Domingo | 19.09.2010 | Publicado en Edición Impresa: Revista Domingo
Mural ubicado en la plaza de 137 y 60, en la localidad de Los Hornos
En la esquina de 25 y 60, la imagen de este mural de Carlos Canosa
Mural de 7 y 509 en la zona Norte de la ciudad
Esta imagen corresponde al mural emplazado en la esquina de Arana y 3 de Villa Elisa
Complejo mural ubicado en la esquina de 19 y 45
La obra de la calle 17 entre 70 y 71
Mural ubicado en el edificio del Hospital de Niños de La Plata
Mural titulado "En la oscuridad buscan la luz" de Escombros en la calle 44 y 4
Mural "Teoría del Arte", pergeñado por el Grupo Escombros, el 18 de diciembre de 1998 trabajos de remodelación del banco obligaron a la demolición de la obra (calle 7 entre 41 y 42)
Los motivos pueden ser diversos: hace pocos días, fue la celebración del cumpleaños de un centro de Salud especialmente dedicado a las trabajadoras sexuales. A partir de esa conmemoración, la delegación platense de la Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina, con el apoyo de vecinos de la zona roja platense, convocó a seis artistas del interior de la provincia para pintar en la calle 1 un mural en honor a Sandra Cabrera, una trabajadora sexual asesinada. Poco tiempo antes, el artista plástico platense Muni Caretti, egresado del industrial Albert Thomas, fue convocado por las autoridades de esa escuela para hacer una pintura mural que recuerde el centenario del establecimiento. Años atrás, el pastor evangélico Jorge Moyano, del barrio La Favela, de Ringuelet, convocó a estudiantes de Bellas Artes para pintar murales contrarios a la droga en las esquinas del barrio donde ese problema era crítico.
Cualquiera sea la razón, cada vez son más las paredes de La Plata que exhiben pinturas murales. Algunas de ellas no son murales propiamente dichos, pero todas expresan un fenómeno que se hizo evidente alrededor de tres años atrás y que la especialista Cristina Terzaghi, profesora de la carrera de Muralismo que funciona en la facultad de Bellas Artes de la UNLP, no duda en calificar como una "explosión de la imagen" en las calles de la ciudad.
"Las paredes de una ciudad siempre hablan y las de La Plata hoy están más vivas que nunca. Y este fenómeno, que se acentuó en los últimos años, siempre es bienvenido, aún cuando algunas pinturas no se ajusten totalmente a la definición de mural y otras persigan objetivos meramente coyunturales y no estén pensadas para perdurar", dice Terzaghi.
Y si lo que se ve en la calle no fuera suficiente, ahí está el otro fenómeno vinculado con la pintura mural y que hace singular en ese terreno a la ciudad de La Plata: la carrera de Muralismo que funciona desde 2007 en la facultad de Bellas Artes y de la que este año egresarán los primeros profesionales recibidos.
Esa carrera, que había sido cerrada en el año 1976 por la dictadura militar, reabrió sus puertas recientemente convirtiéndose en la primera en su tipo en América Latina. Es por eso que entre los 90 alumnos que actualmente la cursan no sólo hay platenses y bonaerenses, sino también interesados que llegan desde otras provincias y desde países como Colombia, Chile y hasta Alemania.
Con todo y a pesar de la fuerte presencia de la pintura mural en las calles platenses, se está lejos de poder hablar de La Plata como de la ciudad de los murales. Ese calificativo, en cambio, lo ostenta la ciudad de Corrientes, donde la presencia de la pintura mural es más fuerte y el apoyo estatal a sus manifestaciones más decidido, según indican los profesionales que hacen muralismo en La Plata.
"En La Plata hoy las paredes son un libro abierto que nos dicen todo lo que pasa. Pero en realidad, todavía no hay una identidad del muralismo platense. Eso es algo que puede forjarse con el tiempo", dice Terzaghi.
El incipiente muralismo platense también encuentra un obstáculo: la falta de conciencia de la población, que se puede constatar cada vez que una pintura mural aparece salpicada de grafittis.
Y el tercer elemento que diferencia a La Plata de otras ciudades con una cultura mural más arraigada es la falta de presupuesto para encarar las obras.
"La mayoría de los murales que se pintan en La Plata surgen por iniciativa de los propios artistas o de pequeñas ONGs que se hacen cargo de todos los gastos. Y esos gastos no son pocos. Hay que pensar que cualquier mural implica un costo de entre 800 y 1.000 pesos sólo en materiales y sin contar el trabajo del artista", aporta Terzaghi.
Por lo pronto, a la movida espontánea de las calles se suma, de a poco, el aporte de los estudiantes de Muralismo, que desde que la carrera volvió a funcionar pintaron 14 murales en la ciudad.
"Se pintaron tres en hospitales, siete en escuelas, uno en un hogar para chicos, uno en un establecimiento de prevención de las adicciones, dos en instituciones de discapacitados", explica Terzaghi, quien agrega que ese trabajo "es una forma que encuentran los estudiantes de aportar a la sociedad que los forma a través de la Universidad".
Las técnicas predominantes enre los murales platense son el aerosol, la pintura al agua y los mosaicos. Con todo, Cristina Terzaghi explica que el muralismo es mucho más que un modo de pintar. Es un tipo de obra conceptualmente distinta al que las Bellas Artes consagraron como su objeto de conocimiento, aya que se trata de arte público, concebido con la gente, generalmente sin firma y que no se compra ni se vende.
En ese sentido, hacer un mural implica compenetrarse con el medio en el que se va a pintar y con la gente que lo habita. Con ella se decide el motivo de la pintura y la decisión sobre esa y otras cuestiones puede demandar largos períodos.
MOMENTOS
Los especialistas coinciden en destacar al presente como un momento único en lo que hace a pintura mural en La Plata. Sobre todo, en el período que va desde 1976 hasta la actualidad.
Se afirma, en ese sentido, que el regreso a la democracia, en 1983 provocó que aparecieran más manifestaciones de arte mural y de otros tipos de expresiones que encontraron en las paredes el espacio ideal para expresarse. Sin embargo, por entonces se trataba todavía de experiencias aisladas y el mural ocupaba mucho menos espacios que el grafitti.
Con todo, en La Plata, los primeros grandes murales se pintaron entre 1964 y 1975, en el Club Meridiano V, en la Casa del Niño de 8 entre 40 y 41 y en la Casa Cuna de 8 y 67, obras todas ejecutadas por alumnos y profesores de la Carrera Pintura Mural.
Concebido desde sus orígenes como una forma de arte con compromiso social, el muralismo adquirió sus actuales características en el convulsionado México de principios del siglo XX y convirtió en sus máximos referentes a pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. En la Argentina se suman nombres de otros pintores convertidos en símbolos, como Ricardo Carpani.
Esos referentes siguen siendo los mismos en la actualidad, al tiempo que se conserva la esencia original del muralismo, siempre vinculado al compromiso social y a la expresión de la identidad de una comunidad determinada.
Para Terzaghi, en el caso de La Plata, todavía no surge, de las pinturas existentes, un muralismo que, por sus características estéticas, sea representativo de la ciudad. En todo caso, indican los especialistas, la explosión actual puede representar un primer paso en la búsqueda de una identidad para el muralismo platense.
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