Interior del Teatro del Libertador San Martín. / Gentileza Teatro Libertador
Más que salas
Es el coliseo lírico más antiguo del país
Martes 26 de abril de 2011 | Publicado en edición impresa
Alejandro Cruz
LA NACION
Durante las últimas semanas, se publicó una serie de notas que dieron cuenta del movimiento de salas teatrales en la ciudad de Buenos Aires. Un movimiento que incluye próximas reaperturas de sala con historia propia (como el Teatro del Picadero y SHA) y espacios que están por inaugurarse (como los seis subsuelos del Centro Cultural San Martín, que contarán con dos cines y una sala multipropósito destinada a propuestas escénicas experimentales).
Pero más allá de la General Paz, el movimiento es tan intenso como el que sucede en la ostentosa Capital Federal. En parte, todo eso responde a un legado cultural que entendía que, en el diseño de una metrópoli, no debía faltar la construcción de la sede del poder político, del poder religioso y del económico. Junto a esos tres poderes, la construcción de una sala teatral cerraba el círculo.
La ciudad de Córdoba no fue ajena a ese pensamiento que marcó a fuego a la generación del 80. Los resultados están a la vista y, en muchos casos, gozan de buena salud más allá de los desajustes presupuestarios típicos. Hoy, por ejemplo, el Teatro del Libertador
San Martín festeja sus 120 años de existencia. Para celebrarlo, desde temprano, actuarán los cuerpos estables del teatro oficial y, al atardecer, habrá distintas intervenciones en la fachada de este teatro construido por Francesco Tamburini, el mismo arquitecto que diseñó el Teatro Colón y la Casa Rosada. Inspirado en La Scala de Milán, el Libertador es el teatro lírico en funcionamiento más antiguo del país.
En cierto modo, la historia Del Libertador y su actual actividad oficia de espejo (por oposición o por imitación) de la enorme actividad teatral que hay en esa metrópoli. Córdoba -junto con Rosario, Mendoza y Tucumán- es una de las ciudades del interior con mayor movimiento y prestigio en lo que hace a su producción teatral. Sin embargo, a veces, esos parámetros que pueden bordear lo subjetivo no necesariamente tienen un correlato con la distribución de salas en el país.
Según un estudio realizado por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), que calculó la cantidad de salas cada 100.000 habitantes, la provincia que tiene mejor promedio en esa ecuación es -por lejos- La Pampa, seguida por Río Negro, Tierra del Fuego, la ciudad de Buenos Aires, Neuquén, la provincia de Buenos Aires (no incluye al conurbano), Córdoba y Mendoza (ver infografía).
El organismo que depende de "espacio de exhibición teatral" que no es no es más que una definición operacional que abarca a las salas en las que, de manera sostenida o eventualmente, ofrecen espectáculos teatrales de cualquier tipo. De este modo, se abarca tanto al teatro comercial de Buenos Aires y Mar del Plata, las mecas en este circuito, como a pequeñas comunidades de pocos habitantes en donde no existen salas teatrales.
Si bien esta realidad no es determinante, en la ciudad de Buenos Aires o el conurbano bonaerense (según datos de 2005/6), sólo un 0,7 por ciento de los habitantes consultados en estas dos zonas dice que no hay salas en donde viven; en la Patagonia, esa porción se eleva al 14,9 por ciento. En regiones como las sureñas o en las provincias del Norte es donde la fórmula "espacio de exhibición teatral" toma una característica determinante. De hecho, en otro estudio del SInCA elaborado en 2007, da cuenta de que en el 54 por ciento de las comunidades de menos de 50.000 habitantes del país no hay salas teatrales.
En total, según la misma fuente, que se nutre de datos otorgados por diversas entidades, hay 2781 salas teatrales en todo el país, frente a los 432 cines en funcionamiento. El movimiento en el primer nicho es permanente. Según información (y fondos) del Instituto Nacional del Teatro, en estos últimos meses se abrieron salas en Mendoza (El Enko), en Jujuy (Teatro Estación Perico), en Catamarca (La Primitiva), en Corrientes (De la Ciudad), en Cipolletti (La Caja Mágica) y en Comodoro Rivadavia (Centro Teatro). Mientras tanto, la construcción de las Casas del Bicentenario sigue sumando espacios.
La creación de salas es una constante, aunque el 82,5% de la población diga no ir al teatro (según estadísticas de 2005). Sin embargo, el teatro parece formar parte del ADN del país (¿o hará bien? como dice Carlos Rottemberg).
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1368270-el-libertador-cumple-120
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