sábado, 26 de febrero de 2011

El oficio de recordar

Cine rioplatense

26.02.2011 | El grupo de artistas audiovisuales regionales, Río Cine, se aventura en el terreno virgen de la TV Digital

Acostumbrados a meterse en el barro, el Río Cine logró a través de cuatro años de realización sacar en limpio una forma de ejercer la realización cinematográfica y entender el género documental sin dejarse atrapar por las corrientes. Porque los cortos son cortos pero no en el sentido tradicional y son documentales no como los que conocemos. Lejos de aguas conocidas, los artistas de este colectivo prefieren pararse en la orilla y ver en cuántos cauces distintos se ramifican esa masa gran masa de agua.

El director de Los barcos encallan (2007), Túneles en el Río (2009) y La casa del Albañil (2010), Igor Galuk, el productor general Lucas Concia y la directora de Viñateros al Río, Paula Asprella intentarán resumir la historia de un proyecto en el que están embarcados desde el 2007 y que tiene un tema claro pero también una opinión formada sobre su propio oficio. Es Igor el que narra cuatro años de trabajo: “arrancamos motivados por una insatisfacción, se podría decir, con lo que estaba produciendo el cine nacional en ese momento. Estaba en la cresta de la ola lo que se dio a llamar el Nuevo Cine Argentino y el auge de las historias urbanas por lo general en el conurbano que sucedían en ambientes cerrados, oscuros, del tipo Pizza, Birra y Faso o Bolivia por dar sólo algunos ejemplos. Nosotros no nos identificábamos con esa necesidad de representar la oscuridad y la violencia porque no era parte de nuestra cotidianeidad acá en La Plata, Berisso y Ensenada. Producto de ese diagnóstico, se nos ocurrió que era hora de salir a espacios naturales, recuperar el río como espacio pero también como un postulado para hacer cine. Comenzamos con Los barcos se encallan nuestro primer cortometraje de orden ensayístico y la primera aproximación a lo que luego llamamos la cinematográfico rioplatense. Ese fue nuestro gran disparador sobre el camino a seguir pero para nosotros como grupo también. Hasta ese entonces no estábamos incluidos en un circuito cinematográfico pero a partir de ese corto comenzamos a participar del circuito de festivales que en la Argentina que en total son ‘80. Eso nos hizo entender que lo que comenzó como una experiencia aislada, tenía correlatos en otros lugares como Misiones, Mendoza, Neuquén, Jujuy, Cippolleti. Si bien Los barcos se encallan no es una obra maestra más bien una primera aproximación, nos permitió en ese reconocimiento y recepción con el público, entender que era un camino a profundizar."

A Los Barcos encallan le sucedieron Los Túneles en el Río, Los Viñeteros del Río y La Casa del Albañil todos ellos aunados por el río como temática pero con el foco puesto en los oficios que se desarrollan en la región y cómo los mismos definen la vida de los protagonistas. Observación que se trasladó a su propio hacer, cuenta Lucas que “en su momento el cortometraje no tiene una salida social muy fuerte, ahora hay más espacios de difusión. Supuestamente el espacio de la cola del cine esta destinado al corto y no es así. Por otro lado la vorágine actual que impulsa a que todo sea más rápido, modifica también nuestros modos de narrar y contar una historia. Ahora se puede contar una historia sin tener que llegar al desarrollo de tres horas. Se ha llegado a una síntesis no sólo es para el realizador sino también el público. Síntesis cada vez más profundas y más rápidas”.

En ese sentido Gulak profundiza “es vital en nuestra producción que tomamos el cortometraje no como una prueba para llegar a otra cosa sino como formato en sí mismo. Y creo que eso se debe a un cambio generacional, en los últimos tiempos ya es una obra artística con su propio fin, con su propio lenguaje y estética. Acompañado por la toma de la herramienta producto de la revolución digital. Tanto en el sentido económico como financiero llegar al fílmico era imposible y la capacidad de gastar material era nula entonces los trabajos quedaban a medio camino. Ahora se puede producir con bajo presupuesto y alta calidad casi con cualquier cámara”.

Como si una cosa llevara a la otra cuando el tema y el formato decantaron por peso propio empezó a surgir una estética que no tiene nada que ver con los preconceptos sobre el tema sino con ver el valor que los propios protagonistas le dan a la representación de sí mismos, como querían ser vistos. Según Igor “hay una mirada macro que tiene que ver con una puesta de cámara, un tratamiento de color, del ritmo, del espacio, una estética Río Cine, un modo de ver se contexto social. Cuando nos acercamos con el equipo a ese espacio por primera vez vivimos el entusiasmo y la alegría de redescubriendo nuestras propias culturas olvidadas. Y eso se volvió constitutivo de nuestra estética, intentamos siempre abordar el tema desde la alegría del encuentro. No aportamos en nada a la revalorización de estos oficios si los mostramos de forma triste y oscura; visibilizarlos de esa manera esa también una forma de condena”.

A la hora de mostrar el material en La Plata, Berisso y Ensenada el público se mostró sorprendido al darse cuenta que más allá de los límites del casco urbano existe otra vida. Cuenta Lucas que la reacción del público “es muy interesante, empiezan a avizorar la cercanía y es un descubrimiento que ellos pueden también ir a esos lugares. No pueden creer que el río, el monte sea acá, a diez minutos. Y además nos dimos cuenta que nos convertimos en divulgadores de trabajos que no son los frecuentes o no se tienen en cuenta porque no son visibles dentro del casco urbano. Para nosotros lo particular de su tarea es la gran historia”.

Olvidados del río

Además de guiarlos el río también les deparó sorpresas y Río Cine fue uno de los ganadores del concurso de Series de Documental impulsados por el INCAA (Instituto de Artes Audiovisuales) y el Ministerio de Planificación Federal en busca de generar contenidos ante el inminente lanzamiento de la TV Digital en el mes de junio. Es por esto que el equipo está movilizado al borde de comenzar el rodaje durante los meses de marzo y abril en la costa rioplatense de Argentina y Uruguay que luego se verá en 8 capítulos de 26 minutos cada uno. Para ellos cada uno de los capítulos equivale a los trabajos que vienen realizando con la diferencia que cada uno de ellos fue rodado en un año y estos deberán estar en cuatro meses. Igor aclara que a pesar de los tiempos “y más allá que estemos pensando en contenidos para televisión la mirada no dejará de ser cinematográfica porque por eso nos llamaron y nos premiaron”.

Olvidados del río narra la historia de vida y trabajo de un puñado de familias e individuos que viven en el borde de la costa y los montes ribereños y desarrollan tareas en vinculadas al junco, el mimbre, la pesca, las viñas, la caña, la arcilla, entre otras actividades.

El compromiso asumido para el productor Lucas Concia también es una tranquilidad “es la primera vez que vamos a hacer una producción con un fuerte apoyo institucional. Siempre trabajamos con dos pesos y gracias a la capacidad profesional del grupo humano. Es cierto que la apuesta en este proyecto es grande pero también nos motiva a hacer un poco más y por ejemplo, registrar la música regional. Todos esos artistas que fuimos descubriendo y encontraremos en cada lugar como se ve en Viñeteros pero que nunca han grabado hasta el momento. La idea que el material que hagamos va a llegar a todos los canales a nivel nacional es increíble. Pasamos del circuito de los Festivales a estar al alcance de todos a través del Banco de Contenidos Digital”.

Olvidados del río, es una producción de la Cooperativa Panorama y cuenta con el apoyo de Riocine, la Facultad de Bellas Artes, el Centro de Producción Audiovisual de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, el canal televisivo de la UNLP, la colaboración de Bafilm y la Municipalidad de Berisso, entre otros municipios.

Abrir las aguas

Según la directora Paula Asprella lo interesante de la propuesta es que se encuentran nadando en aguas vírgenes para “el INCAA es la primera vez que va a hacer televisión por el sistema de cine y para nosotros es la primera vez con el INCAA. Pero nuestra cabeza está en hacer cine y en ese marco todo lo que no funcione, no salga bien, igual está buenísimo porque somos pioneros y estamos haciendo camino”.

Incluso los envalentona y como dice Lucas los hace protagonista de una revolución “como los que pasaron de la tele blanco y negro al color, nosotros sentimos el vértigo del pasaje a la tele digital. Estamos participando de algo que va a cambiar lo que la gente ve día a día y eso es muy importante”. Porque en definitiva más allá del cine de eso se trata Río Cine comenzar a revolucionar el campo cultural desde sus formatos, temas e ideas.

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-127942-medios-122-El-oficio-de-recordar.html

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