La directora Beatriz Catani encaró un texto de hace 400 años llamada Antonio y Cleopatra firmado por un tal Shakespeare. La resultante Si es amor de verdad (me dirías cuánto entonces) llega a la ciudad todos los domingos de abril y el 1° mayo a las 20 en el Teatro Princesa. (Diag. 74 N° 817 entre 3 y 4).
10.04.2012 | 10.54
Por Daniela Camezzana
Si es amor de verdad (me dirías cuánto entonces) de Beatriz Catani
Después de una intensa experiencia con Insomnio, una obra de teatro que transitó los extremos variando de espacios y formas como en asombrosa puesta non stop de las 23.30 a las 6.30 en el Teatro Argentino, la directora Beatriz Catani fue convocada para el Proyecto Clásico bajo la premisa de realizar una reescritura contemporánea de un texto de Shakespeare. Y sin embargo el contraste de la propuesta, nada menos que tomar un clásico, con su práctica precedente fue lo que terminó por capturar la atención de la directora.
Cuenta Beatriz que “de algún modo partir de un texto ajeno -de por sí algo no habitual en mi trabajo- y más si ese texto es un clásico y más aún un texto no muy frecuentado de Shakespeare, abrió para mí una posibilidad interesante. Por un lado, me permitió invitar a trabajar en la dramaturgia a Quico García, con quien teníamos hace un tiempo este deseo pero además era ideal intentarlo por fuera de un texto propio (suyo o mío). También la invitación me permitió concretar algo que hace tiempo daba vueltas en mí, la idea de trabajar con Shakespeare. De hecho en Insomnio, un capítulo refiere al Tito Andrónico, de algún modo esa era una obra más cercana, más transitada por mí, como también podía ser El Rey Lear o La Tempestad. No sé si hubiese elegido a Antonio y Cleopatra, pero a partir de la invitación la releímos con Quico y desde la primera frase arrasó toda la resistencia que podíamos tener.”
El texto que arranca con “Ah, pero esa chochez del general rebasa la medida…” sacude al lector/espectador de su silla por el registro sarcástico en relación al personaje principal de la obra pero es de un nivel de síntesis excepcional: reúne en una sola frase dos mundos el del imponente Antonio y el de su próxima decadencia. Dice Beatriz “esta perplejidad nuestra por la síntesis y hondura de sus textos continuó renovándose durante toda la obra. Al punto que leerla fue una experiencia de enorme intensidad, agotadora y enriquecedora a la vez. Realmente con Shakespeare se experimenta una sensación de solidez, de compañía, de una enorme facilitación. Sabíamos que toda vez que estuviéramos perdidos, no había más que volver a leerlo para encontrar alguna línea nueva alguna forma de volver a encauzar el trabajo. Es de una generosidad, una vastedad inconmensurable. Y eso al momento de trabajar produce una seguridad extraordinaria. Ahora más allá de toda fascinación, es evidente que no es posible trabajar con un texto sin apropiárselo, friccionar otras ideas sobre contra ese texto. La única manera como decía H. Müller es la traición o cierta forma de traición.”
Entre cuatro paredes. Muchas veces en el intento desesperado de reescribir un clásico se termina por imponerle a toda costa las propias ideas, sin embargo el camino de Catani es más largo y busca generar una relación entre el texto y desde donde se lo lee. Por eso habla de genera una fricción, “entre los acuerdos de trabajo que tenemos con Quico es central el interés por la experimentación. Plantearnos un modo de trabajo para cada material y no universalizar los procedimientos. Lo primero entonces que aparecen son preguntas en relación al material: qué significan para cada uno, cuál es el interés que tienen, los vínculos subjetivos y lo más concretos posibles que se puedan hallar, hasta que empiezan a articularse algunas ideas. En ese sentido nos fascinaba de Shakespeare en primer lugar su funcionamiento como una máquina textual, la sonoridad de sus textos (en particular en su propia lengua) su ritmo, su fluencia, la singularidad vital de toda su organización textual que va construyendo la exuberancia de sus mundos y que produce en nosotros un verdadero efecto hipnótico. Por eso el trabajo estuvo puesto en el decir, la búsqueda en nuestro idioma de sonoridades de la lengua inglesa, las distorsiones de las voces al modo de la ópera contemporánea. Con Quico creemos que hay una imposibilidad de pensar un cuerpo trágico desde la actuación contemporánea y eso nos llevó a pensar que la tragedia entonces no sucede en los cuerpos sino en la lengua.” Y en la obra Si es amor de verdad, (me dirías cuánto entonces) los actores transitan distintos dispositivos de pasaje de una lengua a otra.
Los elementos sobre los que trabaja Catani lleva la historia a mínimos elementos, por eso era fundamental generar un espacio que los contenga. Los cinco actores están encerrados en una caja de melamina diseñada por la escenógrafa Marta Dillon que funciona como delimitadora pero también como una superficie donde suceden otras cosas y abren planos. Según Beatriz “cada elemento requirió mucho esfuerzo. Fue un trabajo en muchas direcciones: con el espacio, con los textos (de lecturas y agotadoras selecciones), de escucha y visionado de películas para la selección de fragmentos de audios, de filmaciones de mujeres de barrios marginales y de militantes políticos. Hasta en cierta forma, pude actuar un poco disfrutando la grabación de algunas escenas que aparecen en off- dice Beatriz.- Pero fundamentalmente un esfuerzo de los actores porque requiere un desplazamiento de su “yo” hacia un mecanismo, ellos son parte de algo. En esta obra el actor tiene que trabajar por niveles, actuar el fragmento que le corresponde, además de estar en conexión con otro actor- fragmento, es decir poder vincularse desde los audios y a la vez requiere la mayor precisión de cada movimiento en cuanto a espacio y tiempo. Un trabajo intenso pero deslumbrante.”
Las visiones del mundo. La historia de Antonio y Cleopatra se grabó, quizás gracias al cine, como una de las grandes historias de amor pero llama poderosamente la atención como pone de manifiesto dramáticamente la pugna entre dos visiones del mundo: Oriente y Occidente. La directora lo sabe mejor que nadie y afirma que “Antonio y Cleopatra -como casi todo Shakespeare-, es una obra política. Ahora es muy compleja la cuestión de qué dice uno cuando dice que una obra de 400 años es política. Evidentemente, Antonio y Cleopatra está presentando el fin de una era y el surgimiento de otra. La Roma imperial surge de la muerte de ambos y de la caída de un personaje heroico Antonio, que encontramos ya menguando desde el inicio de la obra y el resplandor es siempre de Cleopatra. Ahora, descreo de las ideas de actualización y puesta en funcionamiento de una obra en un contexto nuevo, modernizado más bien pensamos en operaciones directas, en abrir líneas de fuga sobre el material. Por eso la idea de presentar a portadores de discursos políticos hoy. Que ellos sean los que dicen o intentan decir el mundo hoy. No nosotros, no empastadas operaciones de modernización. Para nosotros hay una duplicación, un juego especular entre esos actores devenidos parlantes y su imposibilidad de decir la tragedia en términos estéticos además de la imposibilidad de decir el mundo hoy en términos políticos.”
Sin embargo, la puesta de la obra en La Plata después de haberse presentado en el Centro Cultural Ricardo Rojas y en la VIII Edición del Festival Internacional de Buenos Aires, 2011 es una forma de plantear una posición política de cuerpo presente. Más allá de los motivos afectivos que unen a Beatriz a la ciudad, “mantenemos el Princesa con Quico como lugar de experimentación, es nuestro laboratorio de trabajo, donde hemos ido armando salas diferentes para cada uno de nuestras obras. Tomamos esta constante de producir y trabajar desde acá como una decisión política, una determinación esencial a nuestro trabajo. Porque más allá de los textos o la fuerza poética de una escena, lo político está en las decisiones que se toman en relación a los modos de producción y circulación de las obras. Las distancias, los tiempos, las afectividades que tiene la ciudad son el basamento político de nuestra producción. Por eso mostrar acá, es natural y deseado por nosotros y el grupo de trabajo”.
Ficha Técnica Si es amor...
Intérpretes: María Amelia Pena, Julieta Ranno, Paula Salomón, Juan Manuel Unzaga y Germán Retola
Vestuario: Eduardo De Crisci
Sonido: Santiago Mariarena
Videos: Marcelo Tonini
Escenografía: Margarita Dillon.
Colaboración: Margarita Becerra
Producción y Asistencia de dirección: Sebastián Pirone.
Vos en off: Beatriz Catani
Dramaturgia: Quico García
Dirección: Beatriz Catani y Quico García.
Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-177271-seccion-114&Redirect=false-Ciertas-formas-vitales-de-traicion.html
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