18.06.2011 | Se estrena la obra El soplador de estrellas, hoy a las 16.30, con dirección de Diego Aroza
La búsqueda del director Diego Aroza estuvo enfocada a que su puesta de El soplador de estrellas (una obra escrita por Ricardo Talento) no entregue “todo masticado, todo totalmente dicho” sino que -y en concordancia con el autor- el público pueda “ir sacando los mensajes entre líneas, que las situaciones que se presentan sean los disparadores del imaginario de cada uno”.
Ese proceso llevó cerca de cinco meses, porque el grupo de trabajo -que completan los actores Marcelo Allegro, Carolina Painceira y la escenógrafa y vestuarista Ana Lía Bértola- quiso que sea “lento, tranquilo” para poder disfrutar del camino y “explorar el vínculo en los personajes, la acción dramática, lo que está pasando en la situación, porque siempre hay q estar atentos a que nada se dice porque sí y todo tiene un correlato con algo que está pasando”.
–¿Qué es lo que más le atrajo de esta pieza para realizarla?
–El proyecto me llegó por medio del autor, Ricardo Talento, que es el director del grupo Los Calandracas. Hace rato estaba en carpeta y varias personas me comentaron que era un muy buen material. Lo que más nos atrajo fue la idea de lo humano, de estar con el otro. El hecho de que, a través de un planteamiento tan loco, en el cual una persona que apaga estrellas con un aparto armado caseramente, se pueda lograr la metáfora de que la buena acción que si muchas veces no se hace con el otro y si no se busca al otro, cae en saco roto, no es transformadora. El encierro de pensar que uno puede tener la solución de los problemas y del mundo, si no está vinculado con su entorno se transforma en un intento fallido, pierde referencia y contacto, esto mantiene la obra y se ve cuando entra el personaje de Cibelina, la ayudante del científico, que viene a traerle el mundo exterior, el vínculo, la contradicción.
Este mensaje que el director Diego Aroza resaltó se podrá descubrir hoy a las 16.30, cuando El Soplador de estrellas suba a escena, en la sala B del Pasaje Dardo Rocha (50 e/ 6 y 7, 2º piso, sala B). Toda la familia está invitada a acercarse y conocer la pieza, que apuesta “a salir den individualismo en el que venimos metidos desde la Dictadura y el neoliberalismo feroz del país, del ‘sálvese quien pueda’ ante el riesgo. Creo que entre todos podemos hacer que ese riesgo desaparezca”. Lo interesante es “poder reflexionar con los chicos desde el teatro con una temática desde este tipo y con la familia misma”.
–¿Qué es lo que no se puede dejar de lado a la hora de pensar una obra que está dirigida al público infantil?
–Primero, no subestimarlos. Mantenemos y creemos que no hay que subestimar al chico. Muchas veces se piensa que no está preparado para determinado mensaje, y cada uno resignifica los mensajes de acerado a su edad y sus vivencias, eso es lo que nos hace crecer, preguntarnos cosas, lo que nos hace realmente ir más allá de lo que ven los ojos. Yo, repito, que si a uno le dan todo masticado en algún momento no crece. Desde la formación intelectual, cultural y de identidad, hay que dejarlos que descubran las cosas, intentamos que la obra siga los carriles de dos vínculos de adultos, que se encuentran en una situación ficticia y alocada, pero se encuentran los escollos y se tratan de solucionar.
La historia. El Maestro Bornoglio (Allegro) es un científico -”no se sabe con certeza sí lo es, sí sabemos que le gusta mucho la ciencia” aclara Aroza- que se recluyó en una terraza abandonada que la gente misma del edificio no utiliza -“nadie sube más a las terrazas, a mirar las estrellas y tomar aire, entonces este personaje está ahí”, vuelve a dilucidar el director- con una idea: tener deseos buenos para la humanidad. A partir de ese momento “como se piden tres deseos cuando se sopla una vela para un cumpleaños, él cree que si uno apaga una estrella, los deseos serían muchísimos, millones y él elabora un instrumento para apagar estrellas”, que bautizó Estelaeróforo Retráctil. Luego de este descubrimiento, él necesita una ayudanta y aquí es donde aparece Cibelina (Painceira), su secretaria personal que “lo pone en contradicción: le muestra que el mundo sigue igual, cosas buenas y malas, y que tampoco está bien que él apague las estrellas”, continuó con la explicación del argumento el director, que agregó “este es el gran proceso de cambio y desde este lugar de vinculación van creciendo los dos personajes”.
El equipo utilizó la técnica llamada stop motion y ese es otro de los atractivos y novedades de la obra. ¿De qué se trata? El propio Aroza lo contó: “es una forma de animación foto por foto en un proceso de pegado, que genera animación tipo viñeta y en este sentido lo que hacemos plásticamente es poder contar partes o situaciones de personajes que no son in situ, pensamientos que acompañan el relato”. Pero, esto de ninguna manera “lleva la línea del relato, porque nos planteamos hacer la obra en otros lados y no queremos que por cuestiones técnicas no se pueda presentar la pieza en determinados espacios”.
La invitación está hecha, la dedicación de las personas involucradas en el proyecto no se puede dejar pasar por alto, entonces las familias tendrán que aprovechar las únicas tres funciones de El soplador de estrellas para ir al teatro.
Lucía Zapata
El soplador de estrellas es una obra que fue escrita por Ricardo Talento. Esta puesta dirigida por Diego Aroza cuenta con las actuaciones de Marcelo Allegro (es el Maestro Bornoglio) y Carolina Painceira (en el papel de Cibelina). La escenografía, vestuario e imágenes estuvieron a cargo de Ana Lía Bértola.
Además de la de este sábado, habrá dos funciones más de la obra: el 25 de junio y el 2 de julio, en el mismo horario (a las 16.30) y en el mismo lugar (Pasaje Dardo Rocha).
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-144657-medios-122-Deseos-en-conjunto.html
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