22.04.2011 | Mañana, a las 21, se estrena esta pieza teatral en Espacio 44
Batuque es un drama, al decir de perros. Una vida de perros. Lo perruno como el punto donde todos somos echados a patadas de la fraternidad humana y pasamos a ser mera cosa entre las cosas, bestia entre las bestias. Huérfanos de ciudadanía y de futuro. “Población sobrante”, son las palabras con las que el trío compuesto por Julio Fries, Mauricio Serrano y Osvaldo Zárate, definen la obra que mañana, a las 21, estrena en Espacio 44 (44 entre 4 y 5) con dirección y creación de Fabián Fernández Barreyro y puesta escenográfica de Leonor Arnao. Para todos aquellos que no puedan acercarse tras la mesa pascual, habrá nuevas funciones los próximos 8 y 15 de mayo, a la misma hora.
Dos hombres en actitud de espera, hacinados en los restos de una vivienda deshabitada. A ese lugar han ido a parar como encargados de una perrera nómade, desplazada a la fuerza por el hostigamiento de una Asociación Defensora de Animales. Esperan órdenes. Practican la humillación y el desprecio como un reflejo de sobrevivencia. Desgranan glorias dudosas y mitos de baja estofa. Revuelven los dedos en sus llagas. Uno de ellos, el jefe, triste matón arrumbado en mataperros; el otro, el subordinado, un Juanito Laguna metalero y salvaje, acribillado de dolor por las esquirlas de una infancia infamante.
Batuque es como dos personajes de la vida cotidiana que pugnan por salir del pozo pero siempre se embarran en su misma corporeidad, en su mundo. No salen de donde están e intentan por todos los medios tratar de despegar de ese submundo, de ese estrato social de medio pelo. Y a parte de ahí, intentan entre los tres personajes que le dan cuerpo a la historia.
–¿Y Batuque a qué se debe?
Julio Fries: –Es un perro que cayó por error y lo vienen a buscar, no voy a contar toda la obra, obviamente.
–¿Qué les interesó de esta temática?
J.F.: –Principalmente este tema de la trata de perros se relaciona mucho en cómo se transmite a la sociedad. Creo que hoy por hoy, todos estamos en medio de una gran perrera y en algún punto nos sentimos perros de esta gran pesadilla que estamos viviendo desde un punto de vista del trato que recibimos desde todos los lugares, desde la sociedad, desde la cultura, desde la política. Desde un montón de focos que no nos están tratando como si fuéramos humanos.
–¿Forman parte de un mismo grupo?
J.F.: –En realidad, con Fabián Fernández Barreriro (el autor), es un compañero actor, que ahora se ha puesto a dirigir y con él hicimos Estancia la Cefalea hace aproximadamente tres años y de ahí surgió esta relación, por suerte nos fue muy bien con aquella obra. A partir de ahí, él empezó a escribir esta pieza y nos hizo esta convocatoria, junto con Mauricio Serrano y Osvaldo Zárate, que es un hallazgo, porque tiene cada salida que te cambia el mensaje un poco dramático de lo que podría ser capturar perros en la calle. Creo que quienes la vayan a ver se van a dar cuenta de todas las asociaciones que la gente puede hacer. Obviamente hay otros condimentos dentro de los personajes mismos que hacen que los tipos tengan este duelo. Hay dos personajes, uno que se llama Garrocha que lo hace Mauricio y otro que se llama Manubrio que es el que hago yo. Nosotros en la obra somos personas, no tenemos ningún tipo de transformación. La idea pasa por lo que hacemos nosotros, lo que intentamos. Como mediador de todo esto, viene Recalde que es le personaje de Osvaldo Zárate. Entre los tres es la búsqueda de Batuque, qué es lo que pasa con este perro.
–¿Hay un mensaje esperanzador o es sólo de reflexión?
J.F.: –No sé qué es esperanzador, pero sí abre un abanico de historias para que se interpreten. Un abanico de mensajes dentro de lo que es la vida misma.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-135767-medios-122-Hoy-todos-estamos-en-medio-de-una-perrera-.html
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