somos uno, pero no somos lo mismo.
"Es tiempo de show", exclamará Bono, el líder, el redentor en tiempos de globósfera y el crooner que sabe entretener. Presentará a la banda con guiño futbolístico: "La Pulga" Mullen, "Pipita" Clayton, "El Pupi" The Edge. "No sé quién soy yo -agregará-... Carlitos Apache".
El clásico numerito de la fan que Bono sube a escena hoy se llamará Silvina. El seguirá yendo y viniendo, imitando a Pavarotti a la hora de "Miss Sarajevo", mencionando la ocurrencia de la ciudad que pisa, cuyas calles no tienen nombre, brindando su amor y su respeto por Gustavo Cerati o pidiendo que "la nave vuele sin tripulantes".
Ese rulero-pantalla de 360° por momentos se subleva de la garra que lo contiene, baja, sube, se contrae y se dilata para acompañar siempre con espectacularidad los delirios de grandeza de sus amos. "Gracias a todos, no los olvidaremos", concluirá Bono y ensanchará nuestros egos repitiendo como mantra lo que en el medio del show había dicho con timidez: "Son lo más". Somos uno, pero no somos lo mismo y Bono es quien parece visualizarnos por separado.
OJALA SE MEJORE
El equipo técnico de la gira 360 estaba ansioso por estrenar su chiche de última generación, con un sistema de audio innovador, en el estadio Ciudad de La Plata. "Es algo nuevo para nosotros y nos gustan los desafíos", dijo Jake Berry, productor del tour. Pero a pesar de que el estadio Unico le hace honor a su apodo -la sensación era la de estar en una gran arena del Primer Mundo-, anteanoche, U2 sonó como si un grupo punk hubiera tomado por asalto la estación espacial montada como espacio escénico. Destino nacional, esta gira, pensada especialmente para estadios al aire libre, aterrizó en el primer estadio cerrado del país. Así, los poderosos equipos de audio estremecieron al público en formato "bola de sonido". Ojalá se mejore el fin de semana.
Sebastián Espósito
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1361808-360%C2%B0
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