A los 66 años falleció el artista plástico y músico autodidacta, Antonio Fernández Pardo. Dejó una prolífica obra de más de 3 mil pinturas en óleo, pastel y crayón que retratan los paisajes y la gente de su tierra natal, el Altiplano Boliviano. Algunas de estas piezas pueden apreciarse en el Foyer de la Sala Armando Discépolo de la Comedia de la Provincia, dependiente del Instituto Cultural, en calle 12 entre 62 y 63 hasta el próximo 2 de mayo, con entrada libre y gratuita.
Fernández Pardo, quién nació en Oruro en 1944, dejó de existir ayer –martes 27- en la localidad de Berisso dónde residió durante los últimos 26 años. Hijo de madre Quechua y padre mestizo conservó lengua e identidad recuperando en su obra los motivos propios de su cultura ancestral. Con un gran trabajo del color y la textura, la totalidad de sus cuadros fueron gestados durante su exilio en Argentina. Uno de ellos, el Cristo Kolla, fue censurado durante la última dictadura militar cuando el pintor daba sus primeros pasos.
Con una formación enteramente autodidacta tuvo por atelier uno de los salones de la Escuela N ° 2 de Berisso dónde fue portero y sereno más de 25 años. Allí desarrolló una variedad de técnicas gracias a la lectura de libros que él mismo conseguía y descubrió en el trabajo con los alumnos el uso del crayón, material que marcó la última parte de su obra.
Una variedad representativa de esta ecléctica producción pictórica es la que se exhibe en el Foyer de la Sala Discépolo de la Comedia y estará disponible para la visita del público en general de martes a domingos en el horario de 9 a 20.
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