martes, 21 de junio de 2011

¿Y cómo sé que no fuiste vos?

LA CULTUROSA - Revista virtual de Cine, Teatro y Artes Visuales de La Plata

TEATRO EN LA LECHUZA

El pasado domingo se presentó “Desconfío” dirigida por el director platense Javier Pastorino. Paranoicos, abstenerse.

Un hombre y una mujer se despiertan desnudos en una habitación desconocida para ambos. Sólo se acuerdan que se conocieron el día anterior en un boliche, no saben por qué hay una libreta de matrimonio en donde figuran sus nombres como recién casados. ¿Cómo puede haber sucedido eso? Miradas recelosas comienzan a deslizarse, sospechas, secuestros, extorsiones… hipótesis, prueba y error. No hay salida, los dos se declaran inocentes y se reconocen víctimas de una siniestra broma de alguien que les deja notitas con mensajes, y firma “Cupido”. La puerta está cerrada y no tienen la llave, punto de partida para el inicio (o el final) de algo latente.

El escenario ayuda al encierro y la asfixia: una pequeña mesita con dos sillas y una cama maltrecha; después preparan un mate en la cocina que no se ve, lo que invita al espectador a imaginarse una casita en donde perfectamente dos recién casados están empezando su vida juntos. Pero esa no es la realidad, es una ficción que alguien, o algo, está pensando para ellos. ¿Qué hacer, entonces, frente a esta situación? La habitación pequeña se transforma en una playa paradisíaca desierta, en donde un hombre y una mujer están completamente solos… el resto, queda a la libre imaginación. Es aquí en donde la obra no innova, sigue con el desarrollo de situaciones que necesariamente todos pensamos que pueden suceder…

En casi una hora de función, los climas llegan forzosamente a la tibieza, mientras el espectador en la butaca espera una explosión, solo hay pequeños destellos predecibles. Las actuaciones, también tibias, no logran desacartonarse y un público afilado hasta podría detectar los momentos exactos en los que Laura (Virginia Villarruel) y Agustín (Manuel Ferrando) se relajan y se tensionan, no como protagonistas, sino como actores, lo que le quita credibilidad a la situación teatral. La desconfianza parecería ser el tema de la obra; ronda implícito en los parlamentos que tejen diálogos donde aflora la posible traición y abuso de alguno de los dos por sobre el otro.

Las innovaciones “temporales” que introduce la obra ¿quieren generar un efecto? Utilizando un mecanismo de apagado de luches y sonido se van generando cortes en momentos específicos del relato con el fin de producir efectos temporales, principalmente el paso del tiempo. Pero también el director incluye otro sistema de alteración temporal, que es el de repetir tres veces determinadas conversaciones entre los protagonistas. En algunos casos cambiando los parlamentos entre los personajes (lo que podría interpretarse como un juego de apertura de diversas posibilidades en torno a la historia), pero en otros casos no, simplemente los personajes repiten el parlamento tres veces, de forma idéntica. Un recurso poco claro en su funcionalidad dentro de la historia.

El final puede resultar, para algunos, inesperado; sin embargo lo inesperado no siempre significa lo mejor en un relato teatral. En un ondulante terreno de atisbos de humor, tibia desesperación e incipiente asfixia, el apagón de luces final es como un signo de interrogación. Una propuesta que parecería poder potenciarse en giros de la historia que le den otros matices y en un trabajo actoral más cuidado.

Desconfío

Actuaciones: Manuel Ferrando- Virginia Villarruel; texto y dirección: Javier Pastorino; técnica: Santiago Pastorino; diseño gráfico: Belén Sánchez.

Fuente: http://sites.google.com/site/laculturosa/ver-ms-47

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

  Balance de teatro 2024 En un año con fuerte retracción del consumo y un ataque inusitado al campo de la cultura, la caída de la actividad ...