03.06.2011 | El director Javier Daulte cuenta cómo el malestar toma la palabra
Bajo el temor de que al nombrarlo aparece, la frondosa imaginación del hombre buscó tantas formas como le fue posible para señalar ese momento en el que se corre el velo. Desde el vulgar "le saltó la térmica" hasta "El Punto Popeye", un neologismo utilizado por los gerentes de Recursos Humanos para señalar el instante en que la persona se quiebra, todos admiten que hay algo agazapado detrás del límite. Aunque nadie quiera enfrentarse cara a cara con sus demonios. Pero basta una pregunta, ¿qué sucedería si tocan a tus hijos?
Desde esa premisa parte la obra de teatro Un Dios salvaje, que se presentará mañana a las 21.30 en el teatro Coliseo Podestá (10 entre 46 y 47). La historia comienza cuando dos matrimonios civilizados se reúnen para resolver un incidente protagonizado por sus hijos pequeños donde uno le bajó dos dientes al otro en una pelea en la plaza.
A tres años del estreno, el guionista, dramaturgo y director Javier Daulte se sincera: "lo que realmente me impactó cuando leí el guión por primera vez fue que un personaje vomitara en el medio de la obra. Me resultó cautivante y me hizo entender que pasaba algo más en la obra que lo que había leído. Cuando llegué a ese punto tuve que hacer una relectura para ver de qué se trataba en realidad. Ese hecho tan bestial y literal para mí resumía el conflicto y me estaba hablando de un malestar impensable presente en todo. En los primeros ensayos le decía a los actores que teníamos que encarar la obra de forma tal que cuando el personaje de Flores vomitara quedara en claro que no es el personaje sino la obra."
A medida que avanza, el malestar todo lo deglute, hasta al moderno living en donde la pareja "juega a las visitas", diseñado asombrosamente por la escenógrafa Alicia Leloutre para que acompañe la mutación de los protagonistas encarnados por Gabriel Goity, Florencia Peña, Fernan Mirás y María Onetto. Según Daulte, el desafío estuvo en encontrar un tono de actuación acorde al arco de la obra: "la violencia atraviesa a los personajes y las palabras tratan de ordenar esa violencia, tratan de orientarla hacia factores de racionalidad.
Pero, en realidad, lo que surge es netamente animal y no admite ningún freno de la razón. Porque el planteo es simple: ¿qué harías si te tocan a tu hijo?, o mejor dicho, ¿qué no harías? Lo que sucede no es un propósito de los personajes, la situación inicial es civilizada: dos matrimonios que se juntan para dirimir la cuestión en términos adultos y civilizados. Sin embargo, no tarda en salir a la luz y explotar de la forma terrible la naturaleza de cada uno. La ruptura es inofensiva porque se trata de una comedia. Al final, nadie muere."
El texto de la autora francesa Yasmina Reza, que en manos de Roman Polanski promete ser una comedia negra, en la obra de Daulte aparece con la brutalidad de lo cotidiano. Ese tipo de situaciones de las que uno es testigo en la puerta del colegio de los chicos rodeado de otros seres que se dicen "padres".
Según el director, "la obra nos muestra que toda nuestra civilidad, en un punto, es producto de la costumbre y no tiene otro fin que intentar domesticar a la bestia, ese dios salvaje al que alude el título. Siendo literales, la traducción sería ‘Dios de la Masacre’, porque la autora referencia a los hechos históricos donde el ser humano se conmueve y al mismo tiempo es protagonista de masacres terribles.” De fondo, la autora comparte con todos una sospecha: que el ser humano no es pacífico y en realidad está cubierto por un barniz siempre a punto de estallar.
Aunque suene exagerado la universalidad de esa afirmación, es confirmada en la experiencia de Daulte –quien además de dirigir la versión local, hizo lo propio en la mexicana–. "Cuando fui a dirigir la versión mexicana no conocía la sociedad y enseguida al ponerme en contacto nos entendimos enseguida. La columna vertebral de la obra genera los mismos niveles de identificación acá que allá." Será entonces que sí ante ese Dios que nos gobierna somos todos iguales.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-142159-medios-122-De-nuestras-pequenas-y-cotidianas-muertes.html
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