Alejandro Beain, director
02-09-2010 / Hoy, a las 19, se presenta el film Parque cerrado en la Asociación Médica Platense
La existencia de festivales abocados a la producción audiovisual en La Plata ha multiplicado las posibilidades de exhibirlos y en algunos casos les sirve de aliento a los realizadores para dar el salto al largometraje. Más allá de estas oportunidades, algunos directores construyen su propio camino tanto en la realización como en la circulación del material apelando a ciclos y salas alternativas pensadas originalmente para otros usos. Este es el caso de la película Parque Cerrado de Alejandro Beain, que además de proyectarse en San Cayetano, ciudad de origen del director, participó en distintos ciclos de la ciudad y hoy, a las 19, tiene su propia función en la Agremiación Médica Platense (6 Nº 1118 entre 55 y 56).
Cuenta el director que después de todo este recorrido, al momento de la proyección, “me quedo mirándola, ya no le busco los defectos. Me da felicidad haberme animado a romper mis propias estructuras. Hay un proceso mental que se quiebra y después la película vuela. Además charlando con el público, me doy cuentan que ven otras cosas por los tiempos y dónde está puesto el acento más que las que yo pensaba y eso me encanta. Las limitaciones técnicas que me provocaron mucho sufrimiento, también permitieron mucha creatividad. Y ahora, veo todo que lo uno puede expresar con tan poco”.
Como sucede en la mayoría de los proyectos independientes el rodaje fue esporádico y flexible a las circunstancias de quienes componían el proyecto. Pero en este caso se suman, las condiciones que impone el lugar de filmación: el parque cerrado del Parque Saavedra. El realizador comentó que “a veces filmábamos un fin de semana largo y después pasaban 2 meses sin rodar nada. Duró más o menos un año y medio pero siempre con el mismo compromiso de la gente”.
La vida del parque fue el puntapié inicial de la historia. Contó Beain que un día “volvía de trabajar muy cansado y me dormí debajo de un árbol mientras mi hijo jugaba en los jueguitos. De pronto, me despertó un grito. Ese grito era parte de mi sueño pero el que en realidad me había despertado era mi hijo para que juegue con él. Me quedé muy impresionado con la sensación que lo había perdido. Pensé la desesperada odisea que debe sufrir aquel padre que pierde un hijo. Y la locura es la salida que primero se me ocurrió, en el mejor de los casos. De ahí empecé a desarrollar ideas en relación con eso: perder lo que más querés en el lugar por el que transitas todos los días”.
La película narra la historia de varios personajes que por distintos motivos están extraviados. La de Manuel, un niño de 4 años encontrado en el parque cerrado por Roberto. Pero también la de Analía que llega de lejos a encontrarse con un antiguo novio a quien espera todo el día y nunca llega. Según el realizador más allá de las historias que en encierra, la película habla de “no animarse a estar solos. El parque de noche es literalmente una boca de lobo, te devora o te protege. Salir a la calle puede significar lo mismo que animarse a entrar en el parque de noche. La chica que duerme en el parque se siente más segura ahí adentro que en su propia casa. Crear valor para poder volver a levantarnos solos es lo único verdadero. Al final, para las decisiones importantes siempre estamos solos”.
El rol de la actuación es un punto fundamental de la película y no deja de ser un dato menor que tanto el director como el hijo participan de la misma. Según Beain, “me metí a actuar porque pensé que iba a ser más fácil. Y la verdad que resultó igual de complicado que dirigir a otro. Me tocó actuar con Federico Aimetta, uno de los mejores actores de La Plata, y con mi propio hijo que en ese momento tenía 3 años. Él la ve actuar a la madre desde que es bebé por lo cual es algo natural y está muy acostumbrado a la cámara. El juego que establecimos fue que yo no era su papá, lo especial fue actuar en la calle, en lugares donde nosotros siempre vamos. A cada rato paraba para aclararme que era todo una mentira. Después de la aclaración seguíamos jugando. Además un chico tiene “por suerte” otra visión de un conflicto. En una escena el nene va en el auto con el tipo que lo encontró y este le va señalando hombres que pueden llegar a ser sus padres. Yo había pensado algo más triste y a la vez menos real. Él planteó otro juego que jamás habría imaginado”.
Actualmente Alejandro Beain, a través de la productora Magari, se encuentra embarcado en la preproducción de Proyecto Chinchillas, la historia de una pareja que se ama pero no pueden seguir juntos profundizando el camino narrativo que emprendió en Parque Cerrado.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-105002-medios-122-Salir-a-la-calle-puede-referir-lo-mismo-que-animarse-a-entrar-a-un-parque-de-noche.html
02-09-2010 / Hoy, a las 19, se presenta el film Parque cerrado en la Asociación Médica Platense
La existencia de festivales abocados a la producción audiovisual en La Plata ha multiplicado las posibilidades de exhibirlos y en algunos casos les sirve de aliento a los realizadores para dar el salto al largometraje. Más allá de estas oportunidades, algunos directores construyen su propio camino tanto en la realización como en la circulación del material apelando a ciclos y salas alternativas pensadas originalmente para otros usos. Este es el caso de la película Parque Cerrado de Alejandro Beain, que además de proyectarse en San Cayetano, ciudad de origen del director, participó en distintos ciclos de la ciudad y hoy, a las 19, tiene su propia función en la Agremiación Médica Platense (6 Nº 1118 entre 55 y 56).
Cuenta el director que después de todo este recorrido, al momento de la proyección, “me quedo mirándola, ya no le busco los defectos. Me da felicidad haberme animado a romper mis propias estructuras. Hay un proceso mental que se quiebra y después la película vuela. Además charlando con el público, me doy cuentan que ven otras cosas por los tiempos y dónde está puesto el acento más que las que yo pensaba y eso me encanta. Las limitaciones técnicas que me provocaron mucho sufrimiento, también permitieron mucha creatividad. Y ahora, veo todo que lo uno puede expresar con tan poco”.
Como sucede en la mayoría de los proyectos independientes el rodaje fue esporádico y flexible a las circunstancias de quienes componían el proyecto. Pero en este caso se suman, las condiciones que impone el lugar de filmación: el parque cerrado del Parque Saavedra. El realizador comentó que “a veces filmábamos un fin de semana largo y después pasaban 2 meses sin rodar nada. Duró más o menos un año y medio pero siempre con el mismo compromiso de la gente”.
La vida del parque fue el puntapié inicial de la historia. Contó Beain que un día “volvía de trabajar muy cansado y me dormí debajo de un árbol mientras mi hijo jugaba en los jueguitos. De pronto, me despertó un grito. Ese grito era parte de mi sueño pero el que en realidad me había despertado era mi hijo para que juegue con él. Me quedé muy impresionado con la sensación que lo había perdido. Pensé la desesperada odisea que debe sufrir aquel padre que pierde un hijo. Y la locura es la salida que primero se me ocurrió, en el mejor de los casos. De ahí empecé a desarrollar ideas en relación con eso: perder lo que más querés en el lugar por el que transitas todos los días”.
La película narra la historia de varios personajes que por distintos motivos están extraviados. La de Manuel, un niño de 4 años encontrado en el parque cerrado por Roberto. Pero también la de Analía que llega de lejos a encontrarse con un antiguo novio a quien espera todo el día y nunca llega. Según el realizador más allá de las historias que en encierra, la película habla de “no animarse a estar solos. El parque de noche es literalmente una boca de lobo, te devora o te protege. Salir a la calle puede significar lo mismo que animarse a entrar en el parque de noche. La chica que duerme en el parque se siente más segura ahí adentro que en su propia casa. Crear valor para poder volver a levantarnos solos es lo único verdadero. Al final, para las decisiones importantes siempre estamos solos”.
El rol de la actuación es un punto fundamental de la película y no deja de ser un dato menor que tanto el director como el hijo participan de la misma. Según Beain, “me metí a actuar porque pensé que iba a ser más fácil. Y la verdad que resultó igual de complicado que dirigir a otro. Me tocó actuar con Federico Aimetta, uno de los mejores actores de La Plata, y con mi propio hijo que en ese momento tenía 3 años. Él la ve actuar a la madre desde que es bebé por lo cual es algo natural y está muy acostumbrado a la cámara. El juego que establecimos fue que yo no era su papá, lo especial fue actuar en la calle, en lugares donde nosotros siempre vamos. A cada rato paraba para aclararme que era todo una mentira. Después de la aclaración seguíamos jugando. Además un chico tiene “por suerte” otra visión de un conflicto. En una escena el nene va en el auto con el tipo que lo encontró y este le va señalando hombres que pueden llegar a ser sus padres. Yo había pensado algo más triste y a la vez menos real. Él planteó otro juego que jamás habría imaginado”.
Actualmente Alejandro Beain, a través de la productora Magari, se encuentra embarcado en la preproducción de Proyecto Chinchillas, la historia de una pareja que se ama pero no pueden seguir juntos profundizando el camino narrativo que emprendió en Parque Cerrado.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-105002-medios-122-Salir-a-la-calle-puede-referir-lo-mismo-que-animarse-a-entrar-a-un-parque-de-noche.html
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