Entrevista con Natalia Smirnoff
11.02.2011 | Cine móvil. A las 20, en el Museo Almafuerte (66 e/ 5 y 6). Se proyecta: Rompecabezas. Dirección: Natalia Smirnoff. Con María Onetto y Gabriel Goity. Gratis.
No por nada la directora eligió la calma de un bario apacible para hablar de las corrientes que arrastran a las personas a los lugares más auténticos. Porque para rodar esta película, Natalia tuvo que resolver su propio rompecabezas de años de trabajo en cine asistiendo a Lucrecia Martel, un breve paso por el periodismo y una carrera universitaria inconclusa para darse cuenta que ese era su juego: unir las piezas que componen la vida de una persona en apariencia insignificante.
Rompecabezas, protagonizada por María Onetto, Gabriel Goity y Arturo Goetz cuenta la historia de una ama de casa de 50 años que vive junto a su marido en un suburbio del conurbano bonaerense y tras la partida de sus hijos del hogar se encuentra sin rumbo. En busca de un pasatiempo para paliar el vacío, la mujer comienza a armar un rompecabezas que le dieron como regalo de su cumpleaños y se da cuenta que tiene un don. Al mismo tiempo, conoce en un almacén de juegos a un millonario de 60 años que aspira a participar en el torneo mundial de rompecabezas en Alemania y le propone conformar una dupla. Esta relación hará tambalear el universo conocido por la mujer.
A nueve meses de su estreno, la directora cree que más allá de la trama, el tema de la película es “de alguna manera un viaje. La película cuenta la aventura de una persona que va de un lugar a otro pero se trata de un lugar interior. Siempre quise que fuera lo más introspectiva que las herramientas del cine permiten y al verla me da mucha alegría pensar que ese camino se concretó. Obviamente que las películas cuando son largas y complejas tienen millones de temas circundantes, pero de todas las cosas ese camino de conocimiento más profundo, la búsqueda de la sabiduría, es para mí el tema”.
En su ópera prima Smirnoff evade cierta tendencia a referenciarse en un relato generacional para abordar una temática que la obliga a pensarse a futuro. Cuenta Natalia que a la hora de escribir el guión tenía sólo 32 años y para hablar como una mujer de cincuenta “basé el relato en mi mirada como hija yéndome y la reacción de mis padres frente a eso. Me resultan súper interesantes dramáticamente las mujeres de cincuenta años porque adquieren una sabiduría que yo todavía no tengo y admiro. Al no ser una Juana de Arco, hay un grado de sutileza que te da grises y matices pequeños pero de expresión muy interesantes. Es difícil prepararse para envejecer más porque vivimos en una época de exaltación ridícula de la juventud. Para mí los veinti fueron una época horrorosa, por eso no lo puedo entender y creo que si uno tiene la suerte de llegar a grande necesita conseguir cierta sabiduría y encontrar el modo de conseguirla”.
A pesar de la edad, Natalia se reconoce en el personaje de María del Carmen en la necesidad de aventurarse para hacer valer su don. Salto que la directora dio al emprender esta película. Smirnoff cuenta que “hace como quince años atrás, Lucrecia me dijo: ‘muy bien que seas ayudante y que hagas este trabajo, pero no pierdas la capacidad de saltar al vacío’ y me llevó tiempo llegar a eso. A lo que ella se refería es que es muy claro cuando tenés algo para decir y eso exige un protagonismo y un lugar de decisión muy complejo de asumir. Además hay que hacerlo con el único fin de contar una historia, no con el afán de mostrarse. Aunque me resulta muy difícil decir cuál es mi don en el cine, pienso que es mirar con cierta humanidad a las personas. Mi foco está puesto en los vínculos y la potencia de esos universos de personajes aparentemente sencillos que se revelan. No es que muestro estados o una atmósfera, sino que trato de contar una trama convencional con ese grado de atención en las personas”.
Y si algo sabe Natalia Smirnoff después de años de ser directora de casting es encontrar los actores dispuestos a entregarse a los lugares riesgosos y ser arrastrados por la corriente.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-125991-medios-122-Me-interesa-la-potencia-de-los-personajes-mas-sencillos.html
11.02.2011 | Cine móvil. A las 20, en el Museo Almafuerte (66 e/ 5 y 6). Se proyecta: Rompecabezas. Dirección: Natalia Smirnoff. Con María Onetto y Gabriel Goity. Gratis.
No por nada la directora eligió la calma de un bario apacible para hablar de las corrientes que arrastran a las personas a los lugares más auténticos. Porque para rodar esta película, Natalia tuvo que resolver su propio rompecabezas de años de trabajo en cine asistiendo a Lucrecia Martel, un breve paso por el periodismo y una carrera universitaria inconclusa para darse cuenta que ese era su juego: unir las piezas que componen la vida de una persona en apariencia insignificante.
Rompecabezas, protagonizada por María Onetto, Gabriel Goity y Arturo Goetz cuenta la historia de una ama de casa de 50 años que vive junto a su marido en un suburbio del conurbano bonaerense y tras la partida de sus hijos del hogar se encuentra sin rumbo. En busca de un pasatiempo para paliar el vacío, la mujer comienza a armar un rompecabezas que le dieron como regalo de su cumpleaños y se da cuenta que tiene un don. Al mismo tiempo, conoce en un almacén de juegos a un millonario de 60 años que aspira a participar en el torneo mundial de rompecabezas en Alemania y le propone conformar una dupla. Esta relación hará tambalear el universo conocido por la mujer.
A nueve meses de su estreno, la directora cree que más allá de la trama, el tema de la película es “de alguna manera un viaje. La película cuenta la aventura de una persona que va de un lugar a otro pero se trata de un lugar interior. Siempre quise que fuera lo más introspectiva que las herramientas del cine permiten y al verla me da mucha alegría pensar que ese camino se concretó. Obviamente que las películas cuando son largas y complejas tienen millones de temas circundantes, pero de todas las cosas ese camino de conocimiento más profundo, la búsqueda de la sabiduría, es para mí el tema”.
En su ópera prima Smirnoff evade cierta tendencia a referenciarse en un relato generacional para abordar una temática que la obliga a pensarse a futuro. Cuenta Natalia que a la hora de escribir el guión tenía sólo 32 años y para hablar como una mujer de cincuenta “basé el relato en mi mirada como hija yéndome y la reacción de mis padres frente a eso. Me resultan súper interesantes dramáticamente las mujeres de cincuenta años porque adquieren una sabiduría que yo todavía no tengo y admiro. Al no ser una Juana de Arco, hay un grado de sutileza que te da grises y matices pequeños pero de expresión muy interesantes. Es difícil prepararse para envejecer más porque vivimos en una época de exaltación ridícula de la juventud. Para mí los veinti fueron una época horrorosa, por eso no lo puedo entender y creo que si uno tiene la suerte de llegar a grande necesita conseguir cierta sabiduría y encontrar el modo de conseguirla”.
A pesar de la edad, Natalia se reconoce en el personaje de María del Carmen en la necesidad de aventurarse para hacer valer su don. Salto que la directora dio al emprender esta película. Smirnoff cuenta que “hace como quince años atrás, Lucrecia me dijo: ‘muy bien que seas ayudante y que hagas este trabajo, pero no pierdas la capacidad de saltar al vacío’ y me llevó tiempo llegar a eso. A lo que ella se refería es que es muy claro cuando tenés algo para decir y eso exige un protagonismo y un lugar de decisión muy complejo de asumir. Además hay que hacerlo con el único fin de contar una historia, no con el afán de mostrarse. Aunque me resulta muy difícil decir cuál es mi don en el cine, pienso que es mirar con cierta humanidad a las personas. Mi foco está puesto en los vínculos y la potencia de esos universos de personajes aparentemente sencillos que se revelan. No es que muestro estados o una atmósfera, sino que trato de contar una trama convencional con ese grado de atención en las personas”.
Y si algo sabe Natalia Smirnoff después de años de ser directora de casting es encontrar los actores dispuestos a entregarse a los lugares riesgosos y ser arrastrados por la corriente.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-125991-medios-122-Me-interesa-la-potencia-de-los-personajes-mas-sencillos.html
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