TEATRO PLATENSE
La Culturosa se cultiva, para poder seguir hablando sobre lo que pasa hoy, pero sin desconocer que todo viene de ayer.
La Culturosa se calzó los anteojos culo de botella, se peinó de costado con gomina y decidió pasar una tarde recorriendo bibliotecas.
Si bien es aficionada a las calles de la ciudad y sus paredes multicolores, de vez en cuando se permite un día de reflexión repasando libros de hojas color sepia. Hoy vemos una multiplicidad de nuevas formas teatrales que recuperan y transforman métodos e ideologías de antaño. En este constante fluir de escenarios, calles y bambalinas, todo dejó su huella: La Culturosa, curiosa como es, las siguió, y descubrió un nuevo mundo.
A LOS JÓVENES DE AYER
Sacó el primer libro y un dibujo grande, colorado y brilloso llamó su atención: ¡claro!, los espectáculos de revista y comedia musical eran furor en los años de dictadura… qué mejor que el brillo, la música y el baile para despistar. Las carteleras platenses lanzaban luces de colores esperando cubrir con su esplendor la terrible bola negra que se agitaba en el subsuelo, y, si somos sinceros, también en la superficie. Dejó el libro en la mesa de roble: prefirió ver qué pasaba luego.
Siguió caminando por los pasillos de la biblioteca que parecía una catapulta, silenciosa, oscura, lúgubre… y pensó que un magenta o un turquesa no le vendría nada mal a esas paredes húmedas. Pronto se paró en seco, al visualizar un ejemplar que se destacaba por su textura, parecía más blando y liviano que el libro anterior. Las primeras hojeadas le devolvieron las leyendas: multiplicidad de estilos- nuevas tendencias que buscaban romper con el canon mimético del teatro de los 70- ¡no!, ¡hay que continuar con la mímesis!-teatro de la calle- gente interviniendo- ¡el teatro debe contar lo que pasó en la dictadura! Cerró el libro, pensó que debía asimilar lentamente tanta variedad, que era lógico, después de la censura y la represión, que muchas tendencias busquen renovar, otras rescatar, pero que salgan a la calle, que irrumpan, que griten. Vio varios nombres, y en un salpiqué azaroso pudo recordar: Grupo de Teatro Popular, Grupo Rataplan, Grupo El Sótano, Grupo Nuevo Teatro del pueblo, La Lechuza…. Y la lista seguía.
Era mucha información, pero esa excesiva masa de palabras y frases le trajo una agudización en su ávida necesidad de comprender, de aprender. Por eso en vez de cerrar el libro pasó la página: un nuevo escenario con figuras de lenguajes extraños se trepaban por los escenarios platenses. ¿Y por qué no?, si Europa y EEUU siguen existiendo… y así la globalización hizo de las suyas e importamos técnicas de vanguardia de otros lares. El Living Theatre, el Odin Theatre, el teatro de Jerzy Grotowsky y Tadeusz Kantor; las venas por donde circulaba la producción teatral recibió una inusitada trasmutación de saberes, que el cuerpo teatral debió estabilizar con tranquilidad. Los roles del actor, la puesta en escena y el espectador serían materia para moldear con un nuevo ungüento que incluía la ruptura de la tradicional funcionalidad de los participantes del juego escénico.
Se sintió fascinada por ese caótico laberinto de posibilidades que le ofrecía el teatro de los ´80. Pensó que le hubiera gustado formar parte de los elencos más comprometidos con la tarea de no olvidar lo que pasó durante los años del horror… pero también hubiera saltado de alegría viéndose envuelta en los colores deslumbrantes de una función callejera, o en la exquisita quietud de un profundo trabajo de construcción actoral. Lo cierto es que estas situaciones imaginarias la hicieron suspirar y doblar a la izquierda, hacia el sector que el cartel marrón señalaba como contemporáneo.
¡Debe haber un error!, pensó. ¿Acaso el Grupo Devenir no se conformó en 1981? Ahí le cayó la ficha; recordó que no todo lo que deja huella luego muere dejando solo la huella, sino que puede sobrevivir a lo largo del tiempo, en cuerpo presente. Y así sucedió con el Grupo Devenir, destacado porque introdujo el teatro antropológico en las salas platenses. El mandamás de esta forma de teatro, Eugenio Barba, proponía romper con la cuarta pared, crear una nueva concepción del espacio teatral, y también estética. Algunas malas lenguas dicen que existía de parte del teatro de Barba cierto “desprecio” al teatro latinoamericano, y por eso, ellos que son tan buenos vinieron a enseñar cómo hacerlo… no sería la primera vez que esto sucede. Pero hay que darle algo de crédito, de todas formas, al señor de la barba.
Ya le dolían las piernas, pensó en un mate caliente con facturas de dulce de leche y decidió dar una última vuelta antes de irse… se dio cuenta que “Contemporáneo” era una palabra tan grande como el Salar de Uyuni, aunque probablemente más colorido, desnivelado y sabroso. Leyó las etiquetas como quien busca una mermelada de arándanos en un hiper mercado multinacional de origen francés: teatros independientes, teatro popular, teatro comunitario, teatro con escenario “a la italiana”, teatro pedagógico, de transformación social, de elite, de calle, de vecinos… la diversidad echó raíces ahí donde había para sembrar. Una gran cantidad de teatreros que pertenecieron al movimiento del teatro independiente tomaron las riendas de nuevas propuestas, y así el abanico se abrió. La Plata se convirtió en escenario de múltiples experiencias en donde el actor, el espectador y el espacio mutan constantemente, adquiriendo distintas significaciones cada vez.
Se le dibujó una sonrisa pensando que todo lo que existe hoy tuvo su origen en un determinado momento histórico que fue crucial, único, irrepetible; pero también contingente y pasajero. Las huellas de sus pensamientos la llevaron a la puerta de salida, estaba oscureciendo y soplaba un viento otoñal; junto con un montón de hojas secas voló hacia sus pies un panfleto multicolor, La Culturosa lo levantó y lo leyó. Pensó que no hubiera encontrado, para esa noche, un plan mejor.
Fuente: http://sites.google.com/site/laculturosa/ver-ms-36
No hay comentarios.:
Publicar un comentario