Soldadores del taller de herrería, peluqueras, carpinteros, sastres y artistas plásticos son todos los que crean la puesta en escena
A poco más de veinticinco metros bajo el nivel de calle se encuentra el cuarto subsuelo del Teatro Argentino. En ese lugar aislado del bullicio de la ciudad se van forjando, con un trabajo firme y constante, todos y cada uno de los espectáculos del teatro. Son los talleres de montaje de escenografías; de construcciones escénicas, de utilería y esculturas, de efectos especiales y herrería.
Juan Garmendia, uno de los coordinadores técnicos del Teatro Argentino, explicó a este diario que el trabajo inicia cuando el escenógrafo trae los bocetos. Después de pasar por la oficina técnica, se hace una reunión con todos los jefes de las secciones y se distribuye el trabajo. La segunda etapa es la conformación de un “despiece” que identifique todo aquello que se necesita y, a partir de ahí, se dividen las tareas, y los talleres empiezan a producir.
Los talleres que primero comienzan son carpintería y herrería, estos están encargados de armar el montaje principal. Una vez terminado, lo elaborado pasa a escenografía para ser pintado, o a la sección de esculturas si hay que hacer relieves. Cuando está todo listo, las escenografías son subidas en el montacargas y son ensambladas en el escenario. Garmendia supervisa cada una de las etapas y se encarga de que cada parte llegue en tiempo y forma, “mi trabajo empieza cuando llega el escenógrafo a traer los papeles y termina en el ensayo general”, afirmó.
En el taller de escenografía, que también funciona en el cuarto subsuelo, se realiza la terminación pictórica, trabajan unas dieciocho personas, entre las que se encuentran artistas plásticos, estudiantes y egresados de Bellas Artes y arquitectos. Los talleres están comunicados por grandes portones corredizos donde pasan las escenografías que van a ser pintadas. Todo esto, una vez terminado, es subido al montacargas para ser ensambaldo en el escenario de la sala Alberto Ginastera.
El moldeado en plástico, que se realiza en el taller de escultura, es utilizado para el frente de estructuras y simulan texturas de ladrillos, cascos y escudos, entre otros artefactos. El personal de herrería no sólo se encarga de realizar todas las estructuras metálicas, sino también de supervisar los efectos especiales de agua y de humo.
En este momento están trabajando en tres obras: Espartaco y La bella durmiente del bosque de Tchaikovsky, ballets que fueron presentados el año pasado; y en el estreno, para mayo, de Madame Butterfly de Puccini. La ópera, que les demanda un esfuerzo igual o mayor, inició en marzo con Eugene Onegin, también de Tchaikovsky.
El teatro es una escuela donde se aprende un oficio
El teatro, en su cotidianeidad, se volvió una escuela para muchos de los profesionales que trabajan día a día. Juan Garmendia empezó cargando bultos y trabajando en limpieza; hoy es uno de los coordinadores de los talleres técnicos. “Hay cosas que no se enseñan en otro lado, sólo se aprenden acá. Muchos profesionales que vienen de la facultad y desarrollan sus tareas en óptimas condiciones, sin embargo, dentro del teatro no dejan de aprender”, contó a Hoy Juan Garmendia.
En el mismo sentido, Fabiana Yalet, jefa interina de Sastrería, explicó que cada prenda que se realiza está hecha a medida. A diferencia de otros teatros, no hay trajes estándar, las terminaciones están ciudadas, los detalles son tenidos en cuenta y, por sobre todo, las terminaciones son hechas a mano. El trabajo que se realiza es un completamente artesanal, reconocido en más de una oportunidad por vestuarisas internacionales. “Hace unos años, muchas de las costureras comenzaron a jubilarse y tuvimos que renovar todo el staff. Muchas vinieron sabiendo coser, bordar, pero lo que se aprende dentro del teatro no se aprende en otro lado”.
Con los zapatos pasa algo parecido, la realización del calzado es artesanal, “no son hechos en serie, sino que son elaborados a medida para cada persona del elenco” contó Garmendia y agregó: “Un zapato romano no se encuentra en ninguna tienda y por esa razón se confeccionan íntegramente acá”.
De Argentina a todo el mundo
Una vez que las obras concluyen, las escenografías son archivadas en los depósitos, donde quedan a la espera de volver a ser utilizadas en el caso de una nueva puesta en escena, como ocurrió con Espartaco. Muchas de ellas también son enviadas a otros teatros en distintas partes del mundo. La condición necesaria para que esto sea posible es que las dimensiones del teatro receptor sean acordes al tamaño de las estructuras. Así, parte de la escenografía de la ópera Francesca Da Rimini se irá para Montecarlo.
Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-133490
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