martes, 7 de junio de 2011

Pura penetración

LA CULTUROSA - Revista virtual de Cine, Teatro y Artes Visuales de La Plata

DE PIJAS Y FORROS/ALBERTO BASSI

Para los que piensan que ya nada puede sonorjarlos, he aquí un artista que los arrastrará sin pudor a lo más poéticamente asqueroso del sexo y sus vicisitudes cotidianas.

El pasado sábado en el Centro Cultural Omar Favero, el evento denominado Tri-ciclo Mortal, organizado por Autoconvocados contra el SIDA (ADDHES), reunió a tres bandas platenses - Les Raul, El Manijazo y Mondongo Soho- e incluyó un espectáculo del artista Alberto Bassi. Este último fue polémico, provocador, perfecto para que La Culturosa ponga sobre el tapete sentidos, reacciones, provocaciones y censuras. En esta oportunidad, la guitarra acompañó tres de sus unipersonales: “Una panza desnuda en la penumbra”, “El slip rojo” y “Magia de los 1000 velos”.

“Y no hago más que esperarte, para seguir chupándotela… no estoy atado, pero no salgo… hoy me la pusiste de golpe y grité. Antes de irte me dijiste: abrí la boca, y tragátela toda, y me llenaste… antes de irte, por suerte, me dejaste el slip rojo que no te cambias desde hace tres días… (…) es una fiesta para mi nariz, y mi lengua…” (Fragmento del unipersonal “El slip rojo”, Alberto Bassi)

Alberto Bassi, con sus 49 años de edad, tiene una trayectoria de más de 20 años como artista, creando las letras y la música de sus unipersonales eróticos. Cuando sale a escena los espectadores gritan, lo halagan, lo insultan, se ríen, lloran, se preguntan y se asquean. La imaginación vuela a la velocidad de la luz, los aromas se hacen carne; la imagen, a veces revuelve las tripas… un calzón viejo, rancio, restos de excrementos humanos… toda esa meresunda convertida en letra poética, es lo que relata Alberto.

Sexo oral, “leche” vertida en su boca, penetración, gritos. Provoca, provoca, provoca. En una entrevista hecha el año pasado por 24 Conurbano Online, Alberto decía “Creo que la risa surge también cuando algo es insoportable, cuando resulta insoportable escuchar algo y, sobre todo, si existe en nosotros algo en que mínimamente nos podamos reflejar y no aceptar”. Algunos otros dirán que lo importante es que genere algo, más allá de lo que sea.


El posmodernismo fue difícil de catalogar; ¿la muerte del arte? ¿Ya nada tiene sentido? ¿La provocación llevada a su máxima potencia? Momento histórico que trajo disidencias y obras de arte cuestionadas. No es la primera vez que se apela al impacto, que se intenta provocar a través del shock visual o sonoro, que la crudeza del relato (de cualquier arte) genera incertidumbre, vergüenza, miedo, pudor. Pensemos en obras como La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo -el tiburón en formol de Damien Hirst (EEUU-1999)-, o la muestra de tampones, toallitas y preservativos usados de Betina Sor (Buenos Aires-2000). Estos son sólo dos ejemplos, pero pueden citarse muchos más, en los cuáles el artista apela al morbo, la cosa grosera, ruda, directa, dolorosa, para generar impacto en el espectador.


Arte, darte, darte…

Preguntas como ¿qué quiere decir el artista con esta obra? O ¿Es esto arte o no es arte? realmente exceden estas líneas, y no es una discusión que aquí se pueda definir. Sin embargo, desde este 2011 podemos decir: ha pasado mucha agua debajo del puente, los tiempos cambiaron y los artistas también; lo que fue vanguardia ya no lo es, o vuelve pero transformado en otra cosa. Alberto Bassi habla sobre sus propias experiencias sexuales: declarado homosexual desde los años 70, le gusta gozar, gemir y lamer, y después contarlo, con una música de fondo compuesta por él, con una performance, una puesta cuidada y muy controvertida.

Algunos de sus espectáculos incluyen el desnudo, y la puesta lo presenta absorto en ese otro cuerpo que quiere poseer; la masturbación, la penetración, el semen y los olores son partes fundamentales de su relato.

“Desprendete la camisa, levantate la remera, yo seré entre tus pelos, una oveja sumisa… hay pradera que se venera lengüetazo en su ombligo ensortijado mi cuerpo, se te ofrece de prisa y entregado… ya sabés que me deslumbra, una panza peluda en la penumbra…” (Fragmento de Una panza peluda en la penumbra, Alberto Bassi).

Lo cierto es que Bassi sufrió la censura, no solo en lugares de La Plata, sino también en Capital Federal. ¿Por qué la censura? Eso habla de algo, un síntoma, una cuestión sin resolver, un tabú naturalizado, escándalo; ¡cuántas deudas pendientes tenemos aún con la libre expresión, con la sexualidad! Ahora bien: este espectáculo no es para cualquiera. Asique si sacás la entrada para “No hagamos el amor en silencio”, el último espectáculo de Alberto Bassi, no te olvides de llevar protección, lavarte bien y relajarte para gozar.

Fuente: http://sites.google.com/site/laculturosa/ver-ms-35

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