NOTA DE TAPA
Violinista de la orquesta del Teatro Argentino y de la Sinfónica de Berisso, la formación académica y clásica de la platense Noelia Cobos no impide que su figura de modelo aparezca en la tele asociada al teatro de revistas. Aquí, un sobrevuelo por la vida de esta chica que, descubierta por Jorge Ginzburg hace unos años y captada ahora por el universo Tinelli, sueña con ser algún día la Vanessa Mae argentina
Es difícil que pase desapercibida. La cabellera oxigenada y esa silueta con medidas propias de calendario hot, la convierten en una suerte de Barbie pulposa y en estado sensual. Elegida hace seis años por Jorge Guinzburg para hacer teatro de revista, tentada una y más veces por la revista "Playboy", ex vedette de Cherutti, actual mucama sexy en "La Cocina del Show" y cara bonita del universo Tinelli, su historia resulta algo curiosa cuando es ella quien, distendida y sin poses para la cámara, se pone a identificar algunas de sus pasiones.
"Siempre escuché música de todo tipo -dice-, desde chica. Por eso me cuesta bastante elegir un solo género. Mi formación es clásica pero no es mi mayor pasión. No sé, cuando estoy con el violín siento que lo mejor que puedo tocar es algo de Piazzolla. Me conmueve. A lo mejor me fascina tanto por mis propias limitaciones: soy muy académica. Tengo una formación más bien clásica y me cuesta demasiado improvisar". Noelia Cobos habla pausado y con cierta armonía, pero lo que cuenta no coincide con ese aspecto de femme fatale que, sea por preconcepto o simple lógica de la asociación, la acerca más al mundo de las pasarelas que al de los conciertos o ensambles de cuerdas. A ella, modelo publicitaria y violinista de la orquesta camerata del Teatro Argentino y de la sinfónica de Berisso, poco le importa: "Soy consciente de lo que genero con mi cuerpo y no me molesta que me encasillen -aclara, y lo hace como si lanzara de golpe una advertencia-. Yo sé mejor que nadie quién soy".
Son las ocho de la noche en un bar del centro platense y Noelia habla con el cansancio de un día que no termina más. Acaba de grabar unos separadores para su programa de televisión -una de las tantas actividades a las que alcanza su rutina polifacética- y luce un maquillaje a prueba de luces que le hacen los ojos todavía más profundos y celestes. Unas calzas brillosas y una blusa escotada hacen que, detrás del vidrio del bar, sobre la vereda otoñal, algunos curiosos detengan el paso y se queden durante un buen rato mirando a esa rubia a la que los reflectores y las cámaras apuntan.
La ecuación se repite: es difícil que Noelia Cobos pase desapercibida. Nacida en La Plata, alumna de la Escuela 19 primero y de la Media 13 después, Noelia dejó de decir su edad cuando cumplió los 20. La coquetería, sin embargo, no impide que se le ilumine la cara cuando habla de su hija Bianca, de 5 años. "Ella hizo que empezara a cuidar un poco más con la imagen -cuenta-. Lo que ocurrió es que se fue dando todo muy rápido. Yo tocaba el violin desde los nueve años y era una simple violinista del Argentino, nada más. Pero en el 2005, mientras hacía algunos trabajos de promotora, me vio Jorge Guinzburg y me llevo a hacer teatro de revista a Carlos Paz. Ahí empezó todo. En el 2007 aparecí en televisión con Gianola pero a medida que fue creciendo Bianca intenté cuidar un poco más la imagen. Me ofrecieron varias veces hacer producciones para Playboy Argentina pero hasta
ahora nunca acepté. Tal vez algún día diga que sí, pero por ahora prefiero que mi hija y mi familia no me vean en ese tipo de fotos". Noelia sonríe, algo cansada.
Por un momento parece que se le cierran los ojos y ni se inmuta cuando descubre casi al pasar que, detrás del vidrio, en la vereda, algunos hombres detienen el paso sólo para mirarla y, tras cerciorarse de sus curvas de almanaque, detenerse por un instante en sus rasgos: la nariz espigada, los pómulos marcados y angulosos en las mejillas, las cejas arqueadas. A esa hora ella parece estar un poco más allá. Y el cansancio, su cansancio, es casi lógico: ese día, como todos los días, ensayó tres horas de violín y fue y vino con su hija Bianca antes de acordar la hora y el lugar de filmación de su programa local. Y esa semana, como todas las semanas, fue y vino a capital federal para participar en las filmaciones de "Bailando por un Sueño" y ser, además, una de las protagonistas de "La Cocina del Show", uno de los programas satélites en el planeta Tinelli donde, desde hace ya varios sábados, ella encarna el papel de una mucama sexy.
"A veces pienso que son demasiadas cosas -larga, risueña y un tanto despreocupada-. Me gusta hacer desfiles, programas de televisión, gráfica. Me divierte todo ese mundo de la farándula y el espectáculo, pero cada vez me voy dando cuenta de que mi verdadero cable a tierra es la música. Ojo: yo me siento segura con todo lo que hago. Pero mi verdadera pasión es el violín. No sé, me encantaría poder ser como Vanessa Mae. No creo que en Argentina haya una violinista de ese tipo, y me parece que, por mi ductilidad y mi imagen, yo puedo tranquilamente ocupar ese rol. Todo lo que hace me encanta. Es un referente y sería un sueño cumplido que algún día me reconozcan como la reconocen a ella". El espejo donde decide mirarse Noelia no es poca cosa. Su referente, esa chica nacida en Singapur pero criada en Londres, hace tiempo que revoluciona con su violín eléctrico y transparante la música clásica, el acid jazz y el pop. Vanessa Mae ha incursionado en diversos generos, estilos y escenarios y ahora, incluso, hasta dice que sueña con representar a Tailandia en la modalidad esquí alpino de los próximos juegos olímpicos. "Es un monstruo -se entusiasma Noelia-. Y en algún punto me identifico con su estilo porque ella rompió esa imagen tradicional que se tenía de los violinistas. Demostró que se puede ser otra cosa, algo más jugado".
La ecuación se repite y se vuelve lugar común: es difícil que Noelia pase desapercibida y resulta curioso, además, verla en su imagen de vedette pulposa pero hablando de violines y orquestas de cuerdas. "Es un prejuicio al que ya me acostumbré -se despacha-. No me sorprende para nada. Me acuerdo que Jorge Guinzburg, cuando se enteró que yo tocaba el violín, me lo dijo clarito: `vos con ese cuerpo no podés ser violinista.
Las violinistas son todas gordas, feas y de anteojos'. Son prejuicios y hay que tomarlos como tal, pero la verdad es que muchos se sorprenden cuando se enteran que además de modelar o trabajar en tele, también toco el violín en el Teatro Argentino". En realidad Noelia genera cierto asombro en los dos mundos donde se mueve: en el teatro de revistas llama la atención que toque el violín o que sepa de memoria la partitura del Ave María de Schubert, pero en los ensayos del Argentino o de la sinfónica de Berisso, cotidianos y casi naturales, también sorprende que esa chica rubia y llamativa sea chica de las pasarelas o el universo Tinelli.
"A algunos les puede resultar raro porque piensan que son mundos muy diferentes y que no pueden relacionarse -razona ella, alegre-. Puede ser que sean algo distintos, porque hasta me ha pasado que vedettes o modelos que trabajan conmigo no sepan lo que es un violín. Pero bueno, yo que conozco bien esos dos mundos te puedo asegurar que en el fondo son parte de la misma cosa. Son distintos pero parecidos. Tanto en el teatro de revistas como en el estudio de instrumentos clásicos hay una competencia feroz y mucha hipocresía. Un escenario puede ser más culto que el otro, pero los celos que hay debajo son iguales en todas partes".
Se queda callada y parece recordar algo. Sonríe. El día laboral termina y Noelia Cobos deja por un instante la vista en la ventana. A esa hora la calle está vacía y adentro, en el bar, las luces de los reflectores que antes la alumbraban ya se apagaron. "Me gusta pensar que para algunos puedo ser un bicho raro -suelta de pronto, zumbona-.
Ser modelo y violinista, piensan muchos, son cosas que resultan incompatibles. A mí me causa gracia. No sólo soy eso: también conduzco un programa de televisión y soy, antes que nada, una madre. Es raro, pero cuando pienso en mi hija siento que ni loca la llevaría a hacer un casting o la metería en el mundo de la tele. Será porque conozco bien el mundillo. O será porque yo también, pese a todo, tengo mis prejuicios".
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20110626/quien-es-esa-chica-revistadomingo0.htm
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