viernes, 18 de febrero de 2011

Daniel Freire en la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD)


ESPAÑA / GIJÓN

Escrito en 18 febrero 2011

Daniel Freire, el tabernero Tom de «Doctor Mateo», anima a los alumnos de la ESAD a romper con los prejuicios y «dejarse llevar»

C. JIMÉNEZ

«Prefiero un mal actor a una persona que esté sin energía sobre el escenario». El intérprete que da vida al personaje de Tom Pellegrini, el dueño de la taberna de San Martín del Sella en la televisiva serie «Doctor Mateo», Daniel Freire, aconsejó ayer a los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) que saquen a escena «el animal» que llevan dentro para poder aprovechar todas las herramientas que la formación escénica les ha dado.

El actor, que agota sus últimos días de rodaje de la quinta temporada de «Doctor Mateo» en Lastres, lamenta la situación actual del mercado laboral, que lleva al 90% de los actores a no tener un trabajo de continuidad. «En una semana termino de grabar. No sé si después me saldrá otra cosa», se confesaba ayer ante el alumnado de la ESAD, a quienes, no obstante, animó a seguir trabajando «y haciendo muchas cosas, aunque molesten».

«Mis padres siempre vivieron apretados por el miedo de adónde me iba a llevar esta profesión», subrayó. No obstante, aquel matrimonio que no tenía claro qué futuro le depararía sobre las tablas al joven Daniel Freire puede estar orgulloso hoy de haber criado a un profesional de éxito que, pese a todo, rehúsa de cualquier galardón o reconocimiento.

Cuando todavía está reciente la gala de los «Goya», el actor argentino, que ha logrado importantes éxitos en la pequeña pantalla con series como «Motivos personales», «Ana y los 7» o «MIR», criticó la obsesión de algunos compañeros de profesión por los premios. «A mí me parecen una tontería, una frivolidad y una injusticia. Una estatuilla puede resultar una caricia en un primer momento, pero no dice nada, ni siquiera que seas el mejor». A su juicio, quienes construyen el gremio son todas aquellas personas que ni siquiera acceden a una película con posibilidad de obtener un premio, pero que continúan trabajando igualmente. «El resto son figuras intercambiables», arguyó el actor.

En cuanto a la construcción de su personaje en «Doctor Mateo» confirmó que su característica voz ronca surgió de un ejercicio de relajación de las cuerdas vocales. «Un actor tiene que intentar no tener prejuicios y enamorarse del personaje al que da vida. Aunque no es fácil, hay que dejarse llevar», confirmó el dueño de la taberna más famosa de San Martín del Sella. «Siempre es incómodo y más en una sociedad donde hay tantos prejuicios, pero como actores debemos ilusionarnos con nuestro trabajo, aunque a veces nos tomen como enemigos», aseguró. Y volviendo al capítulo de los premios, un tema sobre el que fue preguntado ampliamente por los alumnos de la ESAD, se lamentó de que los «Oscar» sean un reconocimiento del mercado cinematográfico al propio mercado, «que no significa que lo que se premia sea malo, pero es que los premios son siempre injustos porque en esta profesión nadie es el mejor», remarcó.

A Daniel Freire, que ha participado en proyectos cinematográficos como «Lucía y el sexo», «Sagitario», «Impulsos», «Una pasión singular», «Matar al ángel» y «El niño de barro» y que en el año 2006 la Unión de Actores le otorgó el premio al mejor actor protagonista de teatro por «Bent», no le gusta que se valore la carrera de un actor por los reconocimientos que va acumulando. «¿Qué ganamos como sociedad siendo el mejor?», se preguntó en voz alta ante los alumnos.

En cuanto a las diferencias entre uno u otro registro del actor, Freire entiende que el teatro sigue manteniéndose más como un ritual, frente al cine y la televisión que han perdido «esa mística porque el actor está menos atento». No obstante, su consejo para las nuevas generaciones de intérpretes pasa por «dejarse llevar» porque «en la actividad del actor soy más lo que hago frente a lo que quiero». Buscando símiles más cercanos para los chavales señaló que el actor de teatro debe «hacer el amor» sobre el escenario mientras que en la pequeña pantalla se puede optar «por la masturbación». «Son mundos diferentes», concluyó.

Fuente: http://www.lne.es/gijon/2011/02/17/consejos-pasar-trago/1034657.html

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